miércoles, 14 de octubre de 2020

ESTAMPA CON ORACIÓN PARA LA CANONIZACIÓN DEL BEATO CARLO ACUTIS


 

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EL NÚMERO 13 EN LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DE FÁTIMA?



 ¿Por qué es importante el número 13 en las apariciones de la Virgen de Fátima?

Redacción ACI Prensa

 Crédito: Iglesia en Valladolid (CC BY-SA 2.0)



Las principales apariciones de la Virgen María en Fátima (Portugal) sucedieron los 13 de cada mes, un número con un gran significado que muestra la relación de la Madre de Dios con la salvación del mundo.

En un artículo de National Catholic Register, el escritor y autor del libro “Fruits of Fatima — Century of Signs and Wonders”, Joseph Pronechen, indicó que los números tienen un “gran significado y simbolismo para el pueblo judío”.

“Se daban significados particulares a los números en el Antiguo Testamento que continuaron en el Nuevo y fueron mencionados por los Padres de la Iglesia”, agregó.

Pronechen resaltó que el número trece en las apariciones de la Virgen de Fátima tienen una conexión con la historia bíblica de Ester, que fue considerada por los Padres de la Iglesia “como una representación de la Santísima Virgen María” en el Antiguo Testamento.

Ester fue parte de los judíos exiliados a Persia, donde su tío Mardoqueo, un diligente servidor del rey, la cuidaba. El rey Asuero necesitaba una reina y de entre todas las mujeres decidió escoger a Ester.

“Amó a Ester más que a todas las demás mujeres; de todas las vírgenes ella ganó su favor y devoción, de modo que él puso la corona real en su cabeza y la hizo reina” sin saber que era judía, citó Pronechen en el artículo.

Amán, quién estaba celoso de la posición de Mardoqueo, logra con engaños ser la mano derecha del rey y decreta que el 13 del mes judío de Adar todos los judíos en el reino debían morir.

Pronechen indicó que, frente a esta sentencia, Ester revela su origen judío y los planes de Amán al rey, quien “se indignó por la fechoría, dio muerte al villano y dio la orden de salvar a los judíos”.

El día 13, “día en que los enemigos de los judíos esperaban ganar poder sobre ellos, se convirtió en un día en el cual los judíos ganaron poder sobre sus enemigos”, señala el escritor. “Ester salvó a su pueblo. Ellos vivieron”, agregó.

Pronechen resaltó que esta relación muestra que, en su aparición en Fátima, la Virgen María “vino a salvar a su pueblo mostrándoles el camino correcto a seguir”.

Además, señaló que en la Enciclopedia Católica New Advent se recuerda que Ester “proviene del hebreo que significa ‘estrella’ y ‘felicidad’” y resaltó que Sor Lucía Dos Santos, una de los tres videntes de Fátima, indicó al P. Thomas McGlynn que la Virgen “siempre tenía una estrella en su túnica”.

“El cielo nuevamente estaba haciendo la conexión para decirnos que María vendría a Fátima también para salvar a su pueblo y a la Iglesia del mal”, agregó.

Asimismo, indicó que la Virgen nos dirige a rezar el Rosario, mensaje que se refleja especialmente durante su aparición en Fátima el 13 de octubre, mes que la Iglesia dedica al Santo Rosario, donde se identificó como Nuestra Señora del Rosario.

El escritor resaltó que en una conversación entre Sor Lucia y unos frailes carmelitas, ella señaló que “el escapulario y el Rosario son inseparables. El escapulario es un signo de consagración a Nuestra Señora”.

“Fue en el siglo XIII cuando Nuestra Señora le dio el Rosario a Santo Domingo. Y fue nuevamente en el siglo XIII cuando también le dio a San Simón Stock el escapulario marrón”, indicó Pronechen.

Finalmente, resaltó que la Virgen María lleva a los fieles a la Sagrada Eucaristía, y sus apariciones el 13 de cada mes tiene una relación con el Espíritu Santo, al ser trece personas en total, ella y los doce apóstoles, los que se encontraban en la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

“El número ’13’ conectado con Fátima, ya sea directa o indirectamente, es otra de las razones por las que el mensaje y el significado de Fátima debe ser relevante para nosotros”, concluyó.

PAPA FRANCISCO EVITA SALUDAR DE CERCA A LOS FIELES POR AUMENTO DEL COVID19 EN ITALIA



 Papa Francisco evita saludar de cerca a los fieles por aumento del COVID-19 en Italia

Redacción ACI Prensa

Foto: Captura VaticanMedia



El Papa Francisco evitó saludar de cerca a los fieles que participaron en la Audiencia General por el aumento de casos positivos de COVID-19 en Italia.

Al finalizar la Audiencia General de este miércoles 14 de octubre, el Santo Padre se disculpó por no haber saludado de cerca, como es habitual, a las personas que estaban presentes en el Aula Pablo VI.

“Yo quisiera hacer, como hago habitualmente, bajar y acércame a ustedes para saludarlos. Pero con las nuevas normas es mejor mantener las distancias. También con los enfermos, les saludo de corazón desde aquí”, dijo el Papa quien aconsejó estar “a distancia prudente como se debe hacer”.

En esta línea, el Papa explicó “cuando yo voy, todos se acercan, y allí se provocan aglomeraciones, y el problema es que hay peligro de contagio”.

