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martes, 31 de diciembre de 2019
LECTURAS BÍBLICAS DEL MIÉRCOLES 1 DE ENERO DE 2020, SANTA MARÍA MADRE DE DIOS
Lecturas de Santa María Madre de Dios
Miércoles, 1 de enero de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Números (6,22-27):
EL Señor habló a Moisés:
«Di a Aarón y a sus hijos, esta es la fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu rostro
y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 66
R/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
V/. Que Dios tenga piedad nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.
V/. Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (4,4-7):
Hermanos:
Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción filial.
Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡“Abba”, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,16-21):
EN aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del miércoles, 1 de enero de 2020
Luis Manuel Suarez, cmf
Queridos amigos:
Para entender bien algunas cosas, hay que remontarse a los orígenes. Por ejemplo, para comprender cómo se comporta una persona, es muy útil conocer qué es lo que más recibió de pequeña –abrazos, caprichos o golpes-, o para entender lo que hace un grupo en el presente, es bueno saber de dónde viene, en qué contexto surgió, quién estuvo en sus comienzos. El origen condiciona el presente, siendo la base desde donde se desarrolla la libertad.
Hoy el Evangelio nos remonta a los orígenes: “En el Principio…”. Y si damos crédito a esta palabra, lo que hubo en el principio nos podrá aclarar algo sobre el presente.
Y ¿qué hubo “en el Principio”?
“En el Principio” había Silencio. Porque para que resuene algo, tiene que haber silencio. El silencio de un universo aún sin proyecto, sin comienzo. El gran silencio donde se sueñan los grandes sueños… para que un día puedan llegar a ser realidad. El silencio del amor con el que se miran los enamorados, con esa mirada cómplice donde no hacen falta las palabras. El Silencio del Amor del Dios trinitario.
“En el Principio” había Palabra. La palabra, el contenido, que irrumpe y crea la realidad. Crea, organiza, recrea… La Palabra que deshace el caos y que ordena la vida. La Palabra que expresa lo que Dios soñó, que no es otra cosa que la imagen acabada de su ser en relación: el Hijo.
“En el Principio” había Vida. La Vida en abundancia es el proyecto de Dios para el mundo. Personificada en su Hijo, esa Vida está llamada a desarrollarse, en todas sus dimensiones, entre nosotros. Y para ello, Dios ha venido a nosotros y nos ha hecho co-creadores de vida.
“En el Principio” había Luz. Luz que alumbra, que ilumina, que da seguridad, que orienta, que quita las cegueras… Luz para vivir…
Si “en el Principio” hubo Silencio, Palabra, Vida y Luz, es porque estamos llamados al silencio, a la palabra, a la vida y a la luz. No te conformes con menos. No vivas del ruido, de la incomunicación, de la muerte ni de las tinieblas. Ni dejes que otros lo hagan. Díselo de manera que lo entiendan. Como Juan Bautista en su tiempo: “no era la luz, sino testigo de la luz”. También a ti se te ha dado ser, a tu medida y en tu contexto, “testigo de la luz”. ¡Qué grande! Que en el año que comienza mañana puedas avanzar en este camino personal y misionero.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF ( luismanuel@claretianos.es)
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 31 DE DICIEMBRE DE 2019
Lecturas de hoy 31 de Diciembre. Octava de Navidad
Hoy, martes, 31 de diciembre de 2019
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,18-21):
Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 95,1-2.11-12.13-14
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R/.
Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campo y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R/.
Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra: r
egirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R/.
Evangelio de hoy
Comienzo del santo evangelio según san Juan (1,1-18):
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."»
Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy martes,
31 de diciembre de 2019
Luis Manuel Suarez, cmf
Queridos amigos:
Para entender bien algunas cosas, hay que remontarse a los orígenes. Por ejemplo, para comprender cómo se comporta una persona, es muy útil conocer qué es lo que más recibió de pequeña –abrazos, caprichos o golpes-, o para entender lo que hace un grupo en el presente, es bueno saber de dónde viene, en qué contexto surgió, quién estuvo en sus comienzos. El origen condiciona el presente, siendo la base desde donde se desarrolla la libertad.
