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sábado, 18 de abril de 2020
LECTURAS DE HOY SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA,18 DE ABRIL DE 2020
Lecturas de hoy Sábado de la Octava de Pascua
Hoy, sábado, 18 de abril de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,13-21):
EN aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».
Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.
Palabra de Dios
Salmo
Salmo responsorial Sal 117,1.14-15.16-18.19-21
R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos R/.
«La diestra del Señor es poderosa.
La diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R/.
Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.
Secuencia
(Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,9-15):
JESÚS, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 18 de abril de 2020
Bonifacio Fernández, cmf
Querido Padre Dios resucitador
Sabes muy bien, querido Dios, que nos cuesta mucho encender los ojos de la fe para verbalizar y dar sentido al gran acontecimiento que has realizado en tu Hijo del alma. Buscamos analogía, buscamos metáforas y comparaciones. Pero somos consciente de que la novedad del Resucitado no cabe en nuestra gramática humana. Pero, admítelo, Padre, tus portavoces nos lo ponen difícil y complicado; nos hablan en el lenguaje de su tiempo y de su cultura. Tenemos que reinterpretarlo. A través de ellos, hablas de la resurrección como exaltación: el Hijo humillado en la cruz es ahora exaltado a tu derecha. También te refieres a ella como glorificación de tu Hijo: el rechazado y profanado es ahora el glorificado. El muerto y sepultado es ahora el Viviente, la Vida; el descendido a las entrañas de lo humano es ahora ascendido a los cielos. El crucificado como un esclavo es ahora el Kyrios.
Nos dices también que la resurrección de tu Mesías no es como la de Lázaro. No es la vuelta a esta vida mortal y temporal. No es despertar del sueño. No es despertar después de estar anestesiado. No es revivificación del cadáver. Es la llegada a tu abrazo eterno con su misma humanidad de Hijo.
Pero especialmente en tu carta nos recuerdas que el Resucitado no nos deja solos ni abandonados. Que viene al encuentro de los suyos, les da su Espíritu. Y les confía la prosecución de su misión. Para que no lo envidemos, nos recuerdas una lista de las apariciones del Resucitado a distintas personas: María magdalena, los dos de Emaús, los Once discípulos, que se convierten en testigos. Al mismo tiempo no haces un reproche: la incredulidad. Y es que es tan desbordante, deslumbrante e inaudita la noticia, que necesitamos tiempo para que nuestros ojos se habitúen a esa luz. Y nuestro corazón pueda sentir esa gran esperanza.
Gracias, Padre, por la maravilla de la resurrección de tu Hijo. Él es nuestra esperanza.
Con afecto entrañable
Tu hijo
EL PAPA FRANCISCO REZA POR LOS QUE TRABAJAN CON PERSONAS CON DISCAPACIDAD DURANTE EL CORONAVIRUS
El Papa reza por los que trabajan con personas con discapacidad durante el coronavirus
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco ofreció la Misa celebrada este sábado 18 de abril por las personas que están al servicio de los discapacitados, muchos de ellos que han contraído la COVID 19, durante la pandemia de coronavirus.
El Santo Padre explicó, antes de dar comienzo la celebración eucarística que “ayer recibí una carta de una religiosa que trabaja como traductora en la lengua de signos para sordomudos, y me contaba el trabajo tan difícil que tienen los trabajadores sanitarios, los enfermeros, los médicos, con los enfermos con discapacidad que han contraído la COVID 19”.
“Recemos por aquellos que siempre están al servicio de estas personas con diferentes habilidades, pero que no tienen las habilidades que tenemos nosotros”, pidió el Papa Francisco.
viernes, 17 de abril de 2020
VENERA LAS RELIQUIAS DEL PADRE PÍO Y REZA EL ROSARIO EN ESTE SITIO WEB
Venera las reliquias del Padre Pío y reza el Rosario en este sitio web
Redacción ACI Prensa
Crédito: Saint Pio Foundation
La Saint Pio Foundation (Fundación de San Pío) ofrece la “extraordinaria oportunidad” a fieles y devotos de rezar el Rosario virtualmente y venerar las reliquias del Padre Pío a través de su sitio web para “unir los corazones en oración durante esta pandemia” del COVID-19.
“En un momento de ansiedad e incertidumbre en todo el mundo, nada importa más que la oración: ‘Orar es la mejor arma que tenemos’, dijo una vez el Padre Pío. ‘Esta es la llave al corazón de Dios’”, señaló la Fundación de San Pío en su sitio web donde publicó cuatro videos que muestran las reliquias del santo y cada uno representa un misterio del rosario que es anunciado en inglés.
Las reliquias del Padre Pío de Pietrelcina que se muestran en los videos son cinco: las costras de sus llagas, una parte de su manto, la gasa con manchas de su sangre, el pañuelo empapado con su sudor y un mechón de cabello. Los videos fueron “grabados en cooperación con el Centro Cultural Italiano Westchester, ubicado en Tuckahoe, Nueva York”, señaló la Fundación.
