miércoles, 12 de diciembre de 2018

ORACIONES A LA VIRGEN DE GUADALUPE


Oraciones a la Virgen de Guadalupe
Fuente: Aciprensa




Oración I

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.


Oración II

Dios de poder y de misericordia, bendeciste las Américas en el Tepeyac con la presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas.

Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.


Oración III

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tú eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.


Oración IV

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: "Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado," cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.

Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la más tierna, la más compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.


Oración V

Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las familias... Que desde esta tu Imagen manifiestes siempre tu clemencia, tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



Oración VI

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria. Aquí nos tienes humildemente postrados ante tu prodigiosa imagen. En Ti ponemos toda nuestra esperanza. Tú eres nuestra vida y consuelo. Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo, nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena e intercede por nosotros ante tu Divino Hijo en el momento de la muerte, para que alcancemos la eterna salvación del alma. Amén.

IMÁGENES Y GIFS DE LA VIRGEN DE GUADALUPE




















FELIZ FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE!! 12 DE DICIEMBRE


¡Feliz Fiesta de la Virgen de Guadalupe!
POR ABEL CAMASCA | ACI Prensa





“No se entristezca tu corazón… ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”, le dijo la Virgen de Guadalupe al afligido Juan Diego un 12 de diciembre de 1531. Ella, la Emperatriz de América y Patrona de México, quiso dejar su imagen desde ese día en una sencilla “tilma” como señal del Amor de Dios para creyentes y no creyentes.

Con motivo de esta gran celebración, las puertas de Basílica de San Pedro se abrirán hoy para que el Papa Francisco junto a miles de fieles latinoamericanos y 750 sacerdotes concelebrantes festejen una gran Misa criolla en castellano.

La historia de la Virgen del Tepeyac

Solo diez años después de la conquista de México, los misioneros tenían poco éxito en la evangelización y conversión de los nuevos pueblos, en gran parte por el mal ejemplo de los que llamándose cristianos, abusaban de los nativos.

El 9 de diciembre de 1531 la Virgen se le apareció a un humilde indio, convertido al cristianismo, llamado Juan Diego, en un lugar denominado Tepeyac. María se presentó como “la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios”.

La Reina del Cielo le encomendó que en su nombre le pidiese al Obispo Capitalino, el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una Iglesia en el lugar de la aparición.

El Obispo no aceptó la idea y la Virgen le pidió que insistiera. Al día siguiente, Juan Diego volvió a encontrar al Prelado, quien lo examinó en la doctrina cristiana y le pidió pruebas objetivas del prodigio.

El martes 12 de diciembre, la Virgen se le presentó y consoló a Juan Diego diciéndole “No temas…”  porque su tío ya estaba curado. Luego lo invitó a subir a la cima de la colina del Tepeyac para que recogiera flores y se las trajera.

A pesar de la estación invernal y la aridez del lugar, San Juan Diego encontró flores muy hermosas y la colocó en su “tilma”. La Virgen entonces le mandó que se las presentara al Obispo.

Estando frente al Prelado, el Santo abrió su “tilma” y dejó caer las flores. En el tejido apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe y el Obispo y demás presentes cayeron de rodillas con gran asombro. Luego el Obispo pidió perdón.

Al día siguiente fueron al monte del Tepeyac, donde de inmediato la gente se ofreció para elevar el templo. Juan Diego pidió permiso y fue presurosamente a ver a su tío Juan Bernardino, que había estado muy grave de salud, y al llegar vio que su pariente estaba recuperado.

Allí Juan Diego le contó lo sucedido y el tío respondió diciendo que la Virgen también se le había aparecido y que Ella le había pedido que contara lo de su curación al Obispo.

Con el manto, la Virgen trajo reconciliación entre nativos y españoles porque con los símbolos que allí aparecen, las dos culturas podían entender perfectamente el mensaje del Cielo. De igual modo, les ayudó a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie, sino un don de amor para todos.

En los 7 años después de las apariciones, hubo una conversión de 8 millones de nativos. Lo que es un promedio de 3 mil hombres diarios y que hace recordar a la predicación de San Pedro en el día de Pentecostés, en el que también se convirtieron 3 mil hombres aquella fecha.

Cada año se acercan a la venerada imagen alrededor de 20 millones de fieles y en el día de su fiesta, se calcula que casi tres millones acuden al santuario.

