sábado, 21 de noviembre de 2020

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 21 DE NOVIEMBRE DEL 2020

 



 Lecturas de hoy Sábado de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, sábado, 21 de noviembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (11,4-12):


Me fue dicho a mí, Juan:

«Aquí están dos testigos míos, estos son los dos olivos y los dos candelabros que están ante el Señor de la tierra. Y si alguien quiere hacerles daño, sale un fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, es necesario que muera de esa manera. Estos tienen el poder de cerrar el cielo, para que no caiga lluvia durante los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plagas siempre que quieran.

Y cuando hayan terminado su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres yacerán en la plaza de la gran ciudad, que se llama espiritualmente Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado. Y gentes de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplan sus cadáveres durante tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en un sepulcro. Y los habitantes de la tierra se alegran por ellos y se regocijan y se enviarán regalos unos a otros, porque los dos profetas fueron un tormento para los habitantes de la tierra».

Y después de tres días y medio, un espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos, y se pusieron de pie, y un gran temor cayó sobre quienes los contemplaban. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía:

«Subid aquí».

Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos se quedaron mirándolos.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 143,1.2.9-10


R/. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!


V/. Bendito el Señor, mi Roca,

que adiestra mis manos para el combate,

mis dedos para la pelea. R/.


V/. Mi bienhechor, mi alcázar,

baluarte donde me pongo a salvo,

mi escudo y refugio,

que me somete los pueblos. R/.


V/. Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,

tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:

para ti que das la victoria a los reyes,

y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (20,27-40):


En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:

«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano». Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».

Jesús les dijo:

«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.

Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

Intervinieron unos escribas:

«Bien dicho, Maestro».

Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.


Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 21 de noviembre de 2020

Juan Carlos Martos, cmf

Queridos amigos y amigas:


Celebramos hoy la fiesta de la Presentación de la Virgen en el Templo. Los evangelios canónicos no dejan constancia del hecho, como hacen los apócrifos. Sin embargo, la Iglesia mantiene esta fiesta ya que expresa algo que perduró siempre en el alma de la Madre de Jesús: Su libre disposición ante los planes del Señor.

El evangelio se sitúa en el contexto de final de vida pública de Jesús. Narra un debate de Jesús con los saduceos. Estos argumentan en contra de la resurrección de los muertos, tratando de ridiculizarla con un ingenioso cuento. Jesús termina desbaratando sus tesis. Quedémonos tan solo con dos pinceladas:

Jesús no devalúa el matrimonio. En absoluto. Jesús lo ha defendido en otras ocasiones y ahora no se contradice. Ha sido instituido por Dios, que nos ha creado como hombre y mujer y no sólo para la reproducción de la especie. De ahí que el motivo biológico no justifique la necesidad del sacramento. El matrimonio alcanza su sentido más alto en la realización del amor recíproco, expresión del mismo amor de Cristo. Los seres humanos no podríamos vivir sin un amor concreto, hecho de estabilidad y fidelidad, abierto a la nueva vida. Con la muerte de uno de los cónyuges, el vínculo se deshace… pero pasan a vivir en una condición libre del condicionamiento del sexo, en una vida distinta. 

¿Qué es eso se “ser como ángeles”? Es una manera de expresar lo que queda aún oculto en el misterio. Dios nos tiene destinados a la vida sin fin, no a la muerte. La vida de resucitados no es una simple continuación de esta vida terrena. Acontece de otra manera. Para hacerse entender, Jesús opone «este mundo» y «el mundo futuro» ... un mundo en el que las personas morimos y otro mundo en el que no se muere más, y por lo tanto donde no es necesario engendrar nuevos seres. No hace falta explicar más para refrendar que "sí se puede resucitar". Nosotros creemos, sin elucubrar ni dudar, que al final de todo, la última palabra es la del Dios de la vida. Y su palabra siempre es palabra vivificadora, resucitadora, creadora... siempre lo fue. Por tanto, “¡sí se puede!”.

Vuestro hermano en la fe


Juan Carlos Martos cmf

FELIZ FIN DE SEMANA!!!