Por ello, el Pontífice añadió la importancia de permanecer “así, cada uno con las mascarillas, manteniendo las distancias” para poder “ir hacia adelante con las audiencias”.

“Discúlpenme si hoy les saludo de lejos, pero creo que, si todos como buenos ciudadanos cumplimos los requerimientos de las autoridades, esto será una ayuda para terminar con esta pandemia. Gracias”, concluyó el Papa.

Tras el aumento de casos positivos de coronavirus en Italia, el Gobierno endureció nuevamente las restricciones, por ejemplo, están prohibidas las reuniones de más de seis personas en casa, el máximo de 30 invitados en bodas y bautizos y el uso obligatorio de mascarilla al aire libre.

Por su parte, el Vaticano informó el 12 de octubre que hay cuatro Guardias Suizos positivos de COVID-19 que se suman a otros tres ciudadanos vaticanos positivos al Coronavirus y aseguró que “se están realizando los controles necesarios entre quienes pudieron haber estado en contacto directo con ellos”. 

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 14 DE OCTUBRE DEL 2020

 

 Lecturas de hoy Miércoles de la 28ª Semana del Tiempo Ordinario

Hoy, miércoles, 14 de octubre de 2020



Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5,18-25):

Si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley. Las obras de la carne están patentes: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, envidias, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, discordias, borracheras, orgías y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que así obran no heredarán el reino de Dios. En cambio,

el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Contra esto no va la ley.

Y los que son de Cristo Jesús han crucificado su carne con sus pasiones y sus deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6


R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida


Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunión de los cínicos;

sino que su gozo es la ley del Señor,

y medita su ley día y noche. R/.


Será como un árbol

plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazón

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin. R/.


No así los impíos, no así;

serán paja que arrebata el viento.

Porque el Señor protege el camino de los justos,

pero el camino de los impíos acaba mal. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,42-46):

En aquel tiempo, dijo el Señor: «¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!»

Un maestro de la Ley intervino y le dijo: «Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros.»

Jesús replicó: «¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!»


Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 14 de octubre de 2020

CR

Queridos amigos y amigas:


No tiene ningún sentido dividir a la gente en buenos y malos como suelen hacer las películas mediocres. Primero, porque ningún ser humano puede juzgar a su hermano. Segundo, porque el bien y el mal nos atraviesan a todos por dentro.

Jesús es implacable contra los fariseos y maestros de todos los tiempos que se preocupan por dar una "buena imagen electoral" y pasan por alto el derecho y el amor de Dios, o que abruman a la gente con cargas insoportables mientras ellos (¿o nosotros?) no mueven ni un dedo.

Son palabras enérgicas, de las más contundentes transmitidas por los evangelios, y, sin embargo, no parece que tengan demasiado efecto en nosotros. A veces, en nuestra iglesia, hay personas que se sienten con la obligación moral de señalar lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, de marcar una línea nítida entre lo permitido y lo prohibido, de censurar conductas "escandalosas", de llamar a cada cosa por su nombre.

¿Cómo podemos saber si estas actitudes "proféticas" son genuinamente evangélicas o no? La carta a los gálatas nos ofrece una pista. Donde hay Espíritu surgen frutos espirituales: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, amabilidad, autocontrol, etc. Donde hay "carne" (hoy diríamos "ser humano que se deja llevar por lo suyo") surgen otros frutos: fornicación, impureza, contiendas, celos, rencores, sectarismo etc.

Esto puede parecer demasiado simple. Y, sin embargo, a esta simplicidad suelen llegar después de muchas vueltas, los hombres y mujeres espirituales. Hace tiempo que me he desenganchado de los maestros que presumen de decir las cosas claras y que van dejando un rastro de rencor, enemistades, sectarismo.

PINTURA ANDINA DE LA VIRGEN MARÍA ELEGIDA POR CORREO DE ESTADOS UNIDOS PARA ESTAMPILLA NAVIDEÑA



 Pintura andina de la Virgen elegida por correo de Estados Unidos para estampilla navideña

Redacción ACI Prensa

Crédito: Unsplash.



El Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS) lanzará el 20 de octubre una estampilla de Navidad usando una pintura de la Virgen María de más de 200 años de antigüedad proveniente de Perú, y que se expone en uno de los museos de arte más destacados del mundo.

En la galería 757 del Museo Metropolitano de Arte (MET) en Nueva York (Estados Unidos) se expone la pintura de Nuestra Señora de Guápulo, una pintura de la escuela cusqueña y de autor desconocido que data del siglo XVIII.


Pintura de Nuestra Señora de Guápulo. Créditos: Dominio Público


“La imagen ricamente vestida y adornada representada en esta obra se originó como una copia de la Virgen de Guadalupe española, encargada en 1584 por una cofradía de comerciantes en Quito (Ecuador)”, indica el MET.

Durante el último cuarto del siglo XVII, una pintura de esta advocación mariana, que toma el nombre de la ciudad de Guápulo (Ecuador) donde estaba el santuario que albergaba la imagen, recorrió los Andes en búsqueda de donaciones.

“Una copia pintada de la escultura fue transportada por los Andes con la misión de recolectar limosnas para la construcción de un nuevo santuario, lo que resultó en una demanda de copias producidas localmente” como la que fue pintada por el autor cusqueño, agregó el museo.

