miércoles, 5 de octubre de 2022

ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DE MES DE OCTUBRE - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




 PRIMER VIERNES DEL MES DE OCTUBRE
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Breve consideración: Jesús a su sierva Margarita María: " Me he acercado a ti, hija mía, para sustituir mi alma por la tuya, mi espíritu por el tuyo, mi Corazón por tu corazón, a fin de trocar nuestras vivdas. Tú sabes no quiero participación en tu cariño; así es que todas tus facultades de amar, de pensar y de padecer queden sepultadas, junto con tu voluntad, en la llaga de mi pecho; ahí encontrarás valor para vencerte a ti misma; ahí hallarás inefables delicias en la muerte de ti misma y en la victoria de mi Corazón"






ORACIÓN
CONTRATO DE AMOR, EN FORMA DE PLEGARIA:

Yo te suplico, Jesús mío, que no  me hagas conforme a la vida (la cual, según nuestros sentidos, es vida de muerte) que llevas en el Santísimo Sacramento, donde te haces obediente hasta el aniquilamiento a la sola voz del Sacerdote. Haz, Salvador mío, que en honra de tu obediencia y anonadamiento, sea yo también humilde y obediente por amor y para gloria de tu Sagrado Corazón.

Por Ti, Jesús, sacrifico mi libertad y mi propia voluntad a la tuya, y esto sin reservas. Detesto de todo corazón y renuncio  los respetos, repugnancias y desabrimientos que me sugiera  el amor prohibido, en cuanto me sea mandado o prohibido.

Este es el contrato que mi corazón hace con el tuyo,  !Oh Divino Jesús!, de obrar en todo por amor y con humildad, pues quiero vivir y morir en este ejercicio de amor perfecto. Suplícote que te hagas dueño de mi corazón y de cuanto pueda darte gloria en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.


Santa Margarita María de Alacoque.






PROMESA QUE SE CUMPLE ESTE MES:

Décima Promesa: 
Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más empedernidos.



Bendigamos a Jesús por esta preciosa promesa, y  pidámosle la cumpla con todos sus apóstoles, recitando las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.


V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.
V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,
R: ten piedad de nosotros.


V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud 
todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.

V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.

V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.




Una palabra de Santa Margarita María Alacoque a sus hermanos asociados: 

"Abismada en el divino Corazón pude ver los tesoros de amor y de gracia que reservaba a los que se sacrifican por procurar su reinado de este culto, y al mismo tiempo el bien incalculable que conseguirán para gloria de Jesús y en provecho de las almas, con este apostolado omnipotente".


Un PadreNuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío!!



ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN


Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros. 


 

¿SABÍAS QUE PUEDES GANAR INDULGENCIAS CON EL SANTO ROSARIO?

 


¿Sabías que puedes ganar indulgencias con el Santo Rosario?

POR ABEL CAMASCA | ACI Prensa



Mucho se ha escrito sobre el poder espiritual que tiene el Santo Rosario, pero tal vez algo poco conocido es la gracia de la indulgencia que se puede obtener con esta oración mariana, la favorita de San Juan Pablo II.

En su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae (Rosario de la Virgen María, 37), el Papa peregrino escribió que “para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido enriquecerlo con santas indulgencias para quien lo recita con las debidas disposiciones”.

Al respecto, la Concesión 17 del Enchiridion Indulgentiarum (Manual de Indulgencias) de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, indica que se concede indulgencia plenaria al fiel que “recite devotamente el Rosario mariano en una iglesia u oratorio, o en familia, en una comunidad religiosa, en una reunión de fieles y en general, cuando varios se reúnen para un fin honesto”.

Asimismo, la indulgencia plenaria se obtiene cuando el fiel “se una devotamente a la recitación de esa misma devoción, cuando es hecha por el Sumo Pontífice y es difundida por medio de un instrumento  televisivo o radiofónico. En otras circunstancias la indulgencia será parcial”.

