Los cinco minutos de María
Enero 25
Impacta la humildad de la jovencita de Nazaret. Ningún ser humano recibió jamás un embajador tan honorable como ella: un arcángel, de parte de Dios mismo, le transmite a María un saludo jamás escuchado por oídos humanos, y un mensaje que excede en honor y dignidad a cuanto el hombre pudiera imaginar.
Sin embargo, ella se juzga pequeña, indigna de tan alta dignidad y, en su profunda humildad, se titula “la esclava”, “la servidora del Señor”.
Con un corazón humilde como el de María, reconozcamos cada día los dones que recibimos de Dios y hagámoslos fecundar.
María, que precedes con tu luz al Pueblo de Dios peregrinante, tú eres el signo de nuestra esperanza y consuelo (LG 68).
* P. Alfonso Milagro
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