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jueves, 8 de enero de 2015
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS PECADORES
Santa María, Madre de Dios
Autor desconocido
Santa María, Madre de Dios,
consérvanos el corazón joven,
danos un corazón sencillo,
alegre siempre con la presencia de tu Hijo.
Santa María, Madre de Dios,
danos un corazón generoso y fiel,
un corazón compasivo y amable,
que no olvide ningún bien,
ni guarde rencor por ningún mal.
Santa María Madre de Dios,
danos un corazón manso y enérgico,
capaz de amar sin esperar respuesta,
capaz de ser impaciente ante los odios,
un corazón entregado que sólo sea feliz en la relación con Dios,
en la entrega a los hombres
y en el respeto al mundo.
Santa María, Madre de Dios,
consérvanos el corazón joven.
PUERTA DEL CIELO, LA VIRGEN MARÍA
Puerta del cielo
Hna. Teresa del Carmen Rodríguez Perez
Si por Ti a nuestro mundo
vino Dios a visitarnos, e
es tan cierto Madre mía
que por Ti a Dios volvamos
Puerta estrecha y angosta
tu pequeñez nos espera
para llevarnos al Padre.
¡Tu corazón lo desea!
Es necesario abajarnos,
aprender de tu humildad,
para entrar, seguir por Ti
y alcanzar la santidad.
Como acogiste a Jesús
en tu ser, tu corazón,
en tu mente en tu vientre,
recíbeme Madre de Dios.
Enséñame a entrar por Ti
al Corazón de Jesús,
pues El es uno contigo
y tu nos das de su luz.
Puerta pequeña y hermosa
permaneces siempre abierta
esperando que tus hijos
te acuerdes que estás en vela.
Tu nos muestras el Camino
a Jesús, verdad y Vida,
nos conduces hasta El
por tu pequeña vereda:
La senda de la esperanza,
de la fe y la sencillez
del HAGASE a Gabriel
y tu constante obedecer.
Puerta, camino sencillo
que nos llevas al Cielo,
guía siempre nuestros pasos,
condúcenos a lo eterno
PLEGARIA A MARÍA AUXILIADORA
Plegaria a María Auxiliadora
Antonio Rodríguez Mateo
Dios te salve, Auxiliadora:
Hija del Padre Eterno,
Corazón Inmaculado,
líbranos del Averno,
nosotros que hemos pecado.
María Auxiliadora,
por la llaga de su costado.
Dios te salve, Auxiliadora:
Esposa del Espíritu Santo
y Madre del Hijo de la Verdad,
ampáranos bajo tu manto,
y guía nuestro caminar.
María Auxiliadora,
no nos vayáis a olvidar.
Dios te salve, Auxiliadora:
Madre de la Obra Salesiana,
y protectora del desvalido,
Nuestra Reina soberana,
y el faro de nuestros sentidos,
María Auxiliadora,
sin él, vagamos perdidos.
Dios te salve, Auxiliadora:
Por la ventura de tu talle,
y amor misericordioso,
ayúdanos a recorrer el valle,
y muéstranos a tu Hijo Glorioso.
María Auxiliadora,
danos ese tu corazón primoroso.
Dios te salve, Auxiliadora:
Socorre nuestra alma impura,
y aléjala de sus tormentos,
para que recobre la cordura,
y terminen sus sufrimientos.
María Auxiliadora,
escúchale sus lamentos.
Dios te salve, Auxiliadora:
Al llegar la hora de la muerte,
y el alma vuele al cielo,
sé con ella indulgente,
cuando esté ante el Padre Eterno.
María Auxiliadora,
primavera en crudo invierno.
LETANÍAS POR LOS SACERDOTES EN JUEVES EUCARÍSTICO
Letanías por los Sacerdotes
Oremos por el Santo Padre, llénalo de coraje y de gracia, oh Señor.
A los Cardenales, arzobispos, y obispos, dadles un corazón de pastor, oh Señor.
A Los sacerdotes diocesanos, llenadlos con tu Espíritu, Señor.
A Los sacerdotes de órdenes religiosas, para que sean perfectos en tu llamado, Señor.
A Los sacerdotes que están enfermos, curarlos, Señor.
A Los sacerdotes que están en peligro, libradlos, Señor.
A Los sacerdotes que son débiles, fortalecedlos, Señor.
