viernes, 17 de enero de 2014

ATIENDE MI ORACIÓN


Atiende mi oración
Autor: J. Alonso Lockward 


Hoy que estoy triste 
y que la mente vaga en la nube 
del tiempo, 
déjame decirte que te quiero. 

Déjame reafirmar que solamente 
buscaré ser tu siervo. 
Que nada me interesa en esta tierra, 
que nada intento ser sin ti. 

Señor, 
ahora que retuerce 
mis telas interiores la tristeza, 
escucha mi oración. 

Te hablo 
desde el fondo del pez 
que me ha tragado 
y en este fango de cisterna rota, 
sin llanto y sin canción, 
con todas mis entrañas 
yo te alabo. 

Yo te alabo, Señor, 
aunque esté triste. 
Vacío de saber, 
lleno de nunca, 
lanzo el alma a tu cielo. 

Quiero que sepas
que mi amor es tuyo 
Ayer, cuando fui, 
Ahora cuando estoy 
Y mañana cuando no sé.

AMAR LA VIDA


Amar la vida


Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph. 

Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro. 

"¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. "En la guerra", contestó Ralph. Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura. 

"Me acostumbré a vivir paso a paso" -explicó. "Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo. Me parecía que cada paso era toda una vida". 

Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una película que ya vimos. Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida como lo que es: una gran aventura. 
Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado más lejos. Lo único que importará es quién lo disfrutó más. Eso es, creo yo, lo que se pondrá en la balanza a la hora de hacer el recuento final.

EL PENSAMIENTO DEL DÍA


ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DE LOURDES


ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
 A LA VIRGEN DE LOURDES


Santa María, Madre de Dios, Virgen Inmaculada, Vos habéis aparecido dieciocho veces a Bernardita en la gruta de Lourdes, para recordar a los cristianos las maravillas y las exigencias del Evangelio, invitándoles a la oración, a la penitencia, a la eucaristía y a la vida en la Iglesia.

Para mejor responder a vuestra llamada, yo me consagro por vuestras manos a vuestro hijo Jesús…

Hacedme dócil al espíritu; y por el fervor de mi fe, por la manifestación de mi vida, por mi dedicación al servicio de los enfermos, haz que yo trabaje con Vos en confortar a los que sufren, en reconocimiento a los hombres, en trabajar por la unidad de la Iglesia y por la paz del mundo.

Con toda confianza, oh Señora mía, yo os dirijo esta plegaria y os pido que la acojáis y la atendáis. Amén.

Nuestra Señora de Lourdes, rogad por nosotros.

Santa Bernardita, rogad por nosotros.

LA AMISTAD


LA AMISTAD


Toda mi vida he buscado la amistad en mucha gente, 
la necesidad de ser querida y aceptada,
y eso me esfuerzo a perseguirlo. 

Desde entonces me he esforzado siempre por dar lo mejor de mi, 
y empecé a transformar lo que yo era en lo que  yo pensé que seria aceptado. 

Estoy aprendiendo a abrir los ojos de mi alma  para poder reconocer todo lo que me rodea  y para poder saber lo que es la amistad para mi. 

Que puedo decir? 
Ahorita es un momento en el que estoy conectada con Dios. La amistad va creciendo poco a poco. 

La amistad se ve con la vida,  y es bonito tener un amig@ que camine  por ella junto a mi.

Para mi la amistad es un regalo que sale de un corazón que quiere y se que es agradecido. 

Se da gratuitamente, salen de las personas que verdaderamente siente en ellas el amor de Dios. 

No se compara y no se exige,  nace y se cultiva con lo que se da en esa amistad. 

Es un amor concreto, que perdona, y acepta a la persona tal como es, la lleva en el corazón, en el pensamiento  y en las oraciones. 

Yo siento que por medio de todos mis amig@s  Dios me esta amando.

La verdadera amistad, no se acaba con las pruebas, 
NI CAMBIA POR LA DISTANCIA, mas bien CRECE, 
se FORTALECE. 

Me gusta pensar que otros reciban de mis mejores amigos
La verdadera amistad no finge ni lleva la corriente, 
nos enseña lo mejor de nosotros con amor. 

