Corazón compasivo
Entre los valores que Jesús resaltó en el sermón de la montaña, está la misericordia. El Reino de Dios está constituido por personas que eligen ser compasivos en lugar de severos jueces de los demás. No se trata de condescender con el pecado, la injusticia y la mentira, sino de orar por los que están en el error y la culpa, para que se arrepientan y vuelvan a Dios.
El abad Isaac fue un día a un monasterio; vio pecar a un hermano y lo condenó. Cuando volvió al desierto, un ángel del Señor se detuvo ante la puerta de su celda y le dijo: "¡No te dejo entrar!". “¿Por qué?", dijo el abad. El ángel le respondió: "Dios me ha enviado a preguntarte: "¿A dónde ordenas que eche al hermano caído al que tú has juzgado?". Inmediatamente Isaac se postró y dijo: "¡He pecado, perdóname!". Le dijo el ángel: "Dios te ha perdonado; pero, de ahora en adelante, abstente de juzgar a alguien antes de que lo haya hecho Dios".
Las debilidades de los otros deberían ser una llamada a la vigilancia pidiendo ayuda a Dios para no caer nosotros en iguales o semejantes faltas. La humildad que surge del conocimiento de uno mismo es la base de todas las virtudes, especialmente de la caridad. Conocerse a uno mismo es difícil, pero es muy fácil criticar a los demás. Jesús te dice hoy: “No juzgues y no serás juzgado”.
* Enviado por el P. Natalio
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