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jueves, 28 de mayo de 2020
5 CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO COMO PREPARACIÓN PARA PENTECOSTÉS
5 consejos del Papa Francisco como preparación para Pentecostés
Redacción ACI Prensa
Crédito: Marina Testino (ACI)
El Papa Francisco dio cinco recomendaciones para vivir la preparación a la Solemnidad de Pentecostés, que la Iglesia Católica Universal celebrará el próximo domingo 31 de mayo.
Así lo indicó el Santo Padre este miércoles durante la Audiencia General que se presidió todavía desde la Biblioteca del Palacio Apostólico sin público, solamente con algunos de sus colaboradores.
En concreto, el Pontífice mencionó en cinco ocasiones la Solemnidad de Pentecostés y exhortó a los católicos a invocar al Espíritu Santo a los fieles de diferentes idiomas:
1. Franceses: “Recemos al Espíritu Santo para que nos haga hombres de paz y de fraternidad y done al mundo confianza y esperanza” ¡Dios les bendiga!
2. Italianos: “Los invito a ser siempre dóciles a la acción del Espíritu Santo” para que su vida esté siempre “encendida e iluminada por el amor que el Espíritu Santo derrama en los corazones”.
3. Ingleses: “Invoco sobre ustedes y sobre sus familias la abundancia de los dones del Espíritu Santo”
4. Polacos: “Estamos viviendo los días de la novena de Pentecostés: imploremos la presencia del Espíritu Santo en nosotros, para que sus dones, tan necesarios, nos ayude a progresar en la vida cristiana” y añadió que “en este tiempo difícil, rezamos con las palabras que San Juan Pablo II pronunció en Varsovia: ‘¡Descienda tu Espíritu y renueve la faz de la tierra!”.
5. Alemanes: “Sigamos el ejemplo de la beata Virgen María, que Ella, con su frecuente oración se parezca a los Apóstoles, invocó al Espíritu Santo para la Iglesia, quien renueva a los hombres en el amor a Cristo” y concluyó “que el Espíritu de Caridad colme nuestros corazones para se dirijan continuamente hacia el Señor en la oración”.
miércoles, 27 de mayo de 2020
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 27 DE MAYO DE 2020
Lecturas de hoy Miércoles de la 7ª semana de Pascua
Hoy, miércoles, 27 de mayo de 2020
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (20,28-38):
En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre. Ya sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos de vosotros deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso, estad alerta: acordaos que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para construiros y daros parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el barco.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 67,29-30.33-35a.35b.36c
R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios
Oh Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. R/.
Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor,
que avanza por los cielos,
los cielos antiquísimos,
que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconoced el poder de Dios.» R/.
Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (17,11b-19):
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 27 de mayo de 2020
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
SANTIFICADO, SANTIFICADOR, SANTIFICADOS
Jesús, elevando los ojos al cielo, comienza su oración pronunciando: «Padre Santo». Una invocación con la que recuerda y subraya que su origen (Padre) está en el Dios trascendente, «fuera» o diferente del mundo y de sus criterios (Santo). Y también que ese Padre Santo es su destino definitivo («ahora voy a ti»). Fue el Padre quien le envió al mundo para salvarlo («tanto amó Dios al mundo»), y a tal fin, Jesús mismo fue «santificado», es decir, que recibió el Espíritu del Amor (recordemos su Bautismo en el Jordán, y de paso también nuestro propio bautismo), que le hizo experimentarse en todo momento como «hijo amado del Padre». Así Jesús queda «santificado» o «consagrado» a Dios, para poder llevar a cabo la misión encomendada: hacer presente en el mundo el Amor de Dios, y transformarlo todo con los criterios, y los deseos de Dios, ese proyecto que llamamos «Reino». Así también él será «santificador», como su Padre. Jesús santificado, consagrado por el Padre será santificador, encargado de consagrar el mundo.
