María es la Gran Benefactora de la humanidad, porque con su oración perseverante atrajo la predilección de Dios y anticipó el tiempo de la Encarnación del Verbo. Ella anticipó también el tiempo en que Jesús debía comenzar a hacer sus milagros y a manifestarse, anticipó su Resurrección y ahora detiene los castigos que esta humanidad ya hace tiempo que merece. No tendremos nunca con qué pagarle a María todo el bien que ha hecho por los hombres, su amor tan grande por nosotros. Pero sí podemos hacer algo por Ella, y es amarla con todo nuestro ser y cumplir los Diez Mandamientos para no ofender a su Hijo Jesús y así consolar a su Corazón Inmaculado. Si María no se hubiera puesto tantas veces entre la Justicia Divina y nosotros, ya la humanidad habría sido borrada de la tierra hace siglos.
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