sábado, 22 de marzo de 2014

PENSAMIENTO MARIANO 36



PENSAMIENTO MARIANO

Venid y vamos todos, en flores a porfía * en flores a María, que Madre nuestra es. * De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella, * más que la luna bella, postrada a tus pies. * Veníamos a ofrecerte las flores de este suelo; * con cuánto amor y anhelo, Señora, tú lo ves. * Tu poderosa mano defiéndanos, Señora, * y siempre, desde ahora, a nuestro lado estés.

DÍ LO QUE SIENTES

Dí lo que sientes

Siempre dí lo que sientes y haz lo que piensas...
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. 

Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. 

Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. 

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría te quiero y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. 

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuánto te quiero y que nunca te olvidaré.

El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. 
Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas.

Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para un sonrisa, un abrazo, un beso, y que estuviste muy ocupado para concederle a alguien un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento", "perdóname", "por favor", "gracias" y todas las palabras de amor que conoces.  

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos.
Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.





SÓLO HAY UNA SALIDA


Sólo hay una Salida...
Sólo hay una salida para los sufrimientos…pasar por ellos. Dios nunca te dará más de lo que puedes cargar. Así que carga tu cruz y regocíjate en el premio.
Aprendamos a cargar nuestra cruz sin renegar y sólo pidamos al Señor fuerza y fortaleza para salir adelante y salir triunfadores.
Cualquiera sea tu cruz, cualquiera sea tu dolor, siempre habrá un resplandor , un atardecer, después de la lluvia.

Quizás puedas tropezar, quizás hasta caer….. Pero Dios siempre está listo a responder a tu llamada.

Dios siempre enviará un arco iris después de la lluvia...

AMÓ A DIOS COMO SÓLO UNA MADRE PUEDE AMAR

Autor: P. Antonio Izquierdo y Florian Rodero | Fuente: Catholic.net
Amó a Dios como sólo una madre puede amar.
María es la única mujer a quien Dios puede llamar madre y Jesús es el único Dios a quien una mujer puede llamar Hijo.
 
Amó a Dios como sólo una madre puede amar.
Nacer es tener una madre. Así ha sido y es para todo hombre; así ha sido para el mismo Dios, que se hizo hombre en el seno de una Virgen. Por eso, el título mariano de "Madre de Dios" es una de las verdades más consoladoras y más ennoblecedoras de la humanidad. El cristianismo no teme en afirmar que Dios se ha acunado en los brazos de una mujer. Una mujer, María de Nazaret, que es madre en su cuerpo y sobre todo madre en su corazón, como bellamente nos enseña san Agustín.

1. Al ritmo de la vida de Cristo. Entre la vida de Jesús y la de María hay una estupenda sincronía y un paralelismo magnífico de misterio y de donación. Junto a la Encarnación del Verbo está la Inmaculada Concepción; con el nacimiento de Jesús se relaciona inseparablemente la maternidad de María; a los pies de la cruz del Redentor se halla de pie, firme en su dolor, María, la corredentora; la ascensión de Jesús a los cielos tiene su paralelo en la asunción de María en cuerpo y alma a la gloria celestial.
Vivir al ritmo de Cristo es vivir a ritmo de redención. Así vivió y vive en el cielo María. Ella se desvivió por Jesús en su vida terrena y vive con Jesús y por Jesús en el cielo. Ella no se pertenece, sino que es toda de su Hijo. Su misión es su Hijo, en la historia y en el siempre de la eternidad.

2. Múltiples relaciones. María mantiene diversas relaciones con la Iglesia. Es modelo de virtudes para todos los cristianos. Es Madre de la Iglesia, como la proclamó Pablo VI, pues ésta prolonga a Jesucristo místicamente en la historia. Es, al igual que la Iglesia, esposa del Espíritu y virgen fecunda que engendra continuamente hijos para Dios. Es espejo radiante de gracia y santidad, es pastora solícita del rebaño de Cristo, es abogada y protectora de los pecadores. Estas relaciones de María con la Iglesia y con sus hijos son relaciones vivas, ardientes, profundamente enclavadas en el alma cristiana, como se puede ver acudiendo a los santuarios de devoción mariana. ¿Y nuestras relaciones con María?

