viernes, 24 de enero de 2020

¿POR QUÉ EXACTAMENTE 12 APÓSTOLES?


¿Por qué exactamente 12 Apóstoles?
Doce indica la perfección de gobierno.


Por: Javier Ordovàs | Fuente: Catholic.Net




El Nuevo Testamento está plagado de detalles narrativos y descriptivos muy precisos que contribuyen a su veracidad e historicidad y, por tanto, aumentan la credibilidad.

Los cuatro evangelistas al redactar sus textos tuvieron la excelente oportunidad de contrastar y corroborar sus afirmaciones con testigos directos de lo que narran, de ahí la enorme concordancia entre los textos de los evangelistas,  que compartieron los mismos testigos.

Es un lujo de detalles respecto a lugares en los que Jesucristo estuvo, comarcas, personas con las que se relacionó, con sus nombres propios, hasta el número exacto de panes y peces que utilizó en la primera y segunda multiplicación de los panes, así como el número exacto de cestos y piezas que se recogieron después del milagro. Alguien tuvo que contarlos.

O los 153 peces grandes que se recogieron de la pesca milagrosa (Jn 21,1-14). Alguien se tomó el interés de contarlos con tanta precisión.

En Lc 10,1-9: ¨Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir¨. Y en n. 17: ¨Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».

También se tomaron la molestia de hacer el recuento de esos 72.

Pues en esa misma dirección de minuciosidad en los detalles, cuando Cristo eligió a los doce Apóstoles, los evangelistas no solamente especifican su número sino, también los nombres y, en bastantes casos, los detalles de cómo fue la llamada personal que Jesucristo les hizo.

Al narrar la elección de los doce eran conscientes de la importancia de ese hecho y dato concreto. Conocían la Biblia y la intención de Cristo al decidirse por ese número.

El número 12 es usado 187 veces en la Biblia. ¨Doce¨ indica la perfección de gobierno, el servicio, la potestad y la protección, características de un sistema perfecto de gobierno: 12 Patriarcas, 12 hijos de Israel, 12 tribus,  12 Jueces.

Cuando Jesucristo elige exactamente a 12, está respetando la tradición del pueblo hebreo y, al mismo tiempo, está exponiendo con claridad que se trata de un nuevo pueblo (no sólo los hebreos), una Nueva Ley,  y un nuevo edificio (universal), basado en esas doce columnas.

Ese nuevo edificio es la Iglesia de Cristo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

Y claramente les dice: «cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel» (Mat. 19:28).

Tan claro quedó esto para los primeros cristianos que en el Nuevo Testamento aparece 31 veces la expresión ¨los doce¨ refiriéndose a los apóstoles.

Y en  Apocalipsis 21:14 se nos dice que ¨los doce cimientos del muro de la Nueva Jerusalén tendrán inscriptos sobre ellos los nombres de los doce discípulos¨.

Hasta el punto de que, al fallar y morir Judas, eligen a su sustituto para seguir siendo doce:

"Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los cielos".

Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas".

Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).

Pablo, siendo una figura tan importante que fue llamado apóstol, sin embargo no era considerado uno de los doce. Más bien, se puede considerar a Pablo como carisma promovido por el Espíritu Santo dentro de la Iglesia que, a lo largo de la historia, tantos otros carismas ha promovido y promueve actualmente.

¡ESTOY AHOGADO! ¿DIOS ME HA ABANDONADO?


¡Estoy ahogado! ¿Dios me ha abandonado?
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan


Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org




Pregunta:

