domingo, 12 de septiembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2021



Domingo 24 (B) del tiempo ordinario

Domingo 12 de septiembre de 2021



1ª Lectura (Is 50,5-9a): El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?




Salmo responsorial: 114

R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: «Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó.

Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.

2ª Lectura (Sant 2,14-18): ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe».


Versículo antes del Evangelio (Gál 6,14): Aleluya. No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 8,27-35): En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?». Ellos le dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas». Y Él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo».

Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: «¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».

Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará».




«Si alguno quiere venir en pos de mí (…) tome su cruz y sígame»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)



Hoy día nos encontramos con situaciones similares a la descrita en este pasaje evangélico. Si, ahora mismo, Dios nos preguntara «¿quién dicen los hombres que soy yo?» (Mc 8,27), tendríamos que informarle acerca de todo tipo de respuestas, incluso pintorescas. Bastaría con echar una ojeada a lo que se ventila y airea en los más variados medios de comunicación. Sólo que… ya han pasado más de veinte siglos de “tiempo de la Iglesia”. Después de tantos años, nos dolemos y —con santa Faustina— nos quejamos ante Jesús: «¿Por qué es tan pequeño el número de los que Te conocen?».

Jesús, en aquella ocasión de la confesión de fe hecha por Simón Pedro, «les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él» (Mc 8,30). Su condición mesiánica debía ser transmitida al pueblo judío con una pedagogía progresiva. Más tarde llegaría el momento cumbre en que Jesucristo declararía —de una vez para siempre— que Él era el Mesías: «Yo soy» (Lc 22,70). Desde entonces, ya no hay excusa para no declararle ni reconocerle como el Hijo de Dios venido al mundo por nuestra salvación. Más aun: todos los bautizados tenemos ese gozoso deber “sacerdotal” de predicar el Evangelio por todo el mundo y a toda criatura (cf. Mc 16,15). Esta llamada a la predicación de la Buena Nueva es tanto más urgente si tenemos en cuenta que acerca de Él se siguen profiriendo todo tipo de opiniones equivocadas, incluso blasfemas.

Pero el anuncio de su mesianidad y del advenimiento de su Reino pasa por la Cruz. En efecto, Jesucristo «comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho» (Mc 8,31), y el Catecismo nos recuerda que «la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios» (n. 769). He aquí, pues, el camino para seguir a Cristo y darlo a conocer: «Si alguno quiere venir en pos de mí (…) tome su cruz y sígame» (Mc 8,34).

FELIZ DOMINGO





 

martes, 7 de septiembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 7 DE SEPTIEMBRE DE 2021



 Martes 23 del tiempo ordinario

Martes 7 de septiembre de 2021



1ª Lectura (Col 2,6-15): Hermanos: Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, vivid en él, enraizados y edificados sobre él, permaneciendo fuertes en la fe, tal como aprendisteis, y manifestando generosamente vuestro agradecimiento. Vigilad para que nadie os seduzca por medio de vanas filosofías y falacias, fundadas en la tradición de los hombres y en los elementos del mundo, pero no en Cristo. Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud.

Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo.



Salmo responsorial: 144

R/. El Señor es bueno con todos.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas.


Versículo antes del Evangelio (Jn 15,16): Aleluya. Yo os he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.





«Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios»

Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet

(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)



Hoy quisiera centrar nuestra reflexión en las primeras palabras de este Evangelio: «En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios» (Lc 6,12). Introducciones como ésta pueden pasar desapercibidas en nuestra lectura cotidiana del Evangelio, pero —de hecho— son de la máxima importancia. En concreto, hoy se nos dice claramente que la elección de los doce apóstoles —decisión central para la vida futura de la Iglesia— fue precedida por toda una noche de oración de Jesús, en soledad, ante Dios, su Padre.

¿Cómo era la oración del Señor? De lo que se desprende de su vida, debía ser una plegaria llena de confianza en el Padre, de total abandono a su voluntad —«no busco hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 5,30)—, de manifiesta unión a su obra de salvación. Sólo desde esta profunda, larga y constante oración, sostenida siempre por la acción del Espíritu Santo que, ya presente en el momento de su Encarnación, había descendido sobre Jesús en su Bautismo; sólo así, decíamos, el Señor podía obtener la fuerza y la luz necesarias para continuar su misión de obediencia al Padre para cumplir su obra vicaria de salvación de los hombres. La elección subsiguiente de los Apóstoles, que, como nos recuerda san Cirilo de Alejandría, «Cristo mismo afirma haberles dado la misma misión que recibió del Padre», nos muestra cómo la Iglesia naciente fue fruto de esta oración de Jesús al Padre en el Espíritu y que, por tanto, es obra de la misma Santísima Trinidad. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13).

