Oración y saludo a la Virgen María
Padre Marcelo Rivas Sánchez
“Madre del Redentor, Virgen fecunda, puerta del cielo, siempre abierta, estrella del mar”
Madre, palabra de cinco letras que encierra Maternidad, Amor, Dedicación, Reunión y Entrega. Agregaría la S para hacerla de todos y decir Sabiduría.
La Virgen da a luz a Jesús en su fe y en su vientre. En su fe gracias al hogar cristiano de sus padres san Joaquín y santa Ana; y en su vientre en aquel hermoso encuentro con el ángel Gabriel donde su respuesta afirmativa y comprometida (fiat) sella el compromiso de amor. Isaías 7,14 en medio de la inspiración divina grita: “El Señor mismo les dará una señal: He aquí que una joven virgen concebirá y dará a luz un hijo, que llamará Enmanuel. Era una joven, apta para la fecundidad, de unos dieciséis a vente años que sabe responder a Dios. En ese momento, ante los ojos del mundo, se estaba realizando un pacto de amor entre Dios y una joven virgen. Se alegra el cielo y se colocaba a toda la creación como testigo. La Virgen asume el papel de Corredentora: “Hágase en mí según tu palabra” Claro que tenía miedo. De seguro temblaba, pero sabía lo que estaba sucediendo. Así como Samuel invita a Dios “Habla Señor que tu siervo escucha” María se convierte en ese puente de salvación para todos los que en Ella encuentran refugio y consuelo.
“Ven a librar, al pueblo que tropieza y se quiere levantar” Lo ofrecido por Yahvé era una deuda que se tenía que cumplir. Frente al reclamo del pueblo aparece la definición: “Yo seré tu Dios y ustedes serán mi pueblo” En María, la Virgen, al decir de Pablo VI “orante, operante, oyente y Madre” se alista el cumplimiento de lo ofrecido por Dios. Porque vivía en oración, porque en ella se desarrolló la gracia y pudiendo escuchar con detenimiento la voz de Dios se hizo madre de Dios. María se hace, entonces, la virgen del camino que nos acompaña en nuestro avanzar con luchas y esfuerzos. Es un pueblo que necesita de modelos para mejorar y que siente asco por todo lo que sucede a su alrededor. “Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen” No es “simplemente” la joven que supo escuchar a Dios, sino la llena de gracia que por encima de todo se encontró con el amor de Dios y en ese amor pudo responder afirmativamente. Por eso es la Madre de Dios que gracias a la acción del Espíritu Santo para que más tarde, en las montañas de Aim Karim encuentre el fiel cumplimiento de Dios en el vientre de su prima Isabel. María es admirada en el Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador… está la gratitud, el fervor y la realización de esas promesas. “Recibe el saludo del ángel Gabriel,y ten piedad de nosotros”
María por tener esa gracia propia en ser la Madre de Dios es santa y desde ahí pudo “escuchar, entender y aceptar” la invitación de Dios en la boca del ángel Gabriel. Es un ángel que actúa con libertad para entablar diálogo con quien estaba preparada. ¡Alégrate! Y no tengas miedo, le dice el ángel, ya que ese hijo tomará para sí el dolor de todos como buen pastor. María al decir que “SI” nos dice que en ella estará, siempre, la oración a favor de todos delante de Dios. Pero de un Dios de misericordia y dulzura que en la cruz deja todo clavado y la cuenta.
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