domingo, 28 de agosto de 2022

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 28 DE AGOSTO DE 2022

 



Domingo XXII (C) del tiempo ordinario

Domingo 28 de agosto



1ª Lectura (Eclo 3,17-18.20.28-29): Hijo, actúa con humildad en tus quehaceres, y te querrán más que al hombre generoso. Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y así alcanzarás el favor del Señor. «Muchos son los altivos e ilustres, pero él revela sus secretos a los mansos». Porque grande es el poder del Señor y es glorificado por los humildes. La desgracia del orgulloso no tiene remedio, pues la planta del mal ha echado en él sus raíces. Un corazón prudente medita los proverbios, un oído atento es el deseo del sabio.

Salmo responsorial: 67

R/. Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres.

Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. Cantad a Dios, tocad a su nombre; su nombre es el Señor.


Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada. Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece.


Derramaste en tu heredad, oh, Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra extenuada; y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh, Dios, preparó para los pobre.

2ª Lectura (Heb 12,18-19.22-24a): Hermanos: No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando. Vosotros, os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.

Versículo antes del Evangelio (Mt 11,29ab): Aleluya. Tomad mi yugo, dice el Señor, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 14,1.7-14): Un sábado, habiendo ido a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».


Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».






«Los invitados elegían los primeros puestos»

Rev. D. Enric PRAT i Jordana

(Sort, Lleida, España)


Hoy, Jesús nos da una lección magistral: no busquéis el primer lugar: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8). Jesucristo sabe que nos gusta ponernos en el primer lugar: en los actos públicos, en las tertulias, en casa, en la mesa... Él conoce nuestra tendencia a sobrevalorarnos por vanidad, o todavía peor, por orgullo mal disimulado. ¡Estemos prevenidos con los honores!, ya que «el corazón queda encadenado allí donde encuentra posibilidad de fruición» (San León Magno).

¿Quién nos ha dicho, en efecto, que no hay colegas con más méritos o con más categoría personal? No se trata, pues, del hecho esporádico, sino de la actitud asumida de tenernos por más listos, los más importantes, los más cargados de méritos, los que tenemos más razón; pretensión que supone una visión estrecha sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea. De hecho, Jesús nos invita a la práctica de la humildad perfecta, que consiste en no juzgarnos ni juzgar a los demás, y a tomar conciencia de nuestra insignificancia individual en el concierto global del cosmos y de la vida.

Entonces, el Señor, nos propone que, por precaución, elijamos el último sitio, porque, si bien desconocemos la realidad íntima de los otros, sabemos muy bien que nosotros somos irrelevantes en el gran espectáculo del universo. Por tanto, situarnos en el último lugar es ir a lo seguro. No fuera caso que el Señor, que nos conoce a todos desde nuestras intimidades, nos tuviese que decir: «‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto» (Lc 14,9).

En la misma línea de pensamiento, el Maestro nos invita a ponernos con toda humildad al lado de los preferidos de Dios: pobres, inválidos, cojos y ciegos, y a igualarnos con ellos hasta encontrarnos en medio de quienes Dios ama con especial ternura, y a superar toda repugnancia y vergüenza por compartir mesa y amistad con ellos.

HOY CELEBRAMOS A SAN AGUSTÍN, DOCTOR DE LA IGLESIA, 28 DE AGOSTO

 



SAN AGUSTÍN

28 de agosto



San Agustín no es reconocido como el santo de la humildad, pero sin humildad, no habría llegado a santo.

Aprovechamos la lectura de hoy, donde El Señor Jesús nos enseña sobre la humildad, para resaltar que san Agustín, un hueso duro de roer, no pudo reconocer a Dios sino hasta que reconoció humildemente su fragilidad y limitación como ser humano, criatura de Dios.

Solo con humildad, pudo abrir sus ojos a Dios y verle como el Señor de todo y verse a sí mismo como el siervo inútil y necio. Lo buscó en su mente, llena de dudas y conceptos heréticos; lo busco en libros que poco le decían, lo buscó en su corazón, pero la soberbia no le dejaba ver. Pero en las sagradas escrituras, vistas con deseos de fe y la actitud humilde, pudo comprender que a quien buscaba siempre estuvo con él.

El gran problema de las grandes, es creérselo. Y el gran problema de los pequeños, es que desean ser grandes. La humildad es tan sencilla. Cuando Agustín era aplaudido por sus grandes ponencias de oratoria, el ego lo hacía presa. Porque es en los aplausos que la humildad encuentra su principal lucha. Incluso cuando te aplauden por ser humilde. La humildad radica en reconocer nuestra posición ante Dios con nuestras pequeñas grandezas y nuestras grandes pequeñeces.

¡FELIZ SEMANA!