La amistad esta siendo una reflexión del amor que 
Dios nos tiene. 

Todos somos billionarios, poseemos del mayor tesoro 
que Dios nos da,  que es el amor concretizado en la amistad. 
Yo siempre daré generosidad genuina,  siempre voy a compartir la sabiduría de mi alma,  siempre verdadera y bien intencionada, 
toda mi persona corre a ayudar, a sostener y a apoyar. 

No hay nada mejor que tener a un amigo que este bien conectada con Dios o con su ser.  Por que otra vez de ella brota el amor 
que Dios nos tiene. 

Y nos lo da a nosotros, para que lo consideremos un DON. 
No hay nada mejor que dar con amor y misericordia. 
Solo sabiendo lo tanto que valgo, 
podré valorar a las demás personas. 

PENSAMIENTOS SOBRE LA AMISTAD EN IMÁGENES










jueves, 16 de enero de 2014

RUEGO A LA VIRGEN DEL CARMEN


Ruego a la Virgen del Carmen
Noemí Alas


Santa Madre, misericordia 
de aquellos cuyas almas
soñaron horizontes salados
cuerpos a mitad de camino
con sus ojos abiertos 
hacia el lecho marino
de marea y de espuma 
piedad para aquellos hombres 
de la mar ,piedad por las viudas
y por los que hoy yacen en el fondo 
del mar.

ROSA MÍSTICA


Rosa Mística
Fray Alejandro R. Ferreirós OFMConv


Rosa Mística, fragancia del Eterno
que perfumas mi templo en tu presencia
aroma suave de su complacencia
que floreces en el frío del invierno.

Eres la flor que adorna mi plegaria
el pensamiento que bendice mi conciencia
la suavidad y el color de la paciencia
la faz de una inocencia legendaria.

Alabo en la mañana tu belleza
la armonía que la gracia te regala
y el cándido fulgor de tu pureza.

Resplandece inmaculada la realeza
pues la luz que de Ti brota no se iguala
y proclama al universo tu grandeza.

DIEZ CLAVES PARA LA PAZ


Diez claves para la paz


1. Mira a todos con respeto y benevolencia.

2. No hables mal contra nadie, no condenes a ninguna persona a ningún grupo, a ningún pueblo, a ninguna institución.

3. Perdona las injurias presentes y pasadas, líbrate de las garras del odio, guarda la libertad de tu corazón para amar, para convivir, para comenzar una vida nueva cada día.

4. Desea simplemente la paz con todos, la colaboración, la convivencia, el gozo de la fraternidad y del servicio.

5. Trata de simplificar los problemas en vez de agrandarlos; no acumules las sombras, busca en todo los resquicios de luz y los caminos de la esperanza.

6. Ten el valor de negarte a colaborar con cualquier proyecto violento, 
apártate de los que enseñan y practican el odio, la venganza, el amedrentamiento y la violencia.

7. Crea en torno a ti sentimientos y actitudes de paz, de concordia, de
convivencia, de misericordia y de consuelo.

8. Apoya a los que trabajan sinceramente por la paz, en la verdad, libertad y justicia.

9. Dedica algún tiempo a trabajar tú también por la paz, con serenidad,
esperanza y generosidad.

10. Pide a Dios que te dé el espíritu de la sabiduría de la bondad, de la
fortaleza y de la generosidad para ser instrumento de su bondad y de su amor en un mundo renovado donde todos podamos vivir en la verdad, el amor, la libertad y la fraternidad.

SALUDO A JESÚS SACRAMENTADO


Saludo a Jesús Sacramentado


Oh Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, aquí presente en el Santísimo Sacramento del altar, creo todo lo que Vos, mi Señor, me habéis revelado. Arrepentido de todos mis pecados, esperando en Vos que nunca permite que sea confundido, agradeciendo por este don supremo, amándoos sobre todas las cosas en este Sacramento de vuestro amor, adorándoos en el misterio profundo de vuestra humildad, os manifiesto y hago patente todas las heridas y miserias de mi pobre corazón y os pido me deis todo lo que necesito y deseo. Pero tan solo os necesito a Vos, oh Dios mío, tan solo os deseo a Vos, vuestra gracia y la gracia de usar debidamente vuestras gracias, poseeros en esta vida y poseeros en la otra.