En el caso de la oración vocal “debe añadirse la devota meditación de los misterios” y que en el rezo público, “los misterios deben enunciarse conforme a la costumbre aprobada en el lugar; pero en la recitación privada, basta que el fiel añada a la oración vocal la meditación de los misterios”.

La indulgencia plenaria se puede ganar una vez al día (excepto en peligro de muerte). Es posible obtenerla cumpliendo los requisitos generales que establece la Iglesia: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.

La indulgencia también se puede obtener para un difunto.

Sobre los rosarios bendecidos por sacerdotes u obispos

Por otro lado, el Beato Papa Pablo VI estableció en la Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina (Doctrina de las indulgencias, Norma 17), que “el fiel que emplea con devoción un objeto de piedad (crucifijo, cruz, Rosario, escapulario o medalla), bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial”.

“Y si hubiese sido bendecido por el Sumo Pontífice o por cualquier Obispo, el fiel, empleando devotamente dicho objeto, puede ganar también una indulgencia plenaria en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna fórmula legítima de profesión de fe”.

Al respecto el P. Jhon Phalen Csc, gran propagador de la devoción del Santo Rosario en Familia, advirtió que emplear con devoción un objeto de piedad quiere decir rezar.

“Yo digo que es como una profesión de fe llevar una cruz o hasta el Rosario. Pero el Rosario en sí, más que la cosa concreta, es la oración. Entonces hay que rezarlo”, aclaró el sacerdote. “De otra forma se presta a tener demasiada fe en el objeto y no en Dios… El objeto nos ayuda a comunicarnos, relacionarnos con Dios”, añadió.

Por lo tanto, no basta con llevar el Rosario en el cuello, el bolsillo o el bolso para ganar la indulgencia parcial, sino que se tiene que usar para la oración, para acercarnos más a Dios en la propia vida.


Traducción del latín de la ‘Enchiridion Indulgentiarum’ por P. Pablo Corante, SDB. 

EL PAPA FRANCISCO INVITA A SEGUIR EL EJEMPLO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

  



El Papa Francisco invita a seguir el ejemplo de San Francisco de Asís

POR ALMUDENA MARTÍNEZ-BORDIÚ | ACI Prensa

Crédito: Daniel Ibáñez/ACI Prensa



Tras finalizar la Audiencia General de este miércoles, el Papa Francisco recordó que ayer se celebró el día de San Francisco de Asís, patrón de Italia. 

Como cada 4 de octubre, la Iglesia celebró a San Francisco de Asís, el santo que reconoció a Dios en la naturaleza y a quien el Señor le concedió el don de poder acompañarlo en los dolores de su Pasión.

“Invito a todos a imitar a San Francisco, patrón de Italia, cuya fiesta celebramos ayer”, dijo el Santo Padre ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro del Vaticano. 

Además, pidió “que su ejemplo de consagración a Dios, de servicio a los hombres y de fraternidad con las criaturas guíe vuestro camino”.

En el día de San Francisco de Asís, el Papa Francisco publicó un mensaje a través de su perfil oficial de Twitter donde explicó que el santo “se sentía hermano del sol, del mar y del viento”.

“Sembró paz por todas partes y caminó junto a los pobres, los abandonados, los enfermos, los descartados, los últimos ¡Sigamos su ejemplo!”, exclamó el Papa. 

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 5 DE OCTUBRE DE 2022



Miércoles 27 del tiempo ordinario

Miércoles 5 de octubre de 2022



 Ver 1ª Lectura y Salmo

1ª Lectura (Gál 2,1-2.7-14): Transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén en compañía de Bernabé, llevando también a Tito. Subí por una revelación. Les expuse el Evangelio que predico a los gentiles, aunque en privado, a los más representativos, por si acaso mis afanes de entonces o de antes eran vanos. Al contrario, vieron que Dios me ha encargado de anunciar el Evangelio a los gentiles, como a Pedro de anunciarlo a los judíos; el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos me capacita a mí para la mía entre los gentiles. Reconociendo, pues, el don que he recibido, Santiago, Pedro y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano a Bernabé y a mí en señal de solidaridad, de acuerdo en que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los judíos.

