miércoles, 23 de octubre de 2013

IMAGENES DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA









VIVIR NUESTRA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


¿Cómo debe vivir una Familia consagrada al Corazón Inmaculado de María?

-Fidelidad a la Iglesia y a los Sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión habitual.

-Oración, personal y familiar, especialmente el rezo del Santo Rosario con frecuencia.

-Tener una imagen del Corazón Inmaculado de María en un lugar destacado del hogar

-Apoyar a su parroquia de la manera que ustedes puedan (con su tiempo, con recursos, etc.)

-Ser generosos en las necesidades de los demás.

-Renovar regularmente la oración de Consagración de la familia al Corazón Inmaculado de María.

FRUTOS DE LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



¿Cuáles son los frutos de la Consagración 
al Inmaculado Corazón de María?

Permitirá a la Virgen Santísima usar libremente su poder de intercesión y de santificación para el crecimiento de su familia en la gracia.

La Virgen  respeta la voluntad de cada uno y por eso espera a que la familia se consagre libremente para entonces ejercer su misión plenamente. Primero hay que abrir las puertas y luego responder fielmente a todo cuanto pide la Virgen para acercarnos al Corazón de Jesús.

La Virgen María será Fuente de Protección: Por la decisión libre que han tomado, su familia pertenece a al Corazón de María, y serán protegidos espiritualmente.

Les obtendrá gracias para vivir en la virtud y les ayudará a abrir sus corazones para vivir las virtudes que se encuentran en los Corazones de Jesús y María. Especialmente la humildad, la mansedumbre, el amor sacrificial, la pureza y la obediencia

También les ayudará a ejercer las virtudes que construyen y mantienen la unidad de familia, como la  paz, el orden, el respeto, la delicadeza, el pensar primero en el otro, la abnegación, la comunicación y sobre todo la caridad.

¿QUÉ ES LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA?


¿Qué es la Consagración al Inmaculado Corazón de María?


Una promesa de amor en donde se le da todo lo que la familia es, tiene y hace a Jesús a través del Corazón Inmaculado de la Virgen María, para vivir plenamente entregados a la voluntad del Padre.

La familia se abandona en las manos de la Virgen María para que ella ejerza su papel de Madre espiritual, de Mediadora de las gracias, de Abogada y de Reina.

La meta final de toda consagración es Jesús; La Virgen María es el medio eficaz para alcanzar mayor unión con Cristo y es fuente de protección maternal contra Satanás.

Por medio de la consagración, los miembros de la familia han de llegar a ser como San José, totalmente dedicados a Jesús y a María. Deben pedir a Dios la gracia de vivir fieles a esta consagración, reconociendo que pertenecen a los Corazones de Jesús y de María, quienes han de ser el centro de cada aspecto de sus vidas, decisiones, relaciones, etc.

CONSAGRACIÓN DEL HOGAR Y LA FAMILIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Consagración del hogar y la familia
 al Inmaculado Corazón de María


¡Oh Virgen María!, queremos consagrar hoy nuestro hogar y cuantos lo habitan a vuestro Purísimo Corazón.
Que nuestra casa, como la tuya de Nazaret, llegue a ser un oasis de paz y felicidad por:
   -  el cumplimiento de la voluntad de Dios,
   -  la práctica de la caridad,
   -  y el abandona a la Divina Providencia,

¡Que nos  amemos  todos como Cristo  nos enseñó!. Ayúdanos a vivir siempre cristianamente y envuélvenos en tu ternura.

Te pido por los hijos que Dios nos ha dado (se citan los nombres) para que los libres de todo mal y peligro de alma y cuerpo, y los guardes dentro de Tu Corazón Inmaculado. Dígnate, Madre nuestra, transformar nuestro hogar en un pequeño cielo, consagrados todos a vuestro Corazón Inmaculado. Amén.

¡Corazón Inmaculado de María, sálvanos! 

CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



CONSAGRACIÓN AL 
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía, 
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.

Quiero ser como tú quieres que sea, 
hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús, 
con todo mi corazón y sobre todas las cosas. 

Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo.

lunes, 21 de octubre de 2013

EL ÁNGELUS


EL ÁNGELUS

V. El Ángel del Señor 
lo anunció a María.
R. Y concibió por obra 
del Espíritu Santo.
     
Dios te salve, María… 
Santa María…

V. He aquí la esclava 
del Señor.
R. Hágase en mí según 
tu palabra.
   
Dios te salve, María… 
Santa María…

V. El Verbo se hizo carne.
R. Y vivió entre nosotros. 
     
Dios te salve, María…
Santa María…

V. Rogad por nosotros,
Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos 
de alcanzar las
    promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
  
Amén.

ORACIÓN: 
Infundid, Señor, vuestra gracia en nuestras almas, para que, pues hemos creído la Encarnación de vuestro Hijo y Señor nuestro Jesucristo anunciada por el Ángel, por los merecimientos de su Pasión y Muerte, alcancemos la gloria de la Resurrección.  Amén.

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR - MEDITACIÓN DEL SANTO ROSARIO

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Los éxitos del Hijo son también de su madre
Meditaciones del Rosario. Segundo Misterio Glorioso. La Ascensión del Señor.
 
Los éxitos del Hijo son también de su madre
Tú estuviste allí, no podías faltar. Con los apóstoles: tus nuevos hijos, la Iglesia naciente que Jesús dejó a tu cuidado.
Lo viste subir, triunfar para siempre. Subía y regresaba al cielo como triunfador. Derrotados quedaban sus enemigos: la muerte, el demonio, el mundo.

Era tu triunfo también. Si los éxitos del hijo son también de su madre, la ascensión de Jesús tú la vivías como propia; era el anticipo de tu asunción.

Aquel Hijo tuyo, nacido en Belén, que había venido a la tierra a través de tu carne, ahora se iba a la patria definitiva. Aquel hijo, perdido durante la eternidad de tres días en el templo, ahora no sabías cuantos años estarías sin verlo. ¡Qué dolor, dolor nuevo, que hacía casi intolerable, insufrible, la separación del Hijo amado!

A partir de entonces tu corazón estaría más en el cielo que en la tierra. Allí estaba José, tu esposo, el compañero maravilloso de la infancia y juventud de Jesús. ¡Qué ratos tan inefables, tan difíciles también, en su compañía! Él se te había adelantado. Él vería llegar a Jesús al cielo, y recibiría de Él las más sentidas gracias por haber cumplido tan perfectamente su misión de padre. Allí estaría desde ese momento Jesús. Pero Tú te quedabas en la tierra sola, muy sola. Porque tu amor se iba, y te dejaba sola en la tierra.

Sólo quien ha estado locamente enamorado y pierde a la persona amada sabe de este dolor. Tú eras la enamorada por excelencia de Jesús. Por eso, tu dolor no tenía límites ni comparación.

Pero tu voluntad no se sumergía en la tristeza, porque Jesús te había entregado una nueva misión: la Iglesia naciente. Con cuánto amor repetiste tu oración favorita: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”.

Con tu oración, tu amor, tus consejos y tu prudencia, la Iglesia niña crecía incontenible. Crecía en sabiduría y en gracia ante Dios y ante los hombres, como en otro tiempo tu Jesús. ¡OH Madre de la Iglesia, que acunaste nuevamente en tus brazos aquella criatura que Jesús te entregó!

Se mezclaban la nostalgia –la fuerza que te lanzaba hacia el cielo- y el amor a la Iglesia que necesitaba tu cariño, tu presencia, tu oración. La nostalgia era desgarradora, la esperanza larguísima. Tú veías en la Iglesia la continuación de Jesús en la historia como ningún teólogo lo ha visto. Toda la Iglesia estaba llena de la presencia de Jesús.

Tus nuevos hijos eran más débiles que Jesús. Los lobos acechaban. Satanás, que había devorado a Judas, seguía esperando matar a toda la grey, cuando aún era débil e indefensa. Pero contaba con tu defensa irresistible. Nostalgia, espera y certeza de llegar al cielo para ti y tus hijos. Él ya, faltamos nosotros...

Ahora Tú también estás en el cielo. Faltamos nosotros...Acuérdate de nosotros.

Nueva etapa de fe: Volviste a encender la lámpara que había alumbrado tu caminar por la vida, con aceite nuevo, con nuevo vigor. Era el comienzo fresco y pujante del cristianismo. Tú eras la primera cristiana, la que debías vivir y contagiar a todos la alegría recién estrenada del hombre y mujer nuevos, del nuevo estilo de vida, la religión del amor.


