viernes, 30 de marzo de 2018

IMÁGENES DE VIERNES SANTO

















LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 30 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
30 de marzo



Jesús se daba a conocer por las obras que realizaba y tú también debes convencer de tu adhesión al Evangelio no sólo con tus palabras, sino primeramente con tus obras de vida.

"Creen en mis obras", debe ser el lema que preceda a tus palabras para compulsarlas con la Palabra de Dios no menos debes cotejar tu modo de vivir, tus ejemplos de vida, la imagen que presentas al mundo, para que el mundo vea que vives lo predicas y predicas lo que crees.



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 29 MARZO

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
29 de marzo




El cristiano es el hombre del más allá; vivirá el hoy, el aquí y el presente, pero asumiendo la responsabilidad de lanzar hacia el futuro de hoy, que vive con una proyección escatológica.

Nada de lo presente tiene en sí valor, sino en cuanto se orienta hacia el Reino de Dios, que ha de venir; el cristiano tiene como misión acercar ese "ya, pero aún no", que da sentido a toda la vida y a todo su obrar: "ya" debe vivir la realidad escatológica, pues el laico cristiano está en el mundo; "pero todavía no", pues no es de este mundo, no se puede afincar definitivamente en el.



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 28 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
28 marzo




Cristo era un hombre en verdad perfecto: de vida interior y de oración, al par de celo y acción; de rigurosa autoridad para consigo mismo y de gran magnanimidad para con los demás; grandeza y humildad son unificadas por Cristo en su doctrina; madurez y sabiduría, junto al don de ser refrescante y juvenil, conocedor profundo del alma humana; bondadoso hasta sobrepasar los límites que pudiéramos imaginar; con los miserables, con los pobres, con los amigos, aun con los que lo traicionan.

Yo soy discípulo de Cristo, seguidor de Cristo, apóstol de Cristo; él debe ser para mí el Jefe, el Líder, el verdadero Maestro, a quien debo escuchar, para aprender cuanto tenga que decirme.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 27 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
27 de marzo




Los que son de este mundo, no entienden las cosas de arriba, que son del mundo del espíritu; en cambio los que no son de este mundo, captan con facilidad las cosas de Dios y se gozan con ellas.

A cuántos hombres de nuestros días se les puede aplicar la acusación de Jesús: "Ustedes son de este mundo" y por eso solamente entienden las cosas de este mundo, pero se les escapan las cosas de Dios, que no aprecian, ni buscan, porque no las valoran, y no las valoran porque no las entienden.

La escala de valores que usa este mundo es muy diferente de la escala de valores que nos formula el Evangelio. Jesús no es de este mundo; por eso el mundo lo persiguió. Tú que eres discípulo de Jesús, no debes extrañarte de ser incomprendido por el mundo, pues aunque estés en el mundo, tú no eres de este mundo.


P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS




lunes, 26 de marzo de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA SEMANA SANTA 2018


Una reflexión para cada día 
de la Semana Santa 2018



Tenemos la suerte de saber, por el evangelio, lo que hizo Jesucristo cada uno de los días de la Semana Santa. Aquí lo tienes. Es la semana más importante de todo el año. Con cada cosa que hizo y dijo, nos quiso enseñar. Habla con Él de eso.

El jueves, viernes y domingo hay Oficios; aunque el jueves y el viernes no es obligatoria la asistencia, ojalá puedas ir los tres días.



LUNES SANTO (26 de Marzo)
¿Qué hizo hoy Jesús? Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que está a unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios. Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de oración, y vuelve a pie a Betania.

A lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?

Fíjate como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.


MARTES SANTO (27 de marzo)
Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.

No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.


MIÉRCOLES SANTO (28 de Marzo)
Jesús se queda en Betania. Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, invita al Señor a comer en su casa, por lo agradecido que le estaba. Mientras están comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo llamada María; rompe un frasco de perfume carísimo y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus cabellos. A Jesús le gustó ese detalle de cariño.

Es entonces cuando Judas busca a los jefes del pueblo judío y les dice: "¿Qué me dais si os lo entrego?". Ellos se alegraron y prometieron darle dinero.

¿Eres agradecido como Simón por las veces que a ti también te he curado de tus pecados? Cada vez, después de confesarte, dale gracias por haberte perdonado.