“Mucho quiero, ardo en deseos de que aquí tengan la bondad de construirme mi templecito, para allí mostrárselo a ustedes, engrandecerlo, entregárselo a Él, a Él que es todo mi amor, a Él que es mi mirada compasiva, a Él que es mi auxilio, a Él que es mi salvación”, dijo la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego.

“Porque en verdad yo me honro en ser madre compasiva de todos ustedes, tuya y de todas las gentes que aquí en esta tierra están en uno, y de los demás variados linajes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que me honren confiando en mi intercesión. Porque allí estaré siempre dispuesta a escuchar su llanto, su tristeza, para purificar, para curar todas sus diferentes miserias, sus penas, sus dolores”, añadió la Madre de las Américas.

PAPA FRANCISCO: LA VIRGEN DE GUADALUPE NOS ENSEÑA A NO BUSCAR SOLUCIONES MÁGICAS PARA AMÉRICA


Virgen de Guadalupe enseña a no buscar soluciones mágicas para América, dice el Papa
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)




El Papa Francisco destacó el papel de la Virgen María como “pedagoga”, como maestra del pueblo de Dios, y en especial, subrayó la importancia de las enseñanzas que se transmiten en la historia de la Virgen de Guadalupe para el pueblo que peregrina en América Latina.

Durante la Misa celebrada este miércoles 12 de diciembre en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, el Santo Padre empleó la imagen de la “escuela” para referirse a María e invitó a los latinoamericanos a verla como la “pedagoga del Evangelio”:

“Hijo y hermano latinoamericano, sin miedo, canta y camina como lo hizo tu Madre”.

En su homilía, el Pontífice insistió en que la “Guadalupana no es solamente recordada como indígena, española, hispana o afroamericana. Simplemente es latinoamericana”.

Es “madre de una tierra fecunda y generosa en la que todos, de una u otra manera, nos podemos encontrar desempeñando un papel protagónico en la construcción del Templo santo de la familia de Dios”.

En su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre dos palabras con que el Evangelio narra la reacción de la Virgen María después de la anunciación: caminó y cantó.


Caminó

El Papa llamó la atención sobre el hecho de que el Evangelio, tras el anuncio del Ángel, presenta a la Virgen “presurosa, pero no ansiosa”, de camino a la casa de su prima Isabel. También “presurosa caminó hacia Jesús cuando faltó vino en la boda; y ya con los cabellos grises por el pasar de los años, caminó hasta el Gólgota para estar al pie de la cruz: en ese umbral de oscuridad y dolor, no se borró ni se fue, caminó para estar allí”.

Del mismo modo, “caminó al Tepeyac para acompañar a Juan Diego y sigue caminando el Continente cuando, por medio de una imagen o estampita, de una vela o de una medalla, de un rosario o Ave María, entra en una casa, en la celda de una cárcel, en la sala de un hospital, en un asilo de ancianos, en una escuela, en una clínica de rehabilitación ... para decir: ‘¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?’”.

La Virgen, “más que nadie sabía de cercanías. Es mujer que camina con delicadeza y ternura de madre, se hace hospedar en la vida familiar, desata uno que otro nudo de los tantos entuertos que logramos generar, y nos enseña a permanecer de pie en medio de las tormentas”.

Francisco explicó que “en la escuela de María aprendemos a estar en camino para llegar allí donde tenemos que estar: al pie y de pie ante tantas vidas que han perdido o le han robado la esperanza”.

También “en la escuela de María aprendemos a caminar el barrio y la ciudad no con zapatillas de soluciones mágicas, respuestas instantáneas y efectos inmediatos; no a fuerza de promesas fantásticas de un seudo-progreso que, poco a poco, lo único que logra es usurpar identidades culturales y familiares, y vaciar de ese tejido vital que ha sostenido a nuestros pueblos, y esto con la intención pretenciosa de establecer un pensamiento único y uniforme”.

Asimismo, “en la escuela de María aprendemos a caminar la ciudad y nos nutrimos el corazón con la riqueza multicultural que habita el Continente”.

Cantó


El Papa señaló que “María camina llevando la alegría de quien canta las maravillas que Dios ha hecho con la pequeñez de su servidora. A su paso, como buena Madre, suscita el canto dando voz a tantos que de una u otra forma sentían que no podían cantar”.