 





 

viernes, 20 de noviembre de 2020

¿CUÁNTOS TIPOS DE ORACIÓN HAY?



¿Cuántos tipos de oración hay?

Las cinco formas principales de oración son la bendición, la adoración, la oración de petición y de intercesión, la oración de acción de gracias y la oración de alabanza.


Las cinco formas principales de oración son la bendición, la adoración, la oración de petición y de intercesión, la oración de acción de gracias y la oración de alabanza. Con cualquiera de ellas elevamos nuestro espíritu a Dios según nuestras necesidades.


La bendición

Una bendición es una oración que pide la bendición de Dios sobre nosotros. Toda bendición procede únicamente de Dios. Su bondad, su cercanía, su misericordia son bendición. La fórmula más breve de la bendición es “El Señor te bendiga”.

Todo cristiano debe pedir la bendición de Dios para sí mismo y para otras personas. Los padres pueden trazar sobre la frente de sus hijos la señal de la cruz. Las personas que se aman pueden bendecirse. Además el presbítero, en virtud de su ministerio, bendice expresamente en el nombre de Jesús y por encargo de la Iglesia. Su oración de bendición es especialmente eficaz por medio del sacramento del Orden y por la fuerza de la oración de toda la Iglesia.


La adoración

Toda persona que comprende que es criatura de Dios reconocerá humildemente al Todopoderoso y lo adorará. La adoración cristiana no ve únicamente la grandeza, el poder y la Santidad de Dios. También se arrodilla ante el amor divino que se ha hecho hombre en Jesucristo.

Quien adora verdaderamente a Dios se pone de rodillas ante Él o se postra en el suelo. En esto se muestra a verdad de la relación entre Dios y el hombre: él es grande y nosotros somos pequeños. Al mismo tiempo el hombre nunca es mayor que cuando se arrodilla ante Dios en una entrega libre. El no creyente que busca a Dios y comienza a orar puede de este modo encontrar a Dios.


La petición

Dios, que nos conoce completamente, sabe lo que necesitamos. Sin embargo, quiere que “pidamos”: que en las necesidades de nuestra vida nos dirijamos a Él, le gritemos, le supliquemos, nos quejemos, le llamemos, que incluso “luchemos en la oración” con él.

Ciertamente Dios no necesita nuestras peticiones para ayudarnos. La razón por la que debemos pedir es por nuestro interés. Quien no pide y no quiere pedir, se encierra en sí mismo. Sólo el hombre que pide, se abre y se dirige al origen de todo bien. Quien pide retorna a la casa de Dios. De este modo la oración de petición coloca al hombre en la relación correcta con Dios, que respeta nuestra libertad.


La intercesión petición por los demás

Del mismo modo que Abraham intercedió a favor de los habitantes de Sodoma, así como Jesús oró por sus discípulos, y como las primeras comunidades no sólo buscaban su interés “sino todos el interés de los demás” (Flp 2, 4), igualmente los cristianos piden siempre por todos; por las personas que sin importantes para ellos, por las personas que no conocen e incluso por sus enemigos.

Cuanto más aprende un hombre a rezar, tanto más profundamente experimenta que pertenece a una familia espiritual, por medio de la cual la fuerza de la oración se hace eficaz. Con toda mi preocupación por las personas a las que amo, estoy en el centro de la familia humana, puedo recibir la fuerza de la oración de otros y puedo suplicar para otros la ayuda divina.


La acción de gracias

Todo lo que somos y tenemos viene de Dios. San Pablo dice “¿Tienes algo que no hayas recibido?” (1 Cor 4,7). Dar gracias a Dios, el dador de todo bien, nos hace felices.

La mayor oración de acción de gracias es la “Eucaristía” (en griego “acción de gracias”) de Jesús, en la que toma pan y vino para ofrecer en ellos a Dios toda la Creación transformada. Toda acción de gracias de los cristianos es unión con la gran oración de acción de gracias de Jesús. Porque también nosotros somos transformados y redimidos en Jesús; así podemos estar agradecidos desde lo hondo del corazón y decírselo a Dios en muchas formas.