Bendito seáis, oh poder divino de vuestro paternal Corazón, que aunque todo lo podéis, sin embargo, no podíais darnos un don más precioso que este Santísimo Sacramento.

   Oh Pan celestial, gran Sacramento, os adoro y os alabo en todo momento. (repítase después de cada alabanza)

   Bendita seáis, oh Sabiduría del Verbo Divino, que todo lo sabéis y lo ordenáis, y sin embargo no sabíais prepararnos una comida más exquisita, que este Santísimo Sacramento.

   Bendito seáis, oh Dios mío, que en vuestra inefable dulzura de amor os habéis transformado en este pan para darnos como el más dulce manjar.

   Bendito seáis, oh Dios mío, que habéis encerrado todos vuestros misterios en esta humilde forma de pan terrenal. ¡Oh Trinidad Santísima!

REZANDO EL PADRE NUESTRO FRENTE A LA EUCARISTÍA

Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Rezando el Padre Nuestro frente a la Eucaristía
Te pido mi Jesús, que cada vez que rece la oración que tú me enseñaste, lo haga despacio, con calma, con amor.
 
Rezando el Padre Nuestro frente a la Eucaristía
Estoy frente a ti, Señor, en esta mañana de cielo azul y sol resplandeciente. Me dispongo a rezar, después de saludarte y empiezo:

"Padre Nuestro... me detengo y llega hasta mi como un relámpago la escena en que tú, Jesús, les decías a aquel grupo de hombres que habías escogido, que te seguían y que te veían orar.

Te preguntaron cómo debían orar y tú dijiste:

Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. (Mt 6, 9-13)

Y añadiste: Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes. (Mt 6, 9-15)

Me detengo unos momentos para pensar lo que estoy diciendo, ya que generalmente esa oración es una rutina en mi vida.

Su comienzo es toda una maravilla de grandeza, de fuerza, de ternura... y revelada por ti, Señor, porque sino ¿quién se atrevería a llamar PADRE, al Omnipotente, al Creador del cielo y de la tierra, a la Divinidad, al Todopoderoso, al que dijo: "Yo Soy El que Soy"? Pues bien, Jesús, tú que eres su Hijo, dijiste que es así como le podemos llamar, con plena confianza, con respeto pero con mucho amor: Padre

También nos dices que hay que santificar ese NOMBRE, que debemos darle todo el respeto y la gloria de que es merecedor y después añades una petición: Que venga tu Reino, ese Reino por el que Tú te hiciste hombre y es el que viniste a anunciar y que fue el causante de tu muerte y nos sigues pidiendo que recordemos que es también nuestra misión el anunciarlo.

Y lo que sigue, ¡qué bien lo sabes tú, Jesús! Cada día, en todos los rincones de la Tierra hay alguien que te dice, aún con lágrimas en los ojos y el corazón roto de dolor, ¡hágase tu Voluntad! ¡Qué difícil, cómo cuesta dejar todo en tus manos y aceptar tu Voluntad!

Y sigue otra petición: Nuestro pan Señor que no nos falte. ¡Que todos tus hijos, sin distinción de razas y credos, tengan el alimento de cada día, ya que a ti te preocupaba y apenaban aquellos hombres que te seguían y no tenían que comer y que tenían hambre... y lleno de piedad hiciste uno de los milagros más hermosos. Ahora nos toca a nosotros luchar porque llegue el día en que no exista el hambre en esta Tierra.
Y lo más importante, que nunca nos falte TU Pan, la Eucaristía, que siempre podamos recibirla, que aumentes nuestra fe para amar cada día más Tu presencia en ese pequeño pedacito de Pan donde quieres quedarte con nosotros para siempre.