El director de arte del MET, Greg Breeding, se basó en esta imagen de la Virgen para crear una de las 17 estampillas que el servicio postal ofrece para la Navidad de este año.

“Vestida con una túnica piramidal salpicada de joyas y sosteniendo un cetro tejido con rosas y hojas, una Virgen María coronada mira a un Niño Jesús adornado de manera similar en su brazo izquierdo. Un rosario rojo cruza el centro de su vestido y baja a su derecha”, describe el servicio postal.

Cada dos años se publica un sello navideño que representa una imagen tradicional de Jesús y María, y con la Virgen de Guápulo es la segunda vez que una imagen religiosa peruana llega a las estampas del USPS.

En 2006, la imagen “La Madona y el Niño con el Ave” atribuida al pintor peruano Ignacio Chacón apareció en la estampa navideña. La pintura de la escuela cusqueña se encuentra actualmente en el Museo de Arte de Denver (Estados Unidos).


La escuela cusqueña de arte

La escuela de arte originada en Cusco (Perú), fue una de las corrientes más importantes durante el Virreinato del Perú y se caracterizó por la representación de imágenes religiosas, por el uso de los rojos, amarillos y colores tierra y por el acabado en oro de las imágenes, especialmente las relacionadas a la Virgen María.

Las pinturas de esta escuela fueron muy conocidas y en el siglo XVIII llegaron a distribuirse por el Virreinato del Perú, llegando incluso a los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Chile y Argentina.

BIENVENIDOS!!!

 





 

martes, 13 de octubre de 2020

HACE 103 AÑOS OCURRIÓ EL MILAGRO DEL SOL DE LA VIRGEN DE FÁTIMA

 


Hace 103 años ocurrió el "Milagro del sol" de la Virgen de Fátima [VIDEO]
POR ABEL CAMASCA | ACI Prensa




El 13 de octubre de 1917 cuando miles de peregrinos se encontraban en Fátima (Portugal), se produjo el “Milagro del sol” llamado así porque se vio al sol temblar, en una especie de “danza”.

El suceso duró unos tres minutos y ocurrió luego de la última aparición de la Virgen María a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía.


Luego de una intensa lluvia, las oscuras nubes se abrieron y dejaron ver el sol, que según los testigos lucía como un suave disco de plata. Entonces, sus rayos tomaron diferentes colores y el sol pareció caer sobre las miles de personas, que se habían puesto de rodillas.

El periodista del diario portugués O Século, Avelino de Almeida, estimó que habían unas 40 mil personas presentes al momento del milagro, mientras que el profesor de ciencias naturales de la Universidad de Coimbra Joseph Garrett, estimó que los testigos eran unos 100 mil.

Además del Milagro del sol, los pastorcitos dijeron haber visto imágenes de Jesús, la Virgen María y San José bendiciendo a la multitud. La Virgen se presentó como la Señora del Rosario.


EL PAPA FRANCISCO INVITA A SUMARSE A LA INICIATIVA "UN MILLÓN DE NIÑOS REZAN EL ROSARIO""


 El Papa invita a sumarse a la iniciativa “un millón de niños rezan el Rosario”

Redacción ACI Prensa

Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez (ACI)



El Papa Francisco animó a sumarse a la iniciativa "Por la unidad y la paz, un millón de niños rezan el Rosario", promovida por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) para el domingo 18 de octubre.

“Animo esta hermosa manifestación en la que participan niños de todo el mundo, que rezarán especialmente por las situaciones críticas provocadas por la pandemia”, expresó el Santo Padre ayer domingo luego del rezo del Ángelus.


En un reciente comunicado, ACN indicó que esta campaña comenzó en 2005 en Caracas (Venezuela), cuando varios niños rezaban el Rosario en una ermita y los presentes recordaron la frase del Santo Padre Pío: “Cuando un millón de niños recen el Rosario, el mundo cambiará”.

“ACN viene apoyando la campaña desde 2008, y hace dos años se hizo cargo de la organización del evento en todo el mundo”, agregó.

LOS PAPAS Y EL SANTO ROSARIO



 Los Papas y El Santo Rosario

Pío XII

«INGRUENTIUM MALORUM»

SOBRE EL ROSARIO EN LA FAMILIA

Carta Encíclica del Papa Pío XII 

promulgada el 15 de septiembre de 1951


(...) Por ello, con alegre expectación y reanimada esperanza vemos acercarse ya el próximo mes de octubre, durante el cual los fieles acostumbran acudir con mayor frecuencia a las iglesias, para en ellas elevar sus súplicas a María mediante las oraciones del santo Rosario. Oraciones que este año, Venerables Hermanos, deseamos se hagan con mayor fervor de ánimo, como lo requieren las necesidades cada día más graves; pues bien conocida Nos es la poderosa eficacia de tal devoción para obtener la ayuda maternal de la Virgen, porque, si bien puede conseguirse con diversas maneras de orar, sin embargo, estimamos que el santo Rosario es el medio más conveniente y eficaz, según lo recomienda su origen, más celestial que humano, y su misma naturaleza. ¿Qué plegaria, en efecto, más idónea y más bella que la oración dominical y la salutación angélica, que son como las flores con que se compone esta mística corona? A la oración vocal va también unida la meditación de los sagrados misterios, y así se logra otra grandísima ventaja, a saber, que todos, aun los más sencillos y los menos instruidos, encuentran en ella una manera fácil y rápida para alimentar y defender su propia fe. Y en verdad que con la frecuente meditación de los misterios el espíritu, poco a poco y sin dificultad, absorbe y se asimila la virtud en ellos encerrada, se anima de modo admirable a esperar los bienes inmortales y se siente inclinado, fuerte y suavemente, a seguir las huellas de Cristo mismo y de su Madre. Aun la misma oración tantas veces repetida con idénticas fórmulas, lejos de resultar estéril y enojosa, posee (como lo demuestra la experiencia) una admirable virtud para infundir confianza al que reza y para hacer como una especie de dulce violencia al maternal corazón de María.