Esta es una “iniciativa sin precedentes” que estará disponible hasta el 1 de mayo en el sitio web de la Fundación de San Pío, que “espera aliente a la devoción y la esperanza durante este tiempo de caos”, así como “unir al mundo en un momento en que muchos se sienten lejos o distanciados”, añadió.
El Santo Padre Pío de Pietrelcina murió hace 52 años y fue canonizado por el Papa San Juan Pablo II en 2002. Es reconocido mundialmente “por su devoción religiosa y sus estigmas o llagas similares a las que Jesús recibió en la cruz”, razón por la que se le conoce como “El Santo de los Estigmas” y actualmente tiene millones de seguidores, señaló la Fundación.
“San Pío es verdaderamente un santo de nuestro tiempo”, señaló la Fundación y explicó que estuvo enfermo “durante toda su vida con fiebre tifoidea y una enfermedad estomacal e intestinal incurable”, atravesó “el dolor y la humillación asociados a sus estigmas”, y afrontó “el horror de la gripe española que mató a 50 millones de personas, entre los que estaban miembros de su propia familia”.
“Muchas iglesias ahora están cerradas. Las misas y los sacramentos no están disponibles para muchos; sin embargo, a través de esta iniciativa, la Fundación de San Pío quiere ofrecer al mundo una alternativa nueva e importante para orar con San Pío como nuestra guía”, concluyó la Fundación.
En una reciente gira de las reliquias del santo en los Estados Unidos, México y Canadá, patrocinada por la Fundación San Pío, participaron más de medio millón de fieles.
EL PAPA FRANCISCO REZA POR LAS EMBARAZADAS PREOCUPADAS POR SUS HIJOS ANTE EL CORONAVIRUS
El Papa reza por las embarazadas preocupadas por sus hijos ante el coronavirus
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco ofreció la Misa celebrada en Casa Santa Marta este viernes 17 de abril por las mujeres embarazadas preocupadas por el futuro de sus hijos debido a la crisis mundial provocada por la pandemia de coronavirus.
“Querría que hoy rezásemos por las mujeres que están en espera, las mujeres embarazadas que van a ser madres y que están inquietas, que se preocupan. Se preguntan: ¿En qué mundo vivirá mi hijo?”, dijo el Pontífice antes de comenzar la celebración eucarística.
Por ello, pidió rezar “por ellas, para que el Señor les de la valentía de llevar adelante estos hijos con la fe de que será verdaderamente un mundo diferente, pero siempre será un mundo que el Señor amará mucho”.
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA 17 DE ABRIL DE 2020
Lecturas de hoy Viernes de la Octava de Pascua
Hoy, viernes, 17 de abril de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,1-12):
EN aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban al pueblo, después de que el paralítico fuese sanado, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos, indignados de que enseñaran al pueblo y anunciaran en Jesús la resurrección de los muertos. Los apresaron y los metieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Muchos de los que habían oído el discurso creyeron; eran unos cinco mil hombres.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, junto con el sumo sacerdote Más, y con Caifás y Alejandro, y los demás que eran familia de sumos sacerdotes, Hicieron comparecer en medio de ellos a Pedro y a Juan y se pusieron a interrogarlos:
«¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?».
Entonces Pedro, lleno de Espíritu Santo, les dijo:
«Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular”; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 117,1-2.4.22-24.25-27a
R/. La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.
Secuencia
(Opcional)
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-14):
EN aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque rio distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 17 de abril de 2020
Bonifacio Fernández, cmf
Querido Dios Padre resucitador
Me encanta lo que me escribes acerca de tu Hijo Jesús. Sabes que lo admiro. Me entusiasman sus palabras y sus vidas. Quiero sentir como él sintió; me encanta experimentar la vida como el la experimentó y vivir desde su corazón filial. Me fascina eso de amar como Él amó.
Hoy de nuevo tratas de hacerme tomar conciencia de la nueva forma de presencia de Cristo, tu Hijo del alma, en nuestra vida e historia humanas. De nuevo nos recuerdas que su resurrección no es ausencia, que tenemos que entrenarnos para nueva forma de presencia. Me cuentas que tu Hijo una vez más se hizo encontradizo con sus discípulos, que tomó la iniciativa Él mismo. Y se apareció junto al lago de Tiberíades, a Pedro y a los otros discípulos.
Ellos se encuentran faenando en el lago. Aparece Él en la orilla. Lo ven y no lo reconocen; “no sabían que era Él”. Para darse a conocer Jesús resucitado les recordó y les puso delante de los ojos, dos signos que había hecho en su etapa terrena: la comida y la pesca milagrosa. Y fue entonces cuando el amor del discípulo amado encendió sus ojos y dijo: “Es el Señor”.
Todos estaban persuadidos de que era Él y no se atrevían a preguntarle. El Jesús viviente rememora el gesto señero de su entrega. “Toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado”. De esta forma dejó claro cuáles son los signos en los que nos sale al encuentro y se da a conocer y reconocer. La resurrección es una luz que ilumina hacia adelante y hacia atrás. Hacia atrás pone de manifiesto nuevos significados en los gestos históricos de Jesús. Quedan transidos de nuevo significado. Son ahora los signos del encuentro y de la relación con él.