A Jesús le gustará que hoy tengas algún detalle de cariño con Él, como María. Piensa ahora uno concreto y regálaselo ya.


JUEVES SANTO (29 de marzo)

La última Cena. Por la mañana de¡ Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.

Hazle tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.


VIERNES SANTO (30 de Marzo)

Hoy muere. Al amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han dado golpes. Deciden condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no supo volver con la Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a Barrabás. Pilatos se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con el látigo. Después, le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús recorre Jerusalén con la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre. Simón le ayuda a llevar la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le crucificaron. Nos dio a su Madre como Madre nuestra y hacia las tres se murió y entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una lanza. Por la noche, entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el Cuerpo en manos de su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el sepulcro.

¡Dame, Señor dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con frecuencia.



SÁBADO SANTO (31 de marzo)

Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto para redimirnos.

Estamos tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.

Pasa el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.



DOMINGO DE RESURRECCIÓN (1 de Abril)

En cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.

Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.

Como Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

PAPA FRANCISCO HONRA AL POLICÍA FRANCÉS QUE MURIÓ AL INTERCAMBIARSE POR UN REHÉN DE ISIS


El Papa honra al policía francés que murió al intercambiarse por un rehén de ISIS
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco condenó el atentado terrorista que el pasado 23 de marzo ocasionó 4 muertos y 16 heridos en Francia, y alabó el acto heroico del teniente-coronel Arnaud Beltrame que ofreció su vida para proteger la de personas inocentes.

Por medio de un telegrama enviado por el Santo Padre a Mons. Alain Planet, Obispo de Carcassonne y Narbonne, el Pontífice quiso “poner de relieve mi tristeza y confiar a la misericordia de Dios las personas que han perdido la vida” en el atentado ocurrido en las localidades francesas de Carcassone y en Trèbes.

Además, afirmó que “me uno a la oración y a la tristeza de los familiares” de las víctimas y heridos.

“Saludo particularmente la gesta generosa y heroica del teniente-coronel Arnaud Beltrame que entregó su vida con el objetivo de proteger a las personas. Expreso mi simpatía y bendiciones a sus familiares, así como a todas las personas afectadas por este drama, pido al Señor que les aporte descanso y consuelo”.

Por último, reiteró su condena al terrorismo: “Condeno de nuevo estos actos de violencia ciega que engendran tanto sufrimiento, y pido con fervor a Dios el don de la paz, e invoco para sus familias y para todos los franceses de bien y las bendiciones divinas”.

El ataque terrorista, reivindicado por Estado Islámico, se produjo cuando una persona asaltó un supermercado y, tras abatir a un policía, a un carnicero y a un cliente, se atrincheró con varios rehenes a los que amenazó con ejecutar.

En esa situación de gran tensión, el teniente-coronel de la Gendarmería Francesa, Arnaud Beltrame, ofreció intercambiarse por una mujer retenida. A continuación, el gendarme fue ejecutado, lo que precipitó el asalto policial que acabó con la vida del terrorista.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 26 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
26 marzo




Yo soy la servidora del Señor, 
que se cumpla en mí lo que has dicho.

El Evangelio nos dice que la Virgen quedó desconcertada por las palabras honoríficas que el ángel le dirigía; era la profundísima humildad de María, que se juzgaba indigna de tales elogios; pero fue precisamente esta humildad de María la que atrajo las miradas de Dios.

Si queremos atraer las miradas de Dios, practiquemos la humildad.


P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY LUNES SANTO 26 MARZO 2018


Lecturas de hoy Lunes Santo
Hoy, lunes, 26 de marzo de 2018




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (42,1-7):

Así dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.
Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella:
«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 26,1.2.3.13-14

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es la defensa de mí vida, 
¿quién me hará temblar? R.

Cuando me asaltan los malvados 
para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.

Si un ejército acampa contra mí, 
mi corazón no tiembla; 
si me declaran la guerra, 
me siento tranquilo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor 
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, 
ten ánimo, espera en el Señor. R.

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Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11):

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo:
- «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy lunes, 26 de marzo de 2018
Adrián de Prado Postigo, cmf


Queridos hermanos:

Hoy es Lunes Santo. Un día «santo» porque en él se trasluce el misterio último de la libertad de Dios. No se trata de una libertad cualquiera: es la libertad de un Dios que se ha comprometido hasta el fondo con la salvación del ser humano.

