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lunes, 2 de enero de 2017

PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO


Propósitos para el Año Nuevo
Ofrecemos una lista de 12 propuestas que pueden ayudarte a definir tus propósitos para el año que comienza.


Por: Mauricio I. Pérez | Fuente: www.semillasparalavida.com 




Es costumbre al fenecer el año, revisar nuestra vida y plantearnos metas y propósitos para el Año Nuevo. Muchos se esfuerzan por realmente cumplir y vivir según los propósitos trazados. Otros tantos -los más- suelen quedarse en el camino. Sus buenos propósitos se quedaron tan solo en buenas intenciones. Pero alguien dice por ahí -y quizás diga bien- que de buenas intenciones, está empedrado el camino del infierno.

Los hijos de Dios debemos ser hombres y mujeres de palabra. Jesús nos enseñó a decir “Sí” cuando sea sí, y a decir “No” cuando sea no. En esta línea, es preciso al definir nuestros propósitos para el año que comienza, tomárnoslos en serio. Y hacer de ellos un verdadero compromiso.

Hay quienes optan por plantearse propósitos materiales: nuevo auto, el viaje jamás realizado, una casa más grande, un mayor sueldo. Esto está bien si es que estos objetivos no se definen como una mera meta -lo cual sería simplemente materialista- sino más bien como medios para algo más importante, como dar un mayor bienestar a la familia.

Unos más, prefieren definir propósitos que les ayuden a ser mejores personas. En esta línea, lectora, lector querido, quisiera compartir contigo una lista de 12 propósitos que pueden ayudarnos a ser sobre todo, mejores cristianos. Se trata de hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras. También de asumir ciertas actitudes y dejar de lado otras tantas.

1. Acercarnos más a Dios. Es innegable que de esto se desprende todo lo demás. Incluso el éxito al lograr cumplir con el resto de nuestros objetivos depende en gran medida de la cercanía a Dios. Pues sin Cristo, nada podemos hacer. Es importante aumentar nuestro tiempo de oración y participar de manera más consciente en los sacramentos. También bendecir siempre nuestros alimentos sea quien sea nuestro comensal.

2. Confiar más en Dios. Muchos se frustran porque Dios no les habla. ¿Quieres escuchar a Dios? Abre tu empolvada Biblia y léela. Te garantizo que si lo haces con la frecuencia debida -es decir, diario- escucharas de Dios las palabras que necesitas. No le exijas ni demandes favores, pídele todo pidiendo siempre que se haga su voluntad, pues Él sabe cuándo, cómo y en qué medida. Y al tener frente a ti las oportunidades que necesitas, acéptalas. Deja de cuestionar cada oportunidad, quedarte inmóvil y dejar de actuar. Dios te ayuda, pero necesita de tu parte. Dios te inspira, pero necesita de tu inteligencia. Dios te cuida, pero necesita tu confianza. Este año confía más en Dios, acepta lo que te envía y actúa en consecuencia.

3. Dejar de Murmurar y de ver la Paja en Ojo Ajeno. Es increíble lo rápida que es nuestra lengua para desatarse y correr cual caballo desbocado en contra de alguien más. Y lo peor es que muchas veces murmuramos en contra de alguien según nosotros en aras de la justicia divina: porque éste peca mucho, porque ésta gasta mucho dinero, porque este otro es muy sucio y descuidado, porque esta otra es una chismosa, porque este va a misa pero se pelea con todos al salir y entrar en su automóvil, porque esta otra también va a misa pero se queda dormida… La lista es inacabable. ¿Qué tal como propósito de este año dejar de murmurar y mejor mirar a nuestro interior cada vez que algo nos parece mal? Porque es un hecho irrefutable que casi siempre que nos disgusta algo que vemos que otro hace, ¡es porque en el fondo nos disguta que nosotros hacemos lo mismo! Por eso advertía Jesús que es fácil ver paja en el ojo ajeno y no la viga que se lleva en el propio. Hagámonos el propósito de que al sentir la tentación de murmurar, cerrar la boca, ver a nuestro interior y en justicia decidir qué actitud debemos nosotros mismos cambiar, qué debemos dejar de hacer o que debemos comenzar a hacer.