Hoy el Evangelio nos remonta a los orígenes: “En el Principio…”. Y si damos crédito a esta palabra, lo que hubo en el principio nos podrá aclarar algo sobre el presente.
Y ¿qué hubo “en el Principio”?
“En el Principio” había Silencio. Porque para que resuene algo, tiene que haber silencio. El silencio de un universo aún sin proyecto, sin comienzo. El gran silencio donde se sueñan los grandes sueños… para que un día puedan llegar a ser realidad. El silencio del amor con el que se miran los enamorados, con esa mirada cómplice donde no hacen falta las palabras. El Silencio del Amor del Dios trinitario.
“En el Principio” había Palabra. La palabra, el contenido, que irrumpe y crea la realidad. Crea, organiza, recrea… La Palabra que deshace el caos y que ordena la vida. La Palabra que expresa lo que Dios soñó, que no es otra cosa que la imagen acabada de su ser en relación: el Hijo.
“En el Principio” había Vida. La Vida en abundancia es el proyecto de Dios para el mundo. Personificada en su Hijo, esa Vida está llamada a desarrollarse, en todas sus dimensiones, entre nosotros. Y para ello, Dios ha venido a nosotros y nos ha hecho co-creadores de vida.
“En el Principio” había Luz. Luz que alumbra, que ilumina, que da seguridad, que orienta, que quita las cegueras… Luz para vivir…
Si “en el Principio” hubo Silencio, Palabra, Vida y Luz, es porque estamos llamados al silencio, a la palabra, a la vida y a la luz. No te conformes con menos. No vivas del ruido, de la incomunicación, de la muerte ni de las tinieblas. Ni dejes que otros lo hagan. Díselo de manera que lo entiendan. Como Juan Bautista en su tiempo: “no era la luz, sino testigo de la luz”. También a ti se te ha dado ser, a tu medida y en tu contexto, “testigo de la luz”. ¡Qué grande! Que en el año que comienza mañana puedas avanzar en este camino personal y misionero.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF ( luismanuel@claretianos.es)
¿QUÉ DESEO EN UN AÑO NUEVO?
¿Qué deseo en un año nuevo?
Este año será distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que te encontrarás este año.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
La pregunta me deja un poco inquieto. Porque sé que el "año nuevo" es simplemente una hoja de calendario, un cambio en los números, una simple tradición humana. Porque el tiempo escapa a nuestro control, y fluye sin cesar.
Pero casi todos, al llegar el año nuevo, damos una mirada al año que termina y soñamos en el año que comienza.
Lo pasado queda allí: fijo, inmodificable, casi pétreo. Con sus momentos buenos y sus fracasos, con sus sueños realizados y con los sueños que se evaporaron en el vacío, con las ayudas que me ofrecieron y con las ayudas que pude ofrecer a otros, con mis omisiones y mis cobardías.
Lo futuro inicia, como inició ayer, como inició hace un mes, como iniciará mañana.
Cada instante se presenta como una oportunidad que en parte depende de mi prudencia y de mis decisiones. En otra buena parte, depende de las decisiones de otros. En los dos casos, y aunque no siempre nos demos cuenta, depende de Dios.
De nuevo, ¿qué deseo en un año nuevo? Desearía la paz en Tierra Santa. Para que nadie privase a nadie de su tierra, de su casa, de su familia. Para que las religiones fueran vividas como lo que son: un camino para unir a los hombres bajo la luz de Dios. Para que la tierra donde vivió, murió y resucitó Cristo testimoniase con un estilo de vida nuevo la gran belleza del Evangelio.
Luego, desearía la paz en tantos lugares del planeta. Especialmente en África, donde todavía unos poderosos venden armas para la muerte pero no ofrecen comida para los hambrientos.
