domingo, 1 de diciembre de 2019

UNA ORACIÓN FAMILIAR PARA EL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO


Una oración familiar para el Primer Domingo de Adviento
Redacción ACI Prensa






Para vivir la oración familiar del Primer Domingo de Adviento, que se celebrará este domingo 1 de diciembre, se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá, y seguir la oración que se presenta a continuación:

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer.

LECTOR: Lectura tomada del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece".

MONITOR: (Con las manos juntas) Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando nuestras cabezas vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento.

Oremos.

La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo
ante tu Hijo, el Señor Jesús,
que se avecina como luz esplendorosa,
para iluminar a los que yacemos en las tinieblas,
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona
con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar
el tiempo de preparación
para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de Aquel que,
por ser la Luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Te lo pedimos por Él mismo
que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.

MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos la primera estrofa del canto “Hoy se enciende una llama” (o también puede ser algún canto apropiado).


Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.

1. Un primer lucero se enciende
anunciando al Rey que viene,
preparad corazones, allánense los senderos.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

3 BENEFICIOS DE TENER EN CASA UNA CORONA DE ADVIENTO


3 Beneficios de tener en casa una corona de Adviento
La corona de Adviento es un elemento que domingo a domingo nos recuerda que se acerca la celebración del nacimiento de Jesús


Por: Carlos García Gutiérrez | Fuente: ConMasGracia.org




Se acerca la Navidad y muchas casas se llenan de adornos acorde a esta celebración: árboles, nochebuenas, muchas luces, etc. Ente estos adornos, muchas veces, ponemos una corona en las puertas, pero pocas personas conocen la importancia y los beneficios que tiene el colocar la corona de Adviento.

Lo primero que debe tener claro es que la corona de Adviento no es un adorno, sino que es un elemento que domingo a domingo nos recuerda que se acerca la celebración del nacimiento de Jesús y, a la vez, nos invita a esperar con entusiasmo y a prepararnos para esta gran celebración.

Una corona de adviento no tiene que ser la más hermosa, ni la más cara, sólo debe de tener los siguientes elementos:

Forma circular – Simboliza que el amor de Dios es eterno, ya que no tiene principio ni fin.

Ramas Verdes – El color verde significa esperanza, la cual tenemos presente en nuestra preparación a la llegada de Jesús.


Cinco velas – Las que significan los cuatro domingos antes de la celebración del nacimiento de nuestro Salvador. Las cuales las iremos prendiendo progresivamente, una cada domingo.

Listón Rojo – Simboliza el amor de Dios a nosotros y el amor de nosotros a Dios.

Es por eso que hoy te quiero compartir tres beneficios de colocar y utilizar la corona de Adviento en el hogar:

Preparación espiritual para el nacimiento de Jesús
La palabra “adviento” significa espera, y es ahí donde tenemos que poner énfasis al hablar de la corona de Adviento, ya que no la debemos de ver como una simple decoración, sino como un elemento que nos ayuda a reflexionar, esperar y prepararnos para la celebración del nacimiento de Jesús.

El rito de encendido de cada una de las velas de la corona, nos lleva hacer una reflexión interna acerca de cómo hemos vivido nuestra vida hasta ese momento, así podemos ver en qué debemos cambiar y podamos prepararnos espiritualmente para recibir a Jesús en nuestros corazones.


Unión familiar
Este es uno de los grandes beneficios que nos da el tener una corona de Adviento en el hogar, ya que es una ocasión para reunirse la familia para reflexionar y orar. Después de este momento podremos regalarnos otro espacio como familia para platicar, cenar o simplemente estar juntos.

Poner a Jesús en el centro de la familia
Nunca debemos de olvidar que lo importante es poner en el centro de la familia a Jesús, recordando que pronto celebraremos una fiesta grande, la cual reúne a toda la familia. No pierdas la oportunidad de que, como familia, se preparen juntos en la espera a la celebración del nacimiento de Jesús.

¡Anímate y juntos en familia realicen esta corona de Adviento!

ADVIENTO: EL PAPA FRANCISCO PIDE DESPERTAR DEL SUEÑO DE LA INDIFERENCIA


Adviento: El Papa pide despertar del sueño de la indiferencia
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco hizo un llamado a despertar “del sueño de la indiferencia, de la vanidad” que lleva a abandonar al débil.