4. Ser Portadores de Ayuda y Generadores de Cambio. Es fácil criticar lo que no nos gusta. Pero eso rara vez sirve de algo. A lo largo de este año, hagámonos el firme propósito de que cada vez que algo nos parezca malo, pensemos cómo ayudar para corregirlo o cambiarlo y actuemos en consecuencia. Si nada podemos hacer, mejor no estorbemos. Igualmente, seamos solícitos para ayudar a todo aquél que lo necesita.

5. Dejar de Ofendernos por Todo y de Pelear contra Todos. Jesús declaró bienaventurados a los mansos, porque heredarán la tierra. La mansedumbre es una virtud que nos ayuda a dejar de lado la violencia. Cuántas personas se ofenden por la forma en que los saluda el empleado de una tienda. Cuántos más se indignan porque el mesero no los vio al pasar frente a ellos. Cuántos estallan porque el conductor de adelante no va más de prisa. Cuántos se encolerizan porque su hija no guardó el cepillo y el espejo. Y en consecuencia agreden, gritan, insultan, ofenden, se vengan, toman represalias y lo peor, ¡se amargan la vida y se la amargan a los demás! “¡¿Y cómo no me voy a enojar?!” es su típica justificación. Pero esa actitud no es digna de un hijo de Dios. Este año hagámonos el propósito de evitar pleitos y riñas. Desarrollemos mejor la virtud de la mansedumbre. Además de vivir en paz con los demás, seremos bienaventurados y heredaremos la tierra que el Señor nos tiene prometida.

6. Desarrollar la Pulcritud. Esto a muchos les cuesta trabajo. Pero es necesario reconocer que no podemos comprender el concepto de un “alma limpia” si no somos capaces de vestir una camisa limpia. El desaliño no es virtud, es por el contrario, un vicio terrible. No hay que confundir no ser vanidosos con ser sucios y desaliñados. Ir despeinados, con la ropa sucia y arrugada no es propio de un hijo de Dios. Porque nuestro cuerpo es un templo vivo del Espíritu Santo. Y ese templo debe siempre ser digno, tanto en su interior como en su exterior.

7. Ser más Laboriosos. Sobre todo a los laicos, Dios nos ha confiado el orden de la creación. Debemos trabajar para hacer del mundo que Dios nos ha regalado, uno mejor. Debemos también trabajar para crecer como personas, en talento y dignidad. Para el hijo de Dios, es inaceptable el trabajo a medias, entregado tarde o mal hecho. El hijo de Dios debe poner su sello en todas sus obras. Este año propongámonos hacer nuestro trabajo con pasión y calidad, recordando siempre cuando Dios puso en manos de Adán el Paraíso que había creado.

8. Ser Limpios de Corazón. Jesús prometió que los limpios de corazón verán a Dios. Sin embargo, los programas de TV cada vez más vulgares, las conversaciones con amigos y compañeros de trabajo cargados de palabras soeces, los chistes en doble sentido son fuertes barreras para mantener limpio el corazón. Este año que comienza, comprometámonos a mantener una diversión sana, conversaciones en la línea del respeto y un humor blanco que siempre divierte sin ofender ni contrariar a nadie más.

9. Dar Más Tiempo a Nuestra Familia. Bien que lo sabemos. Pero bien que fingimos excusas para no cumplirlo. Necesitamos trabajar mil horas extras para pagar más horas de guardería y más maestros privados y más cursos de qué se yo para que nuestros hijos estén en un lugar seguro para poder trabajar más para tener más dinero para pagar más guarderías, maestros privados y cursos mientras trabajamos más… El ridículo torbellino que termina por destruir las familias mientras alguien escala peldaños y amasa fortunas. Basta ya. Este año fijemos bien nuestras prioridades: Dios, familia y trabajo. En ese orden. El resto, Dios nos lo dará por añadidura.

