El Rosario puede curar las adicciones
Kelli Davis forma parte del personal de Catholic in Recovery, una organización sin fines de lucro que comparte esperanza y curación con personas que se recuperan de adicciones, compulsiones o apegos no saludables en Estados Unidos, Canadá y México.
La pasión de Kelli Davis por esta causa comenzó hace varios años, mientras ella misma estaba en tratamiento después de una amarga batalla contra el alcoholismo. Fue durante este programa de tratamiento que compartió el Rosario con una nueva amiga, lo cual cambió la vida de ambas.
“Muchos católicos en recuperación tienen una devoción muy fuerte al Rosario y eso ayuda a muchas personas a superar su adicción”, dijo. Y agregó que un gran número de personas en la comunidad se compromete a rezar el Rosario todas las noches.
“El Rosario es muy útil, especialmente para las personas que sufren de ansiedad”, dice, explicando que la ansiedad es a menudo la causa fundamental de la adicción. Experimentó su poder cuando se sometió a un programa de tratamiento durante tres meses. Su compañera de cuarto no era creyente, pero Kelli sacó a relucir su fe en una conversación una noche en la que su nueva amiga no podía dormir.
«Recuerdo una noche en la que ella mostraba mucha ansiedad por lo que estaba pasando en su vida y por su recuperación. Era algo nuevo para las dos”, recuerda Kelli. En ese momento, queriendo ayudar a su amiga, Kelli reaccionó instintivamente: “Le entregué mi Rosario y le dije: oremos juntas. Te voy a enseñar a rezar el Rosario, porque a mí me ayuda».
Ese momento se prolongó en una larga conversación que duró toda la noche. “Es muy interesante tratar de enseñarle a rezar el Rosario a alguien que no sabe nada hasta el momento en que lo reza”, recuerda Kelli riendo. “Mi amiga me preguntó por qué rezamos a María y otras cosas parecidas. Así que dimos juntas todos los pasos».
A partir de ese momento, rezaron juntas el Rosario todos los días durante tres meses. “Luego ella se hizo católica y también su familia”, explica Kelli. “Eso fue hace años, pero todavía nos llamamos y rezamos juntas el Rosario”.
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(Theresa Civantos Barber - Un minuto con María)
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