A Los sacerdotes que son pobres, socorredlos, Señor.
A Los sacerdotes que han perdido su celo, renovadlos, Señor.
A Los sacerdotes que están tristes, consolarlos, Señor.
A Los sacerdotes que están preocupados, dadles la paz, Señor.
A Los sacerdotes que son viejos, sostenedlos, Señor.
A Los sacerdotes que están solos, acompañadlos, Señor.
A los Sacerdotes misioneros, protegedlos, Señor.
A Los sacerdotes que son los predicadores, iluminadlos, Señor.
A Los sacerdotes que dirigen las almas, instruidlos, Señor.
A Los sacerdotes y religiosos que han muerto, llevadlos a la gloria, Señor.
A todos los sacerdotes, dadles sabiduría y conocimiento.
A todos los sacerdotes, dadles comprensión y consejo.
A todos los sacerdotes, dadles tu temor y reverencia .
A todos los sacerdotes, dadles paciencia y amor.
A todos los sacerdotes, dadles obediencia y amabilidad.
A todos los sacerdotes, dadles un entusiasmo ardiente por las almas.
A todos los sacerdotes, dadles las virtudes de fe, esperanza y amor.
A todos los sacerdotes, dadles un intenso amor por la Eucaristía.
A todos los sacerdotes, dadles lealtad al Santo Padre y a los obispos.
A todos los sacerdotes, dadles el respeto por la vida y la dignidad humana.
A todos los sacerdotes, dadles la integridad y la justicia.
A todos los sacerdotes, dadles humildad y generosidad.
A todos los sacerdotes, dadles fuerza en sus labores.
A todos los sacerdotes, dadles la paz en sus sufrimientos.
A todos los sacerdotes, dadles un gran amor por la Santísima Trinidad.
A todos los sacerdotes, dadles un gran amor por María.
A todos los sacerdotes, dejadlos ser la luz de Cristo.
A todos los sacerdotes, que sean la sal de la tierra.
A todos los sacerdotes, dejadlos practicar el sacrificio y la abnegación.
A todos los sacerdotes, que sean santos enl cuerpo, mente y espíritu.
A todos los sacerdotes, dejadlos que sean hombres de oración.
A todos los sacerdotes, dejad que la fe puede brillar en ellos.
A todos los sacerdotes, que sean afectados por nuestra salvación.
A todos los sacerdotes, que sean fieles a su vocación sacerdotal.
A todos los sacerdotes, que sus manos puedan bendecir y sanar.
A todos los sacerdotes, para que mantengan encendido el amor a Dios.
A todos los sacerdotes, para que todos sus pasos sean para la gloria de Dios.
A todos los sacerdotes, para el Espíritu Santo los llene, y les de sus dones en abundancia.
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA, POR NUESTROS SACERDOTES
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA,
POR NUESTROS SACERDOTES
María, Madre de Jesús,
Cubre con tu manto de pureza a nuestros sacerdotes,
Protegedlos, guiadlos y mantenlos unidos a tu corazón.
Se una madre para todos ellos,
especialmente en momentos de desánimo y soledad.
Amadlos y haz que se mantengan siempre junto a Jesús
Al igual que Jesús, ellos también son tus hijos. Mantén su corazón puro y limpio.
Que sus mentes estén llenas de la gloria de Jesús y que sus labios siempre pronuncien la palabra de Jesús, Ellos son los que ofrece perdón por los pecados y a todos los que con ellos se reúnen.
María, Madre de Jesús se vuestra madre
Amadlos y dadles alegría. Cuidad especialmente de los sacerdotes enfermos y los agonizantes y sobre todo de los que han sido más tentados.
Recuerda que han dedicaron su juventud y ahora su vejez,
Toda su vida fue entregada al servicio de Dios y de la iglesia.
Madre, bendícelos y guardadles en una parte especial en tu corazón. Dadles la paz de tu corazón, dadles la belleza, la pureza e inmaculado de tu corazón.
Tan lleno de amor y humildad para que ellos también puedan crecer en la semejanza de cristo Jesús.
María: que sean humildes como tú y santos como Jesús.
Amen.
