sábado, 19 de octubre de 2013

ORACIÓN A LA VIRGEN DE FÁTIMA


ORACIÓN 
A LA VIRGEN DE FÁTIMA

Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Madre mía también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.

Padre nuestro, Avemaría y Gloria

Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.

¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!

MARÍA, AHORA ES TODO LUZ

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
María, ahora es todo luz
Meditaciones mes del Rosario. Primer Misterio Glorioso. La Resurrección.
 
María, ahora es todo luz
No dudo que la primera aparición fue para ti, Madre Corredentora. ¡Qué distinto del Cristo deshecho sobre tus brazos en el Calvario, Ahora es todo de luz. Le quedan cinco heridas, pero heridas de amor. Lo abrazas todavía con cuidado, temiendo hacerle daño por las heridas del Viernes. Tu mente no se hace a la idea de que se curen tan pronto tan terribles heridas. El dolor había sido tan profundo que necesita mucho tiempo para curarse.

Tan honda y despiadadamente había entrado la espada en tu alma que extraerla supuso un esfuerzo impresionante. ¿Es posible en tan corto espacio de tiempo pasar del abismo de dolor al abismo de gozo? ¿Qué te dijo tu hijo resucitado? Lo adivinamos: “¡Gracias, Madre, por tu ayuda, por tu oración, por tu presencia. Gracias a mi Madre pude realizar la redención. Gracias, porque no sólo me ayudaste a nacer, sino también a morir”.

Jesús, una vez resucitado, resucita a los apóstoles: A Pedro le cura el temor mortal de sus negaciones mediante una aparición a él solo. A los dos de Emaús les hace exclamar: “¿No ardía nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” A Tomás le arrancó su racionalismo infundiéndole la fe. María completa la tarea. Me la imagino muy bien animando con sus mejores formas a Pedro, haciéndole ser humilde pero confiado.

¡Qué palabras diría a Tomás, el incrédulo, Ella que había aprendido a creer heroicamente, aquella Mujer de la que se dijo: “Dichosa Tú que has creído”. Ella completaría la explicación de la Escritura a Cleofás y a su amigo, al narrarles cómo Ella llevaba años meditando en su corazón los misterios de Jesús.

Jesús se les aparecía de vez en cuando iluminándolos como un relámpago en la noche; pero luego les dejaba el vacío de su ausencia. María era una luz de día y de noche: A todas horas disponible, para responder a todas las preguntas, para iluminar las conciencias, para fortalecerles en la futura vida apostólica. La presencia y solicitud de María fue algo único, irrepetible en la vida de los apóstoles.¡Qué envidia de la buena!

María ya no era la mujer discreta y oculta que dejaba actuar a su Hijo. Ahora Ella comenzaba a ejercer su plena maternidad sobre la Iglesia niña, comenzaba a ser Madre de la Iglesia.

Resucítanos, OH Madre, como a los primeros apóstoles; acompáñanos ahora que lo necesitamos como entonces o más que entonces; sigue ejerciendo tu maravillosa y oportuna maternidad sobre estos hijos tuyos que deben vivir rodeados de lobos y de constantes peligros. OH Madre bendita de la Pascua, infúndenos la alegría de vivir, de ser tuyos y de Jesús de tal forma que llenemos de alegría pascual al mundo entero.


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  • P. Mariano de Blas LC 

    jueves, 17 de octubre de 2013

    GRATITUD A SANTA MARÍA


    GRATITUD A SANTA MARÍA

    Gracias por ser Santa María.
    Gracias por haberte abierto a la gracia,
    y a la escucha de la Palabra,
    desde siempre.
    Gracias por haber acogido
    en tu seno purísimo
    a quien es la Vida y el Amor.
    Gracias por haber mantenido
    tu “Hágase” a través de todos
    los acontecimientos de tu vida.
    Gracias por tus ejemplos
    dignos de ser acogidos
    y vividos.
    Gracias por tu sencillez,
    por tu docilidad,
    por esa magnífica sobriedad,
    por tu capacidad de escucha,
    por tu reverencia,
    por tu fidelidad,
    por tu magnanimidad,
    y por todas aquellas virtudes
    que rivalizan en belleza
    entre sí y que Dios nos permite
    atisbar en Ti.
    Gracias por tu mirada maternal,
    por tus intercesiones,
    tu ternura,
    tus auxilios y orientaciones.
    Gracias por tantas bondades.
    En fin,
    gracias por ser Santa María,
    Madre del Señor Jesús
    y nuestra.
    Amén.

