Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico
La Capilla de Nuestra Señora de la Divina Providencia en la Catedral Metropolitana de San Juan Bautista contiene la hermosa imagen de la Virgen
Por: Ricardo Francisco Cuervo Aranguren / otros | Fuente: advocaciones-marianas.blogspot.com.es / otros
La Catedral Metropolitana Basílica de San Juan Bautista de Puerto Rico es la sede de la arquidiócesis de San Juan. Está localizada en la calle del Cristo, en el Viejo San Juan.
Fue construida en 1521, destruida por una tormenta, y posteriormente reconstruida en 1529.
La Iglesia fue nombrada basílica menor por el Papa Pablo VI el 25 de enero de 1978, por petición del cardenal Luis Aponte Martínez, Arzobispo de San Juan.
La misma contiene los restos del explorador y conquistador Juan Ponce de León, así como del mártir San Pío. Contiene algunas reliquias como las de los ornamentos y vestiduras usadas por el Papa Juan Pablo II en su visita a Puerto Rico en 1984.
También contiene una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe con el título de «Patrona de México y Emperatriz de las Américas». El Altar mayor lo preside un Cristo crucificado y en los laterales están las imágenes de San Juan Bautista y la Virgen de los Remedios.
La Catedral también es el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico. Es la iglesia más antigua del país, y la segunda más antigua de América, después de la catedral de Santa María la Menor en Santo Domingo.
La Capilla de Nuestra Señora de la Divina Providencia es un camerino que contiene la imagen de la Virgen de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico. A su lado hay una inscripción en la que se lee: Nuestra Señora de la Providencia, Protectora de Puerto Rico (1853-1953).
La advocación y culto a Nuestra Señora de la Divina Providencia
Se originó en Italia en el siglo XIII. Fue una devoción muy difundida y popular que posteriormente pasó a España donde se levantó un santuario en Tarragona, Cataluña.
Al ser nombrado obispo de Puerto Rico el catalán Gil Esteve y Tomás, trajo consigo esta devoción que conociera en sus años de seminarista. En las manos de la Divina Providencia tuvo que poner toda su diócesis este prelado, pues encontró a la catedral prácticamente en ruinas y la economía de la diócesis en peores condiciones. La confianza del obispo y su trabajo dieron fruto rápidamente y antes de los cinco años ya había podido reconstruir el templo catedralicio, en el que se estableció el culto y la devoción a la Virgen de la Providencia.
La imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia
La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.
La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.
María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.
El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.
La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latino Americano celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976.
Con un permiso especial de Vaticano, el día 5 de diciembre, el primer Cardenal puertorriqueño coronaría la imagen de la Virgen, en el solar del estacionamiento del Coliseo Roberto Clemente, como Patrona de Puerto Rico.
La noche anterior, una mano criminal quemó la recién restaurada imagen de la Madre de Dios en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió, ante la emotiva presencia de unos cien mil devotos puertorriqueños, muchos en lágrimas; cardenales, arzobispos y obispos de toda Latinoamérica asistieron al acto.El Cardenal, dijo entonces a los presentes: "El fósforo que se utilizó para quemar a la imagen incendió una llama en el corazón de todos los puertorriqueños." Y añadió: "Gracias a Dios, que es imposible quemar a la Virgen, porque Ella se encuentra en el Cielo".
La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada.
Desde su proclamación como Patrona de Puerto Rico, la devoción a la Virgen de la Providencia ha aumentado grandemente, no solamente aquí, sino en los Estados de la Unión Norteamericana donde residen puertorriqueños.
Oración
Oh Madre poderosísima de Dios y Madre amorosísima nuestra: con todo el afecto y fervor de nuestras almas te rogamos que nos concedas, no sólo a nosotros, sino también a todos nuestros parientes y amigos, y a los habitantes de toda la Isla, la gracia de cifrar en Ti nuestra esperanza y de agradarte con una constante y fervorosa devoción.
Dígnate conservar y aumentar el amor que te profesa Puerto Rico, y que echen cada día en nuestro suelo raíces más profundas la moral, la piedad, la Religión Católica.
Derrama tus luces soberanas sobre nuestros gobernantes, para que, con acertadas leyes y disposiciones saludables, promuevan nuestro bien temporal y eterno.
Haz que te seamos fieles hasta la muerte, a fin de que, después de haberte amado, venerado, invocado a imitado en la presente vida, te amemos, veneremos, ensalcemos a imitemos en la gloria, por eternidad de eternidades.
Así sea.
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