LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 12
Sabemos que toda la ley consiste en amar de veras a Dios y a los hombres; lo demás son medios para conseguir este amor.
No hay cosa tan difícil de hacer y no hay cosa que tan fácilmente estemos persuadidos de cumplir.
Si se nos pregunta si amamos a Dios, respondemos "indudablemente". Si se nos interroga si amamos a los prójimos, igualmente sin hesitaciones diremos "¡ciertamente!".
Sin embargo, debemos recordar que el amor no consiste en decir "te amo" sino en hacer "obras de amor". El amor no será jamás un sentimiento, sino un gesto concreto.
En consecuencia, para saber si amo a Dios y si amo a los hombres, he de preguntarme si "hago" algo por Dios y por los hombres. Solamente esa concreción del amor es la que me podrá persuadir de un modo cierto de que mi amor es auténtico y no falso.
“Si antes entregaron sus miembros, haciéndolos esclavos de la impureza y del desorden hasta llegar a sus excesos, pónganlos ahora al servicio de la justicia para alcanzar la santidad” (Rom 6,19). Santo no es tanto el que no peca cuanto el que ama, a no ser que no peque precisamente porque ama.
* P. Alfonso Milagro
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