Así lo expresó en su comentario previo al rezo del Ángelus este domingo 1 de diciembre, primer domingo de Adviento, en el Palacio Apostólico del Vaticano.

“El sueño del cual debemos despertarnos está constituido por la indiferencia, la vanidad, la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano que está solo, abandonado o enfermo”, dijo el Papa.

El Pontífice explicó el sentido del Adviento y recordó que significa “vigilancia”, mientras que “vigilancia significa estar pendientes de nuestro prójimo en dificultad, dejarse interpelar por sus necesidades, sin esperar a que él nos pida ayuda, sino aprendiendo a prevenir, a anticipar, como siempre hace Dios con nosotros”.

“La espera de Jesús que viene se debe traducir en un compromiso de vigilancia. Se trata, principalmente, de maravillarse ante la acción de Dios, de sus sorpresas, y de darle a Él la prioridad”.

“Estamos llamados a tener visión de fe y de esperanza, mientras caminamos sobre el camino de la vida, a través de sucesos felices y dolorosos, serenos y dramáticos”.

El Santo Padre hizo estas reflexiones tras comentar las lecturas del día. En la Primera Lectura de este domingo, del Libro de Isaías, el Profeta afirma que “sucederá en días futuros que el monte de la Casa de Yahveh será asentado en la cima de los montes y se alzará por encima de las colinas. Confluirán a él todas las naciones”.

Francisco explicó que “el templo del Señor en Jerusalén se presenta como el punto de convergencia y de encuentro de todo el pueblo. Después de la Encarnación del Hijo de Dios, Jesús se reveló como el verdadero templo”.

Por lo tanto, “la visión maravillosa de Isaías es una promesa divina y nos empuja a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de la historia”.

“Cuantos tienen hambre y sed de justicia las pueden encontrar únicamente recorriendo la vía del Señor, mientras que el mal y el pecado provienen del hecho de que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir el camino marcado por intereses egoístas que provocan conflictos y guerras”.

Por el contrario, “si cada uno buscase, con la guía del Señor, la vía del bien, entonces el mundo tendría más armonía y concordia. El Adviento es el tiempo propicio para la acogida de la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios”.

Luego comentó el Evangelio de este domingo, de San Mateo, donde “Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida: ‘Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor’. Velar no significa tener materialmente los ojos abiertos, sino tener el corazón libre y dirigido a la dirección precisa, es decir, dispuesto a la entrega y al servicio”.

CON EL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO INICIA EL NUEVO AÑO LITÚRGICO




Con el Primer Domingo de Adviento inicia el Nuevo Año Litúrgico
Redacción ACI Prensa





Con el Primer Domingo de Adviento inicia el Nuevo Año Litúrgico
El primer domingo de Adviento es el primer día del Nuevo Año Litúrgico para la Iglesia Católica y en esta ocasión, en el Evangelio (San Mateo 24,37-44.), Jesús anima a los fieles a “estar en vela”.

Asimismo, las lecturas bíblicas de esta primera semana y la predicación son una invitación a estar vigilantes para cuando venga el Señor. Por ello, es importante que en las familias se haga un propósito que les permita avanzar en el camino hacia la Navidad.

En un momento propicio o  tal vez después del encendido de la primera vela de la corona de adviento, los miembros del hogar podrían comenzar revisando las relaciones familiares y terminar pidiendo perdón a quienes se ha ofendido, así como dándolo a los demás.

Esto debe ser el principio de un renovado año en el que se buscará seguir creciendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Lo cual también deberá extenderse a los demás grupos con el que cotidianamente uno se relaciona, ya sea en la escuela, el trabajo, el vecindario, etc.

Para terminar, es importante recordar que el Año Litúrgico es el conjunto de las celebraciones con las cuales la Iglesia conmemora anualmente el misterio de Cristo.

El tiempo de Adviento, que es el primer período del Año Litúrgico, tiene una duración de cuatro semanas, comienza este domingo 1 de diciembre y se prolonga hasta el 24 de diciembre. Las lecturas son las correspondientes al Ciclo A.




sábado, 30 de noviembre de 2019

EXPLICACIÓN EN IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA



¿QUÉ SIGNIFICA LA CORONA DE ADVIENTO? VIDEO EXPLICADO POR DOS SACERDOTES


¿Qué significa la Corona de Adviento?








LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 30 DE NOVIEMBRE DE 2019 - FIESTA DE SAN ANDRÉS APÓSTOL


Lecturas de hoy Fiesta de San Andrés apostol
Hoy, sábado, 30 de noviembre de 2019



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 18,2-3.4-5

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy sábado, 30 de noviembre de 2019
Severiano Blanco, cmf


Queridos hermanos:

Los Apóstoles no son unos santos cualesquiera; son el cimiento de la iglesia. El Apocalipsis dice que bajó del cielo la ciudad santa (la Iglesia ideal), y que tenía “doce cimientos con doce nombres, los nombres de los Doce Apóstoles del Cordero” (Ap 21,14). Con muy buen criterio, en la liturgia el recuerdo de los Apóstoles tiene siempre rango de “fiesta”, mientras que de la mayor parte de los demás santos sólo se hace “memoria”. La Iglesia celebra el recuerdo de los Apóstoles siempre con gozo agradecido: gracias a lo que ellos iniciaron ha llegado hasta nosotros la salvación de Dios, y sigue llegando “a toda la tierra, hasta los límites del orbe, su lenguaje” (Rm 10,18).

La categoría histórica de San Andrés es muy especial, pues no sólo forma parte de la primera pareja de seguidores de Jesús, sino que él fue el intermediario para que su hermano Pedro creyese en Jesús; según Jn 1,41-42, Andrés condujo a Pedro hasta Jesús, de quien le había dicho previamente: “hemos encontrado al Mesías”. Andrés queda así convertido en el evangelizador modélico: puede llevar a otros a Jesús porque tiene la experiencia de haberse “encontrado” personalmente con Él.

Otro recuerdo de San Andrés que el evangelio nos ha conservado es su apertura a otras culturas o formas de pensamiento. En Juan 12,20-22 se nos informa de que unos judíos helenistas (grecoparlantes) que querían encontrarse con Jesús se valieron de la mediación de Andrés y Felipe; casualmente Andrés y Felipe son los únicos discípulos de Jesús que tienen nombre griego, signo seguramente de su apertura a ese mundo tan distante del judío. Esto hará que, en el futuro, Andrés consiga muchos adeptos a la fe cristiana; el misionero debe tener corazón grande, universal,

Andrés fue, como todo apóstol, un seguidor de Jesús, posteriormente un difusor del evangelio, y por fin –se sospecha- un mártir de la fe, que amó más su adhesión a Jesús que su propia vida. En la iglesia siempre se ha considerado que los obispos son los sucesores de los apóstoles; les toca conservar cuidadosamente el legado de aquellos, animar a las comunidades creyentes, impulsar la misión hacia nuevos pueblos. Pero, en lo más profundo, todos los cristianos somos sucesores de los apóstoles; nuestro rasgo principal no puede ser otro que la adhesión vital a Jesús, la seducción por su causa y la entrega a la misma, y el deseo de que le conozcan todos los pueblos. Que la fiesta de San Andrés avive en nosotros el recuerdo de lo más noble que nos ha tocado en suerte.

Vuestro hermano en la fe
Severiano Blanco cmf

EL DOMINGO YA EMPIEZA EL ADVIENTO


¡El domingo ya empieza el Adviento!
Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net




Cuatro domingos de Adviento tendrán que pasar para que ya, una vez más, estemos en Navidad...
Mañana será el primero y el advenimiento que vamos a celebrar es la conmemoración de la llegada del Hijo de Dios a la Tierra.

Es tiempo de preparación puesto que siempre que esperamos recibir a una persona importante, nos preparamos.

La Iglesia nos invita a que introduzcamos en nuestro espíritu y en nuestro cotidiano vivir un nuevo aspecto disciplinario para aumentar el deseo ferviente de la venida del Mesías y que su llegada purifique e ilumine este mundo, caótico y deshumanizado, procurando el recogimiento y que sean más abundantes y profundos los tiempos de oración y el ofrecimiento de sacrificios, aunque sean cosas pequeñas y simples, preparando así los Caminos del Señor.