NO TENGO GANAS DE ORAR
NO TENGO GANAS DE ORAR
Frecuentemente, querido amigo, no tengo ganas de orar. Si he de ser sincero, debo confesar que estas veces son más numerosas que las otras. Me ha ocurrido también el sentirme extraño, nervioso, disipado, fastidiado hasta de encontrarme con las personas, en cumplir un favor prometido, y por si fuera poco, encontrar un amigo que me va y me cuenta las consecuencias de su úlcera... ¿Orar? No quiero ni pensarlo. ¿Quién tiene ganas de orar?
Después de vagabundear un poco, he entrado en una iglesia sin demasiada convicción, con el propósito de salir cuanto antes de allí; no tenía ganas de orar.
He realizado un esfuerzo inmenso para permanecer arrodillado en el banco durante cinco minutos; experimentaba un malestar indecible.
Al fin, para despedirme, en un clima de sinceridad, dije con toda franqueza: "Señor, no tengo ganas de orar, es inútil insistir, excúsame, me voy... dejémoslo para una ocasión más propicia..."
Lo repetí una vez más y luego otra y otra, al final perdí la cuenta... pues bien, salí de la iglesia al cabo de una hora. Estaba distensionado, sereno, contento como en raras ocasiones. Reconciliado conmigo mismo y con todos los inoportunos de este mundo.
Por eso te digo, querido amigo: si esperas para orar hasta que tengas ganas, estás perdido. Debes tener el coraje para orar incluso cuando no tengas ganas. Sobre todo en ese momento, "todo es gracia"... introdúcete por el corredor oscuro de la desgana, sigue adelante aunque tengas la impresión de que no llegarás nunca a la luz. Sigue adelante aunque te sientas frío, árido, seco y vacío. A fuerza de insistir, el túnel oscuro desembocará en un espectáculo de luz resplandeciente.
Di al Señor, cuando te encuentres delante de Él, todo lo que sientas, todo lo que lleves dentro, lo que te preocupa y lo que te alegra. Y si estás fastidiado, díselo también, que Él comprende todo, entiende mejor que tú el estado de ánimo que llevas. Más todavía, Él te dará lo que necesitas para comunicarte mejor, Él te enviara su Espíritu sin el cual no podemos decir "¡Padre!". Déjate amar por Él. Quédate un momento en silencio. No te desconcierte ni desaliente que a veces el Señor parece también guardar silencio.
Es preciso creer que Dios está presente en las largas noches, en los días negros, para tomarte de la mano y guiar tus pasos por sus sendas. Cuando digas "no tengo ganas de orar" es precisamente el momento oportuno... es cuando Dios actúa, por lo que es preciso, es urgente, que no esperes más; es el "tiempo favorable" para iniciar un encuentro con quien siempre te espera, con el Padre que continuamente piensa en ti y se hace el encontradizo para demostrarte su amor.
¿No has visto nunca en la montaña ciertas flores que nacen en las oscuras hendiduras de las rocas?
La oración más espontánea puede despuntar después de una larga preparación de aridez, después de momentos de desolación.
En cada uno de nosotros hay un niño que lloriquea: "no tengo ganas..." Pero hay, asímismo, un adulto que suplica: "No te preocupes. Ora como si las tuvieras".
¡Cuando las ganas decrecen, es el momento en el que debes tener el coraje de orar!
miércoles, 7 de enero de 2015
LOS PRIMEROS CRISTIANOS ¿REZABAN A LA VIRGEN MARÍA?
Los primeros cristianos ¿rezaban a la Virgen?
Un papiro de mediados del siglo III nos indica que si, y muchos fieles de hoy rezan con las mismas palabras.
Por: . | Fuente: primeroscristianos.wordpress.com // InfoCatólica.com
En un papiro egipcio
Edgar Lobel, experto en papirología de la Universidad de Oxford, dedicó su vida al estudio de los papiros encontrados en Egipto. Como es conocido, el clima extremadamente seco de la mayor parte de Egipto ha hecho que se conserven multitud de fragmentos de papiros antiquísimos, con textos de hace milenios, en griego y en copto. Muchos de estos textos se habían perdido. En otros casos, los papiros sirven para confirmar la antigüedad de textos que sí que se habían conservado a través de sucesivas copias o traducciones.
Uno de estos papiros, descubierto en las proximidades de la antigua ciudad egipcia de Oxirrinco, contenía una oración a la Virgen. Y no cualquier oración, sino una plegaria que continuamos rezando hoy en día, la oración Sub tuum praesidium. La versión latina es:
Sub tuum praesidium
confugimus,
Sancta Dei Genitrix.
Nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
confugimus,
Sancta Dei Genitrix.
Nostras deprecationes ne despicias
in necessitatibus nostris,
sed a periculis cunctis
libera nos semper,
Virgo gloriosa et benedicta.
La versión castellana, es muy conocida:
Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
Y la versión en griego clásico, que es precisamente la que se encontró en el papiro. Basta fijarse con detenimiento en la foto del papiro para reconocer las palabras griegas originales:
Cabe destacar la presencia del término Theotokos (en este caso, Theotoke, en vocativo), es decir, “Madre de Dios”, dos siglos después, en el Concilio de Éfeso, se reconoció de forma solemne que este título era adecuado para la Virgen María, contra el parecer de Nestorio. Es decir, en Éfeso, la Tradición de la Iglesia fue defendida contra los que preferían sus propios razonamientos a la enseñanza de siempre de la Iglesia.
Resulta impresionante rezar esta oración, sabiendo que los cristianos la rezaban ya, por lo menos, en el año 250 d.C., que es la fecha en la que Edgar Lobel dató el papiro en el que se encontraba.Nosotros no la hemos recibido de los arqueólogos, sino de la tradición de la Iglesia, a través del latín en el caso de la Iglesia Latina o del griego y el eslavonio antiguo en Oriente. Resulta agradable, sin embargo, que la arqueología nos muestre una vez más que la tradición no es algo inventado, sino que verdaderamente nos transmite la herencia que los primeros cristianos recibieron de Cristo y de los Apóstoles.
Como dato curioso, se puede señalar que, aunque Lobel fechó el papiro, como hemos dicho, en el siglo III, el editor encargado de la publicación de los papiros, M.C.H. Roberts, lo publicó como perteneciente al siglo IV. Respondiendo a las críticas recibidas por ello, contestó que le parecía “casi increíble que una plegaria dirigida de forma tan directa a la Virgen en esos términos pudiese haber sido escrita en el siglo tercero”. Es decir, sus prejuicios no le permitían aceptar los datos de la ciencia sobre el asunto, porque no concordaban con la idea protestante de que la veneración a la Virgen y a los santos tuvo su origen en la conversión de Constantino y en la (supuesta) paganización de la Iglesia en el siglo cuarto.
En cambio, como siempre sucede, los fieles que, con sencillez, rezan esta oración porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por lo tanto, más cerca de Cristo. Que todos tengamos esa sencillez y recemos hoy, con los cristianos de todos los tiempos, a la Sancta Dei Genitrix, la Theotokos, la Madre de Dios.
THEOTOKOS, LA MADRE DE DIOS
La oración Sub tuum praesidium es un testimonio entrañable, probablemente el más antiguo y el más importante en torno a la devoción a Santa María. Se trata de un tropario* (himno bizantino) que llega hasta nosotros lleno de juventud. Es quizás el texto más antiguo en que se llama Theotokos a la Virgen, e indiscutiblemente es la primera vez que este término aparece en un contexto oracional e invocativo.
G. Giamberardini, especialista en el cristianismo primitivo egipcio, en un documentado estudio ha mostrado la presencia del tropario en los más diversos ritos y las diversas variantes que encuentra, incluso en la liturgia latina. La universalidad de esta antífona hace pensar que ya a mediados del siglo III era usual invocar a Santa María como Theotokos, y que los teólogos, como Orígenes, comenzaron a prestarle atención, precisamente por la importancia que iba adquiriendo en la piedad popular. Simultáneamente esta invocación habría sido introducida en la liturgia.
En el rito romano, su presencia está ya testimoniada en el Liber Responsalis, atribuido a San Gregorio Magno y es copiado en el siglo IX en la siguiente forma: “Sub tuum praesidium confugimus, Sancta Dei Genitrix”. Algunos manuscritos de los siglos X y XI, presentan unas deliciosas variantes de esta oración, manteniendo intacta la expresión Santa Dei Genitrix, en estricta fidelidad a la Theotokos del texto griego.
