Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.netCon María...esperado Pentecostés ¿Cómo reconoceré la Espíritu Santo, Señora? Porque Él te dará la fuerza que necesites para cumplir la Voluntad de Dios.
Aquí te espero, Señora mía, en este punto de mi vida y unos días antes de Pentecostés para que tú, Madre querida, me enseñes, me expliques, me acompañes a recibir al que nos ha prometido Jesús…
Aquí te espero, Señora mía, en este punto de mi vida y unos días antes de Pentecostés para que tú, Madre querida, me enseñes, me expliques, me acompañes a recibir al que nos ha prometido Jesús…
Quiero
encontrarte hoy Señora, mas, ¿dónde te busco?… mi alma comienza a
susurrarte amorosamente un Ave María: Dios te salve, María, llena eres
de gracia, el Señor es contigo… Sí, Madre, el Señor es contigo y eres
llena de gracia… llena de gracia, esa gracia que enamora al mismo Dios, y
ha sido sembrada en tu alma por el Espíritu Santo… tú le conoces bien,
Señora, háblanos de El…
Y mi corazón te busca, y tú, siempre atenta, te llegas a mi alma y a mis sueños y me cuentas… me enseñas… me amas…
- Hija
querida, para que tu corazón entienda lo que significa albergar al
Espíritu Santo, lo primero y mas necesario es que sea un corazón de
puertas abiertas… un corazón que espera, un corazón que confía mas allá
de los límites, un corazón que pide a Jesús a cada instante "Señor,
aumenta mi fe"…
- Es
bien cierto Señora, tú has hallado gracia delante de Dios por tu oración
silenciosa, perseverante, confiadísima, y por tus virtudes,
delicadamente sembradas en el alma de quien debía recibir al Salvador
del mundo, y aceptadas por ti con alegría, y vividas con fe, no como
carga u obligación, sino como signo de amor… Señora, tú conoces bien al
Espíritu… no en vano la Iglesia nos dice que eres su fiel esposa…
- Así es
hija, el Espíritu llego a mí el día de la Encarnación como propuesta de
amor… Y me inundó el alma… mi vida no fue la misma a partir de aquel
día, es que las personas ya no son las mismas luego que El entra en sus
almas…
- ¿Cómo
es esto, Señora? ¿Cómo sabemos que El ha llegado a nuestra alma?, lo
sabemos por fe, sí, que lo hemos recibido en el Bautismo y en la
Confirmación, pero… ¿como nos damos cuenta en nuestra vida diaria, en la
rutina, de que nos estamos dejando guiar por El o si hacemos oídos
sordos a sus consejos, a las santas inclinaciones que sugiere a nuestra
alma?
- No
eres la primera que me hace esta pregunta… Hace ya tiempo me la hizo
Tomas… sí, Tomas, el Mellizo, el Apóstol, el que no había creído cuando
Jesús se presentó a sus compañeros…, pero ven, vamos a Jerusalén, así lo
ves por ti misma…
Mi
corazón cierra los ojos al mundo y te sigue, es una sensación hermosa,
seguirte, adondequiera que vayas, seguirte, no hay camino más hermoso,
María, no hay camino mas seguro…
Jerusalén
se presenta ante nuestros ojos quieto y sin ruido, apenas está por
salir el sol, uno que otro habitante va saliendo a sus diarias tareas,
entramos las dos a la ciudad sin ser vistas… Llegamos a una construcción
de dos plantas, que en nada se diferenciaba del resto de las viviendas…
Allí se reunían los Apóstoles y algunas mujeres… Quizás era la misma
casa en que se celebró la Ultima Cena, pero no quise preguntar…, era
demasiado fuerte toda la situación, preferí seguirte sin preguntas…
Entraste,
delicadamente, como entras en las almas de los que te aman, te sigo…,
era el día de Pentecostés, la fiesta de la cosecha, la plenitud y la
abundancia, habían transcurrido 50 días desde el Domingo de Pascua…, los
Apóstoles estaban ya reunidos en oración en el piso superior…Te
dedicaste a prepararles unos alimentos, te ayudé en lo poco que yo
sabía, en realidad, solo atinaba a mirarte, extasiada… Cuando todo
estuvo listo, subiste a alimentar a tus amigos, a tus hijos… y recordé