4. Trabajad, pues, con especial solicitud, Venerables Hermanos, para que los fieles, con ocasión del mes de octubre, practiquen con la mayor diligencia método tan saludable de oración y para que cada día más lo estimen y se familiaricen con él. Gracias a vosotros, el pueblo cristiano podrá comprender la excelencia, el valor y la saludable eficacia del santo Rosario.



Juan XXIII

«GRATA RECORDATIO»

SOBRE EL REZO DEL SANTO ROSARIO

Carta Encíclica del Para Juan XXIII promulgada el 26 de Septiembre de 1959


Desde los años de Nuestra juventud, a menudo vuelve a Nuestro ánimo el grato recuerdo de aquellas Cartas encíclicas [1] que Nuestro Predecesor, de i. m., León XIII, siempre cerca del mes de octubre, dirigió muchas veces al mundo católico para exhortar a los fieles, especialmente durante aquel mes, a la piadosa práctica del santo rosario: Encíclicas, varias por su contenido, ricas en sabiduría, encendidas siempre con nueva inspiración y oportunísima para la vida cristiana. Eran una fuerte y persuasiva invitación a dirigir confiadas súplicas a Dios a través de la poderosísima intercesión de la Virgen Madre de Dios, mediante el rezo del santo Rosario. Este, como todos saben, es una muy excelente forma de oración meditada, compuesta a guisa de mística corona, en la cual las oraciones del "Pater noster", del "Ave María" y del "Gloria Patri" se entrelazan con la meditación de los principales misterios de nuestra fe, presentando a la mente la meditación tanto la doctrina de la Encarnación como de la Redención de Jesucristo, nuestro Señor.


Juan Pablo II

Meditar con María los misterios de la Redención rezando el Rosario

(Homilía pronunciada durante la Misa para las Asociaciones y Movimientos marianos en la plaza de San Pedro, 2 de octubre de 1983)


El saludo del arcángel Gabriel a María

1. «Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo aquél...». Hoy, primer domingo de octubre, os saludo a todos los miembros de los Movimientos marianos, devotos del «Saludo del ángel» que estáis en Roma con ocasión del Jubileo extraordinario de nuestra Redención. (�) El Evangelista Lucas dice que María «se turbó» ante las palabras que le dirigió el arcángel Gabriel en el momento de la anunciación y «se preguntaba qué saludo era aquél».

Esta meditación de María constituye el modelo primero de la oración del Rosario. Es la oración de quienes aman el saludo del ángel a María. Lss personas que rezan el Rosario vuelven a tomar con el pensamiento y el corazón la meditación de María y rezando meditan «qué saludo era aquel».


El contenido arcano del mensaje

2. En primer lugar repiten las palabras dirigidas a María por Dios mismo a través de su mensajero.

Las personas que aman el saludo del ángel a María repiten unas palabras que vienen de Dios. Al rezar el Rosario, pronunciamos una y otra vez estas palabras. No es ésta una repetición simplista. Las palabras dirigidas a María por Dios mismo y pronunciadas por el mensajero divino encierran un contenido arcano.

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...» (Lc 1, 28), «bendita entre las mujeres» (Lc 1, 42). Dicho contenido está íntimamente vinculado al misterio de la redención. Las palabras del saludo angélico a María introducen en este misterio y al mismo tiempo encuentran en él su explicación.

Lo dice la primera lectura de la liturgia de hoy, que nos remonta al libro del Génesis. Aquí precisamente, en el trasfondo del primer y al mismo tiempo original pecado del hombre, anuncia Dios por primera vez el misterio de la redención. Da a conocer por vez primera su acción en la historia futura del hombre y del mundo.

En efecto, al tentador escondido bajo forma de serpiente, el Creador habla así:

«Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya: Ella te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar».


La Virgen de Nazaret

3. Las palabras que oye María en la anunciación revelan que ha llegado el tiempo del cumplimiento de la promesa contenida en el libro del Génesis. Del protoevangelio pasamos al Evangelio. Está a punto de tener cumplimiento el misterio de la redención. El mensajero del Dios eterno saluda a la «Mujer»; esta mujer es María de Nazaret. La saluda en consideración a la «Estirpe» que Ella deberá acoger de Dios mismo. «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra»... «Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús».

Palabras decisivas ciertamente. El saludo del ángel a María marca el comienzo de las «obras de Dios» más grandes en la historia del hombre y del mundo. Este saludo abre de cerca la perspectiva de la redención.

No es, pues, de extrañar que María se «turbase» después de oír las palabras de este saludo. La cercanía de Dios vivo produce siempre santo temor. Ni es de maravillar que María preguntase «qué saludo era aquel». Las palabras del arcángel la situaron ante un misterio divino inescrutable. Más aún, la implicaron en la órbita de este misterio. No se puede meramente constatar tal misterio. Hay que meditarlo de continuo y con profundidad creciente. Pues tiene fuerza para llenar no sólo una vida, sino también la eternidad.

