viernes, 15 de julio de 2016

UN EXTRAÑO PEDIDO


Un extraño pedido



Tener respeto humano es anteponer las opiniones de los hombres y el quedar bien, a complacer a Dios. El apóstol Pedro sucumbió a la tentación de respeto humano, cuando se acobardó ante la criada. Esto sucede precisamente a quienes en su vida social disimulan su condición de seguidores de Cristo. Ante cristianos un musulmán dio un buen testimonio.

En el ómnibus en que viajábamos había un joven árabe. A cierta hora se acercó al conductor y le pidió que se detuviera por unos minutos, pues debía orar. El chofer, sorprendido, le contestó que haría lo que resolviera la mayoría de los pasajeros. Y todos accedieron con gusto. Al parar el vehículo al lado del camino, nos bajamos y observamos fascinados al musulmán que desenvolvía su alfombrilla, se arrodillaba en ella y hacía profundas reverencias hasta tocar el suelo con la frente. Al subir al ómnibus, los pasajeros se mostraban menos fríos, menos impersonales. Los unos hablaban serenamente con los otros, sintiéndose todos unidos por el lazo común del fervor religioso que de lejos habíamos observado en el musulmán.

Cuando damos un buen ejemplo algo comienza a pasar. Es como tirar una piedra en un lago tranquilo. Pequeñas ondas van generando círculos concéntricos hasta morir en las playas. Conviene que lo pienses para animarte a dar siempre buen ejemplo. Tendrás el mérito de haber alentado a otros por el camino correcto.


* Enviado por el P. Natalio

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