Y luego, la petición de la humildad pidiendo perdón de nuestras ofensas, pero ese perdón, lleva una condición. ¡Ay, Jesús, esa condición, tú lo sabes porque conoces nuestro corazón, cómo nos cuesta! Mira que le ponemos al Padre, el ejemplo de que nos perdone "cómo nosotros perdonamos" y nosotros somos los que siempre decimos: "¡yo eso no lo voy a perdonar, no puedo, me han hecho demasiado daño o es una persona que no la soporto, me cae muy mal y no la voy a perdonar!" o "yo perdono pero... no olvido". ¡Ay, Jesús!, tú que sabes y recuerdas que diste hasta la última gota de tu preciosa sangre para que fuésemos perdonados y sabes también que esa es la condición del amor por nuestros semejantes. Perdonar y olvidar, porque así es el perdón que Dios, nuestro Padre, nos da. Y nosotros sabemos muy bien cómo es nuestro perdón...

Ya voy a terminar la oración más hermosa que nos pudiste enseñar, pidiendo: Que no nos dejes caer en la tentación, qué seamos fuertes para no rendirnos a los mil sortilegios y engaños del enemigo de ese Dios que tanto nos ama y ¡líbranos del mal! Si, líbranos de ese mal y de tantos males para que no echen raíces en nuestro corazón, y nos puedan alejar de nuestro Padre Dios.

Bendita, como ninguna, la oración del Padre Nuestro, que siendo tan hermosa la decimos todos los días pero tan rutinariamente que no le podemos dar todo el maravilloso sentido y poder que ella encierra.

Te pido mi Jesús, que cada vez que rece la oración que tú me enseñaste, lo haga despacio, con calma, con amor, sabiendo que la dirijo a mi Padre Bueno que me escucha y me ama.

Gracias por estar presente en la Eucaristía... gracias por Tu Pan de cada día.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño
     

    PENSAMIENTO MARIANO 27



    PENSAMIENTO MARIANO

    En el Rosario aprendemos de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. 

    Juan Pablo II

    miércoles, 15 de enero de 2014

    ICONOGRAFÍA DEL DOLOR DE LA VIRGEN MARÍA


    Iconografía del dolor de la Virgen
    Padre Tomás Rodríguez Carbajo  



    Una manera de comunicar las experiencias vividas es a través de las representaciones plásticas, así se explica que sean muy variadas las imágenes de María.
    Una experiencia humana común a todos es la del dolor, que tiene causas y tonalidades distintas.
    Al contemplar a los Santos o a la Virgen queremos verlos tan cercanos a nosotros que contemplamos en ellos todas las experiencias por las que nosotros pasamos y también ellos.
    La realidad del dolor es innegable en el ser humano y de él no se libró María a la que llamamos con algunos nombres con los que queremos expresar el dolor por el que pasó sobre todo en ciertos momentos de su vida.
    La dignidad de Madre, que María tuvo, no sólo fue la causa de todos los privilegios, sino también de todos los trances dolorosos por los que pasó en su vida terrena. La condición de madre no sólo conlleva dolor en el momento del parto, sino a través de toda la vida del hijo, unos serán físicos y otros psíquicos, pero nunca le faltarán.
    La maternidad espiritual de María sobre nosotros también le acarreó dolores; como muestra de ello podemos contemplarla en el Calvario, en donde se nos dio por Madre.

    La contemplación de los dolores de María ha existido desde muy antiguo:

    . En devoción tenemos a S. Ildefonso de Toledo (606 -667)

    . En la literatura destacó el rey Alfonso Sabio, en el s. XIII, con "Las Cantigas de Santa María", tiene una dedicada a los "Siete Dolores".
    .En el arte es posible encontrar en el s. XV en Burgos huellas de Vírgenes Dolorosas.

    No faltaron religiosos franciscanos como en el s. XIII San Buenaventura y Jacopone de Todi, éste con su célebre himno "Stabat Mater Dolorosa", y en el s. XV San Bernardino, quienes contribuyeron a fijar y propagar la iconografía de la Virgen Dolorosa.
    Las representaciones plásticas de María en el trance del dolor no ha sido unánime ni en las denominaciones ni en la manera, si bien es verdad que en todas tiene una actitud orante con expresión dolorosa como corresponde a la situación que refleja.