Estimado Padre: Tengo una hermosa familia; buena y piadosa esposa y dos hijas. Yo en lo personal me considero católico practicante y muy consciente de la presencia de Dios en todo lo que nos rodea. Estoy en una muy difícil situación, pues desde hace año y medio no tengo trabajo. Mi trayectoria profesional fue de excelencia y lo que hago y propongo estoy seguro es de muy alta calidad. En todo este tiempo desempleado he pedido mucho a Dios que me ayude y también he solicitado la intercesión de la Virgen y de algunos santos, incluso, algo que nunca se me había ocurrido, he hablado con mi ángel de la guardia. Pero el tiempo pasa y se me agotan los fondos de sobrevivencia, de tal manera que me acerco a un colapso económico con sus secuelas de infelicidad para mi familia. En ésta situación creo como que Dios me ha volteado la mirada, no entiendo que espera de mí. El sermón de la Misa del domingo anterior me puso muy reflexivo, pues el sacerdote se refirió a no esperar ‘magia’ en nuestra relación con Dios. Hasta ahora he pensado que Dios tiene injerencia en nuestra vida y que respetando nuestra libertad y responsabilidad, busca nuestro bien, y que le gusta que toquemos su puerta y le pidamos como a un Padre que es. Dentro de mi desesperación he pensado en obviar la presencia de Dios en lo referente a mi vida profesional y económica y circunscribirla a la conducta de cumplir con la práctica religiosa y pedirle ayuda para no pecar. Padre aconséjeme para no desesperar en esta situación tan agobiante. Gracias anticipadas.
Respuesta:

Muchas personas sienten que el peso del trabajo, problemas familiares, económicos, legalidad, desempleo, etc., los ahogan y no encuentran salida por ninguna parte (aún siendo un cristiano practicante), sienten que no pueden con todo esto y más cuando le vienen más de 2 o 3 problemas de esos juntos. Esto puede sucederle a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida.

Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros no existen respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer Dios de usted, ni hasta donde lo probará con el infortunio.

Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no le solucionan nada.



7 principios claros que debemos tener claros:

1.- Todo sucede para el bien de los que Dios ama (Romanos 8,20). Aunque allí no se dice qué se incluye en ese ‘todo´: va desde los dones materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.

2.- Dios no permite que seamos probados más allá de nuestras fuerzas.

3.- Muchas veces las aguas nos llegan hasta el cuello, pero no nos ahoga.

4.- Muchas veces Dios espera que le pidamos lo que necesitamos, incluso con sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque quería suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.

5.- La cruz está en el camino ordinario de toda persona llamada a la santidad. Y debemos aceptar con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos leer con fruto el Libro de Job.

6.- Esto no nos exime de poner de nuestra parte todos los medios materiales para encontrar una salida. Precisamente muchas veces la gracia que Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros problemas sino la gracia de intentarlo una vez más, lo cual también viene de Dios.

7.- En nuestra debilidad se manifiesta la fuerza de Dios, como dice San Pablo. A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y recién allí actúa, para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no nuestras fuerzas.


Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
"Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5,20)

Cuente con mis oraciones.

En Cristo y María.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 24 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 24 de enero de 2020



Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (24,3-21):

En aquellos días, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades.
David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres: «Este es el día del que te dijo el Señor: "Yo te entrego tu enemigo." Haz con él lo que quieras.»
Pero él les respondió: «¡Dios me libre de hacer eso a mi Señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él!»
Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl, pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto, aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto.
Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó: «¡Majestad!»
Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra rindiéndole vasallaje.
Le dijo: «¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te había puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matara, pero te respeté y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el Ungido del Señor. Padre mío, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: "La maldad sale de los malos...", mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano.»
Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: «Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?»
Luego levantó la voz, llorando, mientras decía a David: «¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 56,2.3-4.6.11

R/. Misericordia, Dios mío, misericordia

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas,
mientras pasa la calamidad. R/.

Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad. R/.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad que es más grande que los cielos,
por tu fidelidad que alcanza las nubes. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):

En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges –Los Truenos–, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy viernes, 24 de enero de 2020
José Luis Latorre, cmf


Llamados y enviados

Queridos amigos

Marcos nos narra hoy que Jesús escogió entre sus discípulos a un grupo de doce para que estuvieran con Él y enviarlos a anunciar el Reino de Dios. Es un grupo bastante plural por lo que podemos saber, pero unido por una misma llamada y una misma misión recibidas de Jesús. Recibieron una invitación a dejar un estilo de vida y elegir otro; tuvieron que dar un paso adelante y desprenderse de una vida hecha, confortable y cómoda. Pasaron de ser simples discípulos a vivir la maravillosa experiencia de estar siempre en la compañía de Jesús, vivir la cercanía continua con el Maestro y experimentar la ternura y amistad del amigo que está totalmente pendiente de ellos.