Ojalá que toda nuestra vida de cristianos —de discípulos de Cristo— esté siempre inmersa en la oración y continuada por ella. 

IMÁGENES DE SAN PÍO DE PIETRELCINA

 










 

lunes, 6 de septiembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 6 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 



 Lunes 23 del tiempo ordinario

Lunes 6 de septiembre de 2021



1ª Lectura (Col 1,24—2,3): Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos Dios ha querido dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta es mi tarea, en la que lucho denodadamente con la fuerza poderosa que él me da. Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente. Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender, y que capten el misterio de Dios. Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.



Salmo responsorial: 61

R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria.

Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré.


Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio.


Versículo antes del Evangelio (Jn 10,27): Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 6,6-11): Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio». Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.





«Levántate y ponte ahí en medio (...). Extiende tu mano»

P. Julio César RAMOS González SDB

(Mendoza, Argentina)



Hoy, Jesús nos da ejemplo de libertad. Tantísimo hablamos de ella en nuestros días. Pero, a diferencia de lo que hoy se pregona y hasta se vive como “libertad”, la de Jesús, es una libertad totalmente asociada y adherida a la acción del Padre. Él mismo dirá: «Os aseguro que el Hijo del hombre no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace el Hijo» (Jn 5,19). Y el Padre sólo obra, sólo actúa por amor.

El amor no se impone, pero hace actuar, moviliza devolviendo con amplitud la vida. Aquel mandato de Jesús: «Levántate y ponte ahí en medio» (Lc 6,8) tiene la fuerza recreadora del que ama, y por la palabra obra. Más aún, el otro: «Extiende tu mano» (Lc 6,10), que termina logrando el milagro, restablece definitivamente la fuerza y la vida a lo que estaba débil y muerto. “Salvar” es arrancar de la muerte, y es la misma palabra que se traduce por “sanar”. Jesús sanando salva lo que de muerto había en ese pobre hombre enfermo, y eso es un claro signo del amor de Dios Padre para con sus criaturas. Así, en la nueva creación en donde el Hijo no hace otra cosa más que lo que ve hacer al Padre, la nueva ley que imperará será la del amor que se pone por obra, y no la de un descanso que “inactiva”, incluso, para hacer el bien al hermano necesitado.

Entonces, libertad y amor conjugados son la clave para hoy. Libertad y amor conjugados a la manera de Jesús. Aquello de «ama y haz lo que quieras» de san Agustín tiene hoy vigencia plena, para aprender a configurarse totalmente con Cristo Salvador.

DIEZ RAZONES PARA LEER LA BIBLIA

 



 Diez razones para leer la Biblia

Aprovecha para leerla, saborearla, meditarla, permitirle que sea lámpara para tus pasos, luz en tu sendero.

Por: Alejandra María Sosa Elízaga | Fuente: http://www.ediciones72.com



Aprovecha para leerla, saborearla, meditarla, permitirle que sea lámpara para tus pasos, luz en tu sendero. Considera que tienes al menos diez razones para adentrarte en el fascinante mundo de la Sagrada Escritura:


1. Conocer a Dios

Sería para nosotros imposible saber algo acerca de Dios si Él no nos lo hubiera revelado. Y lo hizo a través de Su Palabra. Así que para que puedas conocerlo y consiguientemente entablar con Él una relación personal de amor y confianza, es indispensable que leas Su Palabra.


2. Conocerse uno mismo

La Palabra de Dios "penetra hasta las fronteras del alma y del espíritu" (Heb 4,12). Leerla te permite conocerte a fondo, pero no desde la óptica humana de juicio y condena, sino desde la mirada esperanzadora y misericordiosa de Dios.


3. Recibir luz

Dice el salmista que la Palabra es “lámpara para sus pasos, luz en su sendero” (ver Sal 119, 105).

Siempre tiene un mensaje para iluminar tu situación actual, siempre tiene algo pertinente que decirte; a veces te consuela, a veces te exhorta, a veces te tranquiliza, a veces te inquieta y te sacude, pero puedes tener la certeza de que siempre te da lo que tu alma necesita.