Caminos que llevamos en nuestro interior y que tenemos que luchar para que no se llenen de tinieblas, de ambición, de lujuria, de envidia, de soberbia y de tantas otras debilidades propias de nuestro corazón humano, sino que sean caminos de luz, senderos que nos conduzcan a la cima de la montaña, a la conquista de nuestro propio yo.

Hace unos días celebrábamos el día de Cristo Rey. Cristo es un Rey que no es de este mundo. El reino que El nos vino a enseñar pertenece a los pobres, a los pequeños y también a los pecadores arrepentidos, es decir, a los que lo acogen con corazón humilde y los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los Cielos".... y a lo "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas ocultas a los sabios y a los ricos.

Es preciso entrar en ese Reino y para eso hay que hacerse discípulo de Cristo.
A nosotros no toca ser portadores del mensaje que Jesús vino a traer a la Tierra.

Cristo no vivió su vida para sí mismo, sino para nosotros desde su Encarnación. por "nosotros los hombres y por nuestra salvación hasta su muerte, por nuestros pecados" (1Co 15,3) y en su Resurrección "para nuestra justificación (Rm4,1) "estando siempre vivo para interceder en nuestro favor" (Hb 7,25). Con todo lo que vivió y sufrió por nosotros, de una vez por todas, permanece presente para siempre "ante el acatamiento de Dios en favor nuestro" (Hb 9,24).

Cuatro domingos faltan para que celebremos su llegada. Días y semanas para meditar, menos carreras, menos cansancio del bullicio y ajetreo de compras y compromisos, de banalidades y gastos superfluos... mejor preparar nuestro corazón y tratar de que los demás lo hagan también para el Gran Día del Nacimiento en la Tierra de Dios que se hace hombre.

PREPARÉMOSNOS CON ILUSIÓN Y CON FE.

EL PAPA FRANCISCO INVITA A CONSTRUIR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS CON RESPETO Y ESTIMA


El Papa invita a construir la unidad de los cristianos con respeto y estima
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco envió un mensaje al Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, con motivo de la Fiesta de San Andrés Apóstol en el que llamó a avanzar hacia la unidad de los cristianos mediante “gestos de respeto y estima mutuos”.

Este mensaje se encuadra en el marco del tradicional intercambio de delegaciones con motivo de las respectivas fiestas patronales de la Iglesia católica y de la Iglesia Ortodoxa de Constantinopla: el 29 de junio en Roma con motivo de la Fiesta de San Pedro y San Pablo, y el 30 de noviembre en Constantinopla por la celebración de San Andrés.

La delegación de la Santa Sede está encabezada por el Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de los Cristianos.

En el mensaje del Papa Francisco, escrito a mano por el mismo Pontífice, se trasmite al Patriarca Bartolomé, y a todos los miembros de la Iglesia de Constantinopla, “la firme intención de la Iglesia Católica, así como la mía propia, de continuar con nuestro compromiso de trabajar por el restablecimiento de la plena comunión entre los cristianos de Oriente y Occidente”.

En su mensaje, Francisco señaló que “la búsqueda del restablecimiento de la plena comunión entre católicos y ortodoxos no se limita ciertamente al diálogo teológico, sino que se realiza también a través de otros canales de la vida eclesial”.

“Nuestras relaciones se nutren sobre todo de gestos auténticos de respeto y estima mutuos. Tales acciones muestran una fidelidad compartida a la palabra de nuestro único Señor Jesucristo y la voluntad de permanecer juntos en su amor.  Esta caridad es fruto del Espíritu Santo y marca de una vida cristiana auténtica”.

Señaló que “conscientes del único bautismo en el que hemos sido regenerados, de la única fe que nos anima y del único Espíritu Santo que nos guía, nuestra cercanía crece e intensifica cada vez que oramos unos por otros y oramos juntos como hermanos”.


“Nuestra relación se hace madura cuando, obedientes al mandato de Cristo resucitado de llevar el Evangelio a todas las criaturas y curar a los enfermos, católicos y ortodoxos trabajan juntos en el anuncio de la Buena Nueva y en el servicio a los necesitados”. 