10. Disfrutar más la Vida que Dios nos Da. Ya basta de quejarnos de todo. Es suficiente de encontrarle peros a todo. Es hora de dejar de encontrarle a todo su lado malo. Acepta por el contrario con gozo todo lo que Dios te da, agradécelo y alaba al Señor por su bondad.
Encuentra la mano de Dios en todo lo que tienes. Mira a cuántos más les hace falta. Alaba a Dios por cada mañana, por la frescura del agua que corre en la ducha, por el desayuno que te da energía, por el sol que te calienta. Alábalo por la taza de café que te devuelve el buen ánimo, por la galleta dulce que lo acompaña, por quien te hace compañía mientras la bebes. Disfruta al “perder el tiempo” con tus hijos, pues son una de las mayores bendiciones que Dios te ha dado. Disfruta tus ratos de enfermedad, pues te dan tiempo para leer aquél libro pendiente y hasta para acercarte más a Dios. Que este sea uno de nuestros propósitos más firmes para este año. Pues así viviremos en paz, llenos de gozo y siendo infinitamente agradecidos a nuestro Dios.

11. Bajar de Peso. ¿Y por qué no? Este casi siempre es un propósito de Año Nuevo de casi todas las personas adultas. Y curiosamente, es el propósito menos cumplido. Sin embargo, para los hijos de Dios resulta importante porque bajar de peso va más allá que una cuestión de vanidad corporal. El exceso de peso en gran parte se debe al pecado capital de la gula. Y bajo esa óptica es que los cristianos debemos afrontar esta situación. Los pecados capitales se llaman así porque de ellos se desprenden muchos más hasta poner fuertemente en riesgo la integridad de la persona. Quien come demás, desarrolla usualmente otro pecado: la pereza, manifestada en la falta de ejercicio. El exceso al comer suele acompañarse en excesos al beber. Y tras las comidas, al fumar. La cadena puede no tener fin y los riesgos para la salud corporal e innegablemente para la salud del espíritu son muchos. Hagámonos pues el propósito para este año, de declara la guerra a la gula que nos ha esclavizado. Dejar atrás este pecado y mejorar la salud del cuerpo que Dios nos ha dado.

12. Ser Portadores de la Bendición de Dios. Las personas que necesitan de la bendición de Dios no precisan de un momento de éxtasis en que Jesús o la Virgen se les manifiesten y con su mano en la frente los bendigan. Necesitan más bien de cariño, de alguien que los escuche, de alguien que los ayude, de alguien que les dé trabajo, de alguien que les dé pan. Siendo hijos de Dios, hagámonos el propósito este año de ser portadores de las bendiciones de Dios para los demás: con nuestro tiempo, con nuestra ayuda, con nuestras manos, con nuestros labios y con nuestros bienes materiales.

Deseo que esta lista te ayude a definir tus propósitos para el año que comienza. Que Dios te bendiga y sostenga con su mano providente, bendiga todos tus sueños y te ayude a alcanzar cada una de tus metas.

¡Apasiónate por Nuestra Fe!

TE DESEO UN FELIZ AÑO


Te deseo un año feliz



Al comenzar un nuevo año te deseo doce meses de crecimiento. La superación personal comienza con el conocimiento de ti mismo: tus fortalezas y tus debilidades. Sé sincero contigo mismo, no confundas lo que te gustaría ser, con lo que realmente eres. Crecer supone repetición de actos en la dirección correcta. Colabora con tu voluntad y esfuerzo. Dios ayuda al valiente.

Te deseo que este año tengas suficiente felicidad para mantenerte dulce; suficientes problemas para mantenerte fuerte; suficientes penas para mantenerte humano; suficiente esperanza para mantenerte feliz; suficientes fracasos para mantenerte humilde; suficientes éxitos para mantenerte sereno; suficientes amigos para recibir consuelo; suficientes entradas para cubrir tus necesidades; suficiente entusiasmo para enfrentar las dificultades; suficiente confianza en ti mismo para no caer en depresiones; suficiente determinación y valor para hacer que este año sea el mejor de tu vida.

Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que vas incorporando a tu vida. Uno de éstos es la actitud de formación permanente, superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondadosa bendición.


* Enviado por el P. Natalio

FELIZ AÑO 2017!!!





sábado, 31 de diciembre de 2016

TRES PALABRAS A JESÚS POR EL FIN DE AÑO


Tres palabras a Jesús por el Fin de Año
Terminamos un año y comienza uno nuevo; no olvidemos a quien se lo debemos todo

Es momento de agradecer, pedir perdón y pedir ayuda


Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net 




En estos últimos momentos del año que hoy termina aquí, Señor, vengo a ti en silencio y en recogimiento,

Para decirte: GRACIAS.
Para solicitarte: AYUDA,
Para implorarte: PERDON.