Cuando decimos que algo (o alguien) es «santo», estamos diciendo que pertenece al ámbito de Dios, que Dios se hace allí presente de alguna forma, que a través de ese algo o alguien encontramos a Dios. Jesús es el «Santo» por excelencia, porque él es la presencia y la revelación de Dios en nuestro mundo, que llegará a su punto culminante en la «hora» de su muerte y resurrección.
Entonces se mostrará lo que significa que Dios es Amor, que Dios es Vida, que Dios Salva... y también sabremos cuál es la plenitud y el destino del hombre, al ser totalmente «santificado», lleno de Dios. Es lo que aquí se llama «la Verdad»: santifícalos en la Verdad.
Por eso, cuando Jesús ora pidiendo al Padre Santo que los suyos sean consagrados en la verdad, está pidiendo por una parte que entren en nosotros, hasta el fondo, transformándonos, los valores y criterios del Evangelio y haciéndonos evangelizadores, portadores de Dios... Pero a la vez está rogando para que haya una profunda intimidad personal, una comunión plena con el propio Jesús, que es la Verdad.
Dicho con otras palabras: perteneceremos a Dios, seremos santificados, santos y santificadores, como el mismo Jesús, y mantendremos en nosotros los criterios y valores de Dios... en la medida en que mantengamos la comunión, el Amor de Dios en nosotros (precisamente ese Amor es el Espíritu). Como dice el propio Jesús: Tu «palabra» es verdad (el Evangelio), pero también tu «Palabra» (Jesucristo) es verdad.
Así entendemos la oración y el deseo de Jesús: «Que sean uno». La intimidad-unidad de Jesús con el Padre Santo le ha resguardado, apoyado y guiado en su tarea en el mundo. Y los que somos enviados por Jesús y en su nombre, sólo saldremos adelante en nuestra misión si mantenemos la unidad con el Padre y el Hijo en el Espíritu... y ¡también la unidad entre nosotros! Mañana lo meditaremos.
Palabras densas, profundas, gozosas... no tanto para pensarlas o razonarlas, cuanto contemplarlas, orarlas, saborearlas despacio, y descubrirlas como claves de nuestro caminar cristiano de santificación. Para que ninguno de nosotros «se pierda».
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
PAPA FRANCISCO PRESIDIRÁ REZO DEL ROSARIO POR EL FIN DE LA PANDEMIA
Papa Francisco presidirá rezo del Rosario por el fin de la pandemia
Redacción ACI Prensa
Crédito: Vatican Media
El Papa Francisco rezará el Rosario en la gruta de la Virgen de Lourdes de los Jardines del Vaticano el sábado 30 de mayo, un evento al que los santuarios católicos de todo el mundo se unirán a través del streaming.
La intención del Rosario mundial es para pedir la ayuda y el consuelo de la Santísima Virgen María durante la pandemia del coronavirus.
Según una carta enviada a los rectores de los santuarios por el Arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, la oración en vivo tendrá lugar a las 5:30 p.m. (hora de Roma) el 30 de mayo.
Se ha pedido a los santuarios católicos que participen celebrando su propia recitación del Rosario, de acuerdo con las medidas locales de salud, a la misma hora del evento de Roma y promover esta iniciativa.
También se les ha pedido, si es posible, que proporcionen conexiones satelitales o de transmisión con el centro de televisión del Vaticano para que las imágenes del rezo en los diferentes santuarios se puedan compartir durante la transmisión en vivo del Papa Francisco.
Durante la emergencia del coronavirus, muchos santuarios católicos han tenido que acercarse al público, incluido el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Francia, que solo reabrió parcialmente a los peregrinos el 16 de mayo.
El Santuario de Nuestra Señora de Fátima en Portugal también se cerró y el 13 de mayo se conmemoraron las apariciones marianas de 1917 sin la presencia del público por primera vez en su historia debido a la pandemia.
El Rosario con el Papa Francisco está siendo organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que en su carta a los rectores parafraseó los Hechos de los Apóstoles 1:14: "Todos se unieron constantemente en oración, junto con María".