Y todos los que amamos el saludo del ángel tratamos de participar en la meditación de María. Y tratamos de hacerlo sobre todo cuando rezamos el Rosario.


Gozo, dolor y gloria

4. En las palabras pronunciadas por el Mensajero en Nazaret, María como que vislumbró en Dios toda su vida en la tierra y en su eternidad.

Pues, ¿por qué María, al oír que iba a ser Madre de Dios, no responde con entusiasmo espiritual, sino ante todo con un humilde Fiat: «Aquí está la sierva del Señor, hágase en mí su palabra»?

¿Acaso no fue porque sintió ya desde entonces el dolor acuciante del reinar «en el trono de David» que iba a corresponder a Jesús?

Al mismo tiempo el arcángel anuncia que «su reino no tendrá fin».

En las palabras del saludo angélico a María, comienzan a desvelarse todos los misterios en que tendrá cumplimiento la redención del mundo, misterios gozosos, dolorosos y gloriosos. Igual que en el Rosario.

Al preguntarse María «qué saludo era aquel», parece como que entra en todos estos misterios y nos introduce a nosotros en ellos.

Nos introduce en los misterios de Cristo y juntamente en sus propios misterios. Su acto de meditación en el momento de la anunciación, abre el camino a nuestras meditaciones durante el rezo del Rosario y gracias a éste.

En oración con María

5. El Rosario es la oración en la que, con la repetición del saludo del ángel a María, tratamos de sacar nuestras consideraciones sobre el misterio de la redención partiendo de la meditación de la Virgen. Su reflexión iniciada en el momento de la anunciación prosigue en la gloria de la asunción. Profundamente inmersa en el misterio del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en la eternidad María se une, por ser Madre nuestra, a la plegaria de quienes aman el saludo del ángel y lo expresan en el rezo del Rosario.

En esta oración nos unimos a Ella como los Apóstoles congregados en el Cenáculo después de la ascensión de Cristo. Lo recuerda la segunda lectura de la liturgia de hoy sacada de los Hechos de los Apóstoles. Tras citar los nombres de cada Apóstol, el autor escribe: «Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María la madre de Jesús, y con sus hermanos».

Con esta oración se preparaban a recibir al Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Oraba con ellos María, quien el día de la anunciación había recibido al Espíritu Santo con plenitud eminente. La plenitud particular del Espíritu Santo determina en Ella una particular plenitud de oración. Con esta plenitud singular María ora por nosotros y con nosotros.

Preside maternalmente nuestra oración. Congrega sobre toda la tierra inmensas legiones de los que aman el saludo del ángel, y éstas junto con Ella mientras rezan el Rosario «meditan» el misterio de la redención del mundo. De este modo se prepara la Iglesia sin cesar a recibir al Espíritu Santo, como el día de Pentecostés.

La Encíclica de León XIII sobre el Rosario

6. Se cumple este año el primer centenario de la Encíclica del Papa León XIII Supremi apostolatus, con la que este gran Pontífice decretó la dedicación especial del mes de octubre al culto de la Virgen del Rosario. Subrayaba él con fuerza en este documento, la eficacia extraordinaria de esta oración rezada con alma pura y devoción, para obtener del Padre celestial, en Cristo y por intercesión de la Madre de Dios, protección contra los males más graves que puedan amenazar a la cristiandad y a la misma humanidad, y conseguir así los supremos bienes de la justicia y la paz entre los individuos y entre los pueblos.

Con este gesto histórico, León XIII no hacía otra cosa sino sumarse a los numerosos Pontífices que le habían precedido -entre ellos San Pío V- y dejaba una consigna a quienes le iban a seguir en el fomento de la práctica del Rosario. Por ello, también yo quiero deciros a todos: haced que el Rosario sea «dulce cadena que os una a Dios» por medio de María.

Rezar todos juntos a la Madre de Dios

7. Grande es mi alegría por haber podido celebrar hoy con vosotros la solemnidad litúrgica de la Reina del Santo Rosario. De esta significativa manera nos inserimos todos en el Jubileo extraordinario del Año de la Redención. (...) Juntos todos nos dirigimos con gran amor a la Madre de Dios repitiendo las palabras del arcángel Gabriel: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo», «bendita tú entre las mujeres».

Y en el centro de la liturgia de hoy escuchamos la respuesta de María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, / se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, / porque ha mirado la humildad de su sierva. / Desde ahora me felicitarán todas las generaciones».

El Rosario, plegaria en favor del hombre

(Angelus del 2 de octubre, 1983)

1. En este mes de octubre, consagrado por tradición al Santo Rosario, quiero dedicar la alocución del Angelus a hablar de esta plegaria tan entrañable al corazón de los católicos, tan amada por mí y tan recomendada por los Papas predecesores míos.

En este Año Santo extraordinario de la Redención, también el Rosario adquiere perspectivas nuevas y se llena de intenciones más fuertes y más amplias que en el pasado. Hoy no se trata de pedir grandes victorias. como en Lepanto y Viena, sino que, más bien, se trata de pedir a María que nos haga valerosos combatientes contra el espíritu del error y del mal, con las armas del Evangelio, que son la cruz y la Palabra de Dios.