En las palabras del profeta Isaías, vemos a Dios Padre entregando a su Hijo al mundo como justicia, alianza y luz. Jesucristo es a la vez el Hijo y el Enviado. Como Hijo, es el elegido de Dios, aquel a quien Dios ha llamado, ha cogido de la mano, ha infundido su espíritu, ha sostenido por los siglos. Sin embargo, como Enviado, habrá de transitar los caminos de la paciencia, la humildad, el abajamiento, el desprecio y la muerte. No se pueden disociar las dos caras del misterio: Jesús es Hijo amado siendo Siervo sufriente y es Siervo sufriente porque es Hijo amado. Y... Dios es consciente de ello. Es consciente de que, en el gesto de enviarnos a su Hijo, nos está dando la posibilidad de vivir en plenitud, pero sabe también que Jesucristo habrá de convertirse en siervo para llevar a término su oferta de salvación. Así pues, la cruz no forma parte de la voluntad del Padre, pero, una vez que aparece en el horizonte, Dios la asume con generosidad, porque no quiere dar un paso atrás en su libre decisión de amarnos, aunque ello implique adentrarse en las tinieblas.

Estas dos caras del misterio de Cristo, que hunden sus raíces en la libertad amorosa del Padre, tienen también su reflejo en el fragmento del evangelio de Juan que hoy escuchamos. En un ambiente cargado de presagios de muerte, Jesús actúa con la libertad de Dios, asumiendo que su condición de Hijo amado le llevará a tomar la condición de Esclavo sufriente. Cuando María, la hermana de Lázaro, mira a Jesús, ve al Hijo; cuando lo mira Judas, ve al Esclavo. Por eso ella no duda en derramar sobre sus pies un ungüento carísimo, tan valioso y tan sobreabundante como el amor que Dios nos tiene a nosotros en su Hijo. Por su parte, Judas trata de aminorar el mérito de Jesús, reduciéndolo a la indignidad de quien no merece ser embalsamado ni siquiera después de muerto. María y Judas no discuten por los pobres sino por Cristo: con su gesto desproporcionado, ella recibe a Jesús como la gran riqueza de su vida –Él es su salvación– mientras que Judas lo desprecia como la gran decepción de su historia –Él es su perdición–.

Dejemos hoy que la libertad de Dios llegue hasta nosotros en todo su misterio, que Dios nos diga a cada uno: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo». Y al mirarlo, ¿se llenará nuestra casa de la fragancia del perfume o del frío metal de las treinta monedas?

Fraternalmente:
Adrián de Prado Postigo, cmf.

FELIZ LUNES SANTO!!



domingo, 25 de marzo de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 25 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
25 marzo



María Santísima siempre estuvo dispuesta a aceptar la voluntad del Señor. Ella siempre tenía la voluntad del Señor. Ella tenía siempre, no sólo en el fondo de su Corazón, sino también a flor de labios, el fiat, el hágase Señor tu voluntad, siempre y en todo; aun en aquellas cosas tan difíciles y en todo; aun en aquellas cosas tan difíciles de comprender, como el hecho de que sea ella la Madre del Redentor, permaneciendo siempre virgen.

Fue siempre María la humilde sierva del Señor; ella colaboró en todo y por todo con los planes salvadores del Señor; así debe ser el cristiano: un fiel hijo de Dios, puesto enteramente en sus manos para que en él y por él se realicen los planes que el Padre tiene sobre sus hijos los hombres.

En los planes de Dios, los hombre deben ser salvados por los hombres; Dios cuenta con nosotros, para que los otros hombres lleguen al conocimiento de Jesucristo; si fallamos, fallamos al plan de Dios.


P. Alfonso Milagro

DOMINGO DE RAMOS, SOLEMNIDAD LITÚRGICA, 25 MARZO


Domingo de Ramos
Solemnidad Litúrgica, 25 de marzo de 2018
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa 




Solemnidad
Martirologio Romano: Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, cuando nuestro Señor Jesucristo, como indica la profecía de Zacarías, entró en Jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió la multitud con ramos de olivos.

El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.

En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.

Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los olivos para recalar en la capilla de Betfagé, que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. .

Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta y sin subterfugios aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.

San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".

Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.

Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.

Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo.

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.

