La cierva tuerta
Hay en ti dos facultades rectoras que te ayudan a tomar decisiones. Son la inteligencia y la voluntad. La inteligencia ilumina las razones a favor o en contra, y hace una evaluación de lo que es más conveniente. Entonces tu voluntad, toma la decisión y actúa por lo mejor. A este proceso se lo llama discernimiento. Lee ahora una fábula que te alertará para no tomar decisiones imprudentes.
Una cierva a la que le faltaba un ojo pacía a orillas del mar, volviendo su ojo intacto hacia la tierra para observar la posible llegada de cazadores, y dando al mar el lado que carecía del ojo, pues de allí no esperaba ningún peligro. Pero sucedió que unos pescadores navegaban por ese lugar, y al ver a la cierva la abatieron con sus flechas. Y la cierva agonizando, se dijo para sí:
-¡Pobre de mí! Vigilaba la tierra, que creía llena de peligros, y el mar, al que consideraba un refugio, me ha sido mucho más funesto (Fábula de Esopo).
Como la cierva estamos rodeados de peligros por todas partes: de dentro de nosotros mismos y de afuera, del pasado y del futuro, de la derecha y de la izquierda… es la condición humana. Acepta la realidad y mantente alerta, orando al Señor, para no ser sorprendido y caer en la tentación: esas oscuras incitaciones al mal que pululan por doquier.
* Enviado por el P. Natalio
No hay comentarios:
Publicar un comentario