Papa Francisco: El dinero que proviene de delitos está ensangrentado y hace mal
Por Álvaro de Juana
VATICANO, 23 Ene. 17 / 06:55 am (ACI).- En los últimos tiempos, la seguridad es uno de los temas que más preocupan a la sociedad y a los estados, entre ellos al Vaticano. Por eso, el Papa Francisco recibió en audiencia a los miembros de la Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo de Italia y les agradeció su labor.
En su discurso, Francisco afirmó que “el dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos es dinero ensangrentado y produce un poder inicuo”.
Sobre las organizaciones mafiosas, el Papa Francisco comenzó su discurso asegurando que surgen gracias a “las carencias económicas, sociales y políticas” porque “encuentran un terreno fértil para realizar sus proyectos deplorables”.
Francisco expresó su aprecio hacia ellos por “vuestra actividad, difícil y de riesgo, pero indispensable para el rescate y la liberación del poder de las asociaciones criminales que son responsables de la violencia y de la explotación manchada de sangre humana”.
“La sociedad tiene necesidad de ser resanada de la corrupción, de las extorsiones, del tráfico ilícito de estupefacientes y de armas, de la trata de seres humanos, entre los que hay muchos niños, reducidos a esclavitud”.
“Son auténticas plagas sociales –prosiguió–, y, al mismo tiempo, desafíos globales que la colectividad internacional está llamada a afrontar con determinación”.
El Papa expresó que “la sociedad tiene una gran confianza en vuestra responsabilidad y experiencia dedicada a combatir y erradicar el crimen organizado”. “Os exhorto a dedicar el máximo esfuerzo sobre todo contra la trata de personas y el contrabando de inmigrantes”, pidió.
También señaló que es necesario “aumentar las actividades de tutela de las víctimas, dándoles asistencia legal y social para estos hermanos nuestros en busca de paz y de un futuro”.
“Aquellos que huyen de sus países a causa de la guerra, de la violencia y de las persecuciones tienen derecho a encontrar una adecuada acogida e idónea protección en los países”.
El Santo Padre también pidió ayudarles en lo que respecta a la educación. “Los diversos agentes educativos –familias, escuelas, comunidades cristianas, realidades deportivas y culturales, están llamadas a favorecer una conciencia de moralidad y de legalidad orientada a modelos de vida honestos, pacíficos y solidarios que poco a poco venzan el mal y lleven al camino del bien”.
Sobre la mafia, afirmó que es expresión “de una cultura de muerte” que hay que combatir. “Se opone radicalmente a la fe y al Evangelio, que son siempre la vida”, dijo en el discurso. “Quien sigue a Cristo tiene pensamientos de paz, de fraternidad, de justicia, de acogida y de perdón”.
Por último, recordó que la Iglesia es cercana a esta situación y a los que “tienen necesidad de ser ayudados a salir de la espiral de la violencia y a regenerarse en la esperanza”.
“Soy consciente del hecho de que el trabajo que desarrolláis comporta también el riesgo de la vida u otros peligros para vosotros y vuestras familias. Por eso requiere un suplemento de pasión, de sentido del deber y de fuerza anímica”.
“Pido a Dios –terminó– que toque el corazón de los hombres y de las mujeres de las diversas mafias, para que se detengan, dejen de hacer el mal, se conviertan y cambien de vida”.
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