Era el anuncio del amor de un Dios que baja con nosotros hasta el abismo de lo que no tiene sentido, del pecado y de la muerte, del absurdo grito de Jesús en su abandono y en su confianza extrema. Era un anuncio al mundo pagano tanto más realista cuanto con él se podía medir la fuerza de la Resurrección.

La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.

QUE MARÍA NOS AYUDE A VIVIR BIEN LA SEMANA SANTA, EXHORTA EL PAPA FRANCISCO


Que María nos ayude a vivir bien la Semana Santa, exhorta el Papa
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)





Durante el rezo del Ángelus este Domingo de Ramos, el Papa Francisco hizo votos para que la Virgen María ayude a todos a vivir bien la Semana Santa de este 2018.

En sus palabras a los miles de fieles que estaban en la Plaza de San Pedro, el Pontífice expresó su deseo de que “María nos ayude a vivir bien la Semana Santa”.

“De ella aprendemos el silencio interior, la mirada del corazón, la fe amorosa para seguir a Jesús en el camino de la cruz que conduce a la luz gozosa de la Resurrección”, destacó.

Recordando luego la celebración del Sínodo de los Jóvenes en octubre de este año y la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se realizará en enero de 2019 en Panamá, el Papa exhortó a que “en este itinerario nos acompañe el ejemplo y la intercesión de María, la joven de Nazareth que Dios eligió como Madre de su Hijo”.

“Ella camina con nosotros y guía a las nuevas generaciones en su peregrinación de fe y de fraternidad”, continuó.

A través de su cuenta de Twitter, el Santo Padre animó a entrar “con Jesús en la Semana Santa para celebrar la Pascua con el corazón renovado por la gracia del Espíritu Santo”.

UN DÍA COMO HOY 25 DE MARZO SAN JUAN PABLO II PUBLICÓ SU ENCÍCLICA SOBRE LA VIRGEN MARÍA


Un día como hoy San Juan Pablo II publicó su encíclica sobre la Virgen María
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa







El 25 de marzo de 1987 San Juan Pablo II publicó su encíclica Redemptoris Mater (La Madre del Redentor), sobre la “bienaventurada Virgen María en la vida de la Iglesia peregrina”.

Al iniciar la encíclica, el Papa peregrino afirma que “la Madre del Redentor tiene un lugar preciso en el plan de la salvación, porque ‘al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, para que recibieran la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!’”.

El Pontífice explica que escribió la encíclica motivado por “la perspectiva del año dos mil”, en el que “el Jubileo bimilenario del nacimiento de Jesucristo orienta, al mismo tiempo, nuestra mirada hacia su Madre”.

El documento pontificio está dividido en tres partes: María en el Misterio de Cristo, La Madre de Dios en el centro de la Iglesia Peregrina y Mediación Materna.

Entre otros puntos, San Juan Pablo II resalta el papel crucial de la Virgen María en la vida de la Iglesia y el mundo; a partir de las reflexiones que hizo sobre ella el Concilio Vaticano II, el evento más importante de la historia eclesial en el siglo XX.

En la encíclica, el Papa Wojtyla se refirió a la especial celebración del Año Mariano que proclamó del 7 de junio de 1987 al 15 de agosto de 1988, como preparación para los dos mil años del nacimiento de Cristo.

El Santo Padre ha sido un gran enamorado de la Virgen María, a quien le dedicó su lema pontificio: Totus Tuus (Todo tuyo).

El Papa peregrino siempre agradeció a la Virgen María, en su advocación de Fátima, por haber sobrevivido al atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro.

Puede leer la encíclica Redemptoris Mater  AQUÍ.

FELIZ DOMINGO DE RAMOS




sábado, 24 de marzo de 2018

MONICIONES, LECTURAS BÍBLICAS Y COMENTARIO DE DOMINGO DE RAMOS, 25 MARZO 2018


Moniciones Domingo de Ramos en la Pasión del Señor Ciclo B
25 de marzo de 2018



Procesión de las Palmas
Ambientación:
Queridos hermanos: Durante toda la cuaresma nos hemos estado preparando con nuestra penitencia y nuestras obras de caridad para vivir mejor la Pascua. Hoy nos reunimos para iniciar, unidos con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, que empezaron con la entrada de Jesús a Jerusalén. Acompañemos con fe y devoción a nuestro Salvador en su entrada triunfal a la ciudad santa, para que también podamos participar un día de su gloriosa resurrección y de su vida.

