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lunes, 7 de abril de 2014
DEFORMACIONES DEL CULTO A LA VIRGEN MARÍA
Deformaciones del culto a María
San Luis María Grignion de Montfort
90. Presupuestas las cinco verdades anteriores, es preciso, ahora más que nunca, hacer una buena elección de la verdadera devoción a la Santísima Virgen. En efecto, hoy más que nunca, nos encontramos con falsas devociones que fácilmente podrían tomarse por verdaderas. El demonio, como falso acuñador de moneda y ladrón astuto y experimentado, ha engañado y hecho caer ya a muchas almas por medio de falsas devociones a la Santísima Virgen y cada día utiliza su experiencia diabólica para engañar a muchas otras, entreteniéndolas y adormeciéndolas en el pecado, so pretexto de algunas oraciones mal recitadas y de algunas prácticas exteriores inspiradas por él.
Como un falsificador de moneda no falsifica ordinariamente sino el oro y la plata y muy rara vez los otros metales, porque no valen la pena, así el espíritu maligno no falsifica las otras devociones tanto como las de Jesús y María la devoción a la Sagrada. Comunión y la devoción a la Virgen porque son entre las devociones, lo que el oro y la plata entre los metales.
91. Es, por ello, importantísimo:
1° conocer las falsas devociones para evitarlas y las verdaderas para abrazarlas,
2° conocer cuál es, entre las diferentes formas de devoción verdadera a la Santísima Virgen, la más perfecta, la más agradable María, la más gloriosa para el Señor y la más eficaz para nuestra santificación, a fin de optar por ella.
92. Hay, a mi parecer, siete clases de falsos devotos y falsas devociones a la Santísima Virgen, a saber:
1° los devotos críticos;
2° los devotos escrupulosos;
3° los devotos exteriores;
4° los devotos presuntuosos;
5° los devotos inconstantes;
6° los devotos hipócritas;
7° los devotos interesados.
a. Los devotos críticos
93. Los devotos críticos son, por lo común, sabios orgullosos, engreídos y pagados de sí mismos, que en el fondo tienen alguna devoción a la Santísima Virgen, pero critican casi todas las formas de piedad con las que las gentes sencillas honran ingenua y santamente a esta buena Madre, sólo porque no se acomodan a sus fantasías. Ponen en duda todos los milagros e historias referidas por autores fidedignos o extraídas de las crónicas de las Ordenes religiosas, que atestiguan la misericordia y poder de la Santísima Virgen. Se irritan al ver a las gentes sencillas y humildes arrodilladas para rogar a Dios ante un altar o imagen de María o en la esquina de una calle... Llegan hasta a acusarlas de idolatría, como si adorarán la madera o la piedra. En cuanto a ellos así dicen no gustan de tales devociones exteriores ¡ni son tan cándidos para creer a tantos cuentos e historietas como corren acerca de la Santísima Virgen! Si se les recuerdan las admirables alabanzas que los Santos Padres tributan a María, responden que hablaban como oradores, en forma hiperbólica, o dan una falsa explicación de sus palabras. Esta clase de falsos devotos y gente orgullosa y mundana es mucho de temer: hace un daño incalculable a la devoción a la Santísima Virgen, alejado de Ella definitivamente a los pueblos so pretexto de desterrar abusos.
b. Los devotos escrupulosos.
94. Los devotos escrupulosos son personas que temen deshonrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al Uno al honrar a la Otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigaron los Santos Padres. Toleran penosamente que haya más personas arrodilladas ante un altar de María que delante del Santísimo Sacramento, ¡como si esto fuera contrario a aquello o si los que oran a la Santísima Virgen, no orasen a Jesucristo por medio de Ella! No quieren que se hable con tanta frecuencia de la Madre de Dios ni que los fieles acudan a Ella tantas veces.
Oigamos algunas de sus expresiones más frecuentes: "¿De qué sirven tantos Rosarios? ¿Tantas congregaciones y devociones exteriores a la Santísima Virgen? ¡Cuánta ignorancia hay en tales prácticas! ¡Esto es poner en ridículo nuestra religión! ¡Hábleme más bien de los devotos de Jesucristo! Y, al pronunciar frecuentemente este nombre, lo digo entre paréntesis, no se descubren. Hay que recurrir solamente a Jesucristo. El es nuestro único mediador. Hay que predicar a Jesucristo: ¡esto es lo sólido!"