4. Dialogar con Dios

Hay quien cree que orar consiste sólo en hablar y hablar con Dios pues Él no dice nada. Pero Dios sí habla: a través de Su Palabra. Leer la Biblia te permite escuchar lo que quiere decirte, para poder después responderle, dialogar con Él y, con Su gracia, hacerlo vida.


5. Participar de la reflexión y oración de toda la Iglesia

Cuando lees los textos que se proclaman cada día en Misa o en la Liturgia de las Horas, te unes a millones de católicos en todo el mundo que en ese mismo momento están leyendo, escuchando, reflexionando, orando con esas mismas palabras. Leer así la Palabra te permite participar activamente en la unidad y universalidad de la Iglesia


6. Situarte dentro de la historia de la salvación

Leer la Biblia te permite descubrir cómo fue que Dios se reveló al ser humano; estableció una alianza con el hombre, le prometió Su amor y salvación y lo cumplió. Conocer el pasado te permite comprender el presente y vivirlo desde el gozo de saber que formas parte del pueblo de Dios, que eres miembro de Su rebaño, oveja del Buen Pastor.


7. Conocer, comprender y amar a la Iglesia

Leer la Biblia te permite conocer la Iglesia de la que formas parte para comprenderla y amarla más, y gozarte de pertenecer a ella sabiendo que fue fundada por Cristo, y aunque está formada por seres humanos susceptibles de fallar, como tú y como yo, es conducida a través de la historia, por el Espíritu de Dios.


8. Anunciar la Buena Nueva

Leer la Biblia te permite cumplir el mandato de Jesús de ir por todo el mundo a anunciar la Buena Nueva (ver Mc 16, 15). Sólo si conoces la Escritura puedes compartir Su luz con otros.


9. Conocer y defender la fe

Dice San Pablo que todo texto de la Escritura es útil para enseñar (ver 2Tim 3,16). Conocer la Biblia te permite enfrentar a quienes atacan tu fe católica y responderles no sólo con caridad sino con argumentos sólidos.


10. Vivir con libertad y alegría

Leer la Biblia te da libertad y alegría. La libertad de que gozan quienes abandonan la inmovilidad de las tinieblas y caminan hacia Aquel que es la Luz; la alegría de saber que Él está contigo todos los días hasta el fin del mundo, y la alegría de anunciarlo a los demás, como pide el Papa Francisco.

¿QUÉ HACER ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN?






  

BUENOS DÍAS!!!

 





 

domingo, 5 de septiembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 5 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 



 Domingo 23 (B) del tiempo ordinario

Domingo 5 de septiembre



1ª Lectura (Is 35,4-7): Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará». Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantar. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.




Salmo responsorial: 145

R/. Alaba, alma mía, al Señor.

Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos.

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.


2ª Lectura (Sant 2,1-5): No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: «Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado». Al pobre, en cambio: «Estate ahí de pie o siéntate en el suelo». Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman?



Versículo antes del Evangelio (Cf. Mt 4,23): Aleluya. Jesús predicaba el Evangelio del Reino y curaba las enfermedades y dolencias del pueblo. Aleluya.



Texto del Evangelio (Mc 7,31-37): En aquel tiempo, Jesús se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan que imponga la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: “¡Ábrete!”. Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».





«Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan que imponga la mano sobre él»

Pbro. Fernando MIGUENS Dedyn

(Buenos Aires, Argentina)



Hoy, la liturgia nos lleva a la contemplación de la curación de un hombre «sordo que, además, hablaba con dificultad» (Mc 7,32). Como en muchas otras ocasiones (el ciego de Betsaida, el ciego de Jerusalén, etc.), el Señor acompaña el milagro con una serie de gestos externos. Los Padres de la Iglesia ven resaltada en este hecho la participación mediadora de la Humanidad de Cristo en sus milagros. Una mediación que se realiza en una doble dirección: por un lado, el “abajamiento” y la cercanía del Verbo encarnado hacia nosotros (el toque de sus dedos, la profundidad de su mirada, su voz dulce y próxima); por otro lado, el intento de despertar en el hombre la confianza, la fe y la conversión del corazón.

En efecto, las curaciones de los enfermos que Jesús realiza van mucho más allá que el mero paliar el dolor o devolver la salud. Se dirigen a conseguir en los que Él ama la ruptura con la ceguera, la sordera o la inmovilidad anquilosada del espíritu. Y, en último término, una verdadera comunión de fe y de amor.