Monición al evangelio (Marcos 11, 1-10)
El ministerio público de Jesús llega a su plenitud con su entrada a Jerusalén y nos sitúa a las puertas del misterio pascual, centro de nuestra fe. Dispongámonos, con la escucha de esta Palabra que nos va a ser proclamada, hoy del evangelio de San Marcos, a comenzar a celebrar dignamente todos estos acontecimientos.

Moniciones a las lecturas de la misa

OPCIÓN 1: Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de este domingo van a poner ante nuestros ojos al Mesías sufriente. El Siervo de Yahvé del que habla Isaías es presentado lleno de golpes y ultrajes. En el himno de la carta a los Filipenses, Cristo se despoja de su rango divino y se hace uno de tantos. En el pasaje de la entrada en Jerusalén, Jesús –Mesías e Hijo de David– monta un borriquillo y no un caballo o un carro de combate como hubiera sido de esperar en un rey guerrero. Escuchemos atentamente.

Opción 2: Moniciones para cada lectura

Primera lectura (Isaías 50, 4-7)
Del libro del profeta Isaías, escucharemos ahora el tercer cántico del siervo de Yahvé, un poema que nosotros vemos cumplido en Jesús de Nazaret. Al Siervo de Yahvé le es encomendada una misión que no será nada fácil. Escuchemos atentos.

Salmo responsorial (Salmo 21)
En una experiencia de desamparo, el salmista implora la misericordia de Dios. Cristo hará suyas las palabras de este salmo en su abandono en la cruz. Como asamblea orante, unamos nuestras voces a la suya diciendo:

Segunda lectura (Filipenses 2, 6-11)
En la segunda lectura de hoy, Pablo incluye un himno que las primeras comunidades cristianas entonaban para profesar la universalidad del sacrificio de Cristo. Escuchemos.

Evangelio (Marcos 14, 1-15,47)
Abramos ahora nuestro corazón y prestemos mucha atención a la proclamación de la Pasión de Cristo, hoy del evangelio de San Marcos. Pero antes aclamémosle.

Oración de los fieles
A cada petición diremos:
 Venga a nosotros tu reino de paz y  de amor.

Para que nuestra Iglesia sea purificada en la Sangre de Cristo, y Dios nos conceda a todos sus fieles una sincera conversión. Oremos.

Para que los poderosos de la tierra aprendan a ser servidores de sus pueblos.  Oremos.

Por todos los que sufren, los pobres, oprimidos, enfermos, para que reciban el alivio de Cristo, que sufrió por todos.  Oremos.

Por todos nosotros, para que los acontecimientos celebrados este día nos lleven a una entrega más profunda a Dios y a vivir dignamente esta Semana Santa. Oremos.

Presentación de las Ofrendas
Ahora ofrezcamos a Dios el pan y el vino, pero también nuestro sacrificio y entrega para vivir mejor esta semana santa.





Procesión de las palmas

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 1-10
Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:

—«Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: “El Señor lo necesita y lo devolverá pronto”».

Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron:

—«¿Por qué tenéis que desatar el borrico?».

Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron.

Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban:

—«Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor.

Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.

¡Hosanna en el cielo!».

Palabra del Señor.


O bien


Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 12-16
En aquel tiempo, la multitud que había acudido a la fiesta, al oír que Jesús llegaba a Jerusalén, salió a recibirlo con ramos de palma, gritando:

—«¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el que es rey de Israel!».

Pero Jesús encontró un borriquillo y se montó en él, como estaba escrito:
«No temas, ciudad de Sión,
mira a tu rey que llega montado en un borrico».

Sus discípulos no comprendieron esto a la primera, pero, cuando Jesús fue glorificado, se acordaron de que habían hecho con él lo que estaba escrito.

Palabra del Señor.




Santa Misa

La misa de este domingo tiene tres lecturas, y es muy recomendable que se lean las tres, a no ser que algún motivo pastoral aconseje lo contrario.

Dada la importancia de la lectura de la historia pasión del Señor, el sacerdote teniendo en cuenta la índole peculiar de cada asamblea en concreto, podrá leer, si es necesario, una sola de las dos lecturas que preceden al evangelio, o bien leer únicamente la historia de la pasión, incluso en su forma más breve.

