Unidos a María
La Virgen le decía una vez a Sor Natalia Magdolna: “Confía en Mí hasta el punto de parecer una tonta”.
Y es que la Virgen quiere que confiemos ciegamente en Ella. Así como el bebé en brazos de su madre, se abandona a los cuidados maternales y está seguro en el regazo materno; así también debemos hacer nosotros con la Virgen, nuestra Madre del Cielo, que tiene mayores cuidados que cualquier madre de la tierra.
Si confiamos en María, entonces obtendremos muchas gracias. Si confiamos mucho, completamente, entonces la Virgen hará maravillas en nosotros y en nuestras vidas, y también en las vidas de los que amamos.
Dios nos ha querido dar un secreto que está desvelado pero que, a pesar de ello, son pocos los que lo descubren. Ese secreto es María. Dios la ha puesto como la dispensadora de todos sus tesoros de gracias y dones, y el mundo muere de hambre espiritual porque no acude a María.
¡Que no nos suceda esto a nosotros! Sino vayamos a la Virgen a buscar, con el recipiente de la confianza, grandes gracias y favores celestiales y hasta materiales, todo lo que necesitemos para la vida, porque Ella jamás despacha a sus hijos con las manos vacías, sino que colma de bienes a los hambrientos.
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