     

  ¡GRACIAS!

Señor, por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres mis hermanos, me han brindado; por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron, por esa mano oportuna que me levantó, por esos labios cuyas palabras y sonrisas me alentaron, por esos oídos que me escucharon, por ese corazón que, amistad, cariño y amor me dio.

GRACIAS, Señor, también por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y diversión que me descansaron.

GRACIAS, Señor... me cuesta trabajo decirlo... por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por la soledad, por el fallecimiento del ser querido.

Tú, lo sabes, Señor, cuan difícil fue aceptarlo; quizá estuve a punto de la desesperación pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti ¡Tú sabes lo que hiciste!

GRACIAS, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres.

Por esa fe que se tambaleó, pero que Tú nunca dejaste de fortalecer, cuantas veces encorvado bajo el peso del desánimo, me hizo caminar por el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.


AYUDA

Te he venido también a implorar para el año que está a punto de comenzar, 2017. Lo que el futuro me depara, lo desconozco, Señor. Vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir. Pero sé que Tú siempre me ayudarás.

Yo te puedo dar la espalda. Soy libre.

Tú nunca me la darás, eres fiel.

Yo sé que contaré con tu ayuda.

Tú sabes que no siempre cooperaré.

Yo sé que me tenderás la mano.

Tú sabes que no siempre la tomaré.

Por eso, hoy te pido que me ayudes a dejarme ayudar,

Que llenes mi vida de esperanza y generosidad.

No abandones la obra de tus manos, Señor...


PERDON

No podría retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces te bebería haber dicho, pero que por mi negligencia y orgullo he callado.

PERDÓN, Señor, por mis negligencias, descuidos y olvidos, por mi orgullo, por mi vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.

PERDÓN, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.

PERDÓN, porque me han perdonado y no he sabido perdonar.

PERDÓN por mi hipocresía y doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero, que en el fondo no es más que engaño a mí mismo y los demás.

PERDÓN por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esos oídos que no presté, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó... Por ese YO que se prefirió. SEÑOR, no te he dicho todo.

Llena con tu amor mi silencio y mi gran cobardía.

GRACIAS por todos los que no te dan las gracias.

AYUDA a todos los que no imploran tu ayuda.

PERDON por todos los que no te piden perdón.

Me has escuchado... ahora, Señor, habla Tú, te escucho...

Un año termina Señor.

GRACIAS, Señor, por todo lo que en este año me diste.

GRACIAS por los días de sol y los nublados tristes.

GRACIAS por las noches tranquilas y por las inquietas horas obscuras.

GRACIAS por la salud y la enfermedad.

GRACIAS por las penas y las alegrías.

GRACIAS por todo lo que me prestaste y después me pediste.

GRACIAS, Señor, por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce.

Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas buenas.

GRACIAS por la soledad, por el trabajo, por las dificultades, y las lágrimas, por todo lo que me acerco a ti más íntimamente.

GRACIAS por tu presencia en el sagrario y la gracia de los sacramentos.

Por haberme dejado vivir...

GRACIAS, SEÑOR.

Un año inicia.

Da vuelta otra hoja del libro de mi vida.

¿Qué traerá el año que empieza?

Lo que tú quieras Señor.

Pero te pido Fe para mirarte en todo.

Esperanza para no desfallecer.

Caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.

Dame Paciencia y Humildad.

Dame Desprendimiento y un Olvido total de mí mismo.

Dame, Señor; lo que tú sabes me conviene y yo no sé pedir,

Que pueda yo amarte cada vez más, y hacerte amar de los que rodean.

Que sea yo grande en lo pequeño.

Que siempre tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas, el pie dispuesto.

Derrama, Señor, tus gracias, sobre todos los que quiero.

Mi amor abarca el mundo y aunque yo soy muy pequeño, sé que todo lo colmas con tu bondad inmensa.

AMÉN

UN AÑO NUEVO ESTÁ POR COMENZAR


Un año nuevo está por comenzar...
¿Qué pasó con aquellos deseos que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: 


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




El sábado sonarán las campanas en el reloj...