La Iglesia nos recomienda una veneración profunda hacia María. Una veneración que entraña una mezcla de algo sagrado y filial, cercano y misterioso. Sí, porque María es nuestra madre, pero al mismo tiempo está toda ella envuelta en el misterio de Dios. Una veneración, por ello, que nace de la profundidad de la fe, pero que toca también la superficie de nuestra sensibilidad. Es toda nuestra persona la que venera a María. Veneramos a María pero no la adoramos, solo se adora a Dios.

3. Madre del Hijo de Dios. María es la única mujer a quien Dios puede llamar madre y Jesús es el único Dios a quien una mujer puede llamar Hijo. En su seno Dios se instaló, creció, se hizo bebé. En sus brazos se acunó, en sus ojos se miró, sobre su pecho se durmió. Cogido de su mano comenzó a dar los primeros pasos por el mundo. Con sus besos María lo ungió de cariño y ternura, con sus labios le habló y le enseñó el lenguaje de su pueblo. Con su corazón lo amó, como sólo una madre puede amar. 

viernes, 21 de marzo de 2014

IMÁGENES DEL SANTO ROSARIO




EL SACO DE PLUMAS

El Saco de Plumas.. 


Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado. 

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?", a lo que el hombre respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas".

El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas. 

Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado",
a lo que el sabio contestó: "Esa es la parte más fácil.
Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas".
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna.

Al volver, el hombre sabio le dijo:
"Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste".

"Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón".



 

LA VIRGEN MARÍA, INDICA EL CAMINO HACIA LA UNIÓN PLENA CON DIOS


Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
María, indica el camino hacia la unión plena con Dios
Juan Pablo II profundizó en la fuerza que puede infundir en un corazón azorado la figura de la Virgen.


En medio de las dificultades de la vida, el cristiano cuenta con una ayuda única: la figura de la Madre de Dios «que indica el camino, es decir, Cristo, único mediador que lleva en plenitud al Padre». 

Juan Pablo II profundizó en la fuerza que puede infundir en un corazón azorado la figura de la Virgen. 

Al levantar la mirada hacia su imagen, explicó el Santo Padre, «podemos afirmar que María, junto a su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos».


Queridos hermanos

Recordemos una de las páginas más conocidas del Apocalipsis de Juan. En la mujer encinta, que da a luz un hijo, ante un dragón rojo como la sangre enfurecido con ella y con el que ha engendrado, la tradición cristiana, litúrgica y artística, ha visto la imagen de María, la madre de Cristo. Sin embargo, según la intención original del autor sagrado, si el nacimiento del niño representa la venida del Mesías, la mujer personifica evidentemente al pueblo de Dios, es decir, el Israel bíblico, o sea, la Iglesia. La interpretación mariana no está en contraste con el sentido eclesial del texto, ya que María es «figura de la Iglesia» (Lumen Gentium, 63; cf. San Ambrosio, «Expos. Lc», II, 7).

En lo profundo de la comunidad fiel aparece por tanto el perfil de la Madre del Mesías. Contra María y la Iglesia se levanta el dragón, que evoca a Satanás y el mal, como lo indica la simbología del Antiguo Testamento: el color rojo es signo de guerra, de masacre, de sangre derramada; las «siete cabezas» coronadas indican un poder inmenso; mientras que los «diez cuernos» evocan la fuerza impresionante de la bestia, descrita por el profeta Daniel (cf. 7,7), imagen también del poder prevaricador que amenaza a la historia.

El bien y el mal, por tanto, se enfrentan. María, su Hijo y la Iglesia representan la aparente debilidad y pequeñez del amor, de la verdad, de la justicia. Contra ellos se desencadena la monstruosa energía devastadora de la violencia, de la mentira, de la injusticia. Pero el canto que sella el pasaje nos recuerda que el veredicto definitivo es confiado a «la salvación, el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo» (Apocalipsis 12, 10).

