María Protectora
Francisco Palau y Quer
Del alumno que os implora
sed maestra, sed salud.
Sed, María, Protectora
de esta Escuela de virtud.
La Fe nos ha de salvar,
que es la virtud muy sublime,
haced que ella nos anime
para creer sin dudar:
todo se puede lograr,
siendo vos la mediadora.
Sed, María, protectora
Esperanza duradera
tendremos hasta morir;
todos queremos seguir
la ley santa y verdadera;
y, pues todo el mundo espera
salvarse por vos, Señora.
Sed, María, protectora.
Me manda la Caridad
socorrer al indigente
y aun asistir al doliente
con solícita bondad;
del alma la enfermedad
curad sabia preceptora.
Sed, María, protectora.
Para obrar bien la Prudencia
es infalible camino:
sed nuestro norte divino
y continua providencia;
del alma toda dolencia
remediadnos ya desde ahora.
Sed, María, protectora.
¡Oh gran Reina celestial!
teneros siempre propicia
anhelamos, y Justicia
tributar a cada cual:
del vil pecado mortal
libradnos Divina Pastora.
Sed, María, protectora.
Infundidnos Fortaleza
para obrar según debemos,
y así al fin alcanzaremos
de Dios la suma belleza
si nuestra alma la pureza
para siempre condecora.
Sed, María, protectora.
Son las fogosas pasiones
del alma el fiero enemigo,
la Templanza su castigo,
el remedio vuestros dones;
encended los corazones
en vuestro amor que enamora.
Sed, María, protectora.
El don de Sabiduría
del Espíritu increado
por vos sea enviado
a toda esta compañía,
siendo nuestro norte y guía,
brillante y celeste Aurora.
Sed, María, protectora.
Apartad mi entendimiento
de todo lo mundanal
y sólo en lo celestial
halle nuestra alma contento:
conservadnos un asiento
donde el Ser Supremo mora.
Sed, María, protectora.
¡Qué dichosa criatura
la que toma buen consejo!
y se mira en el espejo
vuestro, divina hermosura
El tal salvación segura
obtendrá en la postrer hora.
Sed, María, protectora.
Fortaleza hasta vencer
los escollos de este mundo,
en el cual todo es inmundo,
siempre hemos de menester;
líbrenos de Lucifer
vuestra gracia bienhechora.
Sed, María, protectora.
Dadnos, Virgen pura, Ciencia
para seguir lo que es cierto
y apartarnos de lo incierto.
Sin duda tendrá indulgencia
si siempre en vuestra obediencia
permanece el que a vos ora.
Sed, María, protectora.
Dios es mi padre amoroso
la Piedad dispone amarle,
sobre todo venerarle
del modo más respetuoso:
un galardón venturoso
tendrá el que sus faltas llora.
Sed, María, protectora.
Aborrecer el pecado
prescribe el temor de Dios:
por lo tanto espero en vos,
¡oh Cordero inmaculado!
Debe ser mi alma un dechado
y de virtud poseedora.
Sed, María, protectora.
Sed nuestra gran defensora
ahora y en la senectud,
sed, María, protectora
de esta Escuela de Virtud.
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