Al final de su homilía, Francisco continuó con la imagen de la escuela de María, donde “aprendemos que su vida está marcada no por el protagonismo sino por la capacidad de hacer que los otros sean protagonistas. Brinda coraje, enseña a hablar y sobre todo anima a vivir la audacia de la fe y la esperanza. De esta manera ella se vuelve transparencia del rostro del Señor que muestra su poder invitando a participar y convoca en la construcción de su templo vivo”.

“Así lo hizo con el indiecito Juan Diego y con tantos otros a quienes, sacando del anonimato, les dio voz, hizo conocer su rostro e historia y los hizo protagonistas de esta, nuestra historia de salvación. El Señor no busca el aplauso egoísta o la admiración mundana. Su gloria está en hacer a sus hijos protagonistas de la creación. Con corazón de madre, ella busca levantar y dignificar a todos aquellos que, por distintas razones y circunstancias, fueron inmersos en el abandono y el olvido”.

En la escuela de María también se aprende que “el protagonismo que no necesita humillar, maltratar, desprestigiar o burlarse de los otros para sentirse valioso o importante; que no recurre a la violencia física o psicológica para sentirse seguro o protegido”.

“Es el protagonismo que no le tiene miedo a la ternura y la caricia, y que sabe que su mejor rostro es el servicio. En su escuela aprendemos auténtico protagonismo, dignificar a todo el que está caído y hacerlo con la fuerza omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su promesa de misericordia”, afirmó.

Antes de finalizar la homilía, el Papa subrayó que “con María, el Señor custodia a los creyentes para que no se les endurezca el corazón y puedan conocer constantemente la renovada y renovadora fuerza de la solidaridad, capaz de escuchar el latir de Dios en el corazón de los hombres y mujeres de nuestros pueblos”.

EL EVANGELIO DE HOY 12 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy Miércoles de la 2ª semana de Adviento
Hoy, miércoles, 12 de diciembre de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (40,25-31):

«¿CON quién podréis compararme,
quién es semejante a mi?», dice el Santo.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿quién creó esto?
Es él, que despliega su ejército al completo
y a cada uno convoca por su nombre.
Ante su grandioso poder, y su robusta fuerza,
ninguno falta a su llamada.
¿Por qué andas diciendo, Jacob,
y por qué murmuras, Israel:
«Al Señor no le importa mi destino,
mi Dios pasa por alto mis derechos»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
que ha creado los confines de la tierra.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Fortalece a quien está cansado,
acrecienta el vigor del exhausto.
Se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8.10

R/. Bendice, alma mía, al Señor

V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

V/. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.

V/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestro pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

EN aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 
12 de diciembre de 2018
 Imprimir Rosa Ruiz, rmi

Queridos amigos:

A veces Vivimos como si no supiéramos que Dios nos sostiene. Vivimos como si olvidáramos que Dios no se cansa nunca, que actúa siempre, que es infatigable. ¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído, no lo has experimentado?

Si realmente no lo olvidáramos, correríamos sin cansarnos, nos enfrentaríamos al mal sin que nos dañara, no nos vencería el desánimo, no caminaríamos con la cabeza gacha. Y aprenderíamos del corazón de Jesús, un corazón manso y sencillo. Porque no confundiríamos la mansedumbre con la pusilanimidad o cobardía; no mezclaríamos la sencillez con la falta de profundidad.

Nos equivocamos cuando caemos en la tentación de abandonar supuestos yugos (lo que nos ata, nos condiciona, nos compromete, nos cansa) para alcanzar otra supuesta paz. Confundimos el yugo que nos une a Dios y a nuestra propia verdad con otras hipotecas y peajes.

El de Jesús es un yugo y una carga ligera que nos des-carga. ¡No solo eso! Viviendo así descansamos a otros. Y si no, mira a esas personas libres, centradas, fuertes, humildes… Esas personas que nos hacen sentir bien solo con su presencia. Esos que andan en amor, y como decía San Juan de la Cruz, ni cansan ni se cansan.

Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz

BIENVENIDOS










lunes, 10 de diciembre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 de Diciembre




Todos llamamos a la noche de Navidad "Nochebuena". ¿Por qué? ¿Qué significado pretendemos darle a esa noche con tal apelativo? Es que, como lo dice el canto popular, aquella noche fue noche de paz, noche de amor; así lo cantamos todavía hoy, como para darnos aliento y entusiasmar nuestros pechos.