    LA VIRGEN MARÍA Y SU AMOROSA PROTECCIÓN


    LA VIRGEN MARÍA Y SU AMOROSA PROTECCIÓN

    Madre bondadosa,
    protege a los tentados,
    auxilia a los pecadores,
    ayuda a los pusilánimes,
    socorre a los necesitados,
    conforta a los atribulados,
    intercede por los consagrados,
    cúbrenos con tu manto protector
    y obténnos el don de experimentar
    tu maternal y amorosa protección.
    Que así sea.

    ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA ANTE LAS TENTACIONES


    ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA ANTE LAS TENTACIONES


    Madre querida
    acógeme en tu regazo,
    cúbreme con tu manto protector
    y con ese dulce cariño
    que nos tienes a tus hijos
    aleja de mí las trampas del enemigo,
    e intercede intensamente
    para impedir
    que sus astucias me hagan caer.
    A Ti me confío
    y en tu intercesión espero.
    Amén.

    IMAGENES DE LA VIRGEN MARÍA PARA COLOREAR






























    EJEMPLOS MARIANOS


    EJEMPLOS MARIANOS

    San Marcelino Champagnat, el fundador de los Hermanos Maristas, tuvo que ir en Febrero de 1823 a visitar a un moribundo en una montaña en pleno invierno. Él y su acompañante se perdieron del camino, porque todo estaba lleno de nieve y era de noche.
    Después de andar y mucho rato por entre la nieve, cuando estaba ya para morirse de frío, el viento era cada vez mas fuerte y helado, Marcelino le dijo al hermano que lo acompañaba:

    "Amigo mío, estamos perdidos si la Virgen no viene a socorrernos;
    acudamos a Ella y pidámosle que nos saque del peligro en que nos hallamos de perder la vida en medio de estos montes y de esta nieve".
    Con todo fervor rezaron aquella oración:

    «Acordaos oh Madre Santa que jamás se ha oído decir que alguno que haya implorado vuestra ayuda, haya quedado sin tu auxilio recibir. Por eso con fe y confianza humilde y arrepentido, lleno de amor y esperanza este favor os pido»

    Unos momentos después el otro hermano cayo desmayado de asfixia y de frío y cansancio.

    El Padre Champagnat trataba de reavivarlo para que no fuera a morir allí entre la nieve, y cuando llevándolo casi en peso, había caminado como cien metros, de pronto vio una luz que se movía. Dio gritos, y al poco rato llegó un campesino, los llevó a su ranchito que estaba allí cerca, escondido entre la nieve, y los salvo de morir aquella noche entre la nieve.

    La Virgen los había salvado.
    Preguntado después el campesino por que salió aquella noche de su casa con una antorcha encendida, respondió: "Yo nunca salgo de noche fuera de mi casa en invierno. Pero esa noche sentí una inspiración, como una voz dentro del alma que me urgía a dar una vuelta con la antorcha encendida alrededor de la casa, y apenas estuve fuera empecé a escuchar los gritos del Padre que pedía auxilio. Si no los hubiera llevado aquella noche a mi casa, habrían amanecido muertos por congelación en aquel páramo".
    Nuestra Señora nunca deja una oración sin atenderla.

    P. Eliécer Salesman
    Extraido de: “Ejemplos Marianos”

    EL VALOR DEL AVEMARÍA


    EL VALOR DEL AVE MARÍA 
     Reflexión.

    El Dr. Laemer sabio protestante recibió este consejo de un amigo:

    Dígale una vez cada día a la Virgen el saludo que le dio el ángel: " Salve María , llena eres de gracia, el Señor está contigo"... Lo hizo y al mes pidió ser instruido en el catolicismo y pasó a la verdadera religión.

    El Avemaría había obtenido su conversión.

    La primera Avemaría , que el ángel Gabriel le dijo a Nuestra Señora el día de la Anunciación, produjo el milagro más grande de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios. Y fue el origen de nuestra salvación. Por eso los católicos jamás nos cansamos de rezarla.