“A la luz de la situación de emergencia causada por la pandemia de coronavirus que ha provocado la interrupción de la actividad normal de todos los santuarios y la interrupción de todas las peregrinaciones, el Papa Francisco desea expresar un gesto de cercanía a cada uno de ustedes con la recitación del Santo Rosario ”, escribió Mons. Fisichella.
El Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización es responsable de los santuarios católicos desde 2017.
A nivel mundial, ha habido más de 5.4 millones de casos confirmados del nuevo coronavirus, con más de 340 mil muertes registradas, según el Centro de Recursos para el Coronavirus Johns Hopkins.
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.
ASÍ ES LA GRUTA DE LOURDES DEL VATICANO DONDE EL PAPA FRANCISCO REZARÁ POR EL FIN DEL CORONAVIRUS
Así es la gruta de Lourdes del Vaticano donde el Papa rezará por el fin del coronavirus
Redacción ACI Prensa
Foto: Miguel Pérez Pichel / ACI Prensa
El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia, es el destino de millones de peregrinos, sobre todo la gruta en la que la Virgen María se apareció a Santa Bernardette Soubirus en 1858.
En una réplica de esa gruta, en los Jardines Vaticanos, el Papa Francisco presidirá el próximo sábado 30 de mayo a las 5:30 p.m. (hora de Roma) el rezo del Rosario en un evento al que se sumarán los santuarios católicos de todo el mundo mediante streaming.
Este Rosario mundial tendrá como intención pedir ayuda y consuelo a la Virgen durante el tiempo que dure la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, ¿cuál es la historia de esta réplica de la gruta de Lourdes y por qué se construyó en los Jardines Vaticanos?
El lugar está especialmente diseñado para el recogimiento y la oración: está construida en el corazón de los Jardines Vaticanos, junto a las antiguas murallas, en una zona recogida y apartada de las zonas más transitadas del Estado de la Ciudad del Vaticano. Bajo la imagen de María, se puede leer la frase con la que la Virgen reveló a Santa Bernardette que ella era la Inmaculada Concepción.
El origen de esta réplica se encuentra en una iniciativa del Obispo de Tarbes, Mons. Francesco Saverio Schoepfer, respaldada por el Papa León XIII, gracias a donativos procedentes de todo el mundo.
La reproducción se inauguró el 28 de marzo de 1905 durante el Pontificado de Pío X, pontífice que también modificó la denominación de la Diócesis de Tarbes por la de Tarbes-Lourdes.
El altar de la gruta es también regalo de un Obispo de Tarbes-Lourdes, en el año 1960. Se trata del altar que estuvo en el lugar original de las apariciones marianas durante 50 años.
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 27 DE ABRIL
Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
27 de abril
María, elevada por Dios sobre toda otra criatura, para ser Madre santísima de Jesucristo, es, al mismo tiempo, totalmente humana como nosotros, de nuestra misma naturaleza.
Es verdad que Dios la hizo maravillosamente hermosa, santa y sublime, para que ella pudiera ayudarnos; pero la hizo humana, para que pueda comprender mejor a los hermanos y mejor pudiera compadecerse de nosotros; para que pudiera consolarnos cuando estamos tristes, alentarnos cuando nos caemos, levantarnos cuando el pecado parece derrotarnos, llevarnos a Dios cuando nos alejamos.
Confía ilimitadamente en María, sabiendo que jamás se ha oído decir que ninguno haya acudido a su protección sin haber recibido su auxilio.
Madre, cúbreme con el manto de tu bondad.
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 26 DE ABRIL
Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
26 de abril
Amor y perdón son ecos del corazón de todas las madres. ¡Qué eco no tendrán en el Corazón de la más amante de todas las madres!
El Corazón de María es el más semejante al Corazón de Dios y es el Corazón más tierno que ninguna de las madres pudo jamás soñar.
Por eso, al participar del Corazón de Dios, en su Corazón de Madre de Dios y Madre de los hombres siempre hallan eco el amor y el perdón. Siempre que necesitemos conseguir perdón o aumentar el amor, acudamos al Corazón de María y lo conseguiremos.