Y lo que dicen es verdad en cierto sentido. Pero, la aplicación que hacen de ello para combatir la devoción a la Santísima Virgen es muy peligrosa, es un lazo sutil del espíritu maligno, so pretexto de un bien mayor. Porque ¡nunca se honra tanto a Jesucristo como cuando se honra a la Santísima Virgen! Efectivamente, si se la honra, es para honrar más perfectamente a Jesucristo y si vamos a Ella, es para encontrar el camino que nos lleve a la meta, que es Jesucristo.
95. La iglesia, con el Espíritu Santo, bendice primero a la Santísima Virgen y después a Jesucristo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús". Y esto, no porque la Virgen María sea mayor que Jesucristo o igual a El lo cual sería intolerable herejía sino porque para bendecir más perfectamente a Jesucristo hay que bendecir primero a María. Digamos, pues, con todos los verdaderos devotos de la Santísima Virgen y contra sus falsos devotos escrupulosos. "María, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús".
c. Los devotos exteriores.
96. Los devotos exteriores son personas que cifran toda su devoción a María en prácticas externas. Solo gustan de lo exterior de esta devoción, porque carecen de espíritu interior. Rezan muchos Rosarios, pero atropelladamente. Participan en muchas Misas, pero sin atención. Se inscriben en todas las cofradías marianas, pero sin enmendar su vida, sin vencer sus pasiones, ni imitar las virtudes de la Santísima Virgen. Sólo gustan de lo sensible de la devoción, no buscan lo sólido. De suerte que si no experimentan algo sensible en sus prácticas piadosas, creen que no hacen nada, se desalientan y lo abandonan todo o lo hacen por rutina.
El mundo está lleno de esta clase de devotos exteriores. No hay gente que más critique a las personas de oración, que se empeñan en lo interior como lo esencial, aunque sin menospreciar la modestia exterior, que acompaña siempre a la devoción verdadera.
d. Los devotos presuntuosos
97. Los devotos presuntuosos son pecadores aletargados en sus pasiones o amigos de lo mundano.
Bajo el hermoso nombre de cristianos y devotos de la Santísima Virgen, esconden el orgullo, la avaricia, la lujuria, la embriaguez, el perjurio, la maledicencia o la injusticia, etc.; duermen en sus costumbres perversas, sin hacerse mucha violencia para corregirse, confiados en que son devotos de la Santísima Virgen; se prometen a sí mismos que Dios les perdonará, que no morirán sin confesión ni se condenarán, porque rezan el Rosario, ayunan los sábados, pertenecen a la cofradía del Santo Rosario, a la del escapulario y otras congregaciones, llevan el hábito o la cadenilla de la Santísima Virgen, etc.
Cuando se les dice que su devoción no es sino ilusión diabólica y perniciosa presunción, capaz de llevarlos a la ruina, se resisten a creerlo. Responden que dios es bondad y misericordia; que no nos ha creado para perdición; que no hay hombre que no peque, que basta un buen "¡Señor, pequé!" a la hora de la muerte. Y añaden que son devotos de la Santísima Virgen; que llevan el escapulario, que todos los días rezan puntualmente siete Padrenuestros y Avemarías en su honor y, algunas veces, el Rosario o el Oficio de Nuestra Señora, que ayunan, etc.
Para confirmar sus palabras y cegarse aún más, alegan algunos hechos verdaderos o falsos poco importa que han oído o leído, en los que se asegura que personas muertas en pecado mortal y sin confesión, gracias a que durante su vida hablan rezado algunas oraciones o ejercitado algunas prácticas de devoción en honor de la Virgen resucitaron para confesarse o su alma permaneció milagrosamente en el cuerpo hasta que lograron confesarse o, a la hora de la muerte, obtuvieron del Señor, por la misericordia de María, el perdón y la salvación. ¡Ellos esperan correr la misma suerte!