La comunión en el grupo de los Doce seguramente no debió ser nada fácil. Tuvieron que aprender del Maestro el respeto, el amor desinteresado, el perdón, el servicio, la aceptación mutua. Para los apóstoles el compartir la vida con Jesús día a día fue la escuela donde fueron profundizando e interiorizando el sentido de sus vidas; la experiencia del día a día fue el aprendizaje donde los Doce fueron descubriendo a qué les había llamado el Maestro. En el contacto personal con Jesús los apóstoles se fueron afianzando en su seguimiento y en qué consistía la misión a la que les había llamado. Esta experiencia de los Doce con Jesús es un modelo excelente para los cristianos de todos los tiempos: vivir la comunión en la diversidad y construirla día a día, vivir la propia vocación como una llamada de Jesús a la misión de anunciar el Evangelio en el día a día y en la situación concreta que vive cada uno, darse cuenta de que la comunión y la amistad con Jesús es imprescindible para luego poder hablar de Él; reconocer que hay que evangelizar “con autoridad”, es decir desde el testimonio de una vida vivida con coherencia y honestidad, y en comunión con los hermanos. Allí donde no hay unidad y comunión no puede fructificar la Palabra de Dios que se anuncia; los cristianos hoy tenemos que actualizar las palabras del libro de los Hechos: “en el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; no había más que un solo corazón y un alma sola”.

El Señor nos invita a redescubrir nuestra vocación cristiana y la belleza de haber comprometido toda la vida por Él y por los valores que nos propone en el Evangelio. Pero es muy importante que no olvidemos que el encuentro con Él es fundamental pues nadie da lo que no tiene. Sentir y experimentar la presencia de Jesús en nuestra vida nos impele a compartir con los demás lo vivido. Como dice San Juan en su primera carta: “lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida, os lo damos a conocer para que vuestra alegría sea completa”. Como nos recuerda el Papa Francisco “cristianos con Espíritu”, hombres y mujeres con profunda experiencia de Jesús, hombres y mujeres de oración, de Eucaristía, de lectura orante de la Palabra; personas forjadas junto al Sagrario y en horas de Adoración.

José Luis Latorre, Misionero Claretiano

FELIZ VIERNES!!




jueves, 23 de enero de 2020

FARMACIA CELESTIAL


Farmacia celestial
Nuestra alma para bien o para mal, según lo que nosotros queramos decidir, jamás perecerá


Por: Juan del Carmelo | Fuente: www.religionenlibertad.com




Hace unos días tuve un sueño que voy a contar. Me acosté por la noche, después de haber pasado la tarde oyendo hablar y comentar en un círculo de amigos, los inconvenientes de las distintas enfermedades, de las que adolecían algunos de los presentes y de otras enfermedades, así como de los remedios a estas, de médicos, de operaciones, de medicamentos y de farmacias. Por la noche, después de haber cumplido con mis oraciones nocturnas habituales y antes de irme a la cama me quedé meditando un poco, sobre las enfermedades del cuerpo y de cómo resulta, que cuando el hombre logra dominar una enfermedad con nuevos fármacos, al poco tiempo aparece otra nueva enfermedad, que arrasa al hombre. Tal es el caso, por ejemplo, de de la sífilis que cuando ya se encontraba dominada, aparece el temido sida. No quiero afirmar con este ejemplo que las enfermedades que sufrimos en nuestras carnes o en las del prójimo, sean fruto de los pecados del hombre, pero un cierto tufillo de relación sí que hay. Es como si el Señor nos quisiera mantener en tensión, para que no nos olvidemos, de que solo Él, es el que todo lo puede.

Mi meditación avanzó, pero esta vez en relación con los males o enfermedades del alma humana, tema este del que poco o muy poco nos ocupamos, y cuyos estragos en la personas mujeres y hombres, son mucho más grandes, que los que nos producen las enfermedades materiales. Aunque no lo veamos ni comprendamos, resulta que es mucho más importante la muerte de un alma, por razón del pecado mortal, de ahí el adjetivo de mortal, que las dolencias corporales incluso la muerte a la que estas dolencias o enfermedades corporales, pueden llevarnos. Y lo más grande es que el pecado mortal, puede tener solución con el arrepentimiento y el perdón confesional, restituyéndosele al alma toda la salud y méritos espirituales que tenía antes de pecar mortalmente. Pero es el caso de que tratándose de enfermedades serias, un cáncer incurable por ejemplo, el final es marcharse de este mundo, claro que quien se marchará de este mundo será nuestra alma, porque lo que es el cuerpo, incinerado o enterrado aquí se quedará. Realmente es de ver y no olvidar, que día a día, todos estamos muriendo un poco.