La alabanza

Dios no necesita de ningún aplauso. Pero nosotros necesitamos expresar espontáneamente nuestra alegría en Dios y nuestro gozo en el corazón. Alabamos a Dios porque existe y porque es bueno. Con ello nos unimos ya a la alabanza eterna de los ángeles y los santos en el cielo. 

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DEL 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, viernes, 20 de noviembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (10,8-11):

Yo, Juan, escuché la voz del cielo que se puso a hablarme de nuevo diciendo:

«Ve a tomar el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra».

Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. Él me dice:

«Toma y devóralo; te amargará en el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel».

Tomé el librito de mano del ángel y lo devoré; en mi boca sabía dulce como la miel, pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor.

Y me dicen:

«Es preciso que profetices de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 118,14.24.72.103.111.131


R/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!


V/. Mi alegría es el camino de tus preceptos,

más que todas las riquezas. R/.


V/. Tus preceptos son mi delicia,

tus enseñanzas son mis consejeros. R/.


V/. Más estimo yo la ley de tu boca

que miles de monedas de oro y plata. R/.


V/. ¡Qué dulce al paladar tu promesa:

más que miel en la boca! R/.


V/. Tus preceptos son mi herencia perpetua,

la alegría de mi corazón. R/.


V/. Abro la boca y respiro,

ansiando tus mandamientos. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,45-48):


EN aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:

«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».

Todos los días enseñaba en el templo.

Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.


Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 20 de noviembre de 2020

uan Carlos Martos, cmf


Queridos amigos y amigas:


La historia que se cuenta en el evangelio de hoy se desarrolla en los patios del Templo de Jerusalén, lugar que visitó Jesús antes de su pasión. Allí purifica y predica: Su furioso gesto va seguido de una explicación. La reacción de los testigos, como suele ocurrir en las páginas del evangelio, varía entre las autoridades y el pueblo. Resaltemos tres detalles de esta página.

Los motivos de la condena de Cristo. Los cuatro evangelios registran la expulsión de los vendedores del Templo, aunque Juan no lo emplaza en la misma víspera de su pasión. Los cuatro coinciden en que la relevancia del relato se funda en contener el motivo que dio pie a las autoridades religiosas del tiempo para condenar a muerte a Jesús: Su actuación pública y blasfema contra la institución más augusta de la religión judía: El Templo.

La razón de un gesto profético. Lo denuncia Jesús con claridad: Haber convertido un espacio de encuentro con Dios en antro de turbios negocios. Lo más sagrado se puede depravar. Ocurre cuando se corrompen las intenciones y los intereses que mueven la conducta religiosa: No se ama ni se sirve a Dios, sino que se le utiliza para conseguir sórdidos bienes. Esto para Jesús fue inaguantable.

El estupor de la gente. No pasó desapercibida esa actuación de Jesús, atrevida y escandalosa. Tampoco pasa desaperciba para nosotros. Pero no deberíamos dedicar mucho espacio a debatir si se trató o no de un acto violento de Cristo. El meollo consiste en entender que una reacción tan vehemente del Príncipe de la Paz, del manso y humilde de corazón, debía deberse a una causa grave en extremo.

Nos toca a nosotros repasar -y acaso reparar- la intención y orientación de nuestra vida cristiana. Porque puede convertirse en algo parecido a un negocio. Cuando falta el amor, inevitablemente se ambicionan ganancias, ventajas o privilegios. Dios no se presta a compraventas. ¡Así no!


Vuestro hermano en la fe


Juan Carlos Martos cmf

BIENVENIDOS!!!





 

jueves, 19 de noviembre de 2020

ADVIENTO: 9 FORMAS PARA VIVIR BIEN ESTE TIEMPO LITÚRGICO

 



 Adviento: 9 formas para vivir bien este tiempo litúrgico

Redacción ACI Prensa




El Adviento es el tiempo de preparación para la Navidad. Sin embargo, las actividades propias de estos días, como la decoración del hogar o la compra de regalos, pueden generar agotamiento e impedir que tengamos la disposición necesaria para que Jesús nazca en nuestro corazón.