Una sola cosa nos pidieron: que nos acordáramos de sus pobres, esto lo he tomado muy a pecho. Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. Antes de que llegaran ciertos individuos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquéllos, se retrajo y se puso aparte, temiendo a los partidarios de la circuncisión. Los demás judíos lo imitaron en esta simulación, tanto que el mismo Bernabé se vio arrastrado con ellos a la simulación. Ahora que cuando yo vi que su conducta no cuadraba con la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: «Si tú, siendo judío, vives a lo gentil y no a lo judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a las prácticas judías?».



Salmo responsorial: 116

R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura por siempre.


Versículo antes del Evangelio (Rom 8,15): Aleluya. Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre! Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 11,1-4): Sucedió que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».




«Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos»

Fr. Austin Chukwuemeka IHEKWEME

(Ikenanzizi, Nigeria)


Hoy vemos cómo uno de los discípulos le dice a Jesús: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos» (Lc 11,1). La respuesta de Jesús: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación» (Lc 11,2-4), puede ser resumida con una frase: la correcta disposición para la oración cristiana es la disposición de un niño delante de su padre.

Vemos enseguida que la oración, según Jesús, es un trato del tipo “padre-hijo”. Es decir, es un asunto familiar basado en una relación de familiaridad y amor. La imagen de Dios como padre nos habla de una relación basada en el afecto y en la intimidad, y no de poder y autoridad.

Rezar como cristianos supone ponernos en una situación donde vemos a Dios como padre y le hablamos como sus hijos: «Me has escrito: ‘Orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?’. —¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: ¡tratarse!’» (San Josemaría).

Cuando los hijos hablan con sus padres se fijan en una cosa: transmitir en palabras y lenguaje corporal lo que sienten en el corazón. Llegamos a ser mejores mujeres y hombres de oración cuando nuestro trato con Dios se hace más íntimo, como el de un padre con su hijo. De eso nos dejó ejemplo Jesús mismo. Él es el camino.

Y, si acudes a la Virgen, maestra de oración, ¡qué fácil te será! De hecho, «la contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial (...). Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo» (Juan Pablo II). 




5 de octubre: Santa Faustina Kowalska, religiosa

Texto del Evangelio (Jn 15,1-8): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».


____________________________



«Si permanecéis en mí (…), pedid lo que queráis y lo conseguiréis»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy es la fiesta de santa Faustina Kowalska (Polonia, 1905-1938), canonizada por san Juan Pablo II el año 2000. Jesucristo la eligió como su “secretaria” para la difusión de la devoción a la Divina Misericordia.

«Permaneced en mí, como yo en vosotros» (Jn 15,4), nos pide Jesucristo. Santa Faustina permaneció muy unida a Nuestro Señor, particularmente asociada a su Pasión. Fiel reflejo de la misericordia de Dios, sor Faustina ofreció generosamente su propia vida en expiación por los pecados de la Humanidad y por la salvación de las almas. Dios aceptó su ofrecimiento y, de hecho, santa Faustina murió afectada por muchos dolores que llevó durante años con paciencia y discreción. Hacia el final de su vida escribía: «Oh Jesús mío, haz conmigo lo que Te agrade. Dame solamente la fuerza para sufrir. Si me sostiene Tu fuerza, aguantaré todo. Oh almas, cuánto las amo».

Jesús no se deja ganar en generosidad: «Si permanecéis en mí (…), pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7). El amor de santa Faustina a Jesús era tan grande que con sus sufrimientos “ataba las manos” del Señor: «Una vez el Señor me dijo: ‘Hija Mía, tu confianza y tu amor impiden Mi justicia y no puedo castigar porque Me lo impides. Oh, cuánta fuerza tiene el alma llena de confianza». Incluso, naciones enteras deben su existencia a la intercesión de sor Faustina: «El día de hoy lo ofrecí por Rusia, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por este pobre país. Después de la Santa Comunión, Jesús me dijo: ‘No puedo soportar este país más tiempo, no Me ates las manos, hija Mía’».