Comprender esto aunque no lo queramos entender, es muy sencillo si tenemos presente que el orden del espíritu, lo espiritual, es un orden muy superior al material, la materia siempre es limitada en sus posibilidades y caduca, pues muere con el tiempo; el espíritu es ilimitado en sus posibilidades de actuación y es inmortal, no caduco. Nuestra alma para bien o para mal, según lo que nosotros queramos decidir, jamás perecerá.

Es de reconocer que el sistema sanitario de nuestro cuerpo en cualquier país cuesta un ojo de la cara a sus súbditos o ciudadanos, según se trate de una monarquía o de una república, y está mejor organizado y funciona mejor, que el sistema sanitario de nuestras almas, que no nos cuesta un duro, y no le prestamos atención. A lo sumo lo que nos cuesta son las pocas perras, que los domingos echamos en la colecta y eso el que las echa.

Con estos pensamientos me quedé dormido ya en la cama, y ¡eh aquí mi sueño! Soñé con el mencionado sistema sanitario de nuestra alma y me vi acompañado de mi ángel de la guarda que me hacía de “cicerone”. A los que hayan leído mi libro “Conversaciones con mi ángel” Isbn: 9788461179190 (Si se desea leer en forma gratuita este libro, éntrese en la librería de Google con el número indicado de Isbn), no les extrañará esta compañía tuve en el sueño.

Me encontré dentro de una extraña farmacia, donde había unos dependientes que eran ángeles con sus correspondientes batas blancas y había un ángel de categoría superior. Pensé que este era el farmacéutico y los demás los mancebos. Le pregunté a mi ángel y él me explicó que entre ellos existe una jerarquía, que siempre es una jerarquía marcada por el amor a diferencia de lo que pasa en el infierno en el que la jerarquía entre los demonios existe, pero es una jerarquía de odio: se odian unos a otros a matar de la misma forma que también se odian entre si las personas reprobadas que han repudiado el amor que el Señor les ofreció en su día.

Ignoro si el ángel farmacéutico y sus mancebos, debajo de las batas llevaban recogidas sus correspondientes alas, pero me dio la impresión de que no, al menos mi ángel no las llevaba y se desplazaba sin ellas de una forma que daba gloria y envidia verlo, pero yo tampoco me quedaba manco pues literalmente flotaba y me desplazaba flotando en el aire. ¡Qué gozada! Eso de las alas es un cuento que nos hemos inventado, para justificar la envidia que tenemos de los ángeles y de los cuerpos ya glorificados, que son capaces de volar y nosotros no. Es más, entiendo que cuanto menos espiritual es un alma, más está pegada al barro de este mundo. La fuerza de nuestro espíritu, puede ser tremenda y con la gracia de Dios, violar la ley de la gravedad. Así tenemos el caso de santos, que en éxtasis de amor, han levitado, ante el asombro de los que lo contemplaban. Nosotros pensamos que hace falta tener alas para volar, pero los ángeles son espíritus puros que solo se materializan ante nuestros ojos, con alas o sin ellas cuando Dios lo autoriza.

En la farmacia entraban y salían constantemente ángeles clientes de la farmacia que solicitaban fármacos ya elaborados o algunos especiales para sus protegidos en la tierra. Muchos de ellas acudían al farmacéutico titular, pidiéndole que el reforzase el fármaco que pedía con una determinadas dosis más abundantes de humildad u otra virtudes que su protegido necesitaba urgentemente. En general todos los ángeles clientes pedían medicamentos en los que el principio activo más importante era la fe. Mi ángel me explicó, que la falta de fe era la principal dolencia del género humano y me aseguró, que ni el que se creía que tenía mucha fe, apenas tenía unos escaso miligramos y me preguntó: ¿En dos mil años de existencia del cristianismo, has visto acaso alguien que haya sido capaz de mover de su sitio con su fe, un árbol o una montaña? Y sin embargo el Señor, os aseguró que eso y mucho más podríais hacer si tuvieseis fe suficiente. “En verdad os digo que, si tuviereis fe y no dudareis, no solo haréis lo que la higuera, sino que si dijereis a ese monte: “Quítate y échate en el mar”, se haría, y todo cuanto con fe pidiereis en la oración lo recibiríais”. (Mt 21,21-22) y también “Díjole Jesús: ¡Si puedes! Todo es posible al que cree”. (Mc 9,14-24).