La plegaria del Rosario es oración del hombre en favor del hombre: es la oración de la solidaridad humana, oración colegial de los redimidos, que refleja el espíritu y las intenciones de la primera redimida, María, Madre e imagen de la Iglesia: oración en favor de todos los hombres del mundo y de la historia, vivos o difuntos, llamados a formar con nosotros Cuerpo de Cristo y a ser, con El, coherederos de la gloria del Padre.

2. Al considerar las orientaciones espirituales que sugiere el Rosario, oración sencilla y evangélica (cf. Marialis cultus, 46), volvemos a encontrar las intenciones que San Cipriano señalaba en el «Padre nuestro». Escribía él: «El Señor, maestro de paz y de unidad, no quiso que orásemos individualmente y solos. Efectivamente, no decimos: "Padre mío, que estás en los cielos", ni "Dame mi pan de cada día". Nuestra oración es por todos; de manera que, cuando rezamos, no lo hacemos por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que con todo el pueblo somos una sola cosa» (De dominica oratione, 8).

El Rosario se dirige insistentemente a quien es la expresión más alta de la humanidad en oración, modelo de la Iglesia orante y que suplica, en Cristo, la misericordia del Padre. Lo mismo que Cristo «vive siempre para interceder por nosotros» (cf. Hech 7, 25), también María continúa en el cielo su misión de Madre y se hace voz de cada hombre y en favor de cada hombre, hasta la consumación perfecta del número de los elegidos (cf. Lumen gentium, 62). Al rezarle le suplicamos que nos asista durante todo el tiempo de nuestra vida presente y, sobre todo, en el momento decisivo para nuestro destino eterno, que será la «hora de nuestra muerte».

El Rosario es oración que indica la perspectiva del reino de Dios y orienta a los hombres para recibir los frutos de la redención.

En este mes de octubre dedicado tradicionalmente al Santo Rosario, quiero recordar a todos que ésta es una oración del hombre para el hombre; es la oración de la solidaridad humana que refleja el espíritu de María, madre e imagen de la Iglesia. El Rosario se dirige a Aquella que es la expresión más alta de la humanidad

 

El Rosario, memoria continuada de la redención

(Angelus del 9 de octubre, 1983)

1. Entre los muchos aspectos que los Papas, los Santos y los estudiosos han puesto de relieve en el Rosario, en este Año Jubilar hay que recordar obligadamente uno. El Santo Rosario es una memoria continuada de la redención, en sus etapas más importantes: la Encarnación del Verbo, su Pasión y Muerte por nosotros, la Pascua que El inauguró y que se consumará eternamente en los cielos.

Efectivamente, al considerar los elementos contemplativos del Rosario, esto es, los misterios en torno a los cuales se desgrana la oración vocal, podemos captar mejor por qué esta guirnalda de Ave ha sido llamada «Salterio de la Virgen». Igual que los Salmos recordaban a Israel las maravillas del Éxodo y de la salvación realizada por Dios, y llamaban constantemente al pueblo a la fidelidad a la Alianza del Sinaí, del mismo modo el Rosario recuerda continuamente al pueblo de la Nueva Alianza los prodigios de misericordia y de poder que Dios ha desplegado en Cristo en favor del hambre, y lo llama a la fidelidad respecto a sus compromisos bautismales. Nosotros somos su pueblo, El es nuestro Dios.

2. Pero este recuerdo de los prodigios de Dios y esta llamada constante a la fidelidad pasa, en cierto modo, a través de María, la Virgen fiel. La repetición del Ave nos ayuda a penetrar, poco a poco, cada vez más hondamente en el profundísimo misterio del Verbo Encarnado y salvador (cf. Lumen gentium, 65), «a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor» (Marialis cultus, 47). Porque también María, como Hija de Sión y heredera de la espiritualidad sapiencial de Israel, cantó los prodigios del Exodo; pero, como la primera y más perfecta discípula de Cristo, anticipó y vivió la Pascua de la Nueva Alianza, guardando y meditando en su corazón cada palabra y gesto del Hijo, asociándose a El con fidelidad incondicional, indicando a todos el camino de la Nueva Alianza: «Haced lo que El os diga» (Jn 2, 5). Hoy, glorificada en el cielo, manifiesta realizado en Ella el itinerario del nuevo pueblo hacia la tierra prometida.

3. Que el Rosario, pues, nos sumerja en los misterios de Cristo, y proponga en el rostro de la Madre a cada uno de los fieles y a toda la Iglesia el modelo perfecto de cómo se acoge, se guarda y se vive cada palabra y acontecimiento de Dios, en el camino todavía en marcha de la salvación del mundo.

Los misterios gozosos del Rosario

(Angelus del 23 de octubre, 1983)

1. El Santo Rosario es oración cristiana, evangélica y eclesial, pero también oración que eleva los sentimientos y afectos del hombre.

En los misterios gozosos, sobre los que nos detenemos hoy brevemente, vemos un poco todo esto: la alegría de la familia, de la maternidad, del parentesco, de la amistad, de la ayuda recíproca. Cristo, al nacer asumió y santificó estas alegrías que el pecado no ha borrado totalmente. El realizó esto por medio de María. Del mismo modo, también nosotros hoy, a través de Ella, podemos captar y hacer nuestras las alegrías del hombre: en sí mismas, humildes y sencillas, pero que se hacen grandes y santas en María y en Jesús.