Dios nos ha dado a conocer su infinita Misericordia: Él nos la brinda, pero no puede imponérnosla. Por eso, necesita pregoneros de su Amor misericordioso. Hoy el Señor también nos dice a cada uno, como a santa Faustina: «Necesito tus sufrimientos para salvar las almas. Une tus sufrimientos a Mi Pasión y ofrécelos al Padre Celestial por los pecadores». 

martes, 4 de octubre de 2022

ESTOS SEIS SANTOS FUERON AMIGOS DE LOS ANIMALES



Estos 6 santos fueron amigos de los animales

POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa



Uno de los santos que destacó por su amor a la creación y cercanía con los animales fue San Francisco de Asís, cuya fiesta se celebra este 4 de octubre. Al igual que él, hay otros santos que también demostraron su amor a los animales.


1. San Francisco de Asís

En la ciudad italiana de Gubbio, en Umbría, provincia de Perugia, había un lobo que atemorizaba a la población, ya que devoraba animales y personas. Frente a ello, San Francisco quiso ayudar y fue hasta el lugar donde se encontraba la bestia.

Cuando el animal se le acercó, el santo le hizo la señal de la Cruz en el hocico y le dijo: “¡Ven aquí, hermano lobo! Yo te mando de parte de Cristo que no hagas daño ni a mí ni a nadie”.

Entonces el lobo se acercó mansamente y el santo le pidió que no vuelva a hacer daño a ningún hombre o animal y le prometió que a cambio los habitantes le darían alimento.

San Francisco le tendió una mano y el animal puso en ella una de sus patas delanteras a modo de “acuerdo”. Desde entonces el lobo recorría la ciudad sin hacer daño a nadie, e incluso la muerte del animal fue lamentada por el pueblo.

El santo también solía predicar a las aves que se reunían a su alrededor. El amor de San Francisco de Asís por la naturaleza era tan grande que llegó a componer un cántico para agradecer y alabar a Dios por toda la creación.


2. San Pío de Pietrelcina

El P. Jean Marie Benjamin es un sacerdote francés que en los años 60 asistió a una Misa celebrada por San Pío de Pietrelcina en San Giovanni Rotondo (Italia).

Según relató el sacerdote a ACI Stampa, agencia en italiano del Grupo ACI, en el momento en que el santo las palabras para consagrar la hostia, los pájaros que estaban en las ventanas de la iglesia dejaron de cantar.


3. San José de Cupertino

Uno de los diversos dones sobrenaturales de San José de Cupertino, además de la levitación, fue el don de comunicarse con los animales. Por ejemplo, las ovejas lo escuchaban con atención cuando rezaba y las golondrinas lo seguían mientras caminaba.

La estadounidense Joan Carroll Cruz escribió en su libro “Misterios, Maravillas y Milagros en las vidas de los Santos” la historia de un pájaro que solía acompañar con sus cantos a las religiosas de Santa Clara en la ciudad de Cupertino.

Según señala Carroll, un día dos novicias comenzaron a pelear y el ave se puso en medio. Frente al inesperado suceso, una de ellas lo atacó y el pájaro se alejó. Entonces, las religiosas le pidieron al santo que lo llamara de vuelta y el ave regresó.

En otra ocasión, el pájaro ingresó al área del coro y dejó que las religiosas lo acariciaran. De pronto, una de ellas le ató una campanita en la pata y el pájaro huyó. Al ver que no regresaba, las monjas volvieron a recurrir a San José de Cupertino.

El santo respondió al llamado y dijo que había enviado al ave para que cantara con ellas y no para que toque una campana. Luego le pidió al pajarito que regresara y este se quedó con las monjas.


4. Don Bosco

En 1883, mientras caminaba por la ciudad italiana de Turín, San Juan Bosco notó que un perro grande lo seguía. El santo se acercó al animal para acariciarlo y debido a su color gris lo llamó “Grigio”.

Desde entonces, el perro lo seguía cuando caminaba solo en las noches. En una ocasión, un hombre disparó a Don Bosco y Grigio apareció inmediatamente para defenderlo.

