Lecturas de hoy 8 de Enero. Feria de Navidad
Hoy, miércoles, 8 de enero de 2020
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-10):
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 71,1-2.3-4ab.7-8
R/. Que todos los pueblos de la tierra
se postren ante ti, Señor
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre. R/.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,34-44):
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.»
Él les replicó: «Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 8 de enero de 2020
Luis Manuel Suarez, cmf
Queridos amigos:
El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús preocupado por dos dimensiones del ser humano: sus necesidades espirituales y sus necesidades materiales.
En el comienzo del relato, Jesús mira y siente. Es porque mira con los ojos de Dios, y ante lo que ve, siente lo que todo padre sentiría: ante los que están desorientados, cansados, extraviados, sin rumbo -“como ovejas sin pastor”-, siente compasión de ellos, y les da lo que necesitan: su Palabra.
Es la Palabra de Dios que es capaz de recordarnos quiénes somos y a dónde vamos: venimos del Padre, somos hijos suyos y hermanos de los demás, y estamos llamados a volver juntos a la casa del Padre. Es la Palabra que cuando lo necesitamos nos reconduce en nuestros extravíos… como la palabra de un buen padre o una buena madre, que quiere lo mejor para sus hijos. Es la Palabra que se ha seguido encarnando en la historia en forma de catequesis, predicación, educación, formación… para que tengamos vida, y vida en abundancia.
A la vez, en la segunda parte del relato, Jesús se muestra sensible a otro tipo de demandas del ser humano: las necesidades materiales. Porque cuando los discípulos querían que el Maestro despidiera a la gente, para que se fueran a los pueblos de alrededor a comprarse lo que necesitaran para comer, Jesús les responde: “Dadles vosotros de comer”. Y recogiendo lo que hay, bendiciéndolo y repartiéndolo, hubo para todos en aquella tarde.
Jesús no creó una panadería, ni una asociación de ayuda, ni una ONG… pero su Palabra, igual que sacia la sed interior del hombre, es capaz de movilizar los recursos para que la justicia del Reino comience a hacerse presente. Es su misma Palabra la que anuncia esa posibilidad y la que denuncia toda injusticia, con expresiones especialmente duras para aquellos que buscan la seguridad de su vida en acumular y atesorar… para, al final, morirse tal cual vinieron al mundo.
Así el Maestro sigue hoy enviando a su Iglesia: a dar sentido a la vida y a alentar al mundo para que siga acogiendo el Reino, donde hay pan y palabra para todos.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF (@luismanuel_cmf)
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