¿Cómo se puede calmar el corazón y centrarlo en el verdadero significado de este tiempo litúrgico, sin renunciar a la alegría de la auténtica anticipación? Sí, es posible vivir este tiempo con la reverencia necesaria y a la vez, de forma festiva. A continuación, presentamos algunas ideas prácticas para vivir bien el Adviento en familia.


1. Ten las cosas a tiempo

Trata de que la compra de regalos y gran parte de la organización y decoración del hogar estén listas antes del inicio del Adviento. Recuerda que tener ordenado el exterior, permite despejar la mente de preocupaciones mundanas y ello propicia que se pueda disponer el espíritu para estar enfocado en la preparación interior.


2. Reduce el ruido y escucha buena música

Durante este tiempo, las calles, los hogares de los vecinos y los medios de comunicación llenan el ambiente de variedad de melodías navideñas que en simultáneo podrían provocar ruido interior.


En tu hogar, intenta tener tiempos de silencio o escucha melodías instrumentales que calmen el espíritu o ayuden a la oración personal y equilíbralo con canciones católicas que ayuden a tu familia a rezar cantando.


3. Arma el pesebre en familia

Se creativo al momento de armar tu nacimiento y haz que este gesto externo refuerce la vivencia de la preparación interior a la Navidad.

Una idea podría ser colocar un recipiente lleno de pedazos de paja o materiales que lo simulen y dile a los miembros de tu familia que cada vez que hacen una obra de caridad u ofrecimiento coloquen en privado una pieza en el pesebre. Para cuando llegue Navidad, Jesús tendrá una cama blanda compuesta simbólicamente de acciones hechas con amor en su nombre.

En los hogares donde hay niños se podría fomentar que el primer regalo que se abra en Navidad sea una imagen del Niño Jesús, y que sea justamente el más pequeño la coloque en un lugar especial del hogar preparado con anticipación.


4. Bendice la Corona de Adviento

Comienza el tiempo litúrgico bendiciendo la corona de Adviento, de ser posible en una parroquia, y reza en familia la siguiente oración:


Señor Dios

Bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento, para que al encenderla,

despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras,

y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.

Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

Amén.


5. Lee la Palabra de Dios

Reúnanse en familia y lean juntos con frecuencia las lecturas diarias o el Evangelio antes de cenar, pues estas permiten reflexionar y aprender sobre temas relacionados a la conversión, vigilancia y preparación de una forma progresiva hacia el nacimiento de Cristo.


6. Canta cada noche antes de rezar

Canten en familia un verso de “O Ven, O Ven, Emmanuel” cada noche antes de rezar y enciende la vela de Adviento respectiva durante la oración. El momento puede ser acompañado de instrumentos musicales si es posible hacerlo.

Sobre las luces de las velas, si tiene temor que suceda un accidente por el uso de fuego, especialmente por la presencia de niños pequeños, puede optar por usar velas con luces LED o que funcionen a pilas.


7. Crea un calendario de Adviento personal

Pidan a los niños del hogar que creen un calendario de Adviento en donde escriban sus propios propósitos a cumplir, uno por día, hasta la Navidad. Además, anímelos a dibujar una escena del nacimiento de Jesús en una hoja al final del calendario. Los niños deberán revisar a diario el cumplimiento de sus propósitos, y así, ir preparando su corazón al nacimiento de Jesús.


8. Arma un árbol de Navidad diferente

Algunas familias esperan hasta el domingo de Gaudete, o tercer Domingo de Adviento, para armar su árbol de Navidad. En lugar de hacerlo con prisa, podrías incluir esta actividad como parte de la preparación al Adviento.

El “Árbol de Jesé” es una tradición divertida creada especialmente para los niños, en la que se recorre la genealogía de Jesús, partiendo de Jesé, padre del rey David, a través de medios gráficos (dibujos) que en conjunto muestren la historia de la Salvación.