    El Beato Simón Rojas, gran misionero decía : " Hasta ahora no ha habido una sola gracia que no haya logrado conseguir con el rezo fervoroso del Avemaría ".

    ORACIÓN A LA VIRGEN DOLOROSA


    Oración a la Virgen Dolorosa
    Beato Miguel Pro

    Déjame pasar la vida a tu lado, Madre mía. Acompañando tu soledad amarga y tu dolor profundo.
    Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojos y el desamparo de tu corazón.
    No quiero en el camino de mi vida saborear las alegrías de Belén adorando en tus brazos virginales al niño Dios.

    No quiero gozar en la casita de Nazareth de la amable presencia de Jesucristo no quiero acompañarte en tu asunción gloriosa entre coros de Angeles.

    Quiero en mi vida, las mofas y burlas del calvario; quiero la agonía lenta de tu Hijo; el desprecio, la ignominia, la infamia de la cruz, quiero estar a tu lado virgen Dolorosísima; fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas, consumando mi sacrificio con tu martirio, sosteniendo mi corazón con tu soledad, amando a mi Dios y tu Dios, con la inmolación de mi ser.
    Amén

    SIGNIFICADO DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO


    Significado de la imagen
    Nuestra Señora del Perpétuo Socorro

    El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
    El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.


    Examina el cuadro. Atemorizado por la visión de dos ángeles que le muestran los instrumentos de la Pasión, el Niño Jesús ha corrido hacia su Madre, perdiendo casi una de sus pequeñas sandalias en su precipitada huida. María lo sostiene en sus brazos de manera protectora y amorosa. Pero presta atención a sus ojos. Su mirada esta fija no en Jesús sino en nosotros. ¿No es este detalle un toque de genialidad? ¿Qué mejor manera de expresar el interés de Nuestra Señora en nuestras vidas y crecimiento espiritual?

    Las pequeñas manos de Jesús también están sujetas a las de María como una forma de recordarnos a nosotros que, así como en la tierra él se puso enteramente en su manos buscando protección, así ahora en el cielo él nos confía a cada uno de nosotros en sus tiernos y amorosos cuidados.

    Este es el mensaje principal del cuadro, un icono bizantino, que no obstante, esta repleto de otros símbolos. He aquí algunos de ellos:
    1. Iniciales en griego para "Madre de Dios"

    2. Corona. Fue añadida al cuadro original por orden de la Santa Sede en 1867. Es un tributo a los muchos milagros obrados por Nuestra Señora bajo la advocación del "Perpetuo Socorro".
    3. Estrella en el velo de la Virgen. Ella es la Estrella del Mar… que trajo la luz de la luz al mundo en tinieblas… la estrella que nos conduce al puerto seguro del Cielo.
    4. Inicial griega para "San Miguel, el arcángel". Sostiene la lanza y la esponja de la Pasión de Cristo.
    5. Inicial griega para "San Gabriel, el arcángel". Sostiene la cruz y los clavos.
    6. La boca de María. Es pequeña para significar un recogimiento silencioso. Ella habla poco.
    7. Los ojos de María. Son grandes para todos nuestros problemas. Están vueltos siempre hacia nosotros.
    8. Túnica roja. Los colores que llevaban la vírgenes en los tiempos de Cristo.
    9. Iniciales griegas para "Jesucristo".
    10. Las manos de Cristo. Con las palmas boca abajo y dentro de las de su madre, indican que las gracias de la redención están bajo su custodia.
    11. Fondo amarillo. Es el símbolo del cielo, donde Jesús y María están ahora entronizados. El amarillo también brilla a través de sus ropas, mostrando así la felicidad celestial que puede traer a los cansados corazones humanos.
    12. Manto azul oscuro. Es el color que usaban la madres en Palestina. María es las dos cosas a la vez: virgen y Madre.
    13. Mano izquierda de María. Sostiene de manera posesiva a Cristo. Ella es su madre. Es una mano consoladora para todo el que acuda a ella.
    14. Sandalia caída. ¿Ha casi perdido Jesús su sandalia corriendo hacia María en busca de consuelo ante el pensamiento de su Pasión?

    ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN



     Oración a la Virgen del Carmen

    ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu Santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te rogamos, Señora, que seas nuestra defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encontremos la seguridad, y en las tentaciones salgamos victoriosos, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplicamos humildemente, diciendo:

    Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

    MEDITACIONES DEL ROSARIO: QUINTO MISTERIO DOLOROSO, JESÚS MUERE EN LA CRUZ

    Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
    Aceptó ser madre tuya por siempre
    Meditaciones del Rosario. Quinto Misterio Doloroso. Jesús muere en la cruz
     
    Aceptó ser madre tuya por siempre

    La agonía de Jesús no fue un deslizarse sin retorno hacia la muerte. Su agonía fue consciente y eficaz; pues durante la misma hizo su testamento, maravilloso testamento.

    Al llegar a la cima la cruz yace sobre el suelo. Ya no le pesará más. Espera el abrazo de clavos en manos y pies. De ahora hasta el fin cruz y crucificado se harán uno en un abrazo de muerte. Le arrancan las vestiduras, tan pegadas estaban a la carne viva. Y ya no es dueño de nada, salvo de su humanidad desnuda, arada por los latigazos y la cruz. Así se presenta como espectáculo al mundo. ¿Qué le quedaba de dignidad a este Hombre-Dios? Su dignidad era un amor infinito, escondido tras aquella telaraña del desprecio infinito de los hombres.

    El primer clavo penetró en la mano izquierda, rompiendo todo a su paso y salpicando sangre a los ojos de los verdugos. Luego la mano derecha: Dolor sobre dolor hasta el máximo de la resistencia. Pero faltan los pies. Carne sensible, leño seco, clavo inerte ensamblados de tal forma que la carne se vuelve seca e inerte como el clavo y el leño.

    Si fueron tres horas de dolor, resultaron eternas para el que las sufría, como eterno era el amor por quienes lo soportaba. Tres horas de dolor sublime, eternidad de amor divino. ¿Será tan difícil amar entrañablemente a un ser que de forma tan heroica, tierna y total nos ha amado? Ese amor es tan tuyo como mío, hermano que caminas por la vida. Toda la existencia lo tendrás y, si no lo matas, será tuyo por toda la eternidad. Dios te amó y se entregó a la muerte por ti.

    Había dicho grandes mensajes al mundo. Parecía haber concluido de hablar. Pero no. Todavía le quedaban en el corazón sublimes revelaciones. María había sido hasta ese momento la fiel Eva que le acompañó siempre: A Belén, a Egipto, hasta el Calvario. Era su Madre, su joya, su fortaleza. Pero ahora se le ocurre –divina ocurrencia- regalárnosla a nosotros. El regalo impresiona por el donador: Dios; y por el receptor: pobres pecadores; y por la joya misma: María. Regalo sublime es poco decir. La joya más preciosa es un mineral; la flor más bella es un vegetal. El regalo aquí tiene vida y un corazón, el que más y mejor ha amado en la tierra. ¡Cuánto amor supuso este regalo! Realmente nos quiere Jesús.

    Y María, acostumbrada a la obediencia total, dijo nuevamente a Jesús: “Sí. He aquí la esclava del Señor, he aquí la madre de los hombres”. Y dijo sí a cada uno de sus hijos. Me dijo a mí: “Acepto ser madre tuya por siempre”. De Madre del Primogénito a madre de millones ... Un gracias inmenso debería oírse a lo largo y a lo ancho del mundo de parte de sus pobres, miserables, felicísimos hijos. La herencia recibida de María enriquece inmensamente al más pobre ser humano, pues puede decir con verdad: “¡Madre mía!”

    De pronto se escucha una petición, una queja, una súplica: Tengo sed”. El Creador de mundos pedía un poco de agua, porque estaba realmente muriendo de sed. Sed del amor de los hombres. Dios-Amor desea que los hombres le digan: “Te amo, Dios mío” ¿Quién no se lo puede decir?

    Sed de que todos se salven, de que todos sin excepción se santifiquen, se arrepientan. Es una sed de que otros se sacien. No es sed para Sí mismo. Dios tiene sed de que los sedientos hallen el agua viva; de que los sedientos de paz, de amor, de felicidad beban a raudales en la fuente inmortal que salta hasta la vida eterna. Lo dijo muy claro en la cruz: Tiene sed de que tú y yo nos salvemos. Y como muchos no le harían caso, por eso Jesús murió de sed en la cima del monte Calvario. La libertad humana que le dijo no fue el golpe de gracia, y lo que le hizo morir en el Gólgota.