“La Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa ya se han embarcado en este prometedor camino, como lo atestiguan nuestras iniciativas conjuntas. Confío también en que en los contextos locales todos nosotros fortalezcamos cada vez más el diálogo diario de amor y vida en proyectos espirituales, pastorales, culturales y caritativos compartidos”, concluyó el Papa Francisco su mensaje.

La Delegación de la Santa Sede participó en la solemne Divina Liturgia presidida por Su Santidad Bartolomé, en la Iglesia Patriarcal de San Jorge al Fanar. Al finalizar la liturgia, la Delegación vaticana mantuvo un encuentro con el Patriarca y con la Comisión Sinodal, encargada de las relaciones con la Iglesia Católica.

FELIZ FIN DE SEMANA




jueves, 28 de noviembre de 2019

6 RECOMENDACIONES DE LA IGLESIA PARA VIVIR EL ADVIENTO


6 recomendaciones de la Iglesia para vivir el Adviento
POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa





El Adviento es un tiempo de preparación para recibir la Navidad, donde celebramos el nacimiento de Jesucristo; y para vivirlo correctamente, es que el Vaticano ha elaborado una serie de recomendaciones.

Las recomendaciones que presentamos a continuación figuran en el Capítulo IV del Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, elaborado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede y publicado en el año 2002.

1.- Meditar sobre la fe y humildad de María

El Vaticano recordó que durante el Adviento “la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María”, especialmente en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre.

Por ello invita a reflexionar sobre “la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios”. La Santa Sede recomendó rezar la Novena a la Inmaculada Concepción. Esta inicia el 29 de noviembre y puede encontrarla  AQUÍ.


2.- No caer en el consumismo 
          
La Santa Sede advirtió que en la actualidad los valores del Adviento se ven “amenazados por la costumbre de convertir la preparación a la Navidad en una ‘operación comercial’, llena de propuestas vacías, procedentes de una sociedad consumista”.

Por ello, recomendaron orar y meditar para no olvidar el sentido del Adviento y celebrar el nacimiento de Jesús “en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados”.

3.- Que toda la familia arme el pesebre de Belén

La Santa Sede recomendó que toda la familia participe en el armado del pesebre porque es una oportunidad para que “entren en contacto con el misterio de la Navidad”.

Invitaron a que “se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús”.

4.- Rezar la Novena de Navidad

El Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia indica que la Novena de Navidad es un ejercicio de piedad valioso que ayuda a preparar el corazón en los días previos a la celebración del nacimiento del Niño Jesús.

Destacaron que es una práctica antigua que “nació para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenían fácil acceso”.


La Novena de Navidad inicia el 16 de diciembre y termina el 24 de diciembre. Puede encontrarla AQUÍ.

5.- Profundizar en las lecturas bíblicas que invitan a la conversión

La Santa Sede recomendó profundizar en los pasajes bíblicos que se leerán durante el Adviento porque invitan a la conversión “mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista”.

Recordaron que “Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la venida del Mesías” y que “está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador”.

6.- Participar en el rezo de la Corona de Adviento y las Posadas

El Vaticano indicó que el rezo de la corona y el encendido de sus cuatro velas se ha “convertido en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos”.

Destacaron que en el encendido de cada vela, correspondiente a los cuatro domingos de Adviento, se recuerdan “las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo”.  

También invitaron a participar en la celebración de las “Posadas”, una “tradición española y latinoamericana” que representa “el camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesús”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 29 DE NOVIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Viernes de la 34ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 29 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,2-14):

Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; mientras yo miraba, le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia.»
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera, terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba, y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos y una boca que profería insolencias. Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Palabra de Dios


Salmo
Dn 3,75.76.77.78.79.80.81

R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos

Montes y cumbres,
bendecid al Señor. R/.

Cuanto germina en la tierra,
bendiga al Señor. R/.

Manantiales,
bendecid al Señor. R/.

Mares y ríos,
bendecid al Señor. R/.

Cetáceos y peces,
bendecid al Señor. R/.

Aves del cielo,
bendecid al Señor. R/.

Fieras y ganados,
bendecid al Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,29-33):

En aquel tiempo, expuso Jesús una parábola a sus discípulos: «Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca. Pues, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.»