98. Nada, en el cristianismo, es tan perjudicial a las gentes como esta presunción diabólica. Porque, ¿Cómo puede alguien decir con verdad que ama y honra a la Santísima Virgen, mientras con sus pecados hiere, traspasa, crucifica y ultraja despiadadamente a Jesucristo, su Hijo? Si María se obligara a salvar por su misericordia a esta clase de personas, ¡Autorizaría el pecado y ayudaría a crucificar a su Hijo! Y esto, ¿quién osaría siquiera pensarlo?
99. Protesto que abusar así de la devoción a la Santísima Virgen devoción que después de la que se tiene al Señor en el Santísimo Sacramento es la más santa y sólida de todas constituye un horrible sacrilegio, el mayor y menos digno de perdón después de la comunión sacrílega. Confieso que, para ser verdadero devoto de la Santísima Virgen, no es absolutamente necesario que seas tan santo, que llegues a evitar todo pecado aunque esto sería lo más deseable. Pero es preciso, al menos (¡nota bien lo que digo!):
1º mantenerse sinceramente resuelto a evitar, por lo menos, todo pecado mortal, que ultraja tanto a la Madre como al Hijo;
2º violentarse para evitar el pecado;
3º inscribirse en las cofradías, rezar los cinco o quince misterios del Rosario u otras oraciones, ayunar los sábados, etc.
100. Todas estas buenas obras son maravillosamente útiles para lograr la conversión de los pecadores por endurecidos que estén. Y si tú, lector, fueras uno de ellos, aunque ya tuvieras un pie en el abismo... te las aconsejo, a condición de que las realices con la única intención de alcanzar de Dios por intercesión de la Santísima Virgen la gracia de la contrición y perdón de tus pecados y vencer tus hábitos malos y no para permanecer tranquilamente en estado de pecado, no obstante los remordimientos de la conciencia, el ejemplo de Jesucristo y de los santos y las máximas del Santo Evangelio.
e. Los devotos inconstantes.
101. Los devotos inconstantes son los que honran a la Santísima Virgen a intervalos y como a saltos. Ahora fervorosos, ahora tibios... En un momento parecen dispuestos a emprenderlo todo por su servicio, poco después ya no son los mismos. Abrazan de momento todas las devociones a la Santísima Virgen y se inscriben en todas sus cofradías, pero luego no cumplen sus normas con fidelidad. Cambian como la luna. Y María los coloca debajo de sus pies junto a la medialuna, porque son volubles e indignos de ser contados entre los servidores de esta Virgen fiel, que se distinguen por la fidelidad y la constancia. Mas vale no recargarse con tantas oraciones y prácticas devotas y hacer menos pero con amor y fidelidad a pesar del mundo, del demonio y de la carne.
f. Los devotos hipócritas
102. Hay todavía otros falsos devotos de la Santísima Virgen: los devotos hipócritas. Encubren sus pecados y costumbres pecaminosas bajo el manto de esta Virgen fiel, a fin de pasar a los ojos de los demás por lo que no son.
g. Los devotos interesados.
103. Existen, finalmente, los devotos interesados. Son aquellos que sólo acuden a María para ganar algún pleito, evitar un peligro, curar de una enfermedad o por necesidades semejantes... sin las cuales no se acordarían de Ella.
Unos y otros son falsos devotos, en nada aceptos a Dios ni a su Santísima Madre.
104. Pongamos, pues, suma atención a fin de no ser del número.
• de los devotos críticos, que no creen en nada pero todo lo critican;
• de los devotos escrupulosos, que temen ser demasiado devotos de la Santísima. Virgen por respeto a Jesucristo;
• de los devotos exteriores, que hacen consistir toda su devoción en prácticas exteriores;
• de los devotos presuntuosos, que bajo el oropel de una falsa devoción a la Santísima Virgen, viven encenagados en el pecado;
• de los devotos inconstantes, que por ligereza cambian sus prácticas de devoción o las abandonan a la menor tentación.
• de los devotos hipócritas, que entran en las cofradías y visten la librea de la Santisima Virgen para hacerse pasar por santos.
• y finalmente de los devotos interesados, que sólo recurren a la Virgen para librarse de males corporales o alcanzar bienes de este mundo.
