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viernes, 19 de mayo de 2017

MADRE MÍA TE QUIERO CON TODO MI CORAZÓN


Madre mía te quiero con todo mi corazón
Caminar contigo es tocar el cielo con la mano; vivir junto a Ti es ya adelantar la gloria. Contigo los dolores se mitigan, las lágrimas se detienen.


Por: P. Mariano de Blas L.C. | Fuente: Catholic.net 





Dulcísima Madre mía,
he venido a saludarte con cariño
en este nuevo día.
¿Quién te hizo tan bella?
Quizás Tú no lo sepas,
pero yo no puedo contemplar tu rostro
y mirar tus ojos de cielo
sin emocionarme hasta el alma.

¿Quién me amó tanto, tanto,
que me hizo hijo tuyo?
Hermosísima Reina, Madre de bondad,
estás hecha de bondad y de amor.

¡Qué felices nos has hecho,
qué afortunados por tenerte como madre!
Era yo un gitanillo que inspiraba compasión,
Era un niño pobre, un niño malo.
Había caminado descalzo
Por sendas de piedras y maleza;
traía una carita sucia de lágrimas antiguas
y polvo de muchos caminos.

Era un niño pequeño,
pero había sufrido ya como adulto.
Se me había olvidado la sonrisa.
El futuro era negro de nubes espesas.
Y, de pronto, apareciste Tú en mi vida.
Una mujer muy hermosa,
una mujer que inspiraba todo el cariño del mundo.

Me mirabas con una sonrisa de cielo.
Me llamaste con una voz tan dulce…
Me esforcé en sonreír un tanto,
y me fui acercando temblando de emoción.
De pronto, tus manos se abrieron
y me sumergí en un abrazo tan dulce
que todas mis penas se fueron;
y me sentí el niño más feliz del mundo.

Pero mi alegría fue más grande que yo mismo,
cuando de tus labios graciosos brotó esta palabra: “Hijo mío.”
Quise decir algo que brotaba con ímpetu del corazón.
No pude decirlo, no me atrevía.
Miré mis sandalias rotas, mi vestido raído;
mi corazón y mis manos no eran limpios.

“Hijo mío, cuanto te quiero,
cuánto te he esperado, hijo de mi alma.”
Entonces ya no pude callarme y le dije
con las lágrimas más puras
y la alegría de un niño feliz:
“Madre mía te quiero con todo mi corazón.”
Y un abrazo fundió
a la Madre pura y santa
y al niño pecador.

“He ahí a tu Madre, he ahí a tu hijo”
El que dijo estas bellas palabras
era Dios mismo,
un Dios que moría por mí en una cruz:
un Dios que me dio a su misma madre
en un impulso de amor.
No es un rato de contento,
es una eternidad de felicidad.
La eternidad de la alegría
comenzó desde ese momento
en que Jesús dijo esas palabras en la cruz.
Nos daba su vida y su sangre,
nos daba la Madre de sus sueños.

Desde entonces ya no soy el niño malo;
que malo no puedo seguir siendo
junto a una Madre tan buena.
Ya no soy un niño huérfano,
ni triste ni harapiento.
Soy el niño más feliz.
Ya mis lágrimas son de de amor y alegría,
por Ella, por mi Madre del cielo.

Caminar contigo es tocar el cielo con la mano;
vivir junto a Ti es ya adelantar la gloria.
Contigo los dolores se mitigan,
las amargas lágrimas se detienen
y el desierto vuelve a florecer.
Mi desierto ha vuelto a florecer.
Todo cambió desde aquel día,
el día maravilloso en que te conocí, oh Madre.
Yo no te conocía, primor de los valles.
Ignoraba que existías, amor de mi vida.
Pasé junto a valles hermosos y bellísimas flores
y nunca imaginé que Tú tenías
la luz y la belleza de los valles y las flores.
Vida mía, amor mío,
Vida, belleza y amor ensamblados.

Eres una senda florecida
que me ha conducido a Dios.
Me enamoré de Ti primero para siempre,
pero tu amor me llevó dulcemente, sin fatiga,
hacia el Dios Amor.
Tú me hiciste querer a ese ser infinitamente amable.
Presentaste a mis ojos
a un Dios Niño, ternura infinita,
un encanto de Dios hecho niño por mí.

La mujer que es amor
llevando en sus brazos al Niño que es amor,
porque es el Niño Dios.
Oh Madre dulcísima,
no quiero jamás separarme de Ti,
no quiero jamás separarme del Dios
que me has enseñado a querer;
el mismo Dios que Tú amas tanto
porque es tu Dios y es hijo de tus entrañas.
Enséñame a amarlo con todo mi corazón.

jueves, 29 de diciembre de 2016

POESÍA A LA VIRGEN DE NAVIDAD


Poesía
A la Virgen de Navidad




La olvidada campana de la estrella
toca la hora del Amor, y el viento
dispersa en las tinieblas el lamento
de los cautivos y la Paz lo sella.

Porque eres Madre, siendo aún Doncella,
y el río de tu leche es ya sustento;
porque duerme el Señor bajo tu aliento,
heno de tu campiña en la gamella:

En la Noche del Tiempo renacido,
incapaz de decir tu dulce nombre
la Palabra del Padre hecha vagido;

capullo de las fajas y del sueño,
tembloroso y mortal capullo de hombre
¡nuestro hermano mayor y el más pequeño!



Pedro María Casaldáliga

sábado, 22 de octubre de 2016

LÁGRIMAS DE MARÍA


Lágrimas de María
Rafael Ángel Marañón


El llanto que devasta sus mejillas 
Es río que la lleva al vasto Cielo
Siendo para nosotros el consuelo 
De Cristo y de primicias las gavillas. 

Su tierno corazón hieren cuchillas.
Perdida la esperanza, interno el duelo,
Que austera hipocresía de alma de hielo
Le impone del dolor las pesadillas. 

La oscura niebla que al esbirro espanta
Cubre la cruz y el rostro con su nube 
Del santo ser que sufre y se quebranta. 

Honremos a la dulce, tierna y santa 
María, humilde madre y fiel querube 
De Dios, y hermana nuestra sacrosanta.

lunes, 22 de agosto de 2016

RUEGA POR NOSOTROS, SANTA MADRE DE DIOS


Ruega por nosotros
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R



Ruega por nosotros, 
Virgen santa, 
porque de Dios eres amada
y de santidad inspiradora.

Ruega por nosotros,
Virgen santa,
porque de Dios eres la sierva
y Él que eleva a los humildes 
a la gloria te ha ensalzado.

Ruega por nosotros, 
Virgen santa, 