Madre y Reina de los cielos y la tierra, que participe yo de la bondad de tu Corazón.
lunes, 25 de mayo de 2020
CON MARÍA AUXILIADORA PODEMOS AFRONTAR CUALQUIER PROBLEMA, DICE ARZOBISPO DE TURÍN
Con María Auxiliadora podemos afrontar cualquier problema, dice Arzobispo de Turín
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
En la fiesta de María Auxiliadora este domingo 24 de mayo, el Arzobispo de Turín (Italia), Mons. Cesare Nosiglia, afirmó que “con su intercesión poderosa de Madre que nos ha dado Jesús, podemos afrontar con serenidad y fuerza cualquier problema”.
Así lo indicó el Prelado en la homilía de la Misa que presidió en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, en presencia de algunos fieles debidamente separados portando mascarillas para evitar la propagación del coronavirus.
“En este tiempo de gran trabajo y de grandes problemas, muchos creyentes has asumido esta dimensión de poca fe, han dudado como los apóstoles en algún momento del amor y la cercanía del Señor. ¿Señor dónde estás? ¿Por qué permites esta prueba? Ciertamente es un problema complejo y son preguntas legítimas”, dijo el Arzobispo en la Misa que fue transmitida por la Agencia Info Salesiana (ANS).
“Estas preguntas muestran que, al final de cuentas, no hay esa fe que sirve para decir en cambio que se haga la voluntad de Dios. La fe en Jesús resucitado que nos da el Espíritu Santo nos ayuda a ir más allá. Si miramos bien veremos que hay mucha gente que cree porque ayuda a los que no creen, a los que están en dificultad, que también da la vida como tantos médicos y enfermeras en los hospitales, y tantos que generosamente se ofrecen para ayudar a los pobres y a los sufrientes en estos momentos”.
“Las manos del Señor son nuestras manos y el corazón del Señor puede ser el nuestro”, aseguró.
Mons. Nosiglia recordó asimismo que “Dios está con nosotros, está cerca de nosotros. Nos lo hace entender muy bien María. Ella, dice el Evangelio, conservaba todas las cosas, dolorosas o negativas junto las positivas, como si fueran la voluntad de Dios. Buscaba descubrir la voluntad del Señor en estas situaciones. Y a veces no lo lograba desde el punto de vista humano, pero confiaba en el Señor y le confiaba su destino, el de su familia y el de su Hijo”.
“Debemos tener confianza y esperanza en ella que está cerca y sufre con nosotros como toda madre que sufre cerca del hijo enfermo o en dificultad. Solo la cercanía y el afecto, no tanto las medicinas, pueden alcanzar la curación”, indicó luego.
“A la Auxiliadora queremos darle las gracias, ofrecerle nuestro afecto sincero y también nuestras súplicas. Que nos libere de esa dimensión de poca fe que a veces penetra de alguna forma en nuestro corazón”, alentó.
El ejemplo de María
El Arzobispo de Turín recordó que “la vida de María no fue fácil, para nada. No tuvo concesiones pese a ser la Madre de Dios. Debió sufrir y mucho. Tuvo que dar a luz a su Hijo en un pesebre, fue rechazada por los habitantes de Belén, tuvo que huir a Egipto para poder salvaguardar la vida de su hijo. Y sobre todo tuvo que sufrir la cruz”.
“Ella, adolorida, tuvo que ofrecer a ese hijo que sabía que era el Hijo de Dios, lo ofreció al Padre para la salvación de los hombres. Estivo siempre cerca de su hijo que se dio a sí mismo por nuestra salvación”, continuó.
Las preguntas que pueden aparecer ahora, ella “también las tuvo, como las tenemos nosotros, pero de las preguntas pasó a los hechos. Siempre supo creer y confiarse del todo en el Señor y nosotros estamos llamados a eso”.