Ciertamente en el tiempo de la historia, la Iglesia puede verse obligada a refugiarse en el desierto, como el antiguo Israel en marcha hacia la tierra prometida. El desierto, entre otras cosas, es el refugio tradicional de los perseguidos, es el ámbito secreto y sereno donde se ofrece la protección divina (cf. Génesis 21, 14-19; 1Reyes 19,4-7). Ahora bien, en este refugio la mujer permanece sólo durante un período de tiempo limitado, como subraya el Apocalipsis (cf. 12,6.14). El tiempo de la angustia, de la persecución, de la prueba no es, por tanto, definitivo: al final, vendrá la liberación y será la hora de la gloria.

Contemplando este misterio desde una perspectiva mariana, podemos afirmar que «María, junto a su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia deber mirar hacia ella, que es su madre y modelo, para comprender el sentido de su propia misión en plenitud» (Congregación para la Doctrina de la Fe, «Libertatis conscientia», 22-3-1986, n. 97; cf. «Redemptoris Mater», 37).

Fijemos, entonces, nuestra mirada en María, imagen de la Iglesia peregrina en el desierto de la historia, que se dirige a la meta gloriosa de la Jerusalén celeste, donde resplandecerá como Esposa del Cordero, Cristo Señor. La Iglesia de Oriente honra a la Madre de Dios como la «Odiguitria», la que «indica el camino», es decir, Cristo, único mediador que lleva en plenitud al Padre. Un poeta francés ve en ella «la criatura en su estado original y en su lozanía final, como surgió de Dios en la mañana de su esplendor original» (Paul Claudel, «La Vierge à midi», editorial Pléiade, página 540).

En su inmaculada concepción, María es el modelo perfecto de la criatura humana, llena desde el inicio de esa gracia divina que sostiene y transfigura a la criatura (cf. Lucas 1, 28), que escoge siempre, en su libertad, el camino de Dios. De este modo, en su gloriosa asunción al cielo, María, es la imagen de la criatura llamada por Cristo resucitado a alcanzar, al final de la historia, la plenitud de la comunión con Dios en la resurrección a una eternidad bienaventurada. Para la Iglesia, que experimenta con frecuencia el peso de la historia y el asedio del mal, la Madre de Cristo es el emblema luminoso de la humanidad redimida y abrazada por la gracia que salva.

La meta última de la vicisitud humana llegará cuando «Dios sea todo en todo» (1 Corintios 15, 28) y, como anuncia el Apocalipsis, cuando «el mar deje de existir» (21, 1), para explicar que el signo del caos destructor y del mal será finalmente eliminado. Entonces la Iglesia se presentará ante Cristo como «como una novia ataviada para su esposo» (Apocalipsis 21, 2). Esa será la hora de la intimidad y del amor sin fisuras. Pero ya desde ahora, al mirar a la Virgen elevada al cielo, la Iglesia comienza a experimentar la alegría que le será ofrecida en plenitud al final de los tiempos.

En la peregrinación de fe a través de la historia, María acompaña a la Iglesia como «modelo de la comunión eclesial en la fe, en la caridad y en la unión con Cristo. Eternamente presente en el misterio de Cristo, ella está, en medio de los apóstoles, en el corazón mismo de la Iglesia naciente y de la Iglesia de todos los tiempos. Efectivamente, "la Iglesia fue congregada en el cenáculo con María, que era la Madre de Jesús, y con sus hermanos. No se puede, por tanto, hablar de Iglesia si no está presente María, la Madre del Señor, con sus hermanos» (Congregación para la Doctrina de la Fe, «Communionis notio», 28-5-1992, n. 19; cf. San Cromacio de Aquileya, «Sermo» 30, 1).

Cantemos, entonces, nuestro himno de alabanza a María, imagen de la humanidad redimida, signo de la Iglesia que vive en la fe y en el amor, anticipando la plenitud de la Jerusalén celeste. «El genio poético de san Efrén el Sirio, llamado "la cítara del Espíritu Santo", ha cantado incansablemente a María, dejando una impronta todavía presente en toda la tradición de la Iglesia siríaca» («Redemptoris Mater», 31). Es él quien presenta a María como imagen de belleza: «Ella es santa en su cuerpo, bella en su espíritu, pura en sus pensamientos, sincera en su inteligencia, perfecta en sus sentimientos, casta, firme en sus propósitos, inmaculada en su corazón, eminente, llena de todas las virtudes» («Himnos a la Virgen María» 1,4; editorial Th. J. Lamy, «Hymni de B. Maria», Malines 1886, t. 2, col. 520). Que esta imagen resplandezca en el corazón de toda comunidad eclesial como reflejo perfecto de Cristo y que sea como un signo que se alza por encima de los pueblos, como «ciudad colocada en la cumbre de una montaña», y «lámpara sobre el candelero para que alumbre a todos» (cf. Mateo 5, 14-15).