Al mismo tiempo vemos cómo la reacción agradecida de los receptores del don divino es la de proclamar la misericordia de Dios: «Cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban» (Mc 7,36). Dan testimonio del don divino, experimentan con hondura su misericordia y se llenan de una profunda y genuina gratitud.

También para todos nosotros es de una importancia decisiva el sabernos y sentirnos amados por Dios, la certeza de ser objeto de su misericordia infinita. Éste es el gran motor de la generosidad y el amor que Él nos pide. Muchos son los caminos por los que este descubrimiento ha de realizarse en nosotros. A veces será la experiencia intensa y repentina del milagro y, más frecuentemente, el paulatino descubrimiento de que toda nuestra vida es un milagro de amor. En todo caso, es preciso que se den las condiciones de la conciencia de nuestra indigencia, una verdadera humildad y la capacidad de escuchar reflexivamente la voz de Dios.

CONOCE LOS CONSEJOS Y DATOS SOBRE LA VIDA DE MADRE TERESA DE CALCUTA

  


15 consejos de la Madre Teresa para cultivar la humildad

Redacción ACI Prensa



Santa Teresa de Calcuta llamó a la humildad "la madre de todas las virtudes". Conoce esta lista que elaboró para cultivar la humildad en el día a día y acercarnos más a Cristo.

“Si eres humilde, nada te tocará, ni elogios ni vergüenzas, porque sabes lo que eres. Si te culpan, no te desanimarás. Si te llaman santo no te pondrás en un pedestal”, dijo la santa.

Aquí la lista sobre formas de cultivar la humildad, que en un principio estaba dirigida a las Misioneras de la Caridad, la congregación que fundó:


1. Habla lo menos posible sobre ti.

2. Mantente ocupado en tus propios asuntos y no con los de los demás.

3. Evita la curiosidad (se refiere a querer saber cosas que no deberían preocuparte).

4. No interferir en los asuntos de los demás.

5. Acepta pequeñas irritaciones con buen humor.

6. No te detengas en las faltas de los demás.

7. Acepta censuras incluso si no son merecidas.

8. Ceder a la voluntad de los demás.

9. Acepta insultos y heridas.

10. Acepta el desprecio, ser olvidado y desatendido.

11. Se cortés y delicado incluso cuando seas provocado por alguien.

12. No busques ser admirado y amado.

13. No te protejas detrás de tu propia dignidad.

14. Cede, en discusiones, incluso cuando tengas razón.

15. Elige siempre la tarea más difícil.






12 datos que tal vez no sabías de Santa Teresa de Calcuta

Redacción ACI Prensa



El 5 de septiembre se celebrará la fiesta de Santa Madre Teresa de Calcuta, que fue canonizada en el 2016 por el Papa Francisco.

Aquí presentamos 12 datos que tal vez no conocías de la mujer que, con su servicio a los más pobres, mostró la gran misericordia de Dios en el siglo XX.


1. Se llamaba Agnes Gonxha Bojaxhiu

Nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, actual Macedonia, que en ese entonces formaba parte de Albania. Fue bautizada con el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. Agnes, en español es Inés y Gonxha significa “capullo de rosa o pequeña flor”.


2. Tuvo una dura infancia

Hizo su primera comunión a la edad de cinco años y fue confirmada a los seis. A los ocho murió su padre y su familia pasó por un periodo de dificultades económicas. Recibió una sólida formación cristiana en casa y en la parroquia jesuita del Sagrado Corazón de Jesús.


3. Tomó el nombre de Teresa por Santa Teresita de Lisieux

A los 18 años dejó su hogar para ir a Irlanda e ingresó en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, más conocida como las Hermanas de Loreto. Tomó el nombre de Teresa por Santa Teresa de Lisieux, Patrona de las Misiones y Doctora de la Iglesia.


4. Fue maestra en una escuela de Calcuta

Llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929, fiesta de la Epifanía, para trabajar como maestra. El 24 de mayo de 1937, fiesta de María Auxiliadora, realizó su profesión perpetua convirtiéndose entonces, como ella misma dijo, en “esposa de Jesús” para “toda la eternidad”.


5. Dejó a las Hermanas de Loreto para fundar las Misioneras de la Caridad

Estuvo muchos años en la Congregación de las Hermanas de Loreto dedicándose a la enseñanza. El 10 de septiembre de 1946, en un viaje para ir a su retiro anual, recibió lo que denominó la “llamada dentro de la llamada” en la que una sed de amor y almas se apoderó de su corazón.