 





 

¿QUÉ SIGUE DESPUÉS DE LA MUERTE? CIELO, PURGATORIO Y INFIERNO






 

domingo, 21 de agosto de 2022

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 21 DE AGOSTO DE 2022

 



 Domingo XXI (C) del tiempo ordinario

Domingo 21 de agosto de 2022



 Ver 1ª Lectura y Salmo

1ª Lectura (Is 66,18-21): Esto dice el Señor: «Yo, conociendo sus obras y sus pensamientos, vendré para reunir las naciones de toda lengua; vendrán para ver mi gloria. Les daré una señal, y de entre ellos enviaré supervivientes a las naciones: a Tarsis, Libia y Lidia (tiradores de arco), Túbal y Grecia, a las costas lejanas que nunca oyeron mi fama ni vieron mi gloria. Ellos anunciarán mi gloria a las naciones. Y de todas las naciones, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos, a caballo y en carros y en literas, en mulos y dromedarios, hasta mi santa montaña de Jerusalén —dice el Señor—, así como los hijos de Israel traen ofrendas, en vasos purificados, al templo del Señor. También de entre ellos escogeré sacerdotes y levitas —dice el Señor—».



Salmo responsorial: 116

R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.


2ª Lectura (Heb 12,5-7.11-13): Hermanos: Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron: «Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, ni te desanimes por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos». Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella. Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.

Versículo antes del Evangelio (Jn 14,6): Aleluya. Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’; y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».



«Señor, ¿son pocos los que se salvan?»

Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez

(Rubí, Barcelona, España)




Hoy, el evangelio nos sitúa ante el tema de la salvación de las almas. Éste es el núcleo del mensaje de Cristo y la “ley suprema de la Iglesia” (así lo afirma, sin ir más lejos, el mismo Código de Derecho Canónico). La salvación del alma es una realidad en cuanto don de Dios, pero para quienes aún no hemos traspasado las lindes de la muerte es tan solo una posibilidad. ¡Salvarnos o condenarnos!, es decir, aceptar o rechazar la oferta del amor de Dios por toda la eternidad.

Decía san Agustín que «se hizo digno de pena eterna el hombre que aniquiló en sí el bien que pudo ser eterno». En esta vida sólo hay dos posibilidades: o con Dios, o la nada, porque sin Dios nada tiene sentido. Visto así, vida, muerte, alegría, dolor, amor, etc. son conceptos desprovistos de lógica cuando no participan del ser de Dios. El hombre, cuando peca, esquiva la mirada del Creador y la centra sobre sí mismo. Dios mira incesantemente con amor al pecador, y para no forzar su libertad, espera un gesto mínimo de voluntad de retorno.

«Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Cristo no responde a la interpelación. Quedó entonces la pregunta sin respuesta, y también hoy, pues «es un misterio inescrutable entre la santidad de Dios y la conciencia del hombre. El silencio de la Iglesia es, pues, la única posición oportuna del cristiano» (San Juan Pablo II). La Iglesia no se pronuncia sobre quienes habitan el infierno, pero —basándose en las palabras de Jesucristo— sí que lo hace sobre su existencia y el hecho de que habrá condenados en el juicio final. Y todo aquel que niegue esto, sea clérigo o laico, incurre sin más preámbulos en herejía.


Somos libres para tornar la mirada del alma al Salvador, y somos también libres para obstinarnos en su rechazo. La muerte petrificará esa opción por toda la eternidad...

PAPA FRANCISCO DA 6 EJEMPLOS DE LA VIDA DIARIA PARA ALCANZAR EL CIELO

 



 Papa Francisco da 6 ejemplos de la vida diaria para alcanzar el Cielo

POR EDUARDO BERDEJO | ACI Prensa


El Papa Francisco dio seis ejemplos de gestos cotidianos de amor que pueden realizar los fieles para alcanzar el Cielo, siguiendo el llamado de Cristo a esforzarse para “entrar por la puerta estrecha” de la salvación.

En sus palabras previas al rezo del Ángelus, el Santo Padre reflexionó sobre la lectura del Evangelio de este domingo, en la que un hombre le pregunta a Jesús si son pocas las personas  que se salvarán. “El Señor responde: ‘Traten de entrar por la puerta estrecha’”, recordó el Pontífice.

El Papa Francisco dijo que “la puerta estrecha es una imagen que podría asustarnos, como si la salvación fuera destinada solo a pocos elegidos o a los perfectos”.

“Pero esto contradice lo que Jesús nos ha enseñado en muchas ocasiones; de hecho, poco más adelante, Él afirma: ‘Vendrán muchos de oriente y de occidente, del norte y del sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios’. Por lo tanto, esta puerta es estrecha, ¡pero está abierta a todos!”, aseguró.