En otra ocasión el perro atacó a un bandido que había colocado una bolsa en la cabeza al santo.

Otro día, un desconocido quiso herir a San Juan Bosco con una estaca, pero él se defendió. Frente a su respuesta, el delincuente llamó a gritos a sus cómplices y de pronto apareció Grigio y comenzó a ladrarle.

Entonces, el hombre le pidió al santo que tranquilizara al perro y Don Bosco accedió a su pedido con la condición de que ni él ni sus compañeros volvieran a atacarlo.


5. San Antonio María Claret

San Antonio María Claret, fundador de la orden de los Misioneros Claretianos, narró en su autobiografía que cuando oía el canto de las aves durante sus viajes, se acercaba a estas y “les hablaba del cántico eterno y nuevo del cielo”.

Por su parte, la autora Joan Carroll Cruz también cuenta en su libro “Misterios, Maravillas y Milagros en las vidas de los Santos” que durante el funeral de San Antonio María Claret, apareció un pájaro y comenzó a cantar las melodías de los salmos que entonaban los asistentes.


6. San Francisco Javier

En una de las paredes de la basílica dedicada a San Francisco Javier en Navarra (España), está plasmado un suceso curioso que vivió el santo durante uno de sus viajes.

Un día, mientras navegaba rumbo a las islas Molucas, en Indonesia, se desató una tormenta y lanzó su crucifijo al mar para calmar las aguas.

Cuando llegó a la playa, se sorprendió al ver a un cangrejo que sostenía entre sus pinzas el crucifijo. 


 

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 4 DE OCTUBRE DE 2022 - SAN FRANCISCO DE ASÍS -



Martes 27 del tiempo ordinario

Martes 4 de octubre de 2022



1ª Lectura (Gál 1,13-24): Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco.

Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Pedro, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Fui después a Siria y a Cilicia. Las Iglesias cristianas de Judea no me conocían personalmente; sólo habían oído decir que el antiguo perseguidor predicaba ahora la fe que antes intentaba destruir, y alababan a Dios por causa mía.



Salmo responsorial: 138

R/. Guíame, Señor, por el camino eterno.

Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.


Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras.


Conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra.


Versículo antes del Evangelio (Lc 11,28): Aleluya. Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica, dice el Señor. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada».



«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola»

Rev. D. Josep RIBOT i Margarit

(Tarragona, España)



Hoy, como cada día, puedes aprender del Evangelio. Jesús, invitado en el hogar de Betania, nos da una lección de humanidad: Él, que quería a la gente, se deja querer, porque las dos cosas son importantes. Rechazar las muestras de afecto, de Dios y de los demás, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la santidad.

¿Marta o María? Pero..., ¿por qué enfrentar a quienes tanto se querían, y querían tanto a Dios? Jesús amaba a Marta y María, y a su hermano Lázaro, y nos ama a cada uno de nosotros.

En el camino de la santidad no hay dos almas iguales. Todos procuramos amar a Dios, pero con estilo y personalidad propios, sin imitar a nadie. Nuestro modelo está en Cristo y la Virgen. ¿Te molesta la manera de tratar a Dios de otros? Intenta aprender de su piedad personal.

«Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude» (Lc 10,40). Servir a los demás, por amor a Dios, es un honor, no una carga. ¿Servimos con alegría, como la Virgen a su prima santa Isabel o en las bodas de Caná, o como Jesús, en el lavatorio de los pies en la Última Cena?

«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola» (Lc 10,41-42). No perdamos la paz, ni el buen humor. Y para eso, cuidemos la presencia de Dios. «Sabedlo bien: hay un algo santo, divino, escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de vosotros descubrir (…); o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos nunca» (San Josemaría).

«María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada» (Lc 10,42). Dios nos quiere felices. Que nuestra Madre del Cielo nos ayude a experimentar la alegría de la entrega.  

SAN FRANCISCO DE ASIS.... RUEGA POR NOSOTROS!!!! IMÁGENES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS























  

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