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domingo, 2 de octubre de 2022
sábado, 1 de octubre de 2022
ESTA ES LA INTENCIÓN DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA OCTUBRE DE 2022
Esta es la intención de oración del Papa Francisco para octubre de 2022
Redacción ACI Prensa
Crédito: Vatican Media
Para octubre de 2022, la intención de oración del Papa Francisco es “por una Iglesia abierta a todos”.
En ese sentido, el Santo Padre ha pedido rezar “para que la Iglesia, fiel al Evangelio y valiente en su anuncio, viva cada vez más la sinodalidad y sea un lugar de solidaridad, fraternidad y acogida”.
Las intenciones de oración para el 2022 fueron dadas a conocer a finales de 2021 por la Red Mundial de Oración del Papa.
Sobre las intenciones de oración
En una entrevista al diario del Vaticano, L’Osservatore Romano (LOR), de febrero de 2019, el director de la Red del Apostolado de la Oración del Papa, P. Frédéric Fornos, explicó que en las intenciones de oración del Pontífice “encontramos un eco en los desafíos para el mundo”.
El P. Fornos indicó que el Papa Francisco exhorta a rezar por quienes “se dejan llevar por caminos de muerte, a causa de diversas dependencias: abuso de drogas o de alcohol, uso nocivo de las nuevas tecnologías o pornografía online, con todas sus consecuencias”.
HOY SE INICIA EL MES DE SANTO ROSARIO - OCTUBRE, MES DEL SANTO ROSARIO
Hoy se inicia el mes del Santo Rosario
Redacción ACI Prensa
Este 1 de octubre la Iglesia inicia la celebración del mes del Santo Rosario, una oración querida por muchos santos a lo largo de la historia y que fue difundida por Santo Domingo de Guzmán por petición de la Santísima Virgen María.
Según cuenta la historia, en la antigüedad romanos y griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que marchaban al coliseo romano para ser martirizadas, llevaban sobre sus cabezas coronas de rosas como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones para ir al encuentro de Dios. Estas rosas eran recogidas en las noches por los cristianos, quienes recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso de las mártires.
La Iglesia recomendó rezar este rosario recitando los 150 salmos de David, sin embargo, esto solo la seguían las personas cultas, pero no la mayoría de los fieles. Ante esto, se sugirió que quienes no supieran leer, reemplazaran los salmos por 150 Avemarías divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
Siglos después, específicamente en 1208, se cuenta que la misma Virgen María enseñó a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores (dominicos), el rezo del Rosario.
El santo español se encontraba entonces en el sur de Francia luchando contra la herejía albigense. Un día, en la capilla que estaba en Prouille, le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues sentía que no estaba logrando casi nada.
La Virgen se le apareció sosteniendo un rosario y le enseñó a recitarlo. Luego le pidió que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias.
Santo Domingo de Guzmán salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente, lo predicó, y con gran éxito porque muchos albigenses volvieron a la fe católica.
Años después, el 7 de octubre de 1571, tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, cuando la cristiandad era amenazada por los turcos. Ante el inminente peligro, el Papa San Pío V pidió días antes a los fieles que rezaran el rosario pidiendo por las fuerzas cristianas.
Cuenta la historia que el Pontífice estaba en Roma despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había triunfado. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia de la victoria. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
Durante siglos los fieles rezaron el rosario dividido en quince misterios: gozosos, dolorosos y gloriosos. Sin embargo, en octubre de 2002 fue presentada la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, en la que San Juan Pablo II añadió el rezo de cinco “misterios luminosos”, centrados en la vida pública de Jesús.
El Santo Rosario ha sido la oración preferida de muchos santos y pontífices. Así, en octubre de 2016 el Papa Francisco afirmó que “el Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”.
ROSARIO MISIONERO: CÓMO REZARLO PASO A PASO
Rosario Misionero: cómo rezarlo paso a paso
El Rosario Misionero se reza principalmente en el mes de octubre con la finalidad de poner en manos de la Virgen María la evangelización en los cinco continentes.
Para rezar el Rosario Misionero se sigue el mismo esquema de cualquier rosario, con la particularidad de que todas las intenciones van dirigidas a pedir por las misiones en los cinco continentes, cada uno de ellos identificado con un color. También se agrega una jaculatoria especial al final de cada misterio y una oración a la Virgen María por los misioneros.
