Los cinco minutos de María
Enero 24
El grito de “¡Crucifícalo!” que resonó en el pretorio del gobernador romano (Lc 23,31) señaló el comienzo de la pasión de Jesucristo, e inició también los sufrimientos de María. Aquel grito resonó en la profundidad de su corazón de Madre.
Que el Señor no permita que seamos irresponsables e indiferentes ante este misterio de dolor y entrega de Jesús y de su Madre. Unidos a María al pie de la cruz debemos asumir nuestra cruz como signo de amor al Señor y a nuestros hermanos.
María, ayúdanos a purificar el corazón y crecer en el amor asumiendo el misterio de la cruz y renovando la esperanza en la resurrección a una vida siempre nueva.
* P. Alfonso Milagro
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