    “¡Dios mío, Dios mío!¿por qué me has abandonado? Esta pregunta taladró el cielo y resonó en las puertas del Paraíso. Se la dirigía a quien había proclamado: “Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo todas mis complacencias”. Da por hecho el haber sido abandonado. ¿Por qué...? Era, más bien, el grito doloroso de todos los desesperados, suicidas, abandonados, moribundos sin esperanza. Jesús quiso sentir lo que sentirían todos esos desgraciados en los momentos más trágicos de su vida, para obtener de su Padre un alivio y una esperanza. Jesús quiso pedir al Padre en nombre de todos los desgraciados del mundo que se compadeciera. El Padre le respondió: “Todo el que tenga fe en Ti, Hijo predilecto, encontrará la paz y la salvación”.

    A ese mismo Padre al que al inicio de su vida le dijo: “He aquí vengo para hacer tu voluntad”, le susurra ahora, en la antesala de la muerte: “Misión cumplida. He reconciliado a la Humanidad contigo. He cumplido tu voluntad hasta los azotes, la corona de espinas, los clavos y el estertor de la muerte. ¿Estás complacido de tu Hijo predilecto?”

    Tan complacido estaba que le extendió sus brazos y su pecho para que reclinara su cabeza y así muriera, pronunciando la última palabra que brotó de su alma: “En tus manos, Padre, encomiendo mi espíritu”. Luego se dejó caer en aquellos brazos, y expiró. Dios murió, Dios murió, La Vida murió. ¿Por qué tenía que morir? ¿Por quién murió el Hijo de Dios? Por sus hermanos, por todos, por amor a ellos. Cristo me amó y se entregó a la muerte por mí.


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  • P. Mariano de Blas LC 

    martes, 15 de octubre de 2013

    18.- VIRGEN DIGNA DE ALABANZA



    18.- VIRGEN DIGNA DE ALABANZA

    El amor también canta. No podían faltar las hermosas canciones a la Virgen, que, si las juntáramos, serían miles y miles. Lo mejor dela cariño se muestra cantando. Millones de cristianos cantan a diario a su Madre del cielo. El que nunca te lleve una flor o te entone una canción, no sabe nada del amor...

    17.- VIRGEN DIGNA DE VENERACIÓN



    17.- VIRGEN DIGNA DE VENERACIÓN

    He visto cientos de fervorosas procesiones de la Virgen, altares adornados con millares de flores, las flores más bellas, desde niño. En el calendario abundan las fiestas dedicadas a María, comenzando por la del primero de enero, María Madre de Dios, Esta fiesta invita a colocar el nuevo año en sui corazón.
    Un mes primaveral, Mayo, se le dedica entero a la Virgen María. ¿Quién no ha llevado flores a la Virgen en el mes de Mayo? Tanto derroche de flores, ¿por qué? La flor es en sí hermosa, pero además es portadora de cariño, de ternura. En los altares de María hay infinidad de bellas flores, porque es mucho el amor de sus hijos.

    Y las advocaciones tratan de obligar a María a quedarse en una región, a emparentar con un pueblo. Y así, la Virgen del Carmen, del Perpetuo Socorro, La Virgen de Guadalupe, Fátima, Lourdes... Así, la Madre de todos se convierte especialmente en Madre de los habitantes de un pueblo, añadiéndole su título particular.
    El amor también canta. No podían faltar las hermosas canciones a la Virgen, que, si las juntáramos, serían miles y miles. Lo mejor dela cariño se muestra cantando. Millones de cristianos cantan a diario a su Madre del cielo. El que nunca te lleve una flor o te entone una canción, no sabe nada del amor...

    16.- VIRGEN PRUDENTÍSIMA


    16.- VIRGEN PRUDENTÍSIMA

    Hablas cuando se requiere y callas cuando debes callar. No hablaste cuando José, ignorante del milagro que crecía en Ti, sufría sin saber. A los doce años de Jesús le preguntaste por qué. Pero cuando Él te respondió con otro por qué, callaste, aunque no tenías la respuesta. Conservabas todas aquellas palabras y misterios en tu corazón.