El Papa explicó que cuando Cristo señala que Él es la puerta, quiere decir que la vida del cristiano debe moldearse a medida de Jesús y de su Evangelio. “No lo que pensamos nosotros, sino lo que nos dice Él”, indicó.

En ese sentido, “se trata de una puerta estrecha no por ser destinada a pocas personas, sino porque pertenecer a Jesús significa seguirle, comprometer la vida en el amor, en el servicio y en la entrega de sí mismo como hizo Él, que pasó por la puerta estrecha de la cruz”.

“Entrar en el proyecto de vida que Dios nos propone implica limitar el espacio del egoísmo, reducir la arrogancia de la autosuficiencia, bajar las alturas de la soberbia y del orgullo, vencer la pereza para correr el riesgo del amor, incluso cuando supone la cruz”, afirmó.

Por ello, el Papa Francisco dio a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro seis ejemplos de “gestos cotidianos de amor” que, llevados con esfuerzo, ayudan a entrar al Cielo por la puerta estrecha:

“Los padres que se dedican a los hijos haciendo sacrificios y renunciando al tiempo para sí mismos”.

Las personas “que se ocupan de los demás y no solo de sus propios intereses”.

La persona que “se dedica al servicio de los ancianos, de los más pobres y de los más frágiles”.

“Quien sigue trabajando con esfuerzo, soportando dificultades y tal vez incomprensiones”.

El católico que “sufre a causa de la fe, pero continúa rezando y amando”.

Los fieles que, “en lugar de seguir sus instintos, responden al mal con el bien, encuentran la fuerza para perdonar y el coraje para volver a empezar”.

El Papa Francisco dijo que estos “son algunos ejemplos de personas que no eligen la puerta ancha de su conveniencia, sino la puerta estrecha de Jesús, de una vida entregada en el amor”.

“Estas personas, dice hoy el Señor, serán reconocidas por el Padre mucho más de los que se creen ya salvados y, en realidad, son ‘los que hacen el mal’”, afirmó el Papa.

El Santo Padre terminó su reflexión con las siguientes preguntas: ¿de qué lado queremos estar? ¿Preferimos el camino fácil de pensar exclusivamente en nosotros mismos o la puerta estrecha del Evangelio, que pone en crisis nuestros egoísmos pero nos vuelve capaces de acoger la verdadera vida que viene de Dios? ¿De qué lado estamos?”.

“Que la Virgen, que siguió a Jesús hasta la cruz, nos ayude a medir nuestra vida sobre Él, para entrar en la vida llena y eterna”, expresó.

DÍA DEL CATEQUISTA: TRANSMITIR LA FE ES UNO DE LOS SERVICIOS MÁS HERMOSOS

  


Día del Catequista: Transmitir la fe es uno de los servicios más hermosos

POR EDUARDO BERDEJO | ACI Prensa




La Iglesia Católica celebra en Uruguay, Argentina y Colombia este 21 de agosto el Día del Catequista, y con ese motivo se han emitido mensajes y organizado actividades para alentar a los fieles a formarse para llevar la Palabra de Dios.

En su mensaje del 17 de agosto, el presidente del Departamento de Catequesis del Episcopado uruguayo, Mons. Pablo Jourdan, afirmó que “transmitir la fe es uno de los servicios más hermosos que podemos realizar en nuestro ‘Uruguay laico’”.

Asimismo, destacó que “todo catequista dona su tiempo para compartir” la fe, “este tesoro que hemos recibido. Es una tarea que implica una espiritualidad profunda”.

Mons. Jourdan, también Obispo de Melo, agradeció a Dios “este tiempo de renovación de la catequesis, impulsada por el nuevo ‘Directorio para la catequesis’ y el llamado al ‘Ministerio de Catequista’”.

“Tenemos la certeza de que el Espíritu Santo nos permitirá seguir ‘encarnando’ estas propuestas en nuestras comunidades. Dios nos bendiga a todos los catequistas para que nuestras vidas continúen siendo mensaje evangélico. ¡Feliz día de la catequesis!”, expresó.


Los catequistas tienen un rol fundamental

Por su parte, el Obispo de San Francisco (Argentina), Mons. Sergio Buenanueva, llamó a dar gracias a Dios porque “el Espíritu Santo siempre ha encontrado catequistas, pastores, agentes de pastoral dóciles a sus inspiraciones”.

En su mensaje del 16 de agosto, el Prelado dijo que “si la catequesis es un espacio en el que ha de resonar el Evangelio para hacer madurar a los bautizados como discípulos misioneros, ese eco se produce cuando la Palabra resuena en los corazones de catequistas y catecúmenos”.

“Al celebrar este Día del Catequista 2022, como su obispo los invito a renovar el deseo ardiente que nos llevó a abrazar esta hermosa vocación: busquemos con pasión ser eco del Evangelio escuchando la voz del Espíritu en las múltiples voces que resuenan en nuestros encuentros de catequesis”, expresó.