DE PASEO CON MARÍA SANTÍSIMA
De paseo con María Santísima
María Susana Ratero
Un momento a solas con María Santísima, desde la sencillez de las pequeñas cosas, de la vida cotidiana de cada mujer... Descubriendo a María en los pequeños detalles, sencillamente.
-Este relato nace de mi imaginación y del amor que siento por María Santísima, en ningún momento debe pensarse en visiones o en intervención sobrenatural alguna-.
Cae la tarde en mi ciudad.... el sol suele esconderse rojizo en este rincón del planeta... el aire tibio y perfumado de una primavera que insiste en llegar antes de tiempo, me acaricia el rostro...mientras mis pasos me llevan hacia una pequeña placita....
Allí te encuentro, dibujada sobre los cerámicos amarillos... con tu niño en brazos, muchacha de Nazaret... y tu mirada me llega al alma..... puedo sentirte en el aire....en el perfume de los rosales cercanos... hueles a rosas, María, hueles a primavera...
Me siento en un banco, estoy cansada por la larga jornada, el trabajo, los chicos, la casa, las cuentas.... los problemas de todos los días que, no por repetidos y comunes, dejan de ser problemas... te miro y te pido ayuda... espero tu sabio consejo, tal como, “Mira, Susana, haz esto o aquello, etc, etc, etc”... te miro y espero que hables a mi corazón... en lugar de eso me miras... y dulcemente murmuras a mis oídos...- “Ven... vamos de paseo”...No comprendo...de veras no comprendo... pero te sigo mirando.... y los cerámicos amarillos parecen tener luz...
- Ven, -repites- ven conmigo a Nazaret....
- ¿A Nazaret?
Sí... me invitabas a Nazartet... cerré los ojos y te seguí... caminamos por varios sitios que no recuerdo... bueno, en realidad no los miraba, sólo te miraba a ti, tan dulce, tan bella, tan REAL...
Al llegar a una pequeña aldea dijiste:
- Espérame aquí, volveré por t i- susurraste mientras me acomodabas tras unos árboles de especie desconocida.
- Pero... Señora...¿adónde vas?, por favor, no me dejes sola aquí!
- ¿Dejarte, hija querida?¿dejarte sola?, Nunca lo hice y nunca lo haré... No temas, estaré al alcance de tu vista en todo momento y, jamás lo dudes,... volveré...
Te alejaste, majestuosa en tu sencillez, tus ropas se tornaron igual que la de las mujeres del poblado. Entraste a una pequeña casa hecha de adobe , que en nada se diferenciaba del resto, y buscaste un cántaro de barro...( no sé porqué razón pero podía verte a través de las paredes),una cubeta de cuero y una soga lo suficientemente larga para llegar con la cubeta hasta el nivel del agua. Tomáste los enseres y te dispusiste a salir... En ese momento un joven alto, de impecable mirada y voz de campanas, que entró desde el fondo de la casa, te dijo:
- Madre, espera...
- Sí hijo, dime...
- Madre... yo... lo siento, es que... mi túnica... pues.... se ha roto por accidente...discúlpame por favor....
Le miraste con infinita ternura y respondiste:
- No te preocupes... cambiate y esta noche lo remendaré...
- Es que... madre, ... debo entregar unos trabajos esta tarde... y, tú sabes...
- Bien, me apuraré, pero ayúdame con el almuerzo, no tengo tantas manos...
El joven asintió y desapareció tras una puerta, y tu te encaminaste hacia el pozo ...
Allí había muchas mujeres rodeando a una que lloraba desgarradoramente. Dejaste tu carga a un costado y te acercaste, silenciosa... la pobre mujer había perdido la única moneda que tenía para alimentar a sus hijos...
Fuiste rápidamente hasta tu casa y, mientras Jesús lavaba cuidadosamente sus manos para la hora de comer, tomaste un trozo de pan y poco de leche que el joven acababa de servir...
Cuando te disponías a salir él te dijo:
- No cambias ¿verdad?...Ah! mi dulce madre, tan generosa y de corazón tan sensible, ¿ te dije ya cuanto te amo?
Se te nublaron los ojos... sabías que no podía tener secretos con él... lo amabas... lo amabas tanto.... Te despediste con una mirada que fue mas elocuente que mil palabras...
- En el fondo de su jarro, madre...