Oh Madre, se nos ha olvidado muy pronto que la religión fundada por tu Hijo es la religión del amor, la religión de las bienaventuranzas. Nos hemos quedado con unas pocas ideas rancias y con un aburrimiento vital. Resucita en nosotros la alegría del “mirad cómo se aman” que avasalló a los primeros.

¿Qué hemos hecho de la religión del amor? Los cristianos hemos vaciado la religión del amor para quedarnos con los mandamientos mal cumplidos. Y nos resulta aburrida, pesada, inaguantable.

La misma religión que a los primeros los entusiasmó hasta el extremo, los arrastró hasta el martirio sin pestañear, a nosotros nos resulta sosa y aburrida. ¿No será que hemos perdido la savia vital? Y ¿qué somos, que queda de nosotros si nos falta el amor? Nada. Pura fachada.

Tú comulgabas con más fe que ninguno, llegando a sentir a Jesús en tus entrañas como cuando crecía en tu seno. Te absorbías, te elevabas de la tierra, te ibas...Vivías de la comunión anterior y vivías para la siguiente, como la enamorada que no puede separarse del Amado.

Enséñanos a comulgar con el fervor con que Tú lo hacías en los años de tu soledad. Los cristianos observaban con respeto y emoción tu actitud. Y seguro que, como a Jesús, te pedían: “Enséñanos a comulgar con el fervor con que Tú lo haces”.En la forma de recibir a Jesús se confirma el amor o la indiferencia de los cristianos de hoy.

Quiero imaginar las palabras que dirigías a los apóstoles: El primer evangelio pasado por la mente y el corazón de su Madre. Y así entendían de manera entrañable las enseñanzas de Jesús: Tú les abrías el sentido, pero, sobre todo, encendías sus corazones. Cuantas veces Pedro, Juan y los demás debían comentar como los discípulos de Emaús: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos explicaba María los misterios de la vida de Jesús?"

Cuanto necesitamos, María, que nos vuelvas a explicar los misterios y la enseñanza de Jesús, sobre todo el amor que nos tiene, para que nuestro corazón arda de amor por Él y por Ti. ¡Cómo motivarías a Pedro, cada vez que el pesimismo y las dificultades de guiar a la Iglesia querían doblarlo! ¡Qué firme y gentil pastora guiaba al primer Papa, lo mismo que al actual Benedicto XVI! ¡Cómo les hablarías del cielo, repitiéndoles con apasionado acento las palabras de Jesús: ”Alegraos de que vuestros nombres están escritos en el cielo”! Hay que merecerlo, hay que ganarlo. Ahí estaremos juntos para siempre...


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC 

    domingo, 20 de octubre de 2013

    PLEGARIA MISIONAL A LA VIRGEN MARÍA


    PLEGARIA MISIONAL A LA VIRGEN MARÍA

    Oh María, Auxilio de los Cristianos: ayuda a la Iglesia misionera. Oh María, Madre de la divina gracia, 
    Oh María, Reina de las misiones:


    para que aumente en los países paganos el número de conversiones a nuestra Fe;

    para que los catecúmenos que han de recibir el bautismo se preparen e instruyan debidamente;

    para que los nuevos cristianos venzan las dificultades y aprendan con fervor la vida cristiana;

    para que en todas partes surjan nuevos templos y sagrarios de Dios;
    para que los niños y los ancianos sean regenerados en las aguas salvadoras del Bautismo;

    para que se forme en ciencia y santidad el clero indígena en todas las misiones católicas;

    para que aumente el número de Misioneros que difundan la luz de la Verdad;

    para que crezca el número de los Seminarios de Misiones en que se formen nuevos apóstoles;

    para que aumenten las vocaciones a las Ordenes religiosas dedicadas a las Misiones;

    para que se desarrollen rápidamente en las naciones católicas las obras misionales;


    Reina de las misiones
    ruega por nosotros
    Ruega por nosotros, Reina de las Misiones:
    Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo. Amén.

    sábado, 19 de octubre de 2013

    ORACIÓN A LA VIRGEN DE FÁTIMA


    ORACIÓN 
    A LA VIRGEN DE FÁTIMA

    Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo.

    Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

    Madre mía también os pido por mis padres, para que vivan unidos en el amor; por mis hermanos, familiares y amigos, para que viviendo unidos en familia un día podamos gozar con Vos en la vida eterna.

