LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 19
El que dice es muy inferior al que hace. Mejor es hacer que decir.
Has dicho muchas veces que te ibas a corregir de tus defectos. Que no serías tan impetuoso, tan violento, tan irreflexivo, tan..., lo has dicho muchas veces y te lo has dicho a ti mismo.
¿No habrá llegado el tiempo de hacer más que de decir? Todas las palabras no pesan como una sola obra.
Cuando has hablado a los otros, les has dicho cómo deben ser consigo mismo, con sus familiares, con todos los demás... ¿No será tiempo de que no hables tanto y hagas tú lo que les dices que deberían hacer ellos?
Indudablemente la promesa tiene su valor; al menos denota una buena voluntad que siempre debemos suponer sincera. Pero si la promesa es buena, mucho mejor es la realización.
“Todo el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena” (Mt 7,26). No basta escuchar la palabra del Señor: es preciso practicarla, por eso María fue proclamada feliz, no tanto por haber escuchado cuanto por haber practicado la palabra del Señor
(Lc 11, 28).
* P. Alfonso Milagro
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