VEINTE REGLAS PARA VIVIR BIEN


Veinte reglas para el buen vivir

      
        El Instituto Francés de Ansiedad y Estrés, en Paris, trazó veinte reglas de vida que dicen los expertos
        que si consigue asimilar diez de ellas, con seguridad aprenderá a vivir con calidad interna:


        1) HAGA UNA PAUSA de 10 minutos por cada 2 horas de trabajo, a lo máximo.
        Repita estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.

        2) APRENDA a DECIR NO, sin sentirse culpable, o creer que lastima a alguien.
        Querer agradar a todos es un desgaste enorme.

        3) PLANEE su día, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, consciente de que no todo depende de usted.

        4) CONCÉNTRESE en apenas una tarea a la vez.
        Por mas ágil que sean sus cuadros mentales, usted se cansa.

        5) OLVÍDESE de una vez por todas que usted es indispensable en el trabajo, casa, o grupo habitual.
        Por más que eso le desagrade, todo camina sin su actuación, a no ser usted mismo.

        6) DEJE de sentirse responsable por el placer de los otros.
        Usted no es la fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonia.

        7) PIDA AYUDA siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las personas correctas.

        8) SEPARE problemas reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.

        9) INTENTE descubrir el placer de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que es lo máximo que puede conseguir en la vida.

        10) EVITE envolverse en ansiedades y tensiones ajenas, en lo que se refiere a ansiedad y tensión.
        Espere un poco y después retorne al diálogo y a la acción.

        11) SU FAMILIA NO es usted, está junto a usted, compone su mundo pero no es su propia identidad.

        12) COMPRENDA qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que evite el movimiento y la búsqueda.

        13) ES NECESARIO tener siempre alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente. No sirve de nada si está lejos.

        14) CONOZCA la hora acertada de salir de una cena, levantarse del palco y dejar una reunión.
        Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.

        15) NO QUIERA saber si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental.
        Escuche lo que hablaron bien de usted, con reserva analítica, sin creérselo todo.

        16) COMPETIR en momentos de diversión, trabajo y vida entre pareja, es ideal para quien quiere quedar cansado o perder la mejor parte.

        17) LA RIGIDEZ es buena en las piedras no en los seres humanos.

        18) Una hora de INMENSO PLACER sustituye, con tranquilidad, tres horas de sueño perdido.
        El placer recompensa más que el sueño.
        Por eso, no pierda una buena oportunidad de divertirse.

        19) NO ABANDONE sus tres grandes e invaluables amigas. Intuición, Inocencia y Fe.

        20) ENTIENDA de una vez por todas, definitivamente y en conclusión que Usted ES LO QUE USTED HAGA de USTED MISMO.


        Piense.. Reflexione... Practique...

ORACIÓN A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA


LUCHAR POR LA VIDA


jueves, 20 de marzo de 2014

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS


 Oración por los enfermos

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén

LA EUCARISTÍA: MISTERIO DE LA FE




Autor: Guillermo Juan Morado | Fuente: Catholic.net
La Eucaristía: Misterio de la fe
“¡Éste es el Sacramento de nuestra fe!”, el Misterio que nos inunda de sentimientos de gran asombro y gratitud.


La Eucaristía: Misterio de la fe
La Eucaristía: Misterio de la fe
En la celebración de la Santa Misa, justo después de la consagración, el sacerdote dice: “Mysterium fidei” (“Éste es el sacramento de nuestra fe”), a lo que el pueblo responde: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!”.

El Papa Juan Pablo II evoca estas palabras, en el primer capítulo de la encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, para recordar algunos aspectos fundamentales del Sacramento. La Eucaristía es memorial del sacrificio pascual del Señor; presencia viva y sustancial de Cristo en medio de nosotros; verdadero banquete de comunión; anticipación del Paraíso, que impulsa a transformar la propia vida, el mundo y la historia.