    Padre nuestro, Avemaría y Gloria.

    Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna.

    Padre nuestro, Avemaría y Gloria

    Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.

    ¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre!
    ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!

    MARÍA, AHORA ES TODO LUZ

    Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
    María, ahora es todo luz
    Meditaciones mes del Rosario. Primer Misterio Glorioso. La Resurrección.
     
    María, ahora es todo luz
    No dudo que la primera aparición fue para ti, Madre Corredentora. ¡Qué distinto del Cristo deshecho sobre tus brazos en el Calvario, Ahora es todo de luz. Le quedan cinco heridas, pero heridas de amor. Lo abrazas todavía con cuidado, temiendo hacerle daño por las heridas del Viernes. Tu mente no se hace a la idea de que se curen tan pronto tan terribles heridas. El dolor había sido tan profundo que necesita mucho tiempo para curarse.

    Tan honda y despiadadamente había entrado la espada en tu alma que extraerla supuso un esfuerzo impresionante. ¿Es posible en tan corto espacio de tiempo pasar del abismo de dolor al abismo de gozo? ¿Qué te dijo tu hijo resucitado? Lo adivinamos: “¡Gracias, Madre, por tu ayuda, por tu oración, por tu presencia. Gracias a mi Madre pude realizar la redención. Gracias, porque no sólo me ayudaste a nacer, sino también a morir”.

    Jesús, una vez resucitado, resucita a los apóstoles: A Pedro le cura el temor mortal de sus negaciones mediante una aparición a él solo. A los dos de Emaús les hace exclamar: “¿No ardía nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” A Tomás le arrancó su racionalismo infundiéndole la fe. María completa la tarea. Me la imagino muy bien animando con sus mejores formas a Pedro, haciéndole ser humilde pero confiado.

    ¡Qué palabras diría a Tomás, el incrédulo, Ella que había aprendido a creer heroicamente, aquella Mujer de la que se dijo: “Dichosa Tú que has creído”. Ella completaría la explicación de la Escritura a Cleofás y a su amigo, al narrarles cómo Ella llevaba años meditando en su corazón los misterios de Jesús.

    Jesús se les aparecía de vez en cuando iluminándolos como un relámpago en la noche; pero luego les dejaba el vacío de su ausencia. María era una luz de día y de noche: A todas horas disponible, para responder a todas las preguntas, para iluminar las conciencias, para fortalecerles en la futura vida apostólica. La presencia y solicitud de María fue algo único, irrepetible en la vida de los apóstoles.¡Qué envidia de la buena!

    María ya no era la mujer discreta y oculta que dejaba actuar a su Hijo. Ahora Ella comenzaba a ejercer su plena maternidad sobre la Iglesia niña, comenzaba a ser Madre de la Iglesia.

    Resucítanos, OH Madre, como a los primeros apóstoles; acompáñanos ahora que lo necesitamos como entonces o más que entonces; sigue ejerciendo tu maravillosa y oportuna maternidad sobre estos hijos tuyos que deben vivir rodeados de lobos y de constantes peligros. OH Madre bendita de la Pascua, infúndenos la alegría de vivir, de ser tuyos y de Jesús de tal forma que llenemos de alegría pascual al mundo entero.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC 

    jueves, 17 de octubre de 2013

    GRATITUD A SANTA MARÍA


    GRATITUD A SANTA MARÍA

    Gracias por ser Santa María.
    Gracias por haberte abierto a la gracia,
    y a la escucha de la Palabra,
    desde siempre.
    Gracias por haber acogido
    en tu seno purísimo
    a quien es la Vida y el Amor.
    Gracias por haber mantenido
    tu “Hágase” a través de todos
    los acontecimientos de tu vida.
    Gracias por tus ejemplos
    dignos de ser acogidos
    y vividos.
    Gracias por tu sencillez,
    por tu docilidad,
    por esa magnífica sobriedad,
    por tu capacidad de escucha,
    por tu reverencia,
    por tu fidelidad,
    por tu magnanimidad,
    y por todas aquellas virtudes
    que rivalizan en belleza
    entre sí y que Dios nos permite
    atisbar en Ti.
    Gracias por tu mirada maternal,
    por tus intercesiones,
    tu ternura,
    tus auxilios y orientaciones.
    Gracias por tantas bondades.
    En fin,
    gracias por ser Santa María,
    Madre del Señor Jesús
    y nuestra.
    Amén.