La actividad consiste en que cada miembro de la familia coloque cada día del Adviento (o solo los cuatro domingos) un ornamento especial que represente una historia de la Biblia desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo Testamento y así se enseñe su relación con al nacimiento de Cristo.


9. Realiza las actividades que podrá cumplir

Sacerdotes experimentados aconsejan no incluir demasiadas tradiciones, sino más bien, vivir las necesarias siempre que tengan un propósito claro y relacionado con este tiempo. La clave  es la consistencia, la simplicidad y no sentir que ha fallado si no cumple con todas las actividades.

Se recomienda elegir algunas actividades que considere ayuden a su familia y además, que conscientemente se sepa que se seguirán fielmente. Recuerde que los niños apreciarán los tiempos juntos por encima de todo lo demás, y continuarán las tradiciones que fueron más importantes para su familia hasta la edad adulta. 


EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 19 DE NOVIEMBRE DEL 2020

 



 Lecturas de hoy Jueves de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, jueves, 19 de noviembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,1-10):


Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, que pregonaba en alta voz:

«¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?».

Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirarlo. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro y de mirarlo. Pero uno de los ancianos me dijo:

«Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos».

Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono.

Cuando recibió el libro, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo:

«Eres digno de recibir el libro

y de abrir sus sellos,

porque fuiste degollado, y con tu sangre

has adquirido para Dios

hombres de toda tribu,

lengua, pueblo y nación;

y has hecho de ellos para nuestro Dios

un reino de sacerdotes,

y reinarán sobre la tierra».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b


R/.

R/ Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes.


O bien:


Aleluya


V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,

resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;

que se alegre Israel por su Creador,

los hijos de Sión por su Rey. R/.


V/. Alabad su nombre con danzas,

cantadle con tambores y cítaras;

porque el Señor ama a su pueblo

y adorna con la victoria a los humildes. R/.


V/. Que los fieles festejen su gloria

y canten jubilosos en filas:

con vítores a Dios en la boca;

es un honor para todos sus fieles. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):


En aquel tiempo al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:

«Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.

Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».


Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 19 de noviembre de 2020

Juan Carlos Martos, cmf


Queridos amigos y amigas:

El breve relato que nos trae el evangelio de hoy nos coloca ante un hecho de la vida de Jesús, que mantiene un posible fondo histórico. Existe actualmente una pequeña capilla, llamada “Dominus flevit”, que recuerda el hecho. Está situada en la ladera del monte de los Olivos, al otro lado del torrente Cedrón, y frente a la Puerta Hermosa de la ciudad Santa de Jerusalén. Cercana ya su muerte, Jesús llora contemplando desde allí la ciudad.


El sentido de las lágrimas. No fue la única vez que Jesús lloró en público. Sus lágrimas constituyen un mensaje. Son un lenguaje no verbal para comunicar lo que no pudo decir con palabras. El llanto surge cuando se ha alcanzado el límite de lo inexpresable. La persona que llora capta la atención de los otros. Nunca pasa desapercibida. Tampoco pasó desapercibido el llanto de Cristo para sus compañeros, del que dejaron noticia en esta página evangélica.

El dolor del fracaso. Las lágrimas de Jesús no fueron narcisistas como patentiza la profecía que añade. Sus funestos presagios sobre la ciudad no son de condena sino la triste constatación de que toda sociedad construida al margen de la Palabra de Dios y que rechaza a sus enviados ya está en vías de su destrucción. El presentimiento de Jesús sobre la suerte de la ciudad se cumplió en su sentido más hondo: El rechazo de Dios acaba siendo el mayor desastre para el ser humano.

La ceguera del corazón. Jesús lamenta profundamente la dureza del corazón de sus coetáneos. No reconocieron que les había llegado el momento decisivo, que era su gran oportunidad. No comprendieron lo que conduce a la paz. Rechazaron a su salvador. Esa fue su gran incongruencia: lo tenían delante y no lo veían. Les fue enviado y no lo reconocieron. Mantener los ojos cerrados es como si Dios ocultase la salvación cuando los hombres la rechazan.