Estas normas sólo tienen aplicación en las misas celebradas con la participación del pueblo.


 PRIMERA LECTURA 
Lectura del libro de Isaías 50, 4-7

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
por eso ofrecí el rostro como pedernal,
una palabra de aliento.

Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los iniciados.

El Señor Dios me ha abierto el oído;
y yo no me he revelado ni me he echado atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
la mejilla a los que mesaban mi barba.
No oculté el rostro a insultos y salivazos.

Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido;
y sé que no quedaré avergonzado.

Palabra de Dios.

*************
Salmo responsorial:
 Salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24 (R.: 2a)
R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». R. 

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R. 

Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía ven corriendo a ayudarme. R. 

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R. 

 *********

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Hermanos:

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y
una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
—en el cielo, en la tierra, en el abismo—,

y toda lengua proclame:
«¡Jesucristo es Señor!»,
para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

 *******


EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 14, 1—15, 47

C. Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los escribas pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S.— «No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo».

Se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y lo derramó en la cabeza de Jesús. Algunos comentaban indignados:

S. —«¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres».

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

cruz—«Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta».

Prometieron dinero a Judas Iscariote

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. Él andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?

C. El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:

S. —«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».

C. Él envió a dos discípulos, diciéndoles:

cruz—«Id a la cuidad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?". Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena».

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.

Uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo

C. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo, dijo Jesús:

cruz—«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo».

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. —«¿Seré yo?».

C. Respondió:

cruz—«Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!».

Esto es mi cuerpo. Ésta es mi sangre, sangre de la alianza

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:

cruz—«Tomad, esto es mi cuerpo».

C. Cogiendo la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:

cruz—«Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».

Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres

C. Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo:

cruz—«Todos vais a caer, como está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas". Pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea».

C. Pedro replicó:

S. —«Aunque todos caigan, yo no».

C. Jesús le contestó:

cruz—«Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres».

C. Pero él insistía:

S. —«Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».

C. Y los demás decían lo mismo.

Empezó a sentir terror y angustia

C. Fueron a un huerto, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

—«Secruz aquí mientras voy a orar».

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

cruz—«Me muero de tristeza; quedaos aquí velando».

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:

cruz—«¡Abba! (Padre), tú lo puedes todo; aparta de mí este cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres».

C. Volvió y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

cruz—«Simón, ¿duermes?; ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil».

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió por tercera vez y les dijo:

cruz—«Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

Prendedlo y conducidlo bien sujeto

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles:

S. —«Al que yo bese, ése es; prendedlo y conducidlo bien sujeto».

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. —«¡Maestro!».

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:

cruz—«¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras».

C. Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto sólo en una sábana, y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.

¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los ancianos y los escribas. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del palacio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose en pie, daban testimonio contra él, diciendo:

S. —«Nosotros le hemos oído decir: "Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres"».

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios. El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

S. —«¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?».

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo, preguntándole:

S. —«¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?...».

C. Jesús contestó:

cruz—«Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo».

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras, diciendo:

S. —«¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?».

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle y, tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:

S. —«Haz de profeta».

C. Y los criados le daban bofetadas.

No conozco a este hombre que decís

C. Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro calentándose, lo miró y dijo:

S. —«También tú andabas con Jesús, el Nazareno».

C. Él lo negó, diciendo:

S. —«Ni sé ni entiendo lo que quieres decir».

C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S. —«Éste es uno de ellos».

C. Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los presentes dijeron a Pedro:

S. —«Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo».

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. —«No conozco a ese hombre que decís».

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó un gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.

¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:

S. —«¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Él respondió:

cruz—«Tú lo dices».

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:

S. —«¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti».

C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

S. —«¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. —«¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. —«¡Crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. —«Pues, ¿qué mal ha hecho?».

C. Ellos gritaron más fuerte:

S.— «¡Crucifícalo!».

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S. —«¡Salve, rey de los judíos!».

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron

C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar

C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S. —«¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz».

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

S. —«A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró

C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

cruz—«Eloí, Eloí, lamá sabktaní».

C. Que significa:

cruz—«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. —«Mira, está llamando a Elías».

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:

S. —«Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».

C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S.—«Realmente este hombre era Hijo de Dios».