Se trata de traducciones fidelísimas del texto griego, tal y como aparece en el rito bizantino, en el que se utiliza la palabra griega eysplagknían, para referirse a las entrañas misericordiosas de la Madre de Dios. La consideración de la inmensa capacidad de las entrañas maternales de la Madre de Dios está en la base de la piedad popular que tanta importancia dio al título Theotokos para designar a la Madre de Jesús. Y quizás como lo más importante sea el hecho de que el testimonio del Sub tuum praesidium levanta la sospecha de que el título Theotokos se origina a mediados del siglo III en la piedad popular como invocación a las entrañas maternales de Aquella que llevó en su seno a Dios. Esta vez, quizás, la piedad popular fue por delante de la Teología. Al menos, es muy verosimil que así fuese.
Los fieles que, con sencillez, rezan esta oración a la Sancta Dei Genitrix, la Theotokos, la Madre de Dios, porque la han recibido de manos de la Iglesia, son los que están más cerca de lo que transmitieron los primeros cristianos y, por lo tanto, más cerca de Cristo.
La versión latina esta oración ha sido inmortalizada en la música especialmente por Antonio Salieri y Wolfgang Amadeus Mozart.
*Tropario (de trópos = modo, forma o tono): composición poética de variable duración, cuyo ritmo se fundamenta sobre el acento tónico. Los más antiguos se remontan al siglo V. Estos formaron luego parte de las sucesivas composiciones litúrgicas de los kontákia, de los iki y de los cánones. Con frecuencia el tropario es el desarrollo de una antífona sálmica.
ORACIÓN DE VISITA A SAN JOSÉ
VISITA A SAN JOSÉ
¡Oh castísimo esposo de la Virgen María, mi amantísimo protector San José! Todo el que implora vuestra protección experimenta vuestro consuelo. Sed, pues, Vos mi amparo y mi guía. Pedid al Señor por mí; libradme del pecado, socorredme en las tentaciones y apartadme del mal y del pecado. Consoladme en las enfermedades y aflicciones. Sean mis pensamientos, palabras y obras fiel trasunto de cuanto os pueda ser acepto y agradable para merecer dignamente vuestro amparo en la vida y en la hora de la muerte. Amén.
Jaculatoria.-¡Oh glorioso San José! Haced que sea constante en el bien; corregid mis faltas y alcanzadme el perdón de mis pecados.
martes, 6 de enero de 2015
¿QUÉ ES LA EPIFANÍA? 6 DE ENERO
¿Qué es la Epifanía?
La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad
Por: www.aciprensa.com
Epifanía significa "manifestación". Jesús se da a conocer. Aunque Jesús se dio a conocer en diferentes momentos a diferentes personas, la Iglesia celebra como epifanías tres eventos:
- Su Epifanía ante los Reyes Magos (Mt 2, 1-12)
- Su Epifanía a San Juan Bautista en el Jordán
- Su Epifanía a sus discípulos y comienzo de Su vida pública con el milagro en Caná.
La Epifanía que más celebramos en la Navidad es la primera.
La fiesta de la Epifanía tiene su origen en la Iglesia de Oriente. A diferencia de Europa, el 6 de enero tanto en Egipto como en Arabia se celebraba el solsticio, festejando al sol victorioso con evocaciones míticas muy antiguas. Epifanio explica que los paganos celebraban el solsticio invernal y el aumento de la luz a los trece días de haberse dado este cambio; nos dice además que los paganos hacían una fiesta significativa y suntuosa en el templo de Coré. Cosme de Jerusalén cuenta que los paganos celebraban una fiesta mucho antes que los cristianos con ritos nocturnos en los que gritaban: "la Virgen ha dado a luz, la luz crece".
Entre los años 120 y 140 AD los gnósticos trataron de cristianizar estos festejos celebrando el bautismo de Jesús. Siguiendo la creencia gnóstica, los cristianos de Basílides celebraban la Encarnación del Verbo en la humanidad de Jesús cuando fue bautizado. Epifanio trata de darles un sentido cristiano al decir que Cristo demuestra así ser la verdadera luz y los cristianos celebran su nacimiento.
Hasta el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar en este día la Epifanía del Señor. Al igual que la fiesta de Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz.
Esta fiesta nacida en Oriente ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. La celebración de esta fiesta es ligeramente posterior a la de Navidad.
Los Reyes Magos
Mientras en Oriente la Epifanía es la fiesta de la Encarnación, en Occidente se celebra con esta fiesta la revelación de Jesús al mundo pagano, la verdadera Epifanía. La celebración gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento de hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos, que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra; de la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.
El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mi me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.
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