“Estamos llamados no solo por nosotros a ser fuente de esperanza y vida como la Virgen, sino que debemos ser portadores de esta esperanza y vida, de la certeza que Dios nunca nos abandona, ni nuestra Madre María. Debemos decirlo, debemos testimoniarlo con nuestra cercanía, con nuestra solidaridad y con nuestra oración”.
El Prelado italiano alentó a tener “esta certeza de fe porque, si no la tenemos, todo parece imposible. Todo parece misterioso y podemos dudar. Dudar de la fe en Dios significa renunciar a la certeza que da serenidad, seguridad, confianza y esperanza”.
“Pidámosle a María Auxiliadora que confirme nuestra confianza en su Hijo Jesús, que seamos discípulos que creen que Él, que carguen su cruz. Ninguno puede renunciar a esto. Jesús dijo que quien quiera ser su discípulo debe cargar su propia cruz”.
El Arzobispo de Turín destacó que Santa María ha enseñado con su ejemplo a cargar la cruz. Ella cargó “la cruz de la pasión y muerte de su hijo. Acojamos lo que María dijo en las Bodas de Caná cuando vio que no había vino. No le pidieron que intervenga pero lo hizo y eso nos hace entender que María Auxiliadora interviene, nos ayuda, incluso antes de que la busquemos porque está siempre disponible para ayudarnos”.
“‘Hagan lo que Él os diga’. Si lo hacen, el agua se transformará en vino, lo que quiere decir que la vida de sufrimientos y preocupaciones será transformada en alegría y serenidad del corazón. Esta es la invitación de María que lo hizo primero y así es testimonio para todos nosotros”, concluyó Mons. Nosiglia.
CARTA DEL PAPA FRANCISCO POR 25 AÑOS DE ENCÍCLICA UT UNUM SINT
Carta del Papa Francisco por 25 años de Encíclica Ut unum sint
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
El Papa Francisco envió una carta al presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch, con motivo de los 25 años de la publicación de la Encíclica de San Juan Pablo II “Ut unum sint” (que todos sean uno).
En la misiva firmada el Domingo 24 de mayo, pero difundida por la oficina de Prensa de la Santa Sede este 25 de mayo, el Pontífice señaló que el Concilio Vaticano II “reconoció que el movimiento para el restablecimiento de la unidad de todos los cristianos «ha surgido con ayuda de la gracia del Espíritu Santo” e impulsó a los católicos a continuar “en el diálogo de la vida, en el ámbito de la pastoral y cultural”.
“Al igual que los discípulos de Emaús, podemos sentir la presencia del Cristo resucitado que camina a nuestro lado y nos explica las Escrituras, y reconocerlo en la fracción del pan, en la espera de compartir juntos la mesa eucarística”, indicó el Santo Padre.
A continuación, el texto completo de la carta del Papa Francisco:
Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos
Mañana se cumplen veinticinco años de la firma por parte de san Juan Pablo II de la Carta encíclica Ut unum sint. Con la mirada puesta en el horizonte del Jubileo de 2000, quería que la Iglesia, en su camino hacia el tercer milenio, tuviera en cuenta la oración insistente de su Maestro y Señor: “¡Que todos sean uno!” (cf. Jn 17,21). Por ello, escribió esa encíclica que confirmó «de modo irreversible» (UUS, 3) el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica. La publicó en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, colocándola bajo el signo del Espíritu Santo, el artífice de la unidad en la diversidad, y en este mismo contexto litúrgico y espiritual la conmemoramos y proponemos al Pueblo de Dios.
El Concilio Vaticano II reconoció que el movimiento para el restablecimiento de la unidad de todos los cristianos «ha surgido […] con ayuda de la gracia del Espíritu Santo» (Unitatis redintegratio, 1). También afirmó que el Espíritu, mientras «obra la distribución de gracias y servicios», es «el principio de la unidad de la Iglesia» (ibíd., 2). Y la encíclica Ut unum sint reitera que «la legítima diversidad no se opone de ningún modo a la unidad de la Iglesia, sino que por el contrario aumenta su honor y contribuye no poco al cumplimiento de su misión» (n. 50).