Es impresionante ver llorar a Cristo… Sus lágrimas tienen el poder de estrechar un vínculo íntimo con cada uno de nosotros. Que esas lágrimas nos conmuevan y nos agiten para no ser el fracaso de Dios. Que nos sacudan el alma y nos muevan a enjugarlas, repitiendo con ardor la confesión de Tomas: ¡Señor mío y Dios mío! ¡Ten misericordia de mí!


Vuestro hermano en la fe


Juan Carlos Martos cmf

BUENOS DÍAS!!!

 





 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

PAPA FRANCISCO SUGIERE IMITAR LA ORACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA



Papa Francisco sugiere imitar la oración de la Virgen María

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Andrea Gagliarducci / ACI Prensa



El Papa Francisco sugirió, en la Audiencia General de este miércoles 18 de noviembre, imitar la oración de la Virgen María para tener el corazón abierto a Dios con humildad y decir con confianza: “Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres”.

Al continuar con su serie de catequesis sobre la oración, el Santo Padre destacó a la Virgen María como “mujer orante” y añadió que “María pertenece al gran grupo de los humildes de corazón a quienes los historiadores oficiales no incluyen en sus libros, pero con quienes Dios ha preparado la venida de su Hijo”.

“Cuando el mundo todavía la ignora, cuando es una sencilla joven prometida con un hombre de la casa de David, María reza. Podemos imaginar a la joven de Nazaret recogida en silencio, en continuo diálogo con Dios, que pronto le encomendaría su misión. Ella está ya llena de gracia e inmaculada desde la concepción, pero todavía no sabe nada de su sorprendente y extraordinaria vocación y del mar tempestuoso que tendrá que navegar”, dijo el Papa.

En esta línea, el Pontífice recordó que María estaba en oración cuando el arcángel Gabriel la encontró en Nazaret para anunciarle que sería la Madre de Dios. “Su ‘heme aquí’, pequeño e inmenso, que en ese momento hace saltar de alegría a toda la creación, ha estado precedido en la historia de la salvación de muchos otros ‘heme aquí’, de muchas obediencias confiadas, de muchas disponibilidades a la voluntad de Dios”.

“No hay mejor forma de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura, con el corazón abierto a Dios: ‘Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres’. Es decir, con el corazón abierto a Dios y Dios siempre responde. ¡Cuántos creyentes viven así su oración! Quienes son más humildes de corazón rezan así, con humildad esencial, digamos así, con humildad sencilla, ‘Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres’”, advirtió.

De este modo, el Papa invitó a rezar con humildad sin enfadarse “porque los días están llenos de problemas, sino yendo al encuentro de la realidad y sabiendo que, en el amor humilde, en el amor ofrecido en cada situación, nos convertimos en instrumentos de la gracia de Dios” y añadió que se trata de una oración sencilla que permite colocar “nuestra vida en las manos del Señor” para que “sea Él ha guiarnos”. “Todos podemos rezar así, casi sin palabras, sencillo: ‘Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres’”.

“La oración sabe calmar la inquietud, pero nosotros somos inquietos, siempre queremos las cosas antes de pedirlas, y las queremos inmediatamente, y la vida no es así, esta inquietud nos hace mal, y la oración sabe calmar la inquietud, sabe transformarla en disponibilidad. Yo soy inquieto, rezo y la oración me hace disponible a la voluntad de Dios”, explicó.

En este sentido, el Santo Padre señaló que en la Anunciación la Virgen María supo “rechazar el miedo, aun presagiando que su ‘sí’ le daría pruebas muy duras” y agregó que “si en la oración comprendemos que cada día donado por Dios es una llamada, entonces agrandamos el corazón y acogemos todo. Se aprende a decir: ‘Lo que Tú quieres, Señor. Prométeme solo que estarás presente en cada paso de mi camino’”.