Además de la fe, le pregunté a mi ángel: ¿Qué otra virtud es más solicitada en esta farmacia celestial? Porque las virtudes del amor a Dios y el amor al prójimo estarán también muy solicitadas. Desde luego que lo están, pero no en el grado en que tú te imaginas, ya que mientras estáis pasando en el mundo la prueba de amor a la que estáis llamados, la fe es lo que más necesitáis, al que de verdad cree, el resto de las virtudes se le dan, sin que el sea consciente de que las tiene. Las virtudes aumentan o disminuyen en el alma humana al unísono. A una mayor fe siempre corresponde un mayor amor a Dios y al prójimo y una mayor esperanza y humildad, así como un aumento del resto de las virtudes, pues todas ellas tienen un único fundamento y está totalmente relacionadas.

Me hubiese gustado prolongar más mi sueño, pero vi claramente que había tenido este sueño para que me diese cuenta, de que es más necesario cuidar la sanidad del alma que la del cuerpo y que la docilidad que tengamos en seguir las mociones e inspiraciones del Espíritu Santo, es la garantía de un alma sana y creciendo en santidad.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

ORACIÓN PARA UNA VISITA A JESÚS SACRAMENTADO


Oración para una visita a Jesús Sacramentado





¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.

Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo.

Amén.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 23 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Jueves de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 23 de enero de 2020


Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (18,6-9;19,1-7):

Cuando volvieron de la guerra, después de haber matado David al filisteo, las mujeres de todas las poblaciones de Israel salieron a cantar y recibir con bailes al rey Saúl, al son alegre de panderos y sonajas.
Y cantaban a coro esta copla: «Saúl mató a mil, David a diez mil.»
A Saúl le sentó mal aquella copla, y comentó enfurecido: «iDiez mil a David, y a mí mil! iYa sólo le falta ser rey!»
Y, a partir de aquel dia, Saúl le tomó ojeriza a David. Delante de su hijo Jonatán y de sus ministros, Saúl habló de matar a David.
Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David y le avisó: «Mi padre Saúl te busca para matarte. Estate atento mañana y escóndete en sitio seguro; yo saldré e iré al lado de mi padre, al campo donde tú estés; le hablaré de ti y, si saco algo en limpio, te lo comunicaré.»
Así, pues, Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: «¡Que el rey no ofenda a su siervo David! Él no te ha ofendido. y lo que él hace es en tu provecho: se jugó la vida cuando mató al filisteo, y el Señor dio a Israel una gran victoria; bien que te alegraste al verlo. ¡No vayas a pecar derramando sangre inocente, matando a David sin motivo!»
Saúl hizo caso a Jonatán y juró: «¡Víve Dios, no morirá!»
Jonatán llamó a David y le contó la conversación; luego lo llevó adonde Saul, y David siguió en palacio como antes.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 55,2-3.9-10.11-12.13

R/. En Dios confío y no temo

Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa. R/.

Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.
Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,
y así sabré que eres mi Dios. R/.

En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo,
en Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre? R/.

Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,7-12):

En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón. Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío. Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 23 de enero de 2020
José Luis Latorre, cmf


Una multitud sedienta

Queridos amigos

El evangelista nos presenta a Jesús entre una multitud de gente de muchos lugares diferentes que han venido a verle, escucharle, tocarle… En el fondo hay un deseo de conocer a este personaje que está en boca de todos. Es una multitud sedienta de Jesús. Las multitudes son volubles –hoy desean una cosa y mañana la contraria-, pero Jesús no renuncia a evangelizarlas y anunciarlas el Reino de Dios. Entre esa multitud hay un gran grupo de enfermos que buscan en Él la curación y el poder vivir dignamente.