- ¿Qué dices?- preguntaste.
- Dile que busque en el fondo de su jarro.... allí está la moneda....
Nada dijiste ...él te contempló partir ...te miraba con ternura pues sabía que no era fácil vivir con él...
Te acercaste a la mujer y le diste los alimentos y, en una muestra de confianza digna de una madre, preguntaste:
- Por casualidad ¿No habrá caído en el fondo de tu jarro?
Las mujeres te miraron con incredulidad pero, como te respetaban, miraron dentro del cacharro... allí estaba la moneda... Cuando te buscaron para comentarte ya no estabas, sino que ibas camino a casa, con el cántaro repleto de agua sobre tus frágiles hombros.
Junto a Jesús disfrutaste de un sencillo almuerzo...aunque entre las conversaciones a veces quedaban huecos... se extrañaba la presencia de José.
Jesús volvió luego al taller y tú a tus tareas, debías zurcir la ropa de tu hijo enseguida, y luego lavar, pues el cielo amenazaba tormenta y los gruesos vestidos tardaban mas de un día en secarse... Además había poca leña, por lo que tendrías que ir por mas a un lugar un poco alejado, pero deberías esperar a que fueran varias mujeres, pues no estaba bien que fueses sola... Te sentaste a zurcir, te dolía la espalda y casi no veías... te acercaste a la ventana, había mejor luz...te costó trabajo terminar la tarea, pero estuvo lista justo a tiempo para la salida del hijo...
Iba cayendo la noche... habías trabajado mucho... junto a Jesús oraste un buen rato... te daba mucha paz mirarle a los ojos....
Llegó el momento de descansar... casi no se veía, pues había aceite para una sola lámpara...
Tú sentías un fuerte dolor en la espalda por el peso de los trabajos y tus manos estaban callosas y ásperas.... Jesús te ayudó entonces a extender las mantas sobre el piso y se acostó, te quitaste el velo un momento y alisaste tu cabello...., te inclinaste luego sobre el lecho de tu hijo y le besaste la frente...una y otra vez... y saliste de la casa sin hacer ruido Jesús, que se había despertado con tan dulce caricia, sintió como unas lágrimas caían por sus mejillas al tiempo que susurró:” Tus besos me harán mas soportables las espinas, madre querida”...Dejaste la casa y viniste hacia mí... tus ropas volvían a ser como las dibujadas en los cerámicos amarillos...
-Aquí estoy, Susana...¿ves? este fue mi hogar en esta tierra...yo también tenía días duros, días en los que el tiempo y las fuerzas me jugaban malas pasadas..., días en que la rutina contrastaba con el momento magnífico de la Anunciación y yo no entendía nada... Pero Él era mi fuerza y mi apoyo, mi amigo y mi consejero, por ël todo lo soportaba en silencio... Ay, mi querida ¿sabes cuanto costaba el silencio?, mi secreto me acompañaba y no sabía yo si debía hablar o no... José me decía que el momento llegaría y el secreto se transformaría en signo de esperanza... pero la rutina es dura y puede gastar los corazones mas fuertes si dejas que te absorba.... Bueno, Susana, debemos volver...
Yo te miraba con devoción, comencé a llorar... entonces me abrazaste... me abrazaste con ternura y con fuerza... fue el abrazo mas dulce y pleno que recibí en la vida... sólo atiné a decirte...”Te amo, Señora mía, te amo tanto!!!”Volvimos a la placita... cuando abrí los ojos vi que se acercaba el sacerdote con otras personas y recordé que había misa... Me quedé, pues después de tu abrazo quería también el abrazo de Jesús al recibir la Eucaristía....Volví a casa... mi mirada estaba... iluminada, eso, iluminada, mi rostro ya no reflejaba el cansancio. Hoy te digo Gracias por escuchar mi oración de aquella tarde, gracias por enseñarme a ir a Nazaret a conversar contigo, de mujer a mujer... Hoy quiero contarle esta historia a una amiga mía que está un poco triste....
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Amiga que lees estas líneas... la casa de María está abierta también para ti, no dudes en ir a ella cuando estés agobiada, cuando la rutina, el dolor o la desilusión te nublen el alma, pero ¡por favor!, tampoco olvides ir a contarle cuando tu alma esté llena de risas, de pájaros de flores... ella se alegrará mucho, le hará bien hablar contigo...