Las 12. Las 12 de la noche.

Parece que los meses del año que termina, con sus días y sus horas se columpian en cada una de ellas... Doce meses, doce campanadas. El año se va. El año 2016 se acaba. Se esfuman los doce meses como en un conjuro de tiempo y eternidad. Los tuvimos en nuestras manos paro ya no volverán.

Fueron instantes nuestros, únicos e irrepetibles, vividos dentro de nuestro libre albedrío, hora tras hora y ahora se van, perdiéndose en la noche última del año. La noche vieja.

El poeta dice:

El indivisible tiempo
lo hemos dividido en años
y así decimos que pasa
cuando nosotros pasamos. 

Así es, decimos que el tiempo se va cuando somos nosotros los que nos vamos. Decimos que el tiempo corre, que el tiempo vuela, pero los que corremos, los que volamos sobre el tiempo somos nosotros. El tiempo siempre está, el tiempo ni tiene tiempo, ni es joven ni viejo, nosotros si.

Las 12. Noche Vieja. Un año nuevo está por comenzar.

Las 12 horas del 31 de diciembre de 2016... ¿Qué hicimos con estos trescientos sesenta y cinco días? ¿Qué dijimos, qué pensamos una noche como esta pero del año pasado? ¡Cuántos planes, cuántas promesas, cuántos propósitos! ¿Somos los mismos de aquella noche de otras muchas noches o sentimos que fuimos limando las aristas de nuestro carácter, rellenando "baches" en los que caíamos una y otra vez, quitando obstáculos, que quizá amábamos pero que nos hacían tropezar en nuestro plan de ser mejores como seres humanos en nuestra plenitud y dignidad? ¿Qué pasó con aquellos deseos vehementes que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: "¡Ahora sí, este año nuevo sí!

Poco a poco se nos fueron aminorando las fuerzas, el entusiasmo, y llegó esa desgana o indiferencia por las cosas. La bruma de la rutina nos envolvió en sus días grises y nos heló el corazón y el coraje.

O no fue así... y sentimos que sí ha habido un cambio positivo. Que el sol del amor nos arropa y podemos repartir el calor que hay en nuestra alma a los demás. Que estamos en pie de lucha, que las 12 campanadas resuenan en nuestro corazón como el tañer de las campanas de la ermita invitándonos a orar.

Que cada campanada se un:
Perdón y gracias, Dios mío, me estás regalando otro año para crecer en la fe y en el amor a Ti y a los demás. El tiempo pasado está en Tus manos , el que comienza en las mías, pero quiero que Tu me acompañes a vivirlo!.

Y con el año que se va y el nuevo que comienza, en esta Noche Vieja, la más vieja del año, recordamos al poeta que nos dice:

Un año más, no mires con desvelo
la carrera veloz del tiempo alado
que un año más en la virtud pasado
un paso es más que te aproxima al cielo.

Y siguiendo con los versos terminaremos esta pequeña reflexión con uno que una noche como esta me inspiro:

Esta noche es "noche-vieja"
y yo hago un alto en mi camino,
sentada bajo la luna
abro mi alforja y la miro.
¿Qué es lo que tengo en ella?
Oro y plata:-Te lo cambio
por la sonrisa de un niño.

Quiero caminar descalza
por lo prados con rocío
quiero soltar mis amarras
y extender libre mis alas
y sentir mi poderío.

Poderío y libertad
olvidando el claro-oscuro
de ambiciones que esclavizan
tan pesadas como un yugo.

Esta noche es "noche vieja"
tengo el alma transparente,
cuando llegue el año nuevo
que me encuentre en la vereda
como quién vuelve a nacer,
sin sandalias ,sin alforja,
con la piel limpia de luna
las estrellas en mi pelo
y cantando el "aleluya".

Esta noche es noche vieja,
y yo tengo el alma nueva...
¡quién lo pudiera creer!