Con esta escena el evangelista parece decirnos que es toda la humanidad –multitud- la que necesita luz y salvación. Y es en Jesús donde puede encontrarla. Él la ofrece a todos con su cercanía amorosa, su palabra iluminadora y su gesto liberador. “Él es el camino, la verdad y la vida”, dice San Juan. Y Él ha venido para salvar al mundo, no para condenarlo. Él ha venido a este mundo “lleno de gracia y de verdad”. “En Él está la plenitud de la salvación”. “Él es el Redentor del hombre” (S. Juan Pablo II). La humanidad no tiene otro camino de salvación que Jesús; no hay otro Salvador ni Liberador. Él es el único que puede sanarnos de todo mal. Y Él es el único que nos ofrece la salvación definitiva y plena.

Nosotros, los cristianos, estamos inmersos en una humanidad sedienta de Dios y necesitada de sanación física y espiritual. ¿Con qué ojos la miramos? ¿Tenemos el mismo sentimiento de compasión que Jesús sentía por la multitud que le buscaba? ¿Nos preguntamos también cómo hacer presente a Jesús a través de nuestras personas? ¿O por el contrario decimos “no se puede hacer nada”, “es muy difícil hablar de Jesús hoy pues te miran como un bicho raro”? ¿No sería mejor hacer lo que dice San Pablo “vence al mal con el bien”?, es decir primero mirar la realidad con los ojos de Jesús y luego actuar como hizo Él intentando llevar esperanza y optimismo, porque Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Es muy importante hoy el testimonio y el talante de los cristianos. “Los cristianos somos como el alma en el cuerpo”, decía la carta a Diogneto del siglo II. El alma da vida al cuerpo, lo mueve, lo empuja, lo ilusiona por algo, lo empuja hacia adelante, evita que sea inoperante y se muera. Pues igual los cristianos en el mundo. Ese es nuestro papel no otro.

José Luis Latorre, Misionero Claretiano

FELIZ JUEVES!!




miércoles, 22 de enero de 2020

APRENDE A APRECIAR EL ESFUERZO


Aprende a apreciar el esfuerzo
Un hijo debe aprenda a apreciar el esfuerzo y tener la experiencia de la dificultad y aprender la habilidad de trabajar con los demás


Por: Fray Nelson Medina, OP | Fuente: fraynelson.com




Aprende a apreciar el esfuerzo
Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e… iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su CV, era excelente. Y le preguntó: ” ¿Recibió alguna beca en la escuela?” el joven respondió “no”.

“¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? “

” Si.”-respondió.

“¿Dónde trabaja tu padre? “

“Mi padre hace trabajos de herreria.”

El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.

“¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo? “

“Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.

El director dijo:

“Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana.”


El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta.

Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos.

Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.

Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo.

A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.

El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: “¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?”

El joven respondió: -“lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller”

“Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.

El director dijo: “Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida”. “Estás contratado”.

Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una “mentalidad de tengo derecho” y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres.

Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos?

Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven.

Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas.

PAPA FRANCISCO: LA HOSPITALIDAD ES UNA IMPORTANTE VIRTUD ECUMÉNICA


Papa Francisco: “La hospitalidad es una importante virtud ecuménica”
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



“La hospitalidad es una importante virtud ecuménica”. Así lo aseguró el Papa Francisco en su catequesis pronunciada este miércoles 22 de enero en la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano.

El Santo Padre explicó que la hospitalidad “significa reconocer que los otros cristianos son verdaderamente nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Somos hermanos. Alguno te dirá ese es protestante, ese es ortodoxo, sí, pero somos hermanos en Cristo”.

En su catequesis, Francisco insistió en que la hospitalidad “no es un acto de generosidad de una sola dirección, porque cuando acogemos a otros cristianos los acogemos como un regalo que se nos es concedido. Somos recompensados, recibimos aquello que el Espíritu Santo ha sembrado en esos hermanos y hermanas nuestros, y eso se convierte en un don también para nosotros”.

Estas reflexiones del Pontífice se producen en el contexto de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos, que se está celebrando del 18 al 25 de enero con el tema de la hospitalidad.