En María, desposada virginalmente con José y fecundada divinamente, está la alegría del amor casto de los esposos y de la maternidad acogida y guardada como don de Dios; en María, que solícita va a Isabel, está la alegría de servir a los hermanos llevándoles la presencia de Dios; en María, que presenta a los pastores y a los Magos el esperado de Israel, está la coparticipación espontánea y confidencial, propia de la amistad; en María, que en el templo ofrece su propio Hijo al Padre celestial, está la alegría impregnada de ansias, propia de los padres y de los educadores con relación a los hijos o a los alumnos; en María, que después de tres días de afanosa búsqueda, vuelve a encontrar a Jesús, está la alegría paciente de la madre que se da cuenta de que el propio hijo pertenece a Dios antes que a ella misma.

Los misterios dolorosos del Rosario

(Angelus del 30 de octubre, 1983)

En este último domingo del mes octubre, reflexionamos aún sobre Rosario.

En los misterios dolorosos contemplamos en Cristo todos los dolores del hombre: en El, angustiado, traicionado, abandonado, capturado aprisionado; en El, injustamente procesado y sometido a la flagelación; en El, mal entendido y escarnecido su misión; en El, condenado con complicidad del poder político; en El conducido públicamente al suplicio y expuesto a la muerte más infamante: en El, Varón de dolores profetizado por Isaías, queda resumido y santificado todo dolor humano.

Siervo del Padre, Primogénito entre muchos hermanos, Cabeza de la humanidad, transforma el padecimiento humano en oblación agradable a Dios, en sacrificio que redime. El es el Cordero que quita el pecado del mundo, el Testigo fiel, que capitula en sí y hace meritorio todo martirio.

En el camino doloroso y en el Gólgota está la Madre, la primera Mártir. Y nosotros, con el corazón de la Madre, a la cual desde la cruz entregó en testamento a cada uno de los discípulos y a cada uno de los hombres, contemplamos conmovidos los padecimientos de Cristo, aprendiendo de El la obediencia hasta la muerte, y muerte de cruz; aprendiendo de Ella a acoger a cada hombre como hermano, para estar con Ella junto a las innumerables cruces en las que el Señor de la gloria todavía está injustamente enclavado, no en su Cuerpo glorioso, sino en los miembros dolientes de su Cuerpo místico.

En el Rosario, las esperanzas del hombre

(Angelus del 6 de noviembre, 1983)

En los misterios gloriosos del Santo Rosario reviven las esperanzas del cristiano: las esperanzas de la vida eterna que comprometen la omnipotencia de Dios y las expectativas del tiempo presente que obligan a los hombres a colaborar con Dios.

En Cristo resucitado resurge el mundo entero y se inauguran los cielos nuevos y la tierra nueva que llegarán a cumplimiento a su vuelta gloriosa, cuando «la muerte no existirá más, ni habrá duelo, ni gritos, ni trabajo, porque todo esto es ya pasado» (Ap 21, 4).

Al ascender Cristo al cielo, en El se exalta a la naturaleza humana que se sienta a la diestra de Dios, y se da a los discípulos la consigna de evangelizar al mundo; además, al subir Cristo al cielo, no se eclipsa de la tierra, sino que se oculta en el rostro de cada hombre, especialmente de los más desgraciados: los pobres, los enfermos, los marginados, los perseguidos...

Al infundir el Espíritu Santo en Pentecostés, dio a los discípulos la fuerza de amar y difundir la verdad, pidió comunión en la construcción de un mundo digno del hombre redimido y concedió capacidad de santificar todas las cosas con la obediencia a la voluntad del Padre celestial. De este modo encendió de nuevo el gozo de donar en el ánimo de quien da, y la certeza de ser amado en el corazón del desgraciado.

En la gloria de la Virgen elevada al cielo, contemplamos entre otras cosas la sublimación real de los vínculos de la sangre y los afectos familiares, pues Cristo glorificó a María no sólo por ser inmaculada y arca de la presencia divina, sino también por honrar a su Madre como Hijo. No se rompen en el cielo los vínculos santos de la tierra; por el contrario, en los cuidados de la Virgen Madre elevada para ser abogada y protectora nuestra y tipo de la Iglesia victoriosa, descubrimos también el modelo inspirador del amor solícito de nuestros queridos difuntos hacia nosotros, amor que la muerte no destruye, sino que acrecienta a la luz de Dios.

Y, finalmente, en la visión de María ensalzada por todas las criaturas, celebramos el misterio escatológico de una humanidad rehecha en Cristo en unidad perfecta, sin divisiones ya ni otra rivalidad que no sea la de aventajarse en amor uno a otro. Porque Dios es amor.

Así es que, en los misterios del Santo Rosario contemplamos y revivimos los gozos, dolores y gloria de Cristo y su Madre Santa, que pasan a ser gozos, dolores y esperanzas del hombre.

En oración con María, Madre del Señor

(Angelus del 13 de noviembre, 1983)

1. La Iglesia es, ante todo, una comunidad orante. El Pueblo de Dios ha sido liberado para celebrar el culto del Señor. Toda la vida de los redimidos debe ser un acto de culto, una liturgia de alabanza, un sacrificio agradable a Dios.

