MARÍA, LA ESCLAVA DEL SEÑOR
"Dijo María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y el ángel dejándola se fue". (Lc. 1, 38)
Cuando afirmamos que somos simples servidores del Señor, algunas personas no aceptan tal idea, diciendo que esto revela un carácter dominador por parte del Creador y una visión excesivamente sumisa de la criatura.
Pero en verdad, queremos sostener que, sin Dios, nada somos. un simple soplo de su boca podría apagar nuestra existencia.
La alegría plena consiste justamente en servirlo fielmente.
Quien lo hace no encuentra motivos para quejarse: el Padre sólo quiere nuestra realización. Jamás exigiría algo que hiriese nuestro ser o nos hiciese menos hombre o mujeres.
La vida plena anunciada por Jesús consiste en hacer la voluntad del Padre.
Sérgio J. De Souza
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