El Pontífice recordó cómo en el libro de los Hechos de los Apóstoles se describe la hospitalidad practicada por la comunidad de Malta con San Pablo y sus más de 200 compañeros de viaje cuando naufragó en sus costas el barco que los trasladaba a Roma.

En ese episodio se narra cómo “el barco en el que viajaba Pablo estaba a merced de los elementos. Llevaban a la deriva en el mar catorce días y, puesto que ni el sol ni las estrellas eran visibles, los viajeros se sentían desorientados, perdidos. Debajo de ellos, el mar golpeaba con violencia el barco y temían que se despedazara por la fuerza de las olas. Por arriba, los golpeaba el viento y la lluvia”.

Pero Pablo, destacó el Papa, era un hombre de fe: “La fe le dice que su vida está en las manos de Dios, que ha resucitado a Jesús de entre los muertos y lo ha llamado a él, a Pablo, para llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra. Su fe le dice también que Dios, según cuanto ha revelado Jesús, es un Padre amoroso. Por ello, Pablo se dirige a sus compañeros de viaje e, inspirado por la fe, les anuncia que Dios no permitirá que ni un pelo de sus cabezas se pierda”.

“Esta profecía”, señaló el Papa Francisco, “se cumple cuando el barco llega a la costa de Malta y todos los pasajeros se encuentran sanos y salvos en tierra firme. Allí experimentan algo nuevo. En contraste con la brutal violencia del mar y de la tempestad, reciben el testimonio de la ‘rara humanidad’ de los habitantes de la isla”.

Los náufragos, que para los malteses eran extranjeros, reciben la atención de los isleños: “Encienden fuego para que se calienten, les ofrecen refugio de la lluvia y comida. Incluso aunque todavía no han recibido la Buena Nueva de Cristo, manifiestan el amor a Dios en los actos concretos de gentileza”.

De hecho, “la hospitalidad espontánea y los gestos comunican el amor de Dios. Y la hospitalidad de los isleños malteses es devuelta con milagros de curación que Dios opera por medio de Pablo en la isla. Por lo tanto, si la gente de Malta fue un signo de la Providencia de Dios para el Apóstol, también él, Pablo, fue testigo del amor misericordioso de Dios para ellos”.


Tras esta explicación, el Papa Francisco recordó cómo “hoy el mismo mar en el que naufragaron Pablo y sus compañeros es de nuevo un lugar peligroso para la vida de otros navegantes”.

“En todo el mundo, hombres y mujeres migrantes afrontan viajes peligrosos para escapar de la violencia, para escapar de la guerra, para escapar de la pobreza”.

Lamentó que “como Pablo y sus compañeros, experimentan la indiferencia, la hostilidad del desierto, de los ríos, de los mares. Muchas veces no les dejan desembarcar en los puertos. Sino que, por desgracia, encuentran la hostilidad, mucho peor, de los hombres. Son explotados por traficantes criminales, hoy; son tratados como números y como una amenaza por algunos gobiernos, hoy; a veces, la falta de hospitalidad los rechaza como una ola hacia la pobreza o hacia los peligros de los que han escapado”.

El Papa Francisco finalizó su catequesis afirmando que “nosotros, como cristianos, debemos trabajar juntos para mostrar a los migrantes el amor de Dios revelado por Jesucristo. Podemos y debemos testimoniar que no hay únicamente hostilidad e indiferencia, sino que cada persona es preciosa para Dios y amada por Él. Las divisiones que todavía existen entre nosotros nos impiden ser plenamente signo del amor de Dios”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 22 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Miércoles de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 22 de enero de 2020


Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (17,32-33.37.40-51):

