Unidos a María
María está siempre a nuestro lado, pero a Ella le gusta que la llamemos para acudir pronta en nuestro auxilio. ¿Qué debemos temer si tenemos a esta buena Madre que nos cuida de todos los terrores nocturnos, es decir, de los demonios que tratan de perdernos? Si nuestra sentencia está en las manos de María, es cierto que nos salvaremos, pues hemos puesto toda nuestra confianza en Ella y no quedaremos defraudados ni confundidos. Como hombres siempre estamos buscando seguridades, apoyos, garantías. Pues bien, María es la Seguridad, es el Apoyo, es la Garantía. Con María estamos más seguros que un niño en brazos de su madre.
Hoy, que aumenta la sensación de inseguridad en el mundo, corramos a María y refugiémonos en su Corazón Inmaculado por medio de la consagración a Ella, y así estaremos bien seguros, como María misma lo promete.
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