La transformación de nuestra vida y del mundo en sacrificio de alabanza no es obra nuestra, sino del Señor. Uniéndonos a Cristo-Sacerdote, a su sacrificio y a su oración, nosotros con todo el universo nos convertimos en una ofrenda al Señor.

Los creyentes son esencialmente una comunidad litúrgica: en el templo, en las casas, en la vida ejercitan el oficio sacerdotal. Los Hechos de los Apóstoles, al presentar los rasgos fundamentales de la Iglesia primitiva, ponen de relieve la importancia que en ella tenía la «oración»: «Perseveraban en oír la enseñanza de los Apóstoles, y en la unión fraterna, en la fracción del pan y en la oración... Diariamente acudían unánimemente al templo, partían el pan en las casas... alabando a Dios» (Act 2, 42. 46-47). Y también: «Todos éstos perseveraban unánimes en la oración... con María, la Madre de Jesús» (Act 1, 14).

2. En la comunidad de los creyentes en oración, María está presente, no sólo en los orígenes de la fe, sino en todo tiempo.

«Así aparece Ella en la visita a la madre del Precursor, donde abre su espíritu en expresiones de glorificación a Dios, de humildad, de fe, de esperanza: tal es el Magníficat, la oración por excelencia de María, él canto de los tiempos mesiánicos, en el que confluyen la exultación del Antiguo y del Nuevo Israel» (Exhortación Apostólica de Pablo VI Marialis cultus, 18). María aparece virgen en oración en Caná, virgen en oración en el Cenáculo. «Presencia orante de María en la Iglesia naciente y en la Iglesia de todo tiempo, porque Ella, asunta al cielo, no ha abandonado su misión de intercesión y salvación. Virgen orante es también la Iglesia, que cada día presenta al Padre las necesidades de sus hijos, alaba incesantemente al Señor e intercede por la salvación del mundo» (ib. 181).

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 13 DE OCTUBRE DEL 2020


 

Lecturas de hoy Martes de la 28ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, martes, 13 de octubre de 2020


Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5,1-6):


Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Mirad lo que os digo yo, Pablo: si os circuncidáis, Cristo no os servirá de nada. Lo afirmo de nuevo: el que se circuncida tiene el deber de observar la ley entera. Los que buscáis la justificación por la ley habéis roto con Cristo, habéis caído fuera del ámbito de la gracia. Para nosotros, la esperanza de la justificación que aguardamos es obra del Espiritu, por medio de la fe, pues, en Cristo Jesús, da lo mismo estar circuncidado o no estarlo; lo único que cuenta es una fe activa en la práctica del amor.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 118,41.43.44.45.47.48


R/. Señor, que me alcance tu favor


Señor, que me alcance tu favor,

tu salvación según tu promesa. R/.


No quites de mi boca las palabras sinceras,

porque yo espero en tus mandamientos. R/.


Cumpliré sin cesar tu voluntad,

por siempre jamás. R/.


Andaré por un camino ancho,

buscando tus decretos. R/.


Serán mi delicia tus mandatos,

que tanto amo. R/.


Levantaré mis manos hacia ti

recitando tus mandatos. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,37-41):


En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa.

Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: «Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo.»


Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy martes, 13 de octubre de 2020

CR

Queridos hermanos:


Al leer en el calendario litúrgico el subrayado del evangelio de este martes de esta semana no 28 ("dad limosna, y lo tendréis limpio todo"), me dije para mis adentros: Ah pero, bueno, ¿no dice san Pablo que aunque dé todos mis bienes a los pobres, si no tengo amor, de nada me sirve? Pues ¿Cómo despacha Jesús su doctrina con esa frase? Pase que Jesús hable de limpieza: porque está hablando con un fariseo, y esa gente estaba obsesionada con la limpieza de las manos, de las jarras, de las ollas, de todos los cacharros, o, como se dice ahora, de toda la batería de cocina. En eso hace muy bien, porque conecta de inmediato con el lenguaje, los intereses, el mundo concreto, las preocupaciones e incluso las obsesiones de la gente. Pero ¿cómo es posible que un gesto exterior, que incluso puede servir (¡y lo dice el propio Jesús!) para nuestra ostentación, puede limpiarnos por completo?.


Y me acuerdo de la etimología de "limosna": viene de la palabra griega eleemosýne, que significa "compasión". Más aún: recuerdo cómo, según dicen los estudiosos, la antropología de Jesús es unitaria, holista. Eso significa que para él el hombre entero, la mujer entera, ha de estar presente en cada acto que realiza. Por tanto, ha de estar presente en cuerpo y alma, con el corazón y las manos. Más en concreto, ha de decir "con en corazón en la mano" y ha de dar "con el corazón en la mano". Es como un dar dándose. Nada de obras muertas de mucho relumbrón hacia fuera; pero también nada de puros delicados sentimientos, tan delicados como estériles; y nada de discursos cuando la respuesta a la demanda (¡así que hay desafíos, dones y demandas a los que debo responder!) no son hueras palabras, sino dones muy concretos y muy materiales.

El caso es que me acabo de asomar al texto del evangelio (¡ya lo podía haber hecho antes!) y me encuentro con que me dice: "dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo". Me doy con el puño en la cabeza y me digo: ¿a qué tanto cavilar? Si hubieras leído directamente el evangelio, y no hubieras recurrido al comodín de una cita, tan coja por añadidura, habría evitado todos esos rodeos.

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