ORACIONES PARA COMENZAR EL AÑO NUEVO DANDO GRACIAS A DIOS


Para comenzar el Nuevo Año dando gracias a Dios
Oraciones para bendecir el año que concluye y poner en manos de Dios el que inicia


Por: n/a | Fuente: GaudiumPress.org 




Finaliza el 2016 y el nuevo año se asoma ya en la puerta de la esquina. Es ocasión para hacer un balance sobre el tiempo que culmina, los logros, las metas cumplidas, lo que está por mejorar... pero qué mejor manera de iniciar el 2017 dando gracias a Dios por todos los momentos vividos durante el año, sean buenos y no tan buenos.

Compartimos a continuación varias oraciones para bendecir el año que concluye y poner en manos de Dios el que inicia. Te recomendamos realizarlas en familia frente el pesebre o, si lo prefieres, ante la presencia real de Jesús Eucaristía, en el Santísimo Sacramento o tras la celebración de la Misa de año nuevo.



Oración de Acción de Gracias 
para el año que termina

Gracias Señor por todo cuanto me diste en el año que termina. Gracias por los días de sol y los nublados tristes por las tardes tranquilas y las noches oscuras. Gracias por lo que nos prestaste y luego nos pediste. Gracias señor por la sonrisa amable y por la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso, por todo lo dulce, por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños y de las personas buenas. Gracias por la soledad y por el trabajo, por las inquietudes y las dificultades, por las lágrimas, por todo lo que nos acercó a ti. Gracias por habernos conservado la vida, por habernos dado techo, abrigo y sustento. Amén.



Fe para mirarte en todo. 
Esperanza para no desfallecer


¿Qué traerá el año que comienza? ¡Lo que Tú quieras; Señor! Te pido Fe para mirarte en todo. Esperanza para no desfallecer. Caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera. Dame paciencia y humildad. Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo. Dame, Señor, lo que Tú sabes me conviene y yo no sé pedir. ¡Que pueda yo amarte cada vez más; y hacerte amar por los que me rodean! ¡Que sea yo grande en lo pequeño! ¡Que siempre tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas, el pie dispuesto!

Derrama, Señor tus gracias sobre todos los que quiero. Mi amor abarca el mundo y aunque yo soy muy pequeño, sé que todo lo colmas con tu bondad inmensa. Amén


Pongo en tus manos Señor el año que comienza

Tú, Padre amoroso, que velas por mí y estás por encima de los límites del tiempo y del espacio, sabes lo que necesitaré en este año que inicia. Me abandono a tu misericordia, a tu providencia. Que sea lo que Tú dispongas, Señor.

Aumenta mi fe, que sea capaz de descubrir tu presencia a mi lado. No permitas que nada me separe de Ti. Dame fortaleza y perseverancia en las pruebas, y ayúdame cada día a recordar que nunca sucederá nada que Tú y yo juntos, no podamos superar.

Líbrame de la indiferencia. Hazme sensible a las necesidades de los demás, y muéveme no sólo a orar, a interceder por ellos, sino a realizar acciones concretas en beneficio suyo.

Ayúdame a no ser avaro ni desperdiciado con mi tiempo, con mis dones. Enséñame a darme a los demás, a comprender que sólo vale la pena lo que se hace por los demás. Enséñame a salir de mí mismo para ir al encuentro de mis hermanos, sin prejuicios, sin retórica. Simplemente como Tú, con la mano extendida y el corazón abierto. Pero líbrame de la vanidad, de creerme bueno, de sentirme satisfecho. No dejes que me paralice la inercia, el orgullo, la complacencia. No dejes de inquietarme, de ponerme en movimiento, de lanzarme contigo a construir tu reino de paz, amor y justicia.

Enséñame a mantenerme sencillo y alegre, a ser verdaderamente testigo tuyo en mi mundo. Ayúdame a desprenderme de todo lo que me estorba para seguirte, líbrame de lo que me hace tropezar, de lo que me pesa: de mis rencores, mis egoísmos, mis orgullos, mis miserias, mis apegos.

Enséñame a ser paciente, comprensivo, dulce, a perdonar a los otros, a acogerlos en mi corazón. Enséñame a amar como amas Tú.

Quiero descubrirte en cada día de este año que empieza, y ayudar a que otros te descubran también. Señor, que cuando me busquen a mí, te encuentren siempre a Ti. Amén.

Con información de Catholic.net y Misioneros Oblatos.

TARJETAS DE FELIZ AÑO NUEVO 2017
























































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