“Esto es importante, pedirle al Señor que esté presente en cada paso de nuestro camino, que no nos deje solos, que no nos abandone en la tentación, que no nos abandone en los momentos difíciles, el final del Padrenuestro es así, la Gracia que Él mismo nos ha enseñado a pedir al Señor”, añadió.

Además, el Papa recordó que la Virgen María acompañó en oración “toda la vida de Jesús, hasta la muerte y la resurrección; y al final continúa, acompaña los primeros pasos de la Iglesia naciente”. “Es la Madre de Jesús que reza con ellos, está en comunidad, como una de la comunidad. Reza con ellos y reza por ellos. Y, nuevamente, su oración precede el futuro que está por cumplirse: por obra del Espíritu Santo se ha convertido en Madre de Dios, y por obra del Espíritu Santo, se convierte en Madre de la Iglesia”.

“Rezando con la Iglesia naciente, se convierte en Madre de la Iglesia. Acompaña a los discípulos en los primeros pasos de la Iglesia, esperando al Espíritu Santo, y después en los primeros pasos. En silencio, siempre en silencio, la oración de María es en silencio”, subrayó.

Por ello, el Papa recordó que el Catecismo de la Iglesia Católica explica que “en la fe de su humilde esclava, el don de Dios, es decir el Espíritu Santo, encuentra la acogida que esperaba”.

Asimismo, el Santo Padre destacó que el Evangelio describe la presencia de la Virgen María “en los momentos cruciales” porque “es la voz de Dios que guía su corazón y sus pasos allí donde hay necesidad de su presencia, presencia silenciosa, de Madre, de discípula” y explicó que “María está presente porque es Madre, pero está presente también porque es la primera discípula, la que ha aprendido mejor las cosas de Jesús… Ella es la primera discípula, reza como Madre y reza como discípula”.

Por último, el Papa Francisco señaló que San Lucas retrata a la Madre del Señor en el Evangelio de la infancia al destacar que “María guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” y explicó que “todo lo que pasa a su alrededor termina teniendo un reflejo en lo más profundo de su corazón: los días llenos de alegría, como los momentos más oscuros, cuando también a ella le cuesta comprender por qué camino debe pasar la Redención. Todo termina en su corazón, para que pase la criba de la oración y sea transfigurado por ella”.

“Ya sean los regalos de los Magos, o la huida en Egipto, hasta ese tremendo viernes de pasión: la Madre guarda todo y lo lleva a su diálogo con Dios. Algunos han comparado el corazón de María con una perla de esplendor incomparable, formada y suavizada por la paciente acogida de la voluntad de Dios a través de los misterios de Jesús meditados en la oración”.

Por ello, el Papa exhortó “¡Qué bonito si nosotros también podemos parecernos un poco a nuestra Madre! Con el corazón abierto a la Palabra de Dios, con el corazón en silencio, obediente, con el corazón que sabe recibir la Palabra de Dios y la deja crecer como una semilla para el bien de la Iglesia”. 

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 18 DE NOVIEMBRE DEL 2020

 



Lecturas de hoy Miércoles de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, miércoles, 18 de noviembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (4,1-11):


Yo, Juan, miré y vi una puerta abierta en el cielo; y aquella primera voz, como de trompeta, que oí hablando conmigo, decía:

«Sube aquí y te mostraré lo que tiene que suceder después de esto».

Enseguida fui arrebatado en espíritu. Vi un trono puesto en el cielo, y sobre el trono uno sentado. El que estaba sentado en el trono era de aspecto semejante a una piedra de diamante y cornalina, y había un arco iris alrededor del trono de aspecto semejante a una esmeralda.

Y alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, y sobre los tronos veinticuatro ancianos sentados, vestidos con vestiduras blancas y con coronas de oro sobre sus cabezas. Y del trono salen relámpagos, voces y truenos; y siete lámparas de fuego están ardiendo delante del trono, que son los siete espíritus de Dios, y delante del trono como un mar transparente, semejante al cristal.

