LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 6
"Felices los hombres... felices los mansos... felices los que sufren... felices los pacíficos... felices los que tienen hambre y sed de justicia..."
Así fue desarrollando su magistral lección el Maestro de Nazaret. Si algún día los hombres nos decidiéramos a aceptar en serio esas enseñanzas del sermón del monte, la tierra se convertiría en un remanso de felicidad y de paz.
Nunca los poetas ni los filósofos o sociólogos trazaron un plan de acción tan humano como ése; nunca oyeron afirmaciones tan extrañas; pero tan consoladoras, y nunca se trazó un programa de acción y vida como éste programa del Evangelio.
Allí aprendieron los hombres que hay ciertos valores en la vida que están sobre el valor del dinero; que hay ciertas cosas que no son materiales y que pueden llenar el corazón humano.
Allí se convencieron los hombres de que deben preocuparse los unos por los otros.
“Cristo fue enviado por el Padre a evangelizar a los pobres y levantar a los oprimidos (Lc 4,18), para buscar y salvar lo que estaba perdido (Lc 19,10); así también la Iglesia abraza con su amor a todos los afligidos por la debilidad humana; más aún, reconoce en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador; pobre y paciente, se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo” (LG 8).
* P. Alfonso Milagro
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