como alimentas a todos tus hijos, proporcionando a tus devotos todo lo
necesario para el cuerpo y el alma…
Los
hombres habían hecho un alto en la oración y agradecieron tu gesto
maternal… Cuando bajaste, noté que te seguía Tomas, el Mellizo… el
hombre estaba un poco turbado y sus ojos denotaban una gran
preocupación…
Señora mía- te dijo, y su voz rebosaba de amor y respeto- necesito preguntaros algo…
Dime hijo, te escucho…
Señora,
bien sabes lo que me ha sucedido con el Maestro, cuando me negué a creer
en su Resurrección… cuando se presentó ante mí yo me sentí avergonzado a
causa de mi incredulidad y lo que más me dolió fue la expresión de sus
ojos cuando me dijo "En adelante no seas incrédulo sino hombre de fe"…
su mirada reflejaba dolor por mi falta de fe… Señora, no quiero fallarle
de nuevo al Maestro, Él nos dijo que nos enviaría el Paráclito, el
Espíritu Santo y yo… yo tengo miedo de no reconocerlo… tu sabes, Madre…
Madre…
la palabra revoloteaba en el aire y lo perfumaba, sí Madre, Madre
nuestra, Madre de la Iglesia, Madre que escucha y aconseja, Madre que
calma y consuela… Madre
Tomas,
hijo, no temas…-contestó la llena de gracia- no temas… tu corazón debe
tener abierta sus puertas al amor de Dios, confiar… Él conoce tus
debilidades, pero también conoce tu amor… solo pide, hijo mío, solo pide
a Dios luz para el alma, luz para tu corazón, y el Espíritu te dará
todo lo que pides y más, mucho más…
¿Cómo lo reconoceré, Señora?
Porque El te dará la fuerza que necesites para cumplir la Voluntad de Dios…
¿Cómo sabré que es lo que Dios espera de mí?
Hijo, lo
que Dios espera de ti es que ames como Jesús te ama… el amor, además de
mandamiento es camino, y es mandamiento porque es camino… ama, hijo,
pero ama como Jesús te ama, con esa intensidad…. No esperes realizar
grandes milagros u obras para sentir que estás cumpliendo la voluntad de
Dios…. Se puede cumplir la voluntad del Padre en las cosas más
sencillas, y se puede desobedecer al Padre también en las cosas más
sencillas… La madre, cumple la voluntad de Dios amando, cuidando,
alimentando a sus hijos, siendo su amiga y serena consejera…. El padre,
cumple la voluntad de Dios protegiendo a su familia, velando por su
unidad, siendo faro en las tormentas del alma, llevando calma y paz… un
trabajador cumple la voluntad de Dios siendo fiel en su labor,
respetando a los demás, buscando siempre la paz…
Tomas te
miró con rostro aliviado, te abrazó con infinita ternura y vi como
gruesas lágrimas surcaban el rostro del hombre… qué hermosa imagen me
regalabas al corazón, Madre querida, un hombre que se abraza a ti y
puede llorar… toda la angustia del alma, se transforma en lágrimas y
caen sobre tu manto… Y retornan al hombre hechas consejo y camino…
Subimos
nuevamente al piso superior, y Pedro comenzó nuevamente las oraciones…
De repente vino del cielo un ruido, como el de una violenta ráfaga de
viento, que llenó toda la casa, y aparecieron unas lenguas, como de
fuego, que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos…
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran…
Los
hombres estaban entre maravillados y emocionados, y comenzó a escucharse
el griterío de la gente que había llegado atraída por el ruido del
viento y se agolpaba fuera de la casa… Los Apóstoles bajaron y se
acercaron a las personas que allí estaban y comenzaron a proclamar las
maravillas de Dios en distintos idiomas, así, cada uno de los presentes
les escuchaba en su propia lengua nativa…
Tan
opuesta esta escena a la de la Torre de Babel, donde el orgullo de los
hombres provocó el nacimiento de las distintas lenguas y no podían
entenderse… aquí, gracias al Espíritu, las diferentes lenguas no eran
obstáculo para el mensaje, sino canal por el que llegar a todo hombre…
Tú, Señora mía, te quedaste arriba… yo te pregunté, tímidamente…
¿Y ahora, Madre?