Querría, además, que desapareciese el aborto en todos los países del mundo. Lo cual no es ningún sueño imposible: basta con aprender a vivir responsablemente la vocación al amor para que ningún hijo sea visto como un “enemigo” o un obstáculo en el camino de la propia vida. Porque lo mejor que podemos hacer es vivir para los demás. Porque cada niño pide un poquito de amor y de respeto. Porque cada madre que ha empezado a serlo merece ayuda y apoyo, para que no le falten las cosas que más necesite durante los meses de embarazo y los primeros años de su hijo.
En este nuevo año me gustaría dialogar con quien piensa de modo distinto en un clima de respeto, sin insultos, sin desprecios, sin zancadillas. Porque si él y si yo somos humanos, porque si él y si yo queremos encontrar la verdad, podemos ayudarnos precisamente con una palabra nacida desde los corazones que saben escucharse y, más a fondo, que saben amarse...
El año que inicia querría tener más energías, más entusiasmo, más convicción, para enseñar a los otros lo que para mí es el tesoro verdadero: mi fe católica. Enseñarla, sobre todo, con mi vida. Querría ser, en ese sentido, más coherente, más bueno, más abierto, más disponible, más cercano. Especialmente cuando me encuentre con un pobre, con un enfermo, con una persona triste o desesperada, con quien llora porque sabe lo que muchos no se atreven a reconocer: que ha pecado. Porque sólo cuando me pongo ante mis faltas con honestidad clara y completa, descubro mi miseria y comprendo la de los otros. Y porque cuando reconozco mi miseria y la ajena puedo entender que necesitamos al único que puede limpiarnos con su palabra llena de perdón y de esperanza: Dios.
¿Qué deseo en un año nuevo? Quizá deseo demasiado. Quizá he soñado despierto. Quizá me he dejado llevar por una emoción inconsistente. Mientras, el reloj sigue su marcha, y, sin saberlo, me dice: este año será un poco distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que encontrarás en los mil cruces de camino de este año que está iniciando...
ORACIÓN PARA DESPEDIR EL AÑO QUE TERMINA Y RECIBIR EL AÑO NUEVO 2020
Oración para despedir el año que termina y recibir el Año Nuevo
Redacción ACI Prensa
Oración para despedir el año que termina y recibir el Año Nuevo
Se acerca el fin del 2019 y el mundo entero se prepara para recibir el nuevo año con fiestas y fuegos artificiales, pero muchos olvidan de celebrarlo con Dios, dueño de la vida y el tiempo. Por ello te compartimos esta oración para rezarla junto con tu familia, comunidad o amigos antes de la medianoche del 31 de diciembre.
Se recomienda estar alrededor del nacimiento o pesebre. Juntos comienzan diciendo: “En el nombre del Padre…”
Luego se hace la siguiente oración:
Lector 1: “Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año queremos darte gracias por todo aquello que recibimos de ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrecemos cuanto hicimos en este año, el trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos y lo que con ellas pudimos construir.
Lector 2: Te presentamos a las personas que a lo largo de estos meses quisimos, las amistades nuevas y los antiguos que conocimos, los más cercanos a nosotros y los que estén más lejos, los que nos dieron su mano y aquellos a los que pudimos ayudar, con los que compartimos la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy queremos pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Todos: Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración que poco a poco se fue aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos los olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”
Para terminar, los participantes se agarran de las manos y rezan un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Luego, entre todos, se dan un abrazo diciendo: “La paz sea contigo. ¡Feliz año Nuevo!”
ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO 2020, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque, y en ella a los herederos de su vocación y de su espíritu, los Hijos de los Sagrados Corazones:
“No encontrarás, hija mía, un padre que, lleno de amor por su hijo único, le haya dado las pruebas de cariño que Yo te he dado a ti del mío…Tú serás un dichoso compuesto de mi amor y de mis misericordias, pues te he elegido como un paraíso de descanso en la tierra…!Oh, no imaginas cuánto gozo en sentirme Señor de tu alma y Soberano de tu corazón. El mío divino, al apoderarse del tuyo, te dará una paz que nadie podrá arrebatarte.”