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy viernes, 29 de noviembre de 2019
Severiano Blanco, cmf


Queridos hermanos:

Nos encontramos un día más con el lenguaje simbólico de la apocalíptica, tanto en el libro de Daniel como en el tercer evangelio.

Dirijamos en primer lugar una mirada rápida a la visión simbólica de las cuatro fieras. Líneas después de lo que hoy leemos, el mismo libro de Daniel nos desvela el símbolo; se trata de cuatro imperios, para nosotros bien conocidos: el babilónico, el persa, el de Alejandro Magno y el siro-seleúcida. Los cuatro han sido opresores de Israel, pero el último, del momento en que se escribe el libro, es el más cruel; en él se han dado cambios de dinastía, lo que se designan mediante la imagen de los cuernos que son arrancados, que brotan de nuevo etc.

Lo verdaderamente importante, aquello en lo que el autor pone el acento, es el final de la visión: uno como “Hijo de Hombre”, muy cercano al Altísimo, priva a las fieras de todo su poder y a él se le da el imperio, el honor y el reino. Nuevamente nos encontramos con la finalidad consoladora del lenguaje apocalíptico: la última palabra la tiene el bien; el plan de Dios termina siendo realidad, a pesar de las zancadillas que la maldad humana le haya puesto. El cristiano no puede leer aquí otra cosa que el triunfo de Jesús, el “Hijo del Hombre”, su resurrección y su exaltación a la gloria del Padre, gloria que, finalmente, compartirá con “los santos del altísimo” (Dn 7,18), es decir, con sus fieles, con todos los creyentes.

El texto del evangelio es igualmente una llamada a vivir esperanzados, aun en medio de calamidades. El autor sabe que “todas esas cosas” (en su pensamiento, la guerra judía con la destrucción de Jerusalén y su templo) han sucedido, las han sufrido muchos de la generación de Jesús; porque la palabra de Jesús se cumple. Pero no todo es destrucción; pesan más los signos de salvación. En esto el pensamiento del evangelista y el de Jesús coinciden: estamos invitados a percibir en torno a nosotros mil pequeños detalles que nos muestran la acción creadora y salvadora de Dios ya en el presente: “levantad los ojos y mirad los campos ya dorados para la siega” (Jn 4,35).

Jesús interpretaba sus exorcismos y curaciones como signos de que “el Reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lc 11,20). Y Lucas sabe que en su iglesia hay creyentes desprendidos, como Zaqueo, compasivos, como el buen samaritano, generosos, como la viejecita que echó todo en el cepillo de los pobres… Todo ello son signos del mundo nuevo. Con razón pudo transmitirnos el dicho de Jesús, seguramente actualizado, de que “el Reino de Dios no viene con aparatosidad… pues está en medio de vosotros” (Lc 17,21). Jesús invitaba a ver en lo pequeño la presencia anticipada de lo más grande: en la semilla, en una pizca de levadura… Ojalá sus palabras sigan vivas en nosotros, “no pasen”, y seamos como Él portadores de esperanza, heraldos de buenas noticias, creadores de ganas de vivir.

Vuestro hermano en la fe
Severiano Blanco cmf

IMÁGENES DE ADVIENTO


















domingo, 24 de noviembre de 2019

EL MUNDO HA DE SABER QUE CRISTO ES REY


El mundo ha de saber que Cristo es el Rey
Hoy festejamos a Cristo Rey


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net




Último Domingo de Calendario Litúrgico, dedicado a celebrar la festividad de Jesucristo Rey.

Instituida por la Iglesia precisamente en los tiempos de la democracia, para demostrar que la soberanía de Jesucristo no tiene condicionamientos humanos, ni es Jesucristo un Jefe elegido por votación popular, ni va a ser un día echado de su trono o suplantado por otro rival que le venga a privar de sus derechos.

Empezamos por escuchar al mismo Jesús, que reivindica su condición real ante una autoridad civil, la cual le puede hacer pagar caro su atrevimiento de proclamarse Rey.

Condenado ya como blasfemo por la Asamblea del pueblo judío, Jesús es llevado al tribunal de Roma, que no se va a meter en cuestiones religiosas sino en asuntos civiles.