El Sacramento eucarístico es algo más que un encuentro fraterno. Es el mismo sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos. En la Cruz el Señor se ofreció a sí mismo al Padre en favor de todos los hombres. Este sacrificio, esta autodonación plena en la que resplandece el amor más grande, se hace presente en la Eucaristía.

La Santa Misa es “memorial” actualizador del único Sacrificio de la Cruz. La celebración de la Eucaristía nos hace contemporáneos del Calvario, para que Cristo una a su propia ofrenda sacrificial la ofrenda de nuestras vidas. La Iglesia contempla asombrada este “Misterio de la fe”, “Misterio grande”, “Misterio de Misericordia”, que constituye el don mayor que el Señor nos ha dado: el don de sí mismo, de su cuerpo entregado y de su sangre derramada. ¡Sacrifico de la Pascua de Cristo, el Cordero Inmolado, que muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida!

El sacramento del sacrificio de Cristo implica una presencia muy especial: la presencia real y sustancial del Señor bajo las especies del pan y del vino. Por la consagración, el pan deja de ser pan y se convierte en Cuerpo de Cristo y el vino deja de ser vino y se convierte en la Sangre de Cristo. Esta conversión es llamada muy propiamente por la Iglesia “transustanciación”. El Papa recoge las palabras de Santo Tomás de Aquino, para afirmar desde la fe: “Te adoro con devoción, Dios escondido”.

El sacrificio eucarístico se orienta a la comunión, a la íntima unión de los fieles con Cristo mediante la recepción de su Cuerpo y su Sangre. Por eso la Eucaristía es, inseparablemente, memorial de la Cruz y sagrado banquete de comunión, en el que Cristo mismo se ofrece como alimento y nos comunica su Espíritu.

La celebración eucarística tiene una proyección escatológica; es anticipación de la meta a la que tendemos, una pregustación de la gloria: “La Eucaristía es verdaderamente – escribe el Santo Padre – un resquicio del cielo que se abre sobre la tierra. Es un rayo de gloria de la Jerusalén celestial, que penetra en las nubes de nuestra historia y proyecta luz sobre nuestro camino” (Ecclesia de Eucharistia, 19). Por eso, la Santa Misa se celebra siempre en comunión con la Bienaventurada siempre Virgen María, con los ángeles y los arcángeles, y con todos los santos, pues en la Eucaristía se une la liturgia de la tierra a la liturgia del cielo.

Del anuncio de la muerte y de la resurrección de Cristo, en la espera de su retorno glorioso; es decir, de la Eucaristía, recibimos la fuerza para transformar nuestras vidas y para transformar el mundo y la historia, a fin de que sean conformes al designio de Dios.

“¡Éste es el Sacramento de nuestra fe!”, el Misterio que nos inunda de sentimientos de gran asombro y gratitud. “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡ven Señor Jesús!”.

¿QUÉ ES LA BIBLIA?

EL MAGNIFICAT


El Magnificat


Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.


Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.


Amén.

EL LIBRO DE TU VIDA


El Libro de tu Vida!!

El día de tu nacimiento, cuando solo sabías llorar, recibiste mil besos y caricias, pero también un libro con las hojas en blanco, sin estrenar: ¡EL LIBRO DE TU VIDA! .

Desde aquel instante comenzaste a escribir la historia de tu vida. Ya llevas varias páginas. ¿Qué has escrito hasta ahora?.

A veces escribimos y escribimos y nunca ojeamos las páginas escritas.

Toma el libro de tu vida y repásalo durante unos minutos. Tal vez encuentres capítulos o páginas que te gustaría besar, algunas escenas te harán llorar, y al abrir alguna página amarilla o reciente, te entraran ganas de arrancarla. Se ve negra con salpicaduras de tinta.

Pero Pilatos te diría:  ¡Lo escrito , amigo, escrito está!.

