Obispos españoles se consagran a Virgen de Fátima con una oración del Papa Francisco
MADRID, 03 May. 17 / 04:32 pm (ACI).- Los obispos españoles se consagraron a la Virgen de Fátima con motivo del centenario de estas apariciones marianas, usando para ello la oración que el Papa Francisco pronunció en el 2013 para consagrar el mundo a la Madre de Dios.
El anuncio se hizo en el mensaje que el Comité ejecutivo de la Conferencia Episcopal española (CEE) envió con motivo del Centenario de las Apariciones de la Virgen María en Fátima, titulado “Junto al Papa Francisco, peregrinos de esperanza y de paz”.
Con este mensaje, los obispos españoles pretenden unirse a la peregrinación que el Papa Francisco hará al Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Cova da Iría (Portugal) el 12 y 13 de mayo, y donde canonizará a los pastorcitos Jacinta y Francisco, videntes de Fátima.
Además, afirmaron, “nos consagramos a Nuestra Señora de Fátima con la misma oración que el Papa Francisco pronunció el 13 de octubre de 2013”.
Según apuntan, con el mensaje quieren unirse “al sentir común de nuestro pueblo que tiene en la advocación y acontecimiento mariano de Fátima una de las devociones más arraigadas y populares”. “Junto con el Papa Francisco deseamos hacer realidad lo que reza el lema elegido: ‘Con María, peregrino en la esperanza y en la paz’”, expresan.
Para los obispos españoles el mensaje de la Virgen en Fátima es una llamada “a la conversión, a la reconciliación, a la renovación de la vida cristiana, a la reforma de las costumbres, a la oración y al sacrificio por la conversión de los pecadores o en reparación de los propios pecados”.
Por ello animan a los fieles a “vivir con verdadero espíritu cristiano y afán evangelizador este acontecimiento eclesial del centenario de las apariciones de Fátima y deseamos que se renueve en todos la verdadera devoción a la Virgen María”.
Una devoción que “no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes”.
Los obispos españoles aseguran que “Fátima es uno de esos lugares destacados, especialmente en la historia contemporánea de la Iglesia, en los que se hace realidad la súplica y alabanza a la Madre de Dios preanunciada por ella misma”.
“La novedad de estas apariciones de Fátima y núcleo de su mensaje consiste en la devoción al Corazón Inmaculado de María como un camino hacia el encuentro con Dios, concretando en este título su intercesión materna. Por medio de los sencillos María transmite un mensaje destinado a la Iglesia y a la humanidad”, explican.
En el mensaje, los obispos afirman que en estos cien años el Santuario de Fátima se ha convertido en “un lugar privilegiado de peregrinaciones y entre los peregrinos destacan tres papas”.
Fátima y los Papas
El 13 de mayo de 1967, a los 50 años de las apariciones de la Virgen, el Beato Pablo VI viajó a Fátima donde pronunció unas palabras sobre “uno de los males que iba a padecer la Iglesia” por “ideologías diseñadas para quitar de la fe todo lo que el pensamiento moderno no entiende o no acepta”.
En esa misma visita, el beato también pidió “por la paz de la Iglesia y el mundo”, una petición que según afirman los obispos “sigue estando plenamente vigente en la actualidad y que debemos hacer especialmente nuestra”.
“La relación de San Juan Pablo II con Nuestra Señora de Fátima fue muy intensa”, apuntan, especialmente el 13 de mayo de 1981 cuando, según dijo el Papa polaco, la Virgen le salvó de morir en el atentado perpetrado por Alí Agca en la Plaza de San Pedro. Un año después, San Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para “agradecer a la Virgen su intervención en la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud”.
San Juan Pablo II volvió al Santuario en 1991 y en el año 2000, cuando beatificó a los niños videntes Francisco y Jacinta.
Los obispos españoles también destacan la visita de Benedicto XVI en el año 2010, donde afirmó: “He venido a Fátima para gozar de la presencia de María y de su protección materna (…). He venido a rezar, con María y con tantos peregrinos, por nuestra humanidad afligida por tantas miserias y sufrimientos”.
El 13 de octubre de 2013, el Papa Francisco consagró el mundo a la Virgen María y ahora acudirá a Fátima para celebrar el centenario de estas apariciones marianas.
El mensaje
Según explican los obispos, para entender el sentido de estas apariciones marianas “hay que relacionarlas con las maravillas que Dios ha hecho por su Pueblo, dado que Dios sigue actuando en la historia”.
“Las apariciones se sitúan en el contexto del plan salvador de Dios, en el que el papel de María resulta esencial por su intercesión materna en el misterio de Cristo”, apuntan.
“Las (apariciones) que conmemoramos de Fátima, en plena I Guerra Mundial, confirman que María, como buena madre, acude allí donde el corazón de sus hijos padecen todo tipo de sufrimientos y los horrores de la persecución o la guerra”,
afirman.
En sus apariciones la Virgen “utiliza un lenguaje sencillo con los videntes” y, como apuntan los obispos españoles “esta elección de los pequeños, de los pobres, de los insignificantes, es una constante que se repite en las apariciones marianas, sobre todo en las especialmente reconocidas de la época moderna.”
Afirman que ello “está en total acuerdo con la doctrina evangélica que los pobres sean los predilectos”. “La Virgen descubre a unos videntes sencillos y pobres que los grandes acontecimientos de nuestro mundo están ligados a su fuente y raíz más profunda, que es el corazón del hombre en su apertura o cerrazón ante Dios”, expresan.
Oración que el Papa Francisco pronunció el 13 de mayo de 2013
Bienaventurada María, Virgen de Fátima,
con renovada gratitud por tu presencia maternal
unimos nuestra voz a la de todas las generaciones
que te llaman bienaventurada.
Celebramos en ti las grandes obras de Dios,
que nunca se cansa de inclinarse
con misericordia hacia la humanidad,
afligida por el mal y herida por el pecado,
para curarla y salvarla…
Custodia nuestra vida entre tus brazos:
bendice y refuerza todo deseo de bien;
reaviva y alimenta la fe;
sostén e ilumina la esperanza;
suscita y anima la caridad;
guíanos a todos nosotros por el camino de la santidad.
Enséñanos tu mismo amor de predilección
por los pequeños y los pobres,
por los excluidos y los que sufren,
por los pecadores y los extraviados de corazón:
congrega a todos bajo tu protección
y entrégalos a todos a tu dilecto Hijo,
el Señor nuestro Jesús. Amén.
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