    LA VIRGEN MARÍA Y SU AMOROSA PROTECCIÓN


    LA VIRGEN MARÍA Y SU AMOROSA PROTECCIÓN

    Madre bondadosa,
    protege a los tentados,
    auxilia a los pecadores,
    ayuda a los pusilánimes,
    socorre a los necesitados,
    conforta a los atribulados,
    intercede por los consagrados,
    cúbrenos con tu manto protector
    y obténnos el don de experimentar
    tu maternal y amorosa protección.
    Que así sea.

    ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA ANTE LAS TENTACIONES


    ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA ANTE LAS TENTACIONES


    Madre querida
    acógeme en tu regazo,
    cúbreme con tu manto protector
    y con ese dulce cariño
    que nos tienes a tus hijos
    aleja de mí las trampas del enemigo,
    e intercede intensamente
    para impedir
    que sus astucias me hagan caer.
    A Ti me confío
    y en tu intercesión espero.
    Amén.

    IMAGENES DE LA VIRGEN MARÍA PARA COLOREAR






























    EJEMPLOS MARIANOS


    EJEMPLOS MARIANOS

    San Marcelino Champagnat, el fundador de los Hermanos Maristas, tuvo que ir en Febrero de 1823 a visitar a un moribundo en una montaña en pleno invierno. Él y su acompañante se perdieron del camino, porque todo estaba lleno de nieve y era de noche.
    Después de andar y mucho rato por entre la nieve, cuando estaba ya para morirse de frío, el viento era cada vez mas fuerte y helado, Marcelino le dijo al hermano que lo acompañaba:

    "Amigo mío, estamos perdidos si la Virgen no viene a socorrernos;
    acudamos a Ella y pidámosle que nos saque del peligro en que nos hallamos de perder la vida en medio de estos montes y de esta nieve".
    Con todo fervor rezaron aquella oración:

    «Acordaos oh Madre Santa que jamás se ha oído decir que alguno que haya implorado vuestra ayuda, haya quedado sin tu auxilio recibir. Por eso con fe y confianza humilde y arrepentido, lleno de amor y esperanza este favor os pido»

    Unos momentos después el otro hermano cayo desmayado de asfixia y de frío y cansancio.

    El Padre Champagnat trataba de reavivarlo para que no fuera a morir allí entre la nieve, y cuando llevándolo casi en peso, había caminado como cien metros, de pronto vio una luz que se movía. Dio gritos, y al poco rato llegó un campesino, los llevó a su ranchito que estaba allí cerca, escondido entre la nieve, y los salvo de morir aquella noche entre la nieve.

    La Virgen los había salvado.
    Preguntado después el campesino por que salió aquella noche de su casa con una antorcha encendida, respondió: "Yo nunca salgo de noche fuera de mi casa en invierno. Pero esa noche sentí una inspiración, como una voz dentro del alma que me urgía a dar una vuelta con la antorcha encendida alrededor de la casa, y apenas estuve fuera empecé a escuchar los gritos del Padre que pedía auxilio. Si no los hubiera llevado aquella noche a mi casa, habrían amanecido muertos por congelación en aquel páramo".
    Nuestra Señora nunca deja una oración sin atenderla.

    P. Eliécer Salesman
    Extraido de: “Ejemplos Marianos”

    EL VALOR DEL AVEMARÍA


    EL VALOR DEL AVE MARÍA 
     Reflexión.

    El Dr. Laemer sabio protestante recibió este consejo de un amigo:

    Dígale una vez cada día a la Virgen el saludo que le dio el ángel: " Salve María , llena eres de gracia, el Señor está contigo"... Lo hizo y al mes pidió ser instruido en el catolicismo y pasó a la verdadera religión.

    El Avemaría había obtenido su conversión.

    La primera Avemaría , que el ángel Gabriel le dijo a Nuestra Señora el día de la Anunciación, produjo el milagro más grande de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios. Y fue el origen de nuestra salvación. Por eso los católicos jamás nos cansamos de rezarla.

    El Beato Simón Rojas, gran misionero decía : " Hasta ahora no ha habido una sola gracia que no haya logrado conseguir con el rezo fervoroso del Avemaría ".