C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María, la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, que, cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

José rodó una piedra a la entrada del sepulcro

C. Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble senador, que también aguardaba el reino de Dios; armándose de valor, se presentó ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra en la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de José observaban dónde lo ponían.

Palabra del Señor.


O bien más breve



Lectura del santo evangelio según san Marcos 15, 1-39
¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Pilato le pregunto:

S. —«¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Él respondió:

cruz—«Tú lo dices».

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato pregunto de nuevo:

S. —«¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti».

C. Jesús no contesto más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó:

S. —«¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. —«¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. —«¡Crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. —«Pues, ¿qué mal ha hecho?».

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. —«¡Crucifícalo!».

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado

C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:

S. «¡Salve, rey de los judíos!».

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

Llevaron a Jesús al Gólgota y los crucificaron

C. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar

C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S. —«¡Anda!, tú que destruías el templo y lo construías en tres días sálvate a ti mismo bajando de la cruz».

C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:

S. —«A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».

C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró

C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:

cruz—«Eloí, Eloí, lamá sabktaní».

C. Que significa:

cruz—«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. —«Mira, está llamando a Elías».

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:

S. —«Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».

C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

* Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S. —«Realmente este hombre era Hijo de Dios».

Palabra del Señor.




Comentario al Evangelio del domingo, 25 de marzo de 2018
Fernando Torres cmf



Del triunfo a la cruz

      El Domingo de Ramos es llamado también el Domingo de Pasión. Dos nombres diferentes para una misma realidad. Porque este domingo comienza con un ambiente de fiesta. Recordamos, haciendo incluso una procesión, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Por una vez, Jesús es aclamado por su pueblo. Se le reconoce como el nuevo David, el rey que todos esperaban. Claro que su entrada no es como la de un rey de los de la época. Su montura es un borrico, que no era exactamente la montura de los reyes. Los que le aclamaban formaban parte del pueblo bajo. Seguro que no había muchos sacerdotes ni escribas entre ellos. Los sacerdotes y los escribas estarían más bien pensando en como librarse de él. Así que el triunfo y la cruz se comienzan ya a mezclar. Del mismo modo que la liturgia une esas dos realidades en este día. 
      Porque de la procesión pasamos a la misa y, en ésta, las lecturas nos sitúan frente a la muerte de Jesús y su significado. Jesús es el que se entrega a sí mismo a la muerte para cumplir la voluntad de Dios, su Padre, y confía totalmente en él a la hora de su entrega final, como dice el profeta Isaías en la primera lectura. Jesús, es el mismo Dios que entrega su vida por nosotros, que no hace alarde su categoría de Dios, que se somete incluso a la muerte. Y es a través de esa entrega como se va a convertir en signo de salvación para todos. “Ante él se doblará toda rodilla”, como dice san Pablo en la segunda lectura. 

      Comenzamos así la Semana Santa. Éste es el pórtico grande en que nos situamos: en Jesús el triunfo mayor es el momento de su muerte. Lo que para nosotros es el máximo dolor, el mayor sin-sentido, para Dios es la oportunidad de proclamar su amor por todos los hombres de la forma más solemne posible. Ya no sabemos qué parte es la más triunfal, si su entrada sobre un borrico en Jerusalén mientras que unos pobres gritan y agitan ramas de olivo, o el momento de la cruz, en el que sólo, abandonado de todos los suyos, firma con su propia sangre que toda su vida ha querido estar al servicio del reino de Dios, ha querido ser un testimonio viviente de su amor por los hombres y mujeres y que su entrega es para que todos tengamos vida y vida en abundancia. 

      Sólo queda una pregunta pendiente: ¿Dónde estamos nosotros en toda esta historia? Porque Jesús está entregándose por nosotros, por cada uno de nosotros. Cuando levantamos la mirada y lo vemos, en el borrico o en la cruz, encontramos lo mismo: sus ojos nos miran y nos dicen que lo da todo para que seamos felices, para que vivamos, para que nos amemos. Al menos que durante esta semana, sepamos permanecer cerca de Jesús. No es necesario decir muchas palabras. En silencio pero cerca de Él. Sin distraernos en los detalles superficiales. Simplemente, dejando que llegue a nuestro corazón la hondura de su amor, de su entrega por nosotros. Para que tengamos vida y vida en abundancia. 

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