Lleva crema de manos...y, con la excusa de una coquetería, acariciarás las manos de la mujer que mas te ha amado en toda la historia.....Por cierto, llévale mis saludos....
ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE
ORACIÓN
A LA VIRGEN DE GUADALUPE
¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único redentor nuestro.
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todos nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.
Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.
Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
LA PAZ
La Paz
La paz es un valor muy fundamental para las vidas de las personas, las familias y las naciones del mundo.
¿Cómo puede entonces cultivarse este gran valor desde nuestro interior? ¿Qué pasos debemos seguir para alcanzar este valor y que el mismo sea fuente fundamental de permitirnos obtener la paz tanto para nosotros como para el resto del mundo?
Con la paz se puede vivir la fraternidad y la armonía entre los seres humanos son los ideales de paz que más se predican, en contraposición al desastre, la guerra y a todo género de conflictos.
Pero la paz no comienza desde fuera, sino desde muy dentro del individuo.
No depende de las decisiones de altos funcionarios sino de lo que llevamos en el interior dentro de nuestro corazón y en nuestro cerebro.
La paz es un valor que suele perderse fácilmente de vista por múltiples razones.
Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que vivir sus guerras ó las consecuencias o cuando en la familia los problemas o pleitos comienzan a surgir y comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz verdadera.
La paz puede verse a nivel internacional o a nivel personal, pero en cualquier perspectiva debemos entender que no surge como producto de un "no meterse con nadie", con un dejar hacer a los demás para que me dejen "vivir en paz".
La calma y tranquilidad tampoco se da, necesariamente, como producto de convivir con personas afines.
Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo muy común.
Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva porque:
- Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia.
- Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito a todo, normalmente es negativo.
- Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia, y más si esta en contra de sus intereses personales.
- Busca por todos los medios "salirse con la suya" aunque este equivocado.
- En el trabajo o los negocios crea dificultades inexistentes.
- Discute con mucha facilidad.
Vivimos en una época en la que se habla mucho de armonía y paz interior.
Sin embargo pocos mencionan que una de las mejores formas de alcanzar estos ideales es mediante el espíritu de servicio hacia los demás.
La paz es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades ajenas antes de las propias.
Mucho de la paz que podamos vivir con los demás radica en nuestra forma de expresarnos.
En algunos momentos tenemos el impulso de hacer notar los errores de nuestros interlocutores sin saber todo lo que tienen que decir, provocando discusiones y resentimientos innecesarios.
Expresar nuestro punto de vista en el momento oportuno, facilita la comunicación y aumenta las posibilidades de superar las dificultades, pues ambas partes se sienten escuchadas.
Del mismo modo ocurre cuando se hace necesaria la corrección de una actitud: el disgusto nos mueve a reprender en el momento sin medir las palabras que utilizamos en ese preciso momento oportuno.
¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por la excesiva dureza que tuvimos con nuestros subalternos, hijos o compañeros? ¿A veces pensamos que tratamos a los demás con mucha brusquedad? ¿Somos muy bruscos en la mayoría de las veces?
La pérdida de la paz interior consecuente, se debe a la intolerancia e incomprensión que mostramos, generando una imagen negativa y tal vez altanera de nuestra persona.
Por eso es muy importante pensar con serenidad y con calma antes de tomar cartas en el asunto.
Una de las grandes fuentes de la paz, o de la guerra, está prácticamente en la familia.
Por eso se aplica: "La famillia que reza unida permanece unida".
Los esposos deben ser conscientes que al crear el vínculo conyugal, se comienza a dar la fusión de distintas costumbres y formas de pensar.
El arte de convivir, olvidarse del afán de dominio y buscar el justo medio entre las diferencias, trae la armonía como consecuencia.
En otras palabras: es necesario aprender a conversar y obtener propósitos de mejora concretos que beneficien a todos en la familia.
En cuanto a la paz familiar, no olvidemos que todas las actitudes de los padres se reflejan en los hijos, por eso es importante saber:
- No discutir o quejarse de los demás delante de ellos.
- Saber sonreír aún en las dificultades.