6. Tuvo visiones de Jesús

Mediante locuciones y visiones, Jesús le fue mostrando la nueva misión a la que la llamaba. “Ven y sé mi luz”, le suplicó el Señor. Cristo le reveló su dolor por el olvido de los pobres, su pena por la ignorancia que tenían de Él y el deseo de ser amado por ellos.

La Madre Teresa dejó el convento de las Hermanas de Loreto y, vestida con el sari blanco orlado de azul, se introdujo en el mundo de los más necesitados. Recibió un curso de medicina con las Hermanas Médicas Misioneras y encontró alojamiento temporal con las Hermanitas de los Pobres.


7. Iba a Misa a diario y se confesaba semanalmente

Comenzaba su día con la Eucaristía y salía de casa con el rosario en la mano para servir al Señor en los más pobres. Acudía a la confesión una vez a la semana. Un 7 de octubre de 1950, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, se estableció oficialmente la nueva congregación de las Misioneras de la Caridad.


8. Su primera obra fuera de India la fundó en Venezuela

En la década de 1960, la Madre Teresa empezó a enviar a sus hermanas a diversas partes de la India. La primera obra que abrió fuera del país se estableció en Venezuela. Luego se expandieron a otros continentes y llegaron incluso a países comunistas como la antigua Unión Soviética y Cuba.


9. Fundó varias asociaciones derivadas de las Misioneras de la Caridad

La Madre Teresa también fundó a los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos, los Padres Misioneros de la Caridad, los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Asimismo inició el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi.


10. Tuvo muchos años de "oscuridad"

En su vida interior experimentó un profundo, doloroso y constante sentimiento de separación de Dios, incluso de sentirse rechazada por Él, unido a un deseo creciente por su amor. Ella llamó “oscuridad” a esta experiencia interior que comenzó más o menos al inicio de su servicio a los pobres y que continuó hasta el final de su vida.


11. Vía rápida a la santidad

La Madre Teresa y San Juan Pablo II fueron grandes amigos y se reunieron en varias oportunidades. El mismo santo permitió la apertura de su causa de beatificación antes de los cinco años posteriores a la muerte del candidato como establece la Iglesia. Así la beatificó el 19 de octubre de 2003, día en que se celebró la Jornada Mundial de las Misiones.


12. Tenía una "novena de emergencia"

Ante la gran cantidad de problemas que afrontaba con frecuencia y en medio de un acelerado ritmo de vida, la Madre Teresa de Calcuta inventó una manera de invocar la intercesión de la Virgen María a la que nombró “Novena de emergencia” que puedes conocer AQUÍ.

CELEBRAN 60 AÑOS DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN QUE SALIÓ DE CUBA ESCONDIDA EN UNA MALETA



 Celebran 60 años de la imagen de la Virgen que salió de Cuba escondida en una maleta

POR HARUMI SUZUKI | ACI Prensa

 Créditos: Ermita de la Caridad (Miami)




Los fieles cubanos en Miami celebran estos días los 60 años de la llegada de la imagen de la Virgen de la Caridad, la devoción mariana que arribó a Estados Unidos “escondida en una maleta” cuando la persecución comunista había recrudecido en Cuba.

“Este 2021 celebramos los 60 años de la llegada a Miami de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad que se venera en la Ermita, que llegó de Cuba escondida en una maleta justamente el 8 de septiembre de 1961, por lo que el tema escogido para esta ocasión es: ‘60 Años de la imagen de Virgen de la Caridad con su Pueblo del Exilio’”, señaló la Arquidiócesis de Miami en su sitio web.

La imagen de la Virgen que se venera en la Ermita de la Caridad llegó a Miami exiliada “junto a su pueblo”, y es una réplica de la estatua original que se encuentra en El Cobre (Cuba).

Mons. Armando Jiménez Rebollar, el dueño original de la imagen y que falleció en 2008, relató en una entrevista que luego de su ordenación sacerdotal en 1947, fue nombrado “párroco de la parroquia de Guanabo y Campo Florido” en Cuba.

“Desde mi llegada me di cuenta de que nos faltaba la presencia de nuestra Santa Patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre. El Padre Raul Martínez de Santa María del Rosario me presentó a un escultor de Luyanó que cariñosamente le decían ‘El Enano’, el cual en tan solo un mes terminó esta preciosa imagen en ese mismo año de 1947”, señaló.

Mons. Jiménez recordó que “cuando en 1961 la persecución religiosa por parte del gobierno se recrudeció”, tuvo que dejar el país con otros sacerdotes.