Gracias por atender el llamado del Señor

En el caso de Colombia, el Episcopado lleva adelante desde el 3 de agosto el ciclo de conferencias “Hablemos de Catequesis” con expertos nacionales e internacionales para “brindar un espacio de formación y actualización” a los catequistas.

“Agradecemos a todos los catequistas de Colombia por haber atendido la llamada del Señor para contribuir a la acción catequética de la Iglesia y los encomendamos al Señor Jesús, para que Él les siga guiando en tan alto ministerio”, expresó el P. Francisco Mejía, director del Departamento de Catequesis y Animación Bíblica del Episcopado.

La última conferencia será el 24 de agosto sobre el tema “La espiritualidad del catequista. Seducidos por la palabra”, y será brindada por la hermana Rosmery Castañeda, directora de la Escuela de Pastoral Bíblica en Panamá. Esta podrá seguirse por la cuenta de Twitter y de Facebook del Episcopado.

FELIZ DOMINGO!!!!

  



domingo, 14 de agosto de 2022

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE AGOSTO DE 2022

 



 Domingo XX (C) del tiempo ordinario

Domingo 14 de agosto de 2022



1ª Lectura (Jer 38,4-6.8-10): En aquellos días, los dignatarios dijeron al rey: «Hay que condenar a muerte a ese Jeremías, pues, con semejantes discursos, está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y al resto de la gente. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia». Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tenéis, en vuestras manos. Nada puedo hacer yo contra vosotros». Ellos se apoderaron de Jeremías y lo metieron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. Jeremías se hundió en el lodo del fondo, pues el aljibe no tenía agua.

Ebedmélec abandonó el palacio, fue al rey y le dijo: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado injustamente al profeta Jeremías al arrojarlo al aljibe, donde sin duda morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad». Entonces el rey ordenó a Ebedmélec el cusita: «Toma tres hombres a tu mando y sacad al profeta Jeremías del aljibe antes de que muera».



Salmo responsorial: 39

R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito.

Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos.

Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos y confiaron en el Señor.

Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes.

2ª Lectura (Heb ): Hermanos: Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Versículo antes del Evangelio (Jn 10,27): Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a encender fuego en el mundo, ¡y cómo querría que ya estuviera ardiendo! Tengo que pasar por una terrible prueba ¡y cómo he de sufrir hasta que haya terminado! ¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división. Porque, de ahora en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra su hijo y el hijo contra su padre; la madre contra su hija y la hija contra su madre; la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra».




«¿Creéis que he venido a traer paz a la tierra?»

Rev. D. Isidre SALUDES i Rebull

(Alforja, Tarragona, España)



Hoy -de labios de Jesús- escuchamos afirmaciones estremecedoras: «He venido a encender fuego en el mundo» (Lc 12,49); «¿creéis que he venido a traer paz a la tierra? Pues os digo que no, sino división» (Lc 12,51). Y es que la verdad divide frente a la mentira; la caridad ante el egoísmo, la justicia frente a la injusticia…

En el mundo -y en nuestro interior- hay mezcla de bien y de mal; y hemos de tomar partido, optar, siendo conscientes de que la fidelidad es "incómoda". Parece más fácil contemporizar, pero a la vez es menos evangélico.

Nos tienta hacer un "evangelio" y un "Jesús" a nuestra medida, según nuestros gustos y pasiones. Hemos de convencernos de que la vida cristiana no puede ser una pura rutina, un "ir tirando", sin un constante afán de mejorar y de perfección. Benedicto XVI ha afirmado que «Jesucristo no es una simple convicción privada o una doctrina abstracta, es una persona real cuya entrada en la historia es capaz de renovar la vida de todos».

El modelo supremo es Jesús (hemos de "tener la mirada puesta en Él", especialmente en las dificultades y persecuciones). Él aceptó voluntariamente el suplicio de la Cruz para reparar nuestra libertad y recuperar nuestra felicidad: «La libertad de Dios y la libertad del hombre se han encontrado definitivamente en su carne crucificada» (Benedicto XVI). Si tenemos presente a Jesús, no nos dejaremos abatir. Su sacrificio representa lo contrario de la tibieza espiritual en la que frecuentemente nos instalamos nosotros.

La fidelidad exige valentía y lucha ascética. El pecado y el mal constantemente nos tientan: por eso se impone la lucha, el esfuerzo valiente, la participación en la Pasión de Cristo. El odio al pecado no es cosa pacífica. El reino del cielo exige esfuerzo, lucha y violencia con nosotros mismos, y quienes hacen este esfuerzo son quienes lo conquistan (cf. Mt 11,12).

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...