Pues,
acabas de presenciar el nacimiento de la Iglesia… Una Iglesia que
proclama el amor de Dios en toda lengua y a toda cultura… Una Iglesia de
puertas abiertas y corazón orante… una Iglesia que es cuerpo de Cristo…
y, como todo cuerpo, tiene muchos miembros…
Explícame esto, Señora…
Hija,
todos acaban de ser bautizados en el único Espíritu, y así lo serán los
que vayan creyendo el mensaje de Jesús… pero cada uno tiene un lugar
dentro del cuerpo Místico de Cristo… para que entiendas… un cuerpo no es
solo ojos, o manos, o pies, eso no seria un cuerpo, un cuerpo esta
formado por muchos miembros, unos mas notables, otros menos notables,
pero todos igualmente necesarios y dignos… algunas personas piensan que
porque no es evidente en ellos alguna habilidad especial, no pueden
encontrar la voluntad de Dios para ellos, nada más lejos de la realidad…
mira, no se trata de las cosas que se hacen, sino del amor con que se
hacen…. Tiene mas mérito a los ojos de Dios una mamá que sirve un plato
de arroz a sus hijos con infinito amor en la intimidad del hogar, que
una persona que alimenta a diez solo para que los demás vean su
generosidad…, no se trata de las escalas del mundo sino de las escalas
de Dios ¿puedes entenderlo? Todos los bautizados han recibido un don
especial del Espíritu Santo… Encontrar ese don, a veces dormido dentro
del alma, es todo un esfuerzo, implica idas y venidas en el interior de
uno mismo, pero luego de la búsqueda y del esfuerzo, el don despliega
las alas… todas las personas son muy capaces para algo, según los dones
del Espíritu, algunos serán favorecidos con el don de la sabiduría,
otros de la inteligencia, otros de la fortaleza, otros del consejo, para
otros habrá espíritu de ciencia y en otros de piedad, y para otros
habrá un santo temor de Dios…, pero encontrar esos dones dentro del
alma, supone un esfuerzo, nadie pretenda descubrirlos mágicamente…
además, luego de encontrarlos hay que hacerlos dar fruto, pues recuerda
lo que dijo Jesús "Al que tiene se le dará más y al no tiene, aun lo
poco que posee le será quitado" se refería aquí a los dones del
Espíritu…
Te
acercas a mí, tu mirada me da paz, mucha paz… bajamos, la gente se
agolpa a la puerta de la casa, salimos sin ser vistas… Un hombre reparó
en ti y te reconoció, se acercó y te dijo…
Señora… Señora…
Me alejé
para que hablaran solos… Cuando te retiraste, el hombre tenía la mirada
como iluminada, y una sonrisa llena de paz… Los primeros devotos tuyos,
Señora, los primeros sencillos y fieles devotos…
Volvemos
juntas a mi realidad de todos los días… se acerca el domingo de
Pentecostés, quiero esperarlo en oración y con las puertas de mi corazón
abiertas, como tu me enseñaste… Debemos despedirnos…
-Gracias,
Madre -susurra mi alma sin ganas de dejarte- gracias… cada vez que mi
corazón te encuentra termina fortalecido, gracias…
- Nos vemos, querida, nos vemos en la misa de Pentecostés, te estaré esperando…
Vuelvo a mi realidad, mientras mi corazón te da el último abrazo y se despide de ti…
Tú
susurras algo, que no alcanzo a escuchar… Me quedo con la duda ¿Qué
dijiste María, que mi apuro no me dejó oír?... Un pensamiento me viene
al corazón, quizás dijiste…"Hija, algún día comprenderás que no hay
despedidas entre nosotras, que siempre estamos juntas, que siempre estoy
a tu lado, aunque muchas veces, tu angustia, tu soledad, tu tristeza,
no te permita verme"….
Amigo
que lees estas líneas… espero que tengas un hermoso domingo de
Pentecostés… que tu corazón se llene de fuerza para multiplicar los
hermosos dones con que el Espíritu ha adornado tu alma…
NOTA:
"Estos
relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi
imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído.
Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de
revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla
de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden
exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención
sobrenatural alguna."
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