    Nombres de la Dolorosa.

    No están de mutuo acuerdo en cómo llamar a las efigies de la Virgen Dolorosa.
    Podemos hacer tres grupos:

    1.- Virgen de la Piedad.

    Se representa a María sentada en el suelo o sobre una piedra, al pie de la cruz y con el Hijo muerto en su regazo.
    Esta efigie es muy famosa en el Renacimiento, y sobre todo, en Italia, en donde Miguel Ángel hizo sus tres conocidas imágenes de la Piedad, destacándose la que se encuentra en la basílica de San Pedro del Vaticano, con la peculiaridad de que el artista ha puesto su nombre en la cinta que pasa por el corazón de la Virgen.

    En España un representante en el barroco lo tenemos en las tallas de Gregorio Fernández.

    2.- Virgen de los Dolores o de las Angustias.

    Suele aparecer con ambos brazos abiertos y como exclamando, situada al pie de la cruz, aquel grito de dolor: "Oh vosotros, que camináis, atended y ved si hay dolor semejante al mío."
    La imagen suele tener en su corazón siete espadas, representando los dolores que ha fijado la tradición.
    En España se le llama en algunos sitios la Quinta Angustia.

    3.- La Soledad.

    Esta advocación tiene su origen en la capilla frente al Calvario en que, según una tradición, María se quedó viviendo en el Calvario hasta que Jesús resucitó; contemplando los clavos y la corona de espinas... en triste soledad.
    Las características de esta imagen son: La Virgen se viste de negro y llora silenciosamente, las manos atenazadas por el sufrimiento, no necesita espada para declarar el dolor.
    Esta soledad de María impresionó profundamente a nuestros antepasados, como nuestro Lope de Vega nos lo ha trasmitido con los siguientes versos:
    Sin Esposo, porque estaba
    José de la muerte preso;
    sin Padre, porque se esconde;
    sin Hijo, porque está muerto;
    sin luz, porque llora el Sol;
    sin voz, porque muere el Verbo;
    sin alma, ausente la suya;

    sin cuerpo, enterrado el cuerpo;
    sin tierra, que todo es sangre;
    sin aire, que todo es fuego;
    sin fuego, que todo es agua;
    sin agua, que todo es hielo;
    con la mayor soledad...

    Cuántas espadas?

    Se ha tomado como símbolo de dolor en María una espada, teniendo en cuenta la profecía de Simeón: "Una espada te atravesará el alma" (Lc. 2, 35).
    El número simbólico de siete espadas es el que ha predominado sobre todo a partir del s. XV.
    Hay un grabado del s. XVI que tiene 13 espadas.
    El murciano Salzillo (s. XVIII) talló una imagen de la Dolorosa, que sólo lleva clavada una espada, la Virgen de la Purísima Angustia de la iglesia de Santa Catalina, de Cádiz.
    Como los dolores son tan numerosos y variados nunca los autores se pusieron de acuerdo acerca de cuáles eran cada uno, hasta llegó el momento que parecía como si hubiese una competición para ver quién encontraba más en la biografía de la Virgen, hasta el punto que llegaron a contarse hasta 150. Lo que sí sabemos es que María por ser Corredentora con su Hijo y al escoger éste el camino del sufrimiento tuvo que sufrir mucho, nunca el dolor estuvo ausente en su vida.

    BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA


    Bienaventurada
    Camilo Valverde Mudarra


    A ti, la llena de gracia,
    la elegida de Dios,
    la esclava sencilla,
    te llamarán bienaventurada
    todas las generaciones 

    Tú que, sabia,
    aceptaste la voluntad del Señor,
    muéstranos que, quien se humilla,
    tendrá, en su morada,
    un puesto con sus bendiciones. 

    Guíanos tú, la Bienamada,
    a guardar tu amor
    y llevarlo a pueblos y regiones
    y traer la paz a las naciones. 