En tu carta menciones al discípulo amado. Fue el que descubrió primero y confesó: Es el Señor. Debo entender que donde hablas del discípulo amado sin darle nombre, quieres que cada uno pongamos el nuestro. Quieres que yo ponga el mío: También yo soy discípulo amado. Y tengo la dicha de haber recibido el don de la fe.
Hoy quiero darle especialmente las gracias por este regalo.
Con afecto y gratitud
Tu hijo
jueves, 16 de abril de 2020
HOY CELEBRAMOS A SANTA BERNARDETTE SOUBIRUS, 16 DE ABRIL
Hoy celebramos a Santa Bernardette Soubirus, la vidente de la Virgen de Lourdes
Redacción ACI Prensa
“Sí, Madre querida, tú te has abajado hasta la tierra para aparecerte a una débil niña… Tú, reina del cielo y la tierra, has querido servirte de lo que había de más humilde según el mundo", dijo en una ocasión Santa Bernardette Soubirus, la vidente de la Virgen de Lourdes y cuya fiesta se celebra cada 16 de abril.
Santa Bernardette nació el 7 de enero de 1844 en Lourdes (Francia). Al bautizarla le pusieron como nombre Marie-Bernard, pero solían llamarla por el diminutivo de “Bernardette”. Su familia padeció la más absoluta pobreza.
Bernardette quedó a cargo de su nodriza quien la envió al pastoreo de ovejas, pero esto le dificultaba prepararse para recibir la Primera Comunión. Era la única niña de casi 14 años que no había recibido la Eucaristía. Como era muy buena pastora la obligaban a cuidar más tiempo las ovejas.
Más adelante pidió a sus padres retornar a casa porque quería recibir la Primera Comunión y sus padres aceptaron. Con este deseo es que se le aparece la Virgen de Lourdes, que se llamó a sí misma "la Inmaculada Concepción".
Después de las apariciones, la humilde joven se mantuvo sencilla y modesta, sin buscar el bullicio ni la popularidad. Hizo su Primera Comunión el 3 de junio de 1858, día del Corpus Christi de ese año.
Recibió incomprensiones, burlas y casi siempre estaba enferma. Sufría de vómitos de sangre, asma crónica, tuberculosis, aneurisma, gastralgia, caries en los huesos, abscesos en los oídos y tumor de una rodilla.
La Virgen le había dicho a Santa Bernardette: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”.
En 1860 las Hermanas de la Caridad de Nevers, que servían en la escuela y el hospital, le ofrecieron asilo titular. Allí le asignaron una hermana para que le enseñe a leer y escribir. Al crecer, Bernardette también pasó por momentos de vanidad, buscando estar arreglada para lucir bien, pero esas cosas pasaron rápido en ella y no dañaron su sencillez de corazón.
Más adelante decidió abrazar la vida religiosa y pidió ser aceptada a la Madre Superiora del Hospicio. A los 22 años va por última vez a la amada gruta para despedirse, antes de ingresar al noviciado.
Su salud decayó gravemente y la madre Superiora quiso darle el consuelo de que pronuncie los votos. Durante la ceremonia, ella hizo gestos de consentimiento ya que no podía hablar y le dieron el velo de profesa. A la mañana siguiente despertó feliz y la Madre Superiora le dijo que le quitaría el velo y ella aceptó humildemente.
El 30 de octubre de 1867 hizo sus votos temporales a los 23 años y en 1878 emitió los perpetuos. Después su salud empeoró y retornó a la enfermería. Allí padeció enormemente, superó la tentación de pensar que no podía ser salvada, no se dejó vencer y se mantuvo serena.
Padeció durante la Semana Santa de 1879. El 16 de abril pidió a las religiosas que rezaran el Rosario. Al terminar un Avemaría, su rostro dibujó una sonrisa como si viera de nuevo a la Virgen de la gruta y partió a la Casa del Padre a las 3:15 pm.
“Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora… pecadora”, fueron sus últimas palabras. Su cuerpo se mantiene incorrupto en su capilla en Nevers, con la apariencia de estar dormida.
Biografía de Santa Bernadette de Soubirous
Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.
Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).
En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca!
Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió. La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.
Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.
Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio.
Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.
Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.
En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".
Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena.
Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".
Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir.
Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".
Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.
Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre.
El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.
A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa.
Oración a Santa Bernadette de Soubirous
¡Oh bienaventurada Bernardita!
Acuérdate que la Virgen
te dijo en la Gruta:
"Ruega por los pecadores",
para que se conviertan
y hagan penitencia.
Ruega por mí, pecador,
para que Dios perdone mis pecados.
Ruega por mí a María Inmaculada,
pues confío en que te concederá
cuanto la pidas,
porque fuiste su confidente
en la Gruta de Lourdes.
Así como Ella te prometió
"hacerte feliz en el otro mundo",
te concederá que hagas felices
a los que devotamente acudan a ti.
A ti, pues, acudo humildemente,
suplicándote no me dejes
ni me abandones
hasta verme contigo en el cielo.
Amén.
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