“Sintiendo el dolor del pueblo exiliado que pedía aquí en Miami celebrar la Fiesta de la Virgen, soñé con traer mi querida imagen”, indicó.

En una carta que en 1961 la encargada de Negocios de la Embajada de Panamá en La Habana, Elvira Jované de Zayas, dirigió a Mons. Agustín Román, entonces Obispo Auxiliar, se puede leer cómo el sueño de Mons. Jimenez se realizó.

“En los primeros días de septiembre del año 1961, al regresar yo a La Habana de un viaje rápido a Miami y Panamá, me encontré con los Embajadores de Italia, Marqueses de Theodoli, al Sr. Torivio Bravo, y a otra persona, quienes me suplicaron que trajera a Miami una imagen de la Virgencita de la Caridad del Cobre para que el día 8 de septiembre, su día, los exiliados cubanos en Miami tuvieran su fiesta con su Virgen y Patrona”, señaló.

Jované indicó que estaba “deseosa de servir y hacer algo más por tan hermosa misión”, pero le preocupaba tener que salir de nuevo cuando “apenas había regresado a La Habana, ya que los comunistas y Fidel se molestaban al vernos salir constantemente y más aún sabiendo en lo que andábamos”.

“Así es que el primer milagro de esta Virgencita fue al yo pedirle que lograra algún salvo­conducto antes del 8 de septiembre, pero para alguien de mi confianza a quien yo pudiera entregarle la imagen. Y así fue, el día 6 me dieron dos salvoconductos”, agregó.

Jované dijo que gracias a la intercesión de la Virgen, pudo entregar en la escalerilla del avión a Luis Gutierrez Areces, uno de los asilados que salía del país, una maleta con la imagen de María y un paquete con los rayos de madera, complementos de la imagen.

La imagen logró llegar justo a tiempo para la primera celebración en su honor en el Miami Stadium, el 8 de septiembre de 1961.

“Con la presencia del Arzobispo Coleman F. Carroll, los sacerdotes y con una asistencia de 30 mil cubanos exiliados, se presentó en público la sagrada imagen la cual hizo derramar lágrimas, aplaudir calurosamente y gritar ¡Virgen de la Caridad, salva a Cuba!”, indicó el P. Luis Perez, otro sacerdote que vivió en el exilio.

La Ermita de la Caridad indicó a ACI Prensa que luego de 60 años la Virgen “continúa siendo parte indisoluble del alma del cubano tanto dentro como fuera de Cuba” y resaltó que “ella sigue esperando a todos sus hijos para seguir estando presente en sus historias de vida como la Madre amorosa que es”.

“Cachita (nombre cariñoso que se le ha otorgado a la Virgen de la Caridad) no es exclusiva hoy de los cubanos, ella también ha adoptado a todos los hijos del mundo que llegan diariamente hasta este Santuario pidiendo su intercesión”, agregó.

Para esta festividad, la ermita celebrará una Misa presidida por el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, y viene realizando una novena desde el lunes 30 de agosto, que durará hasta el 7 de septiembre, para preparar el alma para esta celebración.

“Cada día se estará rezando por una intención especial relacionada con la realidad y necesidades particulares del pueblo cubano, y la liturgia será animada por diferentes parroquias de la Arquidiócesis”, agregó la Arquidiócesis de Miami en un comunicado.

Además, se celebrará una procesión vehicular con la imagen peregrina de la Virgen el 4 de septiembre, de 10:00 a.m. a 2:00 p.m. (hora local), donde se realizará algunas paradas en lugares representativos de la comunidad.

“Se invita a todos los fieles devotos de la Virgen de la Caridad a recibir y venerar la imagen en cada una de las paradas programadas y presentar las oraciones particulares de cada uno. También se invita a los vecinos que viven o trabajan en las calles de este recorrido a que saluden a la Virgen a su paso”, agregó la Arquidiócesis.

También se realizará una vigilia artística en honor a la Virgen, que concluirá con las mañanitas para María a la medianoche.

Finalmente, los peregrinos y devotos podrán pasar a visitar a la imagen en la ermita el 8 de septiembre para dejar flores y ofrendas entre las 8:00 a.m. y las 4:00 p.m.

“La imagen estará expuesta para su veneración frente a las rejas de entrada al Santuario y se retirará a las 4:00 p.m. en preparación para la Misa de la noche”, señaló.

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