    Pero en Caná hablaste, insististe, porque era necesario el milagro. No sólo conseguiste el mejor vino del mundo, para alegría de los comensales, sino que hiciste crecer la fe de los apóstoles.

    Yo suelo hablar cuando debo y también cuando no debo. Y callo, por cobardía, muchas veces que debida hablar. ;e sobra cobardía y me falta prudencia. Virgen prudente, me inscribo en tu escuela para aprender esta difícil virtud.

    Te apareces a gente sencilla y humilde, porque no quieres inquietar a los poderosos Eso es también prudencia, Sigues siendo en el cielo la Niña eterna que aquí fuiste..En los primeros siglos de la Iglesia dejaste actuar a Pedro y a los Apóstoles, y Tú actúas y ayudas desde la segunda fila. No quieres ser protagonista.

    15.- MADRE DEL SALVADOR


    15.- MADRE DEL SALVADOR

    Como el Creador de mundos se hizo Salvador del Hombre, Tú adquiriste un nuevo título y parentesco: Madre del Salvador. Cuando otra mujer escuchó a tu Hijo Salvador pensó amorosamente en Ti. “Bendito el seno que te llevó y los pechos que te criaron”. Te llamó bendita. Te llamamos bendita porque eres la fuente de la fuente de aguas vivas y eres la Madre de la salvación que se llama Jesús. Al dar las gracias a Cristo, volvemos la mirada a quien fue su Madre.

    El Salvador debía morir en una cruz< y en una montaña. En esa montaña estuviste Tú. No podías faltar. Allí fuiste nombrada solemnemente madre de todos los salvados. Tu maternidad es inmensa; tus hijos incontables. No sólo fuiste madre del Redentor, sino Corredentora, compañera de martirio como nueva Eva junto al nuevo Adán. Jesús ha salvado al hombre con tu ayuda, con tu sufrimiento. Colaboraste en la salvación de tus hermanos, antes de ser Madre de todos ellos.

    14.- MADRE DEL CREADOR


    14.- MADRE DEL CREADOR

    El Creador quiso ser creado en su naturaleza humana y por eso requirió de una madre. Eres madre del Creador por eso, porque le diste la naturaleza humana, un cuerpo de hombre. Madre del que creó el mundo. Por un lado criatura y por otra creadora de la vida humana del Creador. Tú tuviste entre tus brazos y alimentaste al Creador niño. Lo acunaste, le enseñaste a caminar, a hablar, a rezar, a vivir como hombre. Y te obedeció durante treinta años.

    Engendradora del Camino, la Verdad y la Vida. Cuánto nos diste a nosotros al darla la vida a Él. Porque hiciste hermano nuestro al Dios, nuestro Salvador. Y Él, a su vez, te convirtió en Madre nuestra también. Y todo por amor de Dios a Ti y a nosotros. Estableciste un parentesco inusitado: Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo, Madre nuestra.


    13.- MADRE DEL BUEN CONSEJO


    13.- MADRE DEL BUEN CONSEJO

    Gentil Pastora que sabe guiar a la vida eterna y a la vida digna de vivirse. “El Señor es mi Pastor”.También quiero decir : María es mi pastora. Maestra insuperable: Dichosos los alumnos de tu escuela, María. Consejera única, porque le asiste el Espíritu Santo en persona.

    Yo necesito tu maravilloso consejo para los mil asuntos que ignoro. Yo tengo los problemas y Tú tienes las soluciones. Guíame a la vida eterna, mi destino final, aquello por lo que existo y para lo que fui creado.
    Dame algo de tu sabiduría para resolver amablemente las dificultades de miles de hermanos míos que sufren, que lloran y no saben para qué sirve el vivir. Enséñame cuál es el sentido del vivir, de sufrir, de morir. Ayúdame a amar mucho esta vida, pero infinitamente más la otra.

    Aconseja al Jesús de la tierra, al Vicario de tu Hijo, a los obispos, sacerdotes...Enséñanos a discernir los engaños del Padre de la Mentira de las luces del Espíritu Santo. Madre del buen consejo, te necesitamos tanto en un mundo lleno de confusión y de sombras...
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