Si e noche de paz, es Nochebuena; si es noche de amor, es Nochebuena; pero tendremos que reflexionar unos momentos: la Nochebuena de este año, ¿será una noche de paz? ¿Será una noche de amor?


P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 10 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy Lunes de la 2ª semana de Adviento
Hoy, lunes, 10 de diciembre de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (35,1-10):

EL desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrará la estepa y florecerá,
germinará y florecerá como flor de narciso,
festejará con gozo y cantos de júbilo.
Le ha sido dada la gloria del Líbano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles,
afianzad las rodillas vacilantes;
decid a los inquietos:
«Sed fuertes, no temáis.
¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite,
la retribución de Dios.
Viene en persona y os salvará.»
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se abrirán;
entonces saltará el cojo como un ciervo,
y cantará la lengua del mudo,
porque han brotado aguas en el desierto
y corrientes en la estepa.
El páramo se convertirá en estanque,
el suelo sediento en manantial.
En el lugar donde se echan los chacales
habrá hierbas, cañas y juncos.
Habrá un camino recto.
Lo llamarán «Vía sacra».
Los impuros no pasarán por él.
Él mismo abre el camino
para que no se extravíen los inexpertos.
No hay por allí leones,
ni se acercarán las bestias feroces.
Los liberados caminan por ella
y por ella retornan los rescatados del Señor.
Llegarán a Sión con cantos de júbilo:
alegría sin límite en sus rostros.
Los dominan el gozo y la alegría.
Quedan atrás la pena y la aflicción.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 84,9ab-10.11-12.13-14

R/. He aquí nuestro Dios; viene en persona y nos salvará.

V/. Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

V/. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.

V/. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
Y sus pasos señalarán el camino. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,17-26):

UN día, estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. Él, viendo la fe de ellos, dijo:
«Hombre, tus pecados están perdonados».
Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos:
«¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?».
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo:
«¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”».
Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios
El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían:
«Hoy hemos visto maravillas».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy lunes, 10 de diciembre de 2018
 Rosa Ruiz, rmi


Queridos amigos:

La primera lectura de Isaías es un canto a la esperanza. La esperanza de verdad, la honda, la que duele, la que no ve apenas nada y solo intuye… y cree y hasta ama. No es magia. Es gracia. Cuando alguien es capaz de ver y desear y anunciar que la estepa florecerá o que el desierto estará alegre, es que guarda un tesoro muy grande dentro. Es que espera mucho.

Es una esperanza que nunca se queda sola en casa. Siempre tiene vocación de caminante, de pregonera, de hacedora con otros: ¡Sed fuertes, no temáis, está viniendo!

A nosotros nos toca ver las señales de esa esperanza que YA nos rodea y nos habita. Si no ha comenzado YA, es que no es esperanza o al menos, no es esperanza cristiana. Son buenos deseos, nostalgia, ensoñaciones…

Podríamos leer esta lectura cada día hasta que notáramos que realmente nos ha germinado dentro del corazón y las entrañas. Sería una fuerza interior arrebatadora. ¿Será algo así ese poder que percibían en Jesús?

Ese poder que desde dentro cura las parálisis de los demás, como en el evangelio de hoy. Unas veces no caminamos porque nos fallan las piernas, los recursos, las ganas. Otras veces más bien pareciera que la parálisis viene de caminos que se cierran, senderos anegados, rutas imposibles… Pero nuestro Dios viene en persona, cura parálisis y abre caminos. Más aún: podrás caminar por ti mismo, con tu camilla incluso, porque con Dios habrá caminos rectos. Y eso que ahora se te parece como camino imposible, lo llamarán “Vía sagrada”.

Él ha dicho que lo hará y queremos creerle.

Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz

FELIZ SEMANA




domingo, 9 de diciembre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 de Diciembre



Sal al encuentro del Señor y el Señor saldrá a tu encuentro; siempre es el Señor el que toma la delantera y la iniciativa y por eso siempre es suyo el mérito.

Él siempre nos busca, nos llama, sigue requiriendo nuestra respuesta y ofreciéndonos su amor.

Acepta, pues, el amor que Dios te ofrece, responde a su llamamiento, porque Dios quiere obrar en ti, pero también quiere obrar contigo.