    ORACIÓN A LA VIRGEN DOLOROSA


    Oración a la Virgen Dolorosa
    Beato Miguel Pro

    Déjame pasar la vida a tu lado, Madre mía. Acompañando tu soledad amarga y tu dolor profundo.
    Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojos y el desamparo de tu corazón.
    No quiero en el camino de mi vida saborear las alegrías de Belén adorando en tus brazos virginales al niño Dios.

    No quiero gozar en la casita de Nazareth de la amable presencia de Jesucristo no quiero acompañarte en tu asunción gloriosa entre coros de Angeles.

    Quiero en mi vida, las mofas y burlas del calvario; quiero la agonía lenta de tu Hijo; el desprecio, la ignominia, la infamia de la cruz, quiero estar a tu lado virgen Dolorosísima; fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas, consumando mi sacrificio con tu martirio, sosteniendo mi corazón con tu soledad, amando a mi Dios y tu Dios, con la inmolación de mi ser.
    Amén

    SIGNIFICADO DE LA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO


    Significado de la imagen
    Nuestra Señora del Perpétuo Socorro

    El icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso, muy cerca de la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
    El icono de la Virgen, pintado sobre madera, de 21 por 17 pulgadas, muestra a la Madre con el Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los instrumentos de su futura pasión. Se agarra fuerte con las dos manos de su Madre Santísima quien lo sostiene en sus brazos. El cuadro nos recuerda la maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su concepción hasta su muerte. Hoy la Virgen cuida de todos sus hijos que a ella acuden con plena confianza.


    Examina el cuadro. Atemorizado por la visión de dos ángeles que le muestran los instrumentos de la Pasión, el Niño Jesús ha corrido hacia su Madre, perdiendo casi una de sus pequeñas sandalias en su precipitada huida. María lo sostiene en sus brazos de manera protectora y amorosa. Pero presta atención a sus ojos. Su mirada esta fija no en Jesús sino en nosotros. ¿No es este detalle un toque de genialidad? ¿Qué mejor manera de expresar el interés de Nuestra Señora en nuestras vidas y crecimiento espiritual?

    Las pequeñas manos de Jesús también están sujetas a las de María como una forma de recordarnos a nosotros que, así como en la tierra él se puso enteramente en su manos buscando protección, así ahora en el cielo él nos confía a cada uno de nosotros en sus tiernos y amorosos cuidados.

    Este es el mensaje principal del cuadro, un icono bizantino, que no obstante, esta repleto de otros símbolos. He aquí algunos de ellos:
    1. Iniciales en griego para "Madre de Dios"

    2. Corona. Fue añadida al cuadro original por orden de la Santa Sede en 1867. Es un tributo a los muchos milagros obrados por Nuestra Señora bajo la advocación del "Perpetuo Socorro".
    3. Estrella en el velo de la Virgen. Ella es la Estrella del Mar… que trajo la luz de la luz al mundo en tinieblas… la estrella que nos conduce al puerto seguro del Cielo.
    4. Inicial griega para "San Miguel, el arcángel". Sostiene la lanza y la esponja de la Pasión de Cristo.
    5. Inicial griega para "San Gabriel, el arcángel". Sostiene la cruz y los clavos.
    6. La boca de María. Es pequeña para significar un recogimiento silencioso. Ella habla poco.
    7. Los ojos de María. Son grandes para todos nuestros problemas. Están vueltos siempre hacia nosotros.
    8. Túnica roja. Los colores que llevaban la vírgenes en los tiempos de Cristo.
    9. Iniciales griegas para "Jesucristo".
    10. Las manos de Cristo. Con las palmas boca abajo y dentro de las de su madre, indican que las gracias de la redención están bajo su custodia.
    11. Fondo amarillo. Es el símbolo del cielo, donde Jesús y María están ahora entronizados. El amarillo también brilla a través de sus ropas, mostrando así la felicidad celestial que puede traer a los cansados corazones humanos.
    12. Manto azul oscuro. Es el color que usaban la madres en Palestina. María es las dos cosas a la vez: virgen y Madre.
    13. Mano izquierda de María. Sostiene de manera posesiva a Cristo. Ella es su madre. Es una mano consoladora para todo el que acuda a ella.
    14. Sandalia caída. ¿Ha casi perdido Jesús su sandalia corriendo hacia María en busca de consuelo ante el pensamiento de su Pasión?

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