Colores del Rosario Misionero
El primero es de color verde y se reza por África.
El segundo es de color rojo y se reza por América.
El tercero es blanco y se reza por Europa.
El cuarto, de color azul y se reza por Oceanía.
El quinto es amarillo y se reza por los habitantes de Asia.
¿Cómo rezar el Santo Rosario Misionero?
Nos disponemos a rezar el Santo Rosario:
La señal de la cruz
Por la señal de la santa cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Yo pecador
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Primer Misterio (África)
Pidamos por África, para que pueda superar el sufrimiento provocado por el hambre, la pobreza, las continuas guerras y las desigualdades raciales.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.
Segundo Misterio (América)
Pedimos por la Iglesia en América, para que, obedientes al Maestro, pueda escuchar el consejo de María, que nos dice: “Hagan lo que Él les diga”.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.
Tercer Misterio (Europa)
Pidamos para que la Iglesia en Europa recupere su vitalidad cristiana y misionera.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.
Cuarto Misterio (Oceanía)
Pidamos por todos los hombres y mujeres de Oceanía, para que escuchando la Palabra de Dios, se dejen transformar por ella.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.
Quinto Misterio (Asia)
Pidamos por los pueblos de Asia, para que permanezcan abiertos al anuncio del Evangelio proclamado por los misioneros.
A continuación, se reza:
1 Padrenuestro
10 Avemarías
1 Gloria
Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.
Tres Avemarías con una pequeña variación
-Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto, en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María…
–Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia…
Santa María…
–Dios te salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia…
Santa María…
-Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original.
Oración a María, Reina de las Misiones
María, Reina de las Misiones, soberana del mundo entero, Virgen purísima escogida entre millares, mírame con ojos piadosos postrado a tus pies para implorar tu maternal ternura tu auxilio eficaz en favor de millones de hombres y mujeres que no conocen a tu Hijo, a quienes Él nos ha enviado a proclamar la Buena Noticia. Están sumidos en la impiedad e idolatría y gimen y lloran envueltos en las garras de la cultura de la muerte. Mira como sus almas sufren por no conocer al Dios Verdadero.
¡Madre mía! No conocen a Jesús, tu Hijo divino. No saben que, por salvarlos, derramó toda su sangre redentora. No saben que, por mejor esperarlos, sigue allí clavado, extendidos sus brazos divinos, abierto el costado y sangrando el Corazón, mientras les dice: “¡Vengan a mi Corazón todos!”.
¡Reina y Madre mía! Intercede por ellos ante tu divino Hijo, y alcanza con tu inmenso poder que la luz del Evangelio se derrame por el mundo entero. Que no haya religión, ni pueblo, ni hogar, ni siquiera un corazón que no adore a Cristo, fruto bendito de tus purísimas entrañas, y que no le honre como a su Rey y Señor.
Mírame, Madre amada, Reina de las Misiones, postrado ante tus benditas plantas. Y no te olvides también de mí. Miserable soy y pequeño, y no tengo otro refugio ni otra ayuda que la tuya. Amén
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Letanía del Rosario Misionero
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros
Santa María, Reina de las misiones, ruega por nosotros
San Francisco Javier, ruega por nosotros
Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros
San Marcos, ruega por África
Santa Josefina Bakhita, ruega por África
San Daniel Comboni, ruega por África
San Carlos Lwanga y compañeros mártires, rueguen por África
Beato Carlos de Foucauld, ruega por África
Beata Clementina Anuarite, ruega por África
Beato Isidoro Bakanja, ruega por África
Beatos y santos del continente de la esperanza, rueguen por África
San Francisco Solano, ruega por América
Santa Rosa de Lima, ruega por América
San Felipe de Jesús, ruega por América
Santo Toribio de Mogrovejo, ruega por América
San Junípero Serra, ruega por América
San Pedro Claver, ruega por América
San Pedro de Betancur, ruega por América
Beatos y santos del nuevo mundo, rueguen por América
Santos Pedro y Pablo, rueguen por Europa
San Bonifacio de Alemania, ruega por Europa
San Agustín de Canterbury, ruega por Europa
San Patricio de Irlanda, ruega por Europa
San Leandro de Sevilla, ruega por Europa