P. Alfonso Milagro

ESTA ES LA CONMOVEDORA ORACIÓN QUE EL PAPA FRANCISCO REZÓ ANTE LA INMACULADA DE ROMA


Esta es la conmovedora oración que el Papa Francisco rezó ante la Inmaculada en Roma
Redacción ACI Prensa
 Foto: Marina Testino / ACI Prensa




El Papa Francisco volvió a cumplir la tradición y, como cada 8 de diciembre, se dirigió a la popular Plaza de España en Roma, donde se encuentra el monumento a la Inmaculada Concepción, cuya Solemnidad se celebra hoy, para rendir homenaje y rezar a la Virgen.

El Santo Padre llegó a la Plaza a las 4.00 p.m. (hora de Roma) proveniente de la Basílica Pontificia de Santa María Mayor, donde oró brevemente ante la imagen de la Salus Populi Romani, patrona y protectora del pueblo romano.

Después de saludar a la multitud de fieles congregados en la Plaza y a las autoridades civiles y religiosas, Francisco se situó bajo la gran columna sobre la que se alza la estatua de la Inmaculada y pronunció esta oración:

Madre Inmaculada,

en el día de tu fiesta, tan querida para el pueblo cristiano,
vengo a rendirte homenaje en el corazón de Roma.

En mi ánimo llevo a los fieles de esta Iglesia
y a todos lo que viven en esta ciudad, especialmente a los enfermos
y a cuantos por, diferentes situaciones, experimentan grandes fatigas para ir adelante.

Antes de nada, queremos agradecerte
por el cuidado materno con que nos acompañas en nuestro camino:

¡Cuántas veces escuchamos contar, con lágrimas en los ojos,
a quienes han experimentado tu intercesión,
las gracias que pides por nosotros a tu Hijo Jesús!

Pienso también en una gracia ordinaria para la gente que vive en Roma:
La de afrontar con paciencia los desafíos de la vida cotidiana.

Pero para ello te pedimos la fuerza para no resignarnos, al contrario,
que cada uno ponga de su parte para mejorar las cosas,
para que el cuidado de cada uno haga de Roma más bella y habitable para todos;
para que el deber bien hecho de cada uno asegure los derechos de todos.

Y pensando en el bien común de esta ciudad, te pedimos por aquellos que desempeñan funciones de mayor responsabilidad:
dales sabiduría, amplitud de miras, espíritu de servicio y de colaboración.

Virgen Santa,
deseo confiarte de modo particular a los sacerdotes de esta Diócesis:
los párrocos y vice párrocos, los sacerdotes ancianos que con su corazón de pastores
continúan trabajando al servicio del pueblo de Dios,
y tantos sacerdotes estudiantes de todas partes del mundo que colaboran en las parroquias.

Para todos ellos te pido la dulce alegría de evangelizar y el don de ser padres, cercanos a la gente, misericordiosos.

A ti, Señora toda consagrada a Dios, te confío a las mujeres consagradas a la vida religiosa y a la secular,
que, gracias a Dios, en Roma son muchas, más que en otras ciudades del mundo,
y conforman un mosaico estupendo de nacionalidades y culturas.

Para ellos te pido la alegría de ser, como tú, esposas y madres, fecundas en la oración, en la caridad, en la compasión.

Oh Madre de Jesús,
una última cosa te pido, en este tiempo de Adviento,
pensando en los días en tú y José os encontrabais bajo el ansia
por el nacimiento de vuestro hijo,
preocupados porque era el tiempo del censo y también vosotros debíais dejar vuestro pueblo, Nazareth, y
viajar a Belén…

Tú sabes qué significa llevar vida en el seno
ysentir la indiferencia alrededor, el rechazo, en ocasiones el desprecio.

Por eso te pido que permanezcas cercana a las familias que hoy, en Roma, en Italia, en el mundo entero, viven situaciones similares,
para que no los abandones, sino que los tuteles en sus derechos,
derechos humanos que están antes que cualquier otra exigencia legítima.

Oh María Inmaculada,
aurora de esperanza al horizonte de la humanidad,
vela por esta ciudad,
por las casas, por las escuelas, por las oficinas, por las tiendas,
por las fábricas, por los hospitales, por las cárceles;
que en ningún lugar falte lo que Roma tiene de más precioso,
y que conserva para el mundo entero, el testamento de Jesús:
‘Amaos los unos a los otros, como yo os he amado’.

Amén.
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