De hecho, «sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad. […] Es él el que armoniza la Iglesia». Me viene a la mente aquella bella palabra de san Basilio, el Grande: Ipse harmonia est, él mismo es la armonía» (Homilía en la catedral católica del Espíritu Santo, Estambul, 29 noviembre 2014).
En este aniversario, doy gracias al Señor por el camino que nos ha permitido recorrer como cristianos en busca de la comunión plena. Yo también comparto la sana impaciencia de aquellos que a veces piensan que podríamos y deberíamos esforzarnos más. Sin embargo, no debemos dejar de confiar y de agradecer: se han dado muchos pasos en estas décadas para sanar heridas seculares y milenarias; ha crecido el conocimiento y la estima mutua, favoreciendo la superación de prejuicios arraigados; se ha desarrollado el diálogo teológico y el de la caridad, así como diversas formas de colaboración en el diálogo de la vida, en el ámbito de la pastoral y cultural.
En este momento, pienso en mis queridos Hermanos que presiden las diversas Iglesias y Comunidades Cristianas; y también en todos los hermanos y hermanas de todas las tradiciones cristianas que son nuestros compañeros de viaje.
Al igual que los discípulos de Emaús, podemos sentir la presencia del Cristo resucitado que camina a nuestro lado y nos explica las Escrituras, y reconocerlo en la fracción del pan, en la espera de compartir juntos la mesa eucarística.
Renuevo mi agradecimiento a todos los que han trabajado y siguen haciéndolo en ese Dicasterio para mantener viva la conciencia de este objetivo irrenunciable dentro de la Iglesia. En particular, me complace acoger dos iniciativas recientes. La primera es un Vademécum ecuménico para obispos, que se publicará el próximo otoño como estímulo y guía para el ejercicio de sus responsabilidades ecuménicas. En efecto, el servicio de la unidad es un aspecto esencial de la misión del obispo, quien es «el principio fundamento perpetuo y visible de unidad» en su Iglesia particular (Lumen gentium, 23; cf. CIC 383§3; CCEO 902-908). La segunda iniciativa es la presentación de la revista Acta Œcumenica, que, en la renovación del Servicio de Información del Dicasterio, se propone como un subsidio para quienes trabajan para el servicio de la unidad.
En el camino hacia la comunión plena es importante recordar el trayecto recorrido, pero también se necesita escudriñar el horizonte con la encíclica Ut unum sint, preguntándose: «Quanta est nobis via?» (n. 77), “¿cuánto camino nos separa todavía?”. Algo es cierto, la unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu Santo.
Sin embargo, esta «no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el camino» (Homilía en las vísperas, San Pablo extramuros, 25 enero 2014). Por lo tanto, invoquemos al Espíritu con confianza, para que guíe nuestros pasos y cada uno escuche con renovado vigor el llamado a trabajar por la causa ecuménica; que Él inspire nuevos gestos proféticos y fortalezca la caridad fraterna entre todos los discípulos de Cristo, «para que el mundo crea» (Jn 17,21) y se acreciente la alabanza al Padre que está en el Cielo.
Vaticano, 24 de mayo de 2020.
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 25 DE MAYO
Los cinco minutos de María
Mayo 25
Una madre nunca juzga al hijo, nunca condena su proceder; su maternal corazón la impulsa a hallar excusas y explicaciones para no juzgar y no condenar al hijo.
Si esto hace la madre terrena, podemos imaginar lo que hará la nuestra celestial.
A ella Dios no le ha encomendado la justicia sino la misericordia, no el castigo sino el perdón. Por eso, cuando la conciencia nos cargue con el peso del pecado, debemos acudir a ella implorando su perdón; siempre hallaremos su Corazón latiendo por nosotros, perdonándonos, amándonos.
Madre de todos, pero de un modo especial de los jóvenes, protégelos, porque ellos son la esperanza del mundo y de la Iglesia.
* P. Alfonso Milagro
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