San Guido Maria Conforti, ruega por Europa
Beato Paolo Mana, ruega por Europa
Venerable Paulina Jaricot, ruega por Europa
Beatos y Santos del Viejo Mundo, rueguen por Europa
San Pedro Chanel, ruega por Oceanía
San Damián de Molokai, ruega por Oceanía
Santa Mariana de Molokai, ruega por Oceanía
Santa María de la Cruz MacKillop, ruega por Oceanía
San Pedro Calúñgsod, ruega por Oceanía
Beato Diego Luis de San Vitores, ruega por Oceanía
Beatos y Santos de las innumerables Islas, ruega por Oceanía
San Andrés, ruega por Asia
Santo Tomás, ruega por Asia
San Juan de Brito, ruega por Asia
Santo Teófano Vénard, ruega por Asia
San Valentín Berriochoa, ruega por Asia
San Pablo Miki y compañeros mártires, rueguen por Asia
San Pablo Chong Hasang y compañeros mártires, rueguen por Asia
Santa Inés Tsao Kueiying, ruega por Asia
Beatos y santos del lejano oriente, rueguen por Asia
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
Oración final del Rosario Misionero
Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
domingo, 4 de septiembre de 2022
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 4 DE SEPTIEMBRE DE 2022
Domingo XXIII (C) del tiempo ordinario
Domingo 4 de septiembre de 2022
1ª Lectura (Sab 9,13-18): ¿Qué hombre conocerá el designio de Dios?, o ¿quién se imaginará lo que el Señor quiere? Los pensamientos de los mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo mortal oprime el alma y esta tienda terrena abruma la mente pensativa. Si apenas vislumbramos lo que hay sobre la tierra y con fatiga descubrimos lo que está a nuestro alcance, ¿quién rastreará lo que está en el cielo?, ¿quién conocerá tus designios, si tú no le das sabiduría y le envías tu santo espíritu desde lo alto? Así se enderezaron las sendas de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada y se salvaron por la sabiduría.
Salmo responsorial: 89
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán». Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna.
Si tú los retiras son como un sueño, como hierba que se renueva que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. Sí, haga prósperas las obras de nuestras manos.
2ª Lectura (Flm 9b-10.12-17): Querido hermano: Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo. Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad. Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que silo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor. Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Versículo antes del Evangelio (Sal 118,135): Aleluya. Señor, mira benignamente a tus siervos y enséñanos a cumplir tus mandamientos. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 14,25-33): En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.
»Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»
«El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío»
Rev. D. Joaquim MESEGUER García
(Rubí, Barcelona, España)
Hoy, Jesús nos indica el lugar que debe ocupar el prójimo en nuestra jerarquía del amor y nos habla del seguimiento a su persona que debe caracterizar la vida cristiana, un itinerario que pasa por diversas etapas en el que acompañamos a Jesucristo con nuestra cruz: «Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío» (Lc 14,27).
¿Entra Jesús en conflicto con la Ley de Dios, que nos ordena honrar a nuestros padres y amar al prójimo, cuando dice: «Si alguno viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26)? Naturalmente que no. Jesucristo dijo que Él no vino a derogar la Ley sino a llevarla a su plenitud; por eso Él da la interpretación justa. Al exigir un amor incondicional, propio de Dios, declara que Él es Dios, que debemos amarle sobre todas las cosas y que todo debemos ordenarlo en su amor. En el amor a Dios, que nos lleva a entregarnos confiadamente a Jesucristo, amaremos al prójimo con un amor sincero y justo. Dice san Agustín: «He aquí que te arrastra el afán por la verdad de Dios y de percibir su voluntad en las santas Escrituras».
La vida cristiana es un viaje continuo con Jesús. Hoy día, muchos se apuntan, teóricamente, a ser cristianos, pero de hecho no viajan con Jesús: se quedan en el punto de partida y no empiezan el camino, o abandonan pronto, o hacen otro viaje con otros compañeros. El equipaje para andar en esta vida con Jesús es la cruz, cada cual con la suya; pero, junto con la cuota de dolor que nos toca a los seguidores de Cristo, se incluye también el consuelo con el que Dios conforta a sus testigos en cualquier clase de prueba. Dios es nuestra esperanza y en Él está la fuente de vida.