Tú lo has escrito con tu puño y letra. No con la tinta de una "bic" o de una pluma, sino con la tinta de tu libertad. "Tú mismo has forjado tu propia aventura", decía el manco Lepanto. "Porque veo al final de mi duro camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino", sentencia Amado Nervo, quien prefiere la metáfora del arquitecto.

No arranques esas páginas, pide perdón si cometiste un error, para que así se borren todos tus garabatos y así podrás continuar escribiendo tu historia mejor que ayer.

¿Por qué no almacenar el libro de tu vida entre los Best Seller del mundo?.Aprovecha tu tinta porque tarde o temprano se te va acabar, y ¡no se venden repuestos ni en los kioscos ni en las librerías!

La vida es una y se vive una sola vez. La muerte cerrará tu libro.

Y al final solo pedirán tu libro, y alguien lo leerá o lo pasará en video, como las aventuras.

Todos somos arquitectos y novelistas, así que , amigo, borrón y cuenta nueva.

Comienza cuanto antes Tu Best Seller.

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


ORACIÓN A JESÚS SACRAMENTADO 

¡Oh Señor nuestro Sacramentado! Míranos aquí en tu adorable presencia. Venimos a bendecirte y alabarte en unión de los ángeles que invisiblemente rodean esa Hostia Divina.

Venimos a consagrarte esta Hora Santa, gozándonos de estar aquí, en tu acatamiento, a gustar de tu compañía y a conversar contigo, que tienes palabras de vida eterna.

Sí, Dios nuestro. Quisiéramos contemplarte a través de esa Hostia Santa con el tiernísimo afecto con que os miraba tu Madre: con aquella devoción con que os seguían tus discípulos, y muy singularmente el Discípulo Amado, cuando la noche de la Cena reclinó su cabeza sobre tu ardiente Corazón.

Nos sentimos felices de hallarnos junto a Ti, y queremos aprovechar todos los momentos de esta Hora Santa para hacerte compañía, que tu presencia nos hace tan agradable. Concédenos, oh Jesús, no dormirnos, como se durmieron tus apóstoles la noche tristísima de tu agonía en el Huerto de los Olivos.

Míranos, Señor; somos tus hijos, a quienes tantas veces habéis alimentado con tu mismo Cuerpo y Sangre.

¡Señor! Vuelve hacia nosotros tus ojos misericordiosos; pon en nuestros pensamientos una ráfaga de la luz de tu Rostro, y en nuestros corazones una centellita siquiera del fuego que abrasa tu dulcísimo Corazón.

Concédenos, oh Jesús, sentir hondamente la verdad de aquellas palabras del Real Profeta: "es mejor una hora en tu Casa, que mil años en compañía de los pecadores".

miércoles, 19 de marzo de 2014

INVITE AL AMOR


INVITE AL AMOR

Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres ancianos frente a su jardín.
Ella se dirigió a ellos y les dijo:
- No creo conocerlos, pero deben tener hambre. ¿Quieren entrar a mi casa para comer algo?.
Ellos respondieron:
- Gracias. ¿Está el hombre de la casa?
-No, respondió ella , no está.
-Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido.
- Entonces diles que ya he llegado e invítalos a pasar.
La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa.
-No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los ancianos.
-¿Por qué?, quiso saber ella.
Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó:
Su nombre es Abundancia.
Luego indicó hacia el otro.
Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor.
Ahora vaya adentro y decida con su marido a cuál de nosotros tres desean invitar a casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron.
El hombre se puso feliz: ¡Qué bien! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Abundancia. Que entre y llene nuestra casa.
Su esposa no estaba de acuerdo:
Querido, ¿porqué no invitamos a Éxito?
La hija del matrimonio estaba escuchando desde  otra habitación y vino corriendo.
¿No sería mejor invitar a Amor?
Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.
Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped.
La esposa salió y les preguntó:
¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga y que sea nuestro invitado.

Amor se levantó y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y le siguieron.
Sorprendida, la mujer les preguntó a Abundancia y a Éxito:
Yo invité sólo a Amor ¿porqué también vienen ustedes si sólo podíamos invitar a uno?.

Los viejos respondieron juntos:
- Si hubiera invitado a Abundancia o a Éxito, los otros dos habrían permanecido fuera, pero ya que usted invitó a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.
Donde quiera que hay amor, hay también abundancia y éxito.

martes, 18 de marzo de 2014

ORACIÓN POR LOS PADRES


Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net 
Oración por los padres
Hazme capaz de hacerlos felices...