    TE ACLAMAMOS VIRGEN MARÍA, POR MADRE Y SEÑORA

       
    Te aclamamos por Madre y Señora 
    Himno, Liturgia de las horas


    Te aclamamos por Madre y Señora 
    -eres causa de nuestra alegría-; 
    nuestra Reina, la corredentora 
    que ha querido mostrarse pastora. 
    ¡Oh humildísima Virgen María! 
      
    Has trocado la augusta diadema 
    por sencillo sombrero con flores, 
    amapolas y espigas tu gema, 
    y es un báculo humilde tu emblema 
    de Pastora entre tantos pastores. 
      
    Cual ninguno conoces la fuente, 
    manantial de las aguas tranquilas. 
    A la sombra del Omnipotente 
    no hay oveja que no se apaciente 
    cuando tú, cual Pastora, vigilas. 
      
    ¡Qué feliz es contigo el rebaño!, 
    lo recuestas en verdes praderas 
    lo conduces con gozo y sin daño, 
    lo defiendes del mal, del engaño, 
    en guardarle del lobo te esmeras. 
      
    Quien de ti se ha fiado no falla 
    al cruzar las cañadas oscuras, 
    lo proteges en toda batalla, 
    eres lumbre y escudo y muralla, 
    le hallas pasto en las peñas más duras. 
      
    ¡Gloria a aquel que la quiso tan bella! 
    Gloria al Hijo, su dicha y su encanto 
    -Astro Rey que nació de una estrella-. 
    Por la obra que él hizo con ella, 
    gloria sea al Espíritu Santo.  

    TANTAS VECES, VIRGEN MARÍA ME HAS AUXILIADO


    Tanta veces, María
    Rafael Ángel Marañón


    Tantas veces María me has auxiliado, 
    Que siento la vergüenza, angustia y pena 
    Del que torna de casa hostil y ajena 
    Y volviendo a tu amor, llego turbado. 

    Ignoran las estrellas cuando, helado, 
    En las noches de oscuridad suprema 
    Sin luna, sin lucero, mi gangrena 
    Crecía con el furor de mi pecado 

    Acudo una vez más a tu clemencia 
    Y apelo a tu serena mansedumbre, 
    Más grata cuanto más vil fue mi ausencia. 

    Y sé que tu recibes mi dolencia; 
    Que afable me convidas a tu lumbre 
    Por que es inagotable tu paciencia. 

    CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN MARÍA



    martes, 14 de enero de 2014

    PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO


    REGALOS QUE NO TE CONVIENE RECIBIR

    Hay regalos que no te conviene recibir

    Era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo.

    Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unosdocumentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

    - Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora.

    El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.

    El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

    - ¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?

    El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.

    - Por supuesto que no. -Contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.

    - Bueno, -prosiguió el profesor-, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

    - No entiendo a qué se refiere. -dijo el alumno confundido.

    - Muy sencillo, -replicó el profesor-, tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad.

    - Muchacho, -concluyó el profesor en tono gentil-, tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el mío.

    Cada día, en todo momento, tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas lo tendrás hasta que decidas cambiarlo.

    Es tan grande la libertad que nos da la vida que hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices.

    ¿Qué escogiste tú?

    LA FLOR DE LA ALEGRÍA

    La flor de la alegría
    Autor:  Padre Justo López Melús


    Sólo encuentra la alegría y la felicidad el que la busca... para los demás. Según una leyenda india, había muchas flores en el jardín de la humanidad, pero faltaba la más hermosa, la flor de la alegría. Un día llegó al jardín un extranjero, vio a los hombres tristes y les dijo: «En la cumbre de la montaña hay una flor preciosa. El que la traiga y la plante en su jardín será feliz».

    Desde entonces todos se decidieron a buscar la flor. El primero, el rey. Pero la corona le pesaba mucho y abandonó. Luego un guerrero, pero le pareció poca cosa y no la vio. Después un sabio, pero entre dudas y vacilaciones se desanimó. Y un día un niño se extravió y se encontró con la flor de la alegría. Con sus ojos limpios la distinguió y le cautivó. Y exclamó gozoso: «Llevaré esta florecita a mi madre y se alegrará». Y fue dichoso al ver la alegría de su madre.
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