Y empieza Pilato por la pregunta clave:
- ¿Tú eres el rey de los judíos?
Jesús sabe muy bien que esto no lo puede decir Pilato por cuenta suya, sino por otros que se los han ido a contar para prevenirlo en contra del acusado. Así que Jesús le pregunta a su vez:
- ¿Lo dices esto por ti mismo, o porque otros te lo han dicho de mí?
Pilato se molesta un poco, aunque le muestra a Jesús respeto y temor:
- ¿Acaso yo soy judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
Jesús le contesta, porque la pregunta es sincera, y, además, se la hace la autoridad:
- Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuese de este mundo, mis vasallos hubiesen luchado por mí, para no ser entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí abajo.
Hay mucha dignidad en estas palabras de Jesús, de modo que Pilato, pagano y que nada sabe de la religión judía, sospecha algo misterioso. Por eso vuelve a la primera pregunta, haciéndosela más concreta:
- Entonces, ¿tú eres rey?
Jesús sigue el diálogo con Pilato en un plano de mucha seriedad y sinceridad:
- Sí; yo soy rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Quien es de la verdad, escucha mi palabra.
Pilato no entiende. Pero se da cuenta de que tiene delante de sí a una persona muy especial. De ahí sus esfuerzos por salvarlo de las iras y del griterío que le viene de la calle, azuzada como está la gente por los jefes del pueblo. Su pecado, como le insinuará después el mismo Jesús, es estar haciendo caso a los enemigos personales de este reo en vez de atender los gritos de su conciencia. Jesús le deja como palabra última a Pilato esta confesión:
- Yo soy rey. Aunque mi reino no es de este mundo.
Y Pilato, que quede tranquilo... Jesús no causará ningún problema a los romanos, desde el momento que le asegura que su reino no es político sino espiritual, no de este mundo sino del otro...

Juan escribe su Evangelio para los cristianos, y más que narrar con taquigrafía el dialogo de Jesús con Pilato, quiere hacer ver que aquella calumnia lanzada contra Jesús --de que había sido condenado por revoltoso contra Roma--, carecía de todo fundamento.

La Iglesia de nuestros días ha reflexionado mucho sobre este hecho de la realeza de Jesucristo. Y ha mantenido y mantiene una fiesta que para muchos es inoportuna.

El mundo -que se aleja de Dios con un laicismo y una secularización tan peligrosos, ha de saber que por encima de los acontecimientos humanos y sobre los gustos de la sociedad hay un Rey que reivindica los derechos de Dios.

Ese mundo debe rendirse a Dios, y Jesucristo se proclama Rey para ser el primer testigo de la verdad.

A su Iglesia la constituye signo visible de esta autoridad que Él mantiene sobre el Reino de Dios en el mundo, y le encarga transformar las estructuras sociales de un modo conforme con el querer de Dios.

Jesucristo es Rey, y por eso hace de nosotros los cristianos un pueblo real, libre de toda esclavitud.

En particular nosotros los seglares --instruidos por el Concilio--, sabemos que participamos de la realeza de Jesucristo; somos reconocidos como encargados de promocionar a la persona humana; y se nos encarga meter el Evangelio en la sociedad como el fermento en la masa, llenando del espíritu de Jesucristo todas las realidades sociales, ya que estamos metidos dentro de todas las vicisitudes del pueblo.

Esta nuestra vocación dentro del Pueblo de Dios es un testimonio de la realeza de Cristo.

Porque, si Jesucristo no fuera Rey y no tuviera el dominio y la soberanía sobre todos los hombres y sobre todas las cosas, ¿con qué derecho y autoridad, o con qué título legítimo, nos presentaríamos nosotros ante los demás para hacerles cambiar de opinión, para mudar sus estructuras y modos de ser, para transformar el mundo conforme a nuestro parecer y nuestros gustos?... Aunque este parecer y estos gustos no son nuestros --afortunadamente--, sino del mismo Jesucristo y de su Iglesia.
¡Jesucristo es Rey!

Lo proclamamos nosotros a los cuatro vientos con humildad gozosa.
Lo proclamaron con valentía ante las balas muchos mártires modernos.

Y esta fe que profesan nuestros labios, la queremos proclamar, sobre todo, con la fidelidad diaria a nuestros deberes cristianos.
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