Ofrecimiento del alma al Divino Corazón de Jesús.
¡Oh Corazón Sagrado¡, yo me entrego a Ti y te consagro mi entendimiento, memoria y voluntad, deseando que todo cuanto haga y padezca sea por tu gloria; que todo cuanto vea y oiga me lleve a amarte; que todas mis palabras sean otros tantos actos de adoración y de alabanza; te suplico, Corazón adorable, me concedas que en todas las aspiraciones te llame a Ti y te atraiga a mi conciencia enferma, y que en cada respiración te ofrezca como divina ofrenda al Eterno Padre, para darle gracias por todo lo que debo a su largueza.
¡Oh Corazón lleno de bondad, a quien pertenezco, de quien dependo y por quien vivo¡ Abrásame, poséeme, transfórmame en Ti; haz que todos mis movimientos y esfuerzos sean para estrecharte más y más contigo, y protesto que prefiero sufrir mil muerte antes que separarme de Ti o herirte con la menor infidelidad.
(Santa Margarita María de Alacoque)
PRIMERA PROMESA:
“A los amantes de mi Sagrado Corazón les daré abundantes gracias, propias de su estado”.
En homenaje de gratitud por esta promesa, y para pedir su realización en nosotros, recitamos las letanías al Sagrado Corazón de Jesús.
LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
(A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”)
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.
Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.
Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.
Una Palabra de Santa Margarita María de Alacoque a sus asociados: Entrad en el Corazón Divino de Jesús como en un horno de caridad, para purificarte ahí de todas las manchas, y para morir, en ese altar, a vuestra vida imperfecta y de pecado... Su gracia te hará revivir y su amor te transformará en Jesús, pero acercate íntimamente a su Corazón.
ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN
Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.
Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.
Haz también de mi corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén
Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)
Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.
San José, Ruega por nosotros.
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
¿CÓMO CELEBRAR CATÓLICAMENTE EL AÑO NUEVO?
¿Cómo celebrar católicamente el Año Nuevo? Esto aconseja sacerdote
Redacción ACI Prensa
¿Cómo podemos celebrar los católicos el Año Nuevo sin caer en supersticiones? El P. Mario Arroyo, doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz y catedrático de la Universidad Panamericana en Ciudad de México, da algunos consejos.
A través de su canal de YouTube Teología para Millenials, el P. Arroyo animó a los católicos a no caer en supersticiones y rituales, pues “no es cristiano” actuar así. En vez de eso, dijo, debemos “poner el año que comienza bajo la protección de Dios Nuestro Señor, bajo el amparo de Nuestra Madre, Santa María”.
“Y también hacer un examen de conciencia del año que termina para darle gracias a Dios por tantas cosas buenas, para pedirle perdón a Dios también por las cosas que no hayamos sabido hacer bien o que podríamos haber hecho mejor y para poderle también dar gracias el año entrante, y pedirle ayuda de forma que el año entrante lo vivamos mejor de lo que hemos vivido este”, dijo.
El sacerdote mexicano destacó que frente a las supersticiones por año nuevo, “lo cristiano es la confianza en la providencia de Dios, es decir saber que nuestra vida está en las manos de Dios, que son las mejores manos, que lo que viene de las manos de Dios es lo mejor para nosotros aunque a veces no lo entendamos”.
“Cuando uno se sabe hijo de Dios, confía, descansa en esa voluntad de Dios y si alguna vez le cuesta trabajo le pide ayuda a Dios para poderla sacar adelante, para reafirmar con esa oración que cree que lo que Dios nos ha destinado es lo mejor”, indicó.
“Hasta que en algún momento, a todos nos sucederá, lo mejor para nosotros será que Dios nos llame a su presencia. También al final del año es un buen momento para recordar a aquellos que ya no están con nosotros y pedir por ellos”, añadió.
Al finalizar su mensaje, el P. Mario Arroyo expresó su deseo de que “el nuevo año que comienza, 2020, esté lleno de bendiciones para todos y cada uno”.
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