En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo: «Majestad, no os desaniméis. Este servidor tuyo irá a luchar con ese filisteo.»
Pero Saúl le contestó: «No podrás acercarte a ese filisteo para luchar con él, porque eres un muchacho, y él es un guerrero desde mozo.»
David le replicó: «El Señor, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, me librará de las manos de ese filisteo.»
Entonces Saúl le dijo: «Anda con Dios.»
Agarró el cayado, escogió cinco cantos del arroyo, se los echó al zurrón, empuñó la honda y se acercó al filisteo. Éste, precedido de su escudero, iba avanzando, acercándose a David; lo miró de arriba abajo y lo despreció, porque era un muchacho de buen color y guapo, y le gritó: «¿Soy yo un perro, para que vengas a mi con un palo?»
Luego maldijo a David, invocando a sus dioses, y le dijo: «Ven acá, y echaré tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.»
Pero David le contestó: «Tú vienes hacia mí armado de espada, lanza y jabalina; yo voy hacia ti en nombre del Señor de los ejércitos, Dios de las huestes de Israel, a las que has desafiado. Hoy te entregará el Señor en mis manos, te venceré, te arrancaré la cabeza de los hombros y echaré tu cadáver y los del campamento filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra; y todo el mundo reconocerá que hay un Dios en Israel; y todos los aquí reunidos reconocerán que el Señor da la victoria sin necesidad de espadas ni lanzas, porque ésta es una guerra del Señor, y él os entregará en nuestro poder.»
Cuando el filisteo se puso en marcha y se acercaba en dirección de David, éste salió de la formación y corrió velozmente en dirección del filisteo; echó mano al zurrón, sacó una piedra, disparó la honda y le pegó al filisteo en la frente: la piedra se le clavó en la frente, y cayó de bruces en tierra. Así venció David al filisteo, con la honda y una piedra; lo mató de un golpe, sin empuñar espada. David corrió y se paró junto al filisteo, le agarró la espada, la desenvainó y lo remató, cortándole la cabeza. Los filisteos, al ver que había muerto su campeón, huyeron.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 143,1.2.9-10

R/. Bendito el Señor, mi Roca

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R/.

Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos. R/.

Dios mio, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,1-6):

En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo.
Jesús le dijo al que tenía la parálisis: «Levántate y ponte ahí en medio.»
Y a ellos les preguntó: «¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?»
Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Lo extendió y quedó restablecido.
En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 22 de enero de 2020
José Luis Latorre, cmf

“Levántate y ponte en medio”.

Queridos amigos

El evangelista nos narra una nueva controversia de Jesús con los fariseos: el hombre de la mano paralizada. Ante esta situación Jesús le dice al hombre “levántate y ponte en medio”.

-Levántate: En otros muchos relatos de curaciones se repite esta indicación de Jesús. Él tiene otra mirada sobre estas personas: son hijos de Dios necesitados que esperan ser liberados y curados. Y los hijos de Dios necesitados deben ser atendidos ya. El evangelista dice que Jesús lo curó en sábado, precisamente el día en que los judíos celebraban al Dios creador y liberador. ¿Hay otra forma mejor de honrar a Dios que salvar una vida, puesto que en su nombre siempre se debe hacer el bien? ¿No dice el primer mandamiento que hay que amar a Dios y al próximo, y que no hay mandamiento mayor que éstos?

Por eso Jesús se indigna y entristece cuando ve que a los fariseos no les importa el sufrimiento de aquel hombre de la mano paralizada y que interpretan y utilizan las normas según sus conveniencias e intereses. So capa de religiosidad ocultan sus malas intenciones de utilizar el sufrimiento ajeno para salvar la sacralidad del sábado y poder acusar a Jesús de quebrantarlo.

-Ponte en medio: Para Jesús colocar a la persona vulnerable en el centro no quiere decir ponerla en el centro geográfico del lugar, sino en el centro del corazón. Con este gesto Jesús instaura una nueva sacralidad: la persona y sus necesidades. Ya no importa el día, el lugar y la hora que necesite ayuda. La persona es lo más valioso e importante de todo. Y hay que dejarlo todo –aunque sea la oración y la Misa- por ayudarle si así lo precisa. El Papa Francisco dice: la casa común de todos los hombres debe continuar levantándose sobre el respeto a la sacralidad de cada vida humana.

Con este gesto –levántate y ponte en medio- Jesús nos desafía a hacer lo mismo con nuestros hermanos necesitados. Muchas veces se echa a un lado a los que sufren: viven solos su dolor, en silencio, lejos de la vista de los demás, se les deja solos. Jesús, por el contrario, les hace sentir que están en el centro de su misericordia y compasión, que son tan importantes como los demás que no necesitan ser sanados o liberados, pues Jesús vino a buscar al que estaba perdido, la oveja descarriada, el ladrón arrepentido…

José Luis Latorre, Misionero Claretiano
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