- Evitar que todos sufran las consecuencias de nuestro mal humor.
- Enseñar a disculpar.
- Crear las condiciones apropiadas para hacer agradables todos los momentos de convivencia.
De igual manera, en las relaciones de amistad debe procurarse la buena convivencia.
En una reunión de amigos que ven un partido de fútbol es fácil ver discusiones que comienzan sobre la decisión que tuvo el árbitro en alguna jugada en particular.
En pocos minutos puede crecer la molestia, la palabrería descuidada y al cabo de pocos minutos: el fin de la reunión. A veces la paz es así de muy frágil.
Como en todos los valores, se requiere la iniciativa personal para lograr vivirlos.
La paz interior surge como un producto del conocimiento propio: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón en todo lo que hagamos en la vida cotidiana.
Saber escuchar con atención y comprender las debilidades propias y ajenas.
Pero sobre todo: pensar en los demás siempre, y no en nosotros.
Cuando esto ocurre conciliamos de verdad la paz con nosotros mismos y con nuestros semejantes.
EL CONSEJO MATERNAL
El consejo maternal
Ven para acá, me dijo dulcemente mi madre cierto día.
(Aún parece que escucho en el ambiente de su voz la dulce melodía)
- Ven y dime qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas pestañas como gota cuajada de rocío.
Tú tienes una pena y me la ocultas; ¿no sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos como tú en la cartilla?
¿Quieres que te adivine lo que sientes?
ven acá pilluelo, que con un par de besos en la frente disiparé las nubes de tu cielo.
Yo prorrumpí a llorar. Nada le dije.
- La causa de mis lagrimas ignoro, ¡pero de vez en cuando se me oprime el corazón y lloro!..........
Ella inclinó la frente pensativa, se turbó su pupila, y enjugando sus ojos y los míos, me dijo más tranquila:
- Llama siempre a tu madre cuando sufras, que vendrá muerta o viva; si está en el mundo, a compartir tus penas; y si no, a consolarte desde arriba.
Y lo hago así cuando la suerte ruda, como hoy, perturba de mi hogar la calma, invoco el nombre de mi madre amada, ¡y entonces siento que se me ensancha el alma!
Olegario Víctor Andrade
EL ALMA
El alma
El alma no es el cuerpo
Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo.
Sus órganos, sus huesos, sus funciones sus sitios.
Pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma.
¿Será de sentimientos, de ensueños, de esperanzas?
¿De emociones, de tirrias, de estupores.?
Lo cierto es que, ignorada, el alma arde en su fuego.
Tiene espasmos oscuros, punzadas de ternuras, suburbios de delirio.
¿Será tal vez una inquilina del corazón? ¿O viceversa?
Entre ellos no hay fronteras ¿O será la asesora principal de la mente?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay disputa. O será capataz de la pobre conciencia?
¿O viceversa?
Entre ellas no hay acuerdo.
El alma tiene hambres y cuando está famélica
Puede herir, puede armarse de enconos o de furias.
No hay que pensar que el alma es un tul de inocencia
ajeno a los agravios que sufren cuerpo y alma
En el alma se forman abscesos de rencores,
tumores de impaciencia, hernias de desamparo
El problema es que no hay cirujanos del alma, ni siquiera herbolarios
El alma es un secreto, una noción, una nube que suele anunciar llanto
Pero después de tantas búsquedas, de pesquisas inútiles y de adivinaciones
Nos queda apenas una certidumbre:
Que el alma no es el cuerpo
Que el cuerpo muere....
Y... el alma?...
LA FORTALEZA DE UN HOMBRE
LA FORTALEZA DE UN HOMBRE
La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros..
Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.
La fortaleza de un hombre no está en lo profundo del tono de su voz...
Está en la gentileza que usa en sus palabras.
La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene...
Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijo.
La fortaleza de un hombre no está en como lo respetan en su trabajo...
Está en como es respetado en casa.
La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho...
Está en su corazón.
La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear...
Está en lo cuidadoso de sus caricias.
La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado...
Está en poder ser verdaderamente de una mujer.
La fortaleza de un hombre no está en el peso que pueda levantar...
Está en las cargas que pueda llevar a cuestas.
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