Y en medio del trono y a su alrededor, había cuatro vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león, el segundo a un toro, el tercero tenía cara como de hombre, y el cuarto viviente era semejante a un águila en vuelo. Los cuatro vivientes, cada uno con seis alas, estaban llenos de ojos por fuera y por dentro. Día y noche cantan sin pausa:

«Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso; el que era y es y ha de venir».

Cada vez que los vivientes dan gloria y honor y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos y arrojan sus coronas ante el trono diciendo:

«Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado».


Palabra de Dios

Salmo

Sal 150,1-2.3-4.5


R/. Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el todopoderoso.


V/. Alabad al Señor en su templo,

alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,

alabadlo por su inmensa grandeza. R/.


V/. Alabadlo tocando trompetas,

alabadlo con arpas y cítaras;

alabadlo con tambores y danzas,

alabadlo con trompas y flautas. R/.


V/. Alabadlo con platillos sonoros,

alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,11-28):

EN aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.

Dijo, pues:

«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:

“Negociad mientras vuelvo”.

Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:

“No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.

Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

“Señor, tu mina ha producido diez”.

Él le dijo:

“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.

El segundo llegó y dijo:

“Tu mina, señor, ha rendido cinco”.

A ese le dijo también:

“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.

El otro llegó y dijo:

“Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.

Él le dijo:

“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.

Entonces dijo a los presentes:

“Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”.

Le dijeron:

“Señor, ya tiene diez minas”.

Os digo: “Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».

Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.


Palabra del Señor 





Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 18 de noviembre de 2020

Juan Carlos Martos, cmf


Queridos amigos y amigas:


La liturgia eucarística nos emplaza en el día de hoy ante la parábola de los talentos, o mejor “de la onza de oro” según la versión lucana. Estamos ante una parábola elocuente y clara, pero que contiene también su misterio escondido, porque no habla solo de laboriosidad y de pereza sino de otras cosas.


Dios nos regala a todos dones preciosos para que los usemos, no para que abusemos de ellos. Somos libres de usarlos y libres de tomar iniciativas, pero sólo con buen fin. Ya nadie está de acuerdo con lo que se decía en la Edad Media (= “el dinero está muerto, porque no puede tener hijos”). Nada está muerto. Todo don produce, forma parte de lo que crece y se desarrolla. No todos somos poetas o músicos, pero de alguna forma todos somos artistas. En nuestras manos tenemos talento, herramientas y materiales para crear la más bella obra de arte que es nuestra propia vida como don de Dios a los demás. Y no hay nada más plenificante en esta vida que la satisfacción que produce verla concluida como la obra más hermosa.

Cobra además protagonismo en la parábola el tercer personaje. La razón que aduce para no hacer fructificar su talento era el miedo a su señor. Curiosamente no le produce pavor confesárselo directamente al mismo señor que tanto pavor le causaba. En esta parábola se nos previene contra el miedo. El miedo es una emoción negativa y paralizante desde la que “frecuentamos el futuro” … Consigue congelar nuestras mejores resoluciones. Hay más decisiones que se toman por no tomarlas que por tomarlas. ¿Cómo se pasa del miedo a la decisión? Tal vez el secreto está en mandarlo callar, en no darle poder, en no dejar que domine nuestras ideas y nuestra voluntad… Quien remueve con el palito de su conciencia sus propios miedos se condena a verse atrapado en sus cadenas.

Haríamos mal si tras rezar esta parábola se nos queda en el alma la imagen de un Dios muy exigente e inflexible… Jesús está hablando aquí de Dios mismo que es amor, sino de la imagen de Dios que fabrica el miedoso. Y son cosas distintas y opuestas.


Vuestro hermano en la fe


Juan Carlos Martos cmf

ESQUEMA DE ADVIENTO 2020

  



Esquema del Adviento 2020



Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.

El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2020, comienza el domingo 29 de noviembre, y se prolonga hasta el 20 de diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.

En el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.

En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.

Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.

El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:


Primer Domingo: 29 de noviembre

La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.



Segundo Domingo: 6 de diciembre

La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.

Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.  

Tercer Domingo: 13 de diciembre

El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. La liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.

Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.


Cuarto Domingo: 20 de diciembre

El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
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