Jesús, te agradezco
que has puesto a mi lado
a mi papá y a mi mamá.
Ellos han hecho tanto por mí
que yo te pido los conserves
cerca de mi mucho tiempo.

Hazme capaz de hacerlos felices
y que podamos siempre comprendernos
y amarnos al igual que 
la Sagrada Familia de Nazaret.

Amen.

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, MARZO 19


Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net
José, Santo
Esposo de la Virgen María, Marzo 19
José, Santo

Esposo de la Virgen María

Martirologio Romano: Solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre al Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.

Etimológicamente; José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.

Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención.

El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo.

Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.

Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa.

EL VÍA CRUCIS DE LOS INOCENTES



VÍA CRUCIS DE LOS INOCENTES



1- CONDENACIÓN

Fui condenado a muerte antes de haber nacido. A mí nadie me dio amor, ¡porque nadie me quiere!


2- JESÚS CARGA CON SU CRUZ

Me cargaron con la maldición de no ser deseado. Todos me maldecían. ¡Me van a eliminar!


3- LA PRIMERA CAÍDA

Soy un "pecado." Soy una "caída." Dicen falsamente: "Nadie puede ser obligado a cargar con las consecuencias de un embarazo no deseado".


4- ENCUENTRO CON LA MADRE

¡Qué doloroso fue tu encuentro, Señor! ¡Yo, yo .... no tengo madre que se encuentre conmigo y que me llore! ¡Estoy encarcelado en el vientre de una mujer que me manda a matar!


5- EL CIRENEO

Alguien te ayudó a llevar la cruz. A mí... a mí nadie me ayuda. El médico dará a mi madre un narcótico para que ella no sufra mientras yo debo sufrir la muerte.


6- LA VERÓNICA

¿Quién me enviará una Verónica que me consuele de mi condenación? Nadie conoce mi situación. La ley engaña a los propios cristianos.


7- LA SEGUNDA CAÍDA

Es fácil mandarme a matar porque soy pequeño. Mi padre hace cálculos: "¿Cuánto me va a costar?" ¡Mi muerte sale barata! Consecuencia: ¡tengo que morir!


8- LAS SANTAS MUJERES

¿De qué te servirán, Señor, las lágrimas de las mujeres? No podrán impedir tu muerte. ¿De qué me valen las "leyes"? ¡Permiten mi muerte!


9- LA TERCERA CAÍDA

¡Es la caída fatal! Tengo que morir. Están hechos los cálculos: ¡no hay lugar para mí! No hay ni un pedacito de pan para mí en este Valle de Lágrimas. ¡Tengo que morir!


10- JESÚS DESPOJADO DE SU VESTIMENTA

Te desnudan de tu vestimenta. ¡Yo nunca tuve un vestido! Tan sólo mi piel. Pero así y todo me agarran como para que no me escape.




11- LA CRUCIFIXIÓN

A ti te fijaron a una cruz. A mí me parten en pedazos. Y también "cuentan todos los pedacitos". Así se aseguran de que mi madre no sufra una infección.


12- MUERTE EN LA CRUZ

Tú mueres. ¡Yo también! Tú eres inocente, yo también. Acuérdate de mí cuando entres en tu Reino, en tu Reino de la Vida Eterna.


13- DESCENSO DE LA CRUZ

Muerto pudiste reposar en el regazo de la que te llevó en su vientre. En cambio, a mí vuelven a maldecirme porque sería una carga que pesaría en la conciencia.






14- JESÚS ES SEPULTADO

A Ti te ofrecieron un sepulcro. Mi única tumba es un recipiente de basura.


EL QUE AMA, NO MATA! ¡DI NO AL ABORTO! 
¡DI SÍ A LA VIDA!

“Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré...” (Jeremias 1,5) 

¡Cuando el hombre se olvida de Dios, hace cualquier cosa! 

“Que nosotros seamos la voz de los que no pueden hablar, para que se acabe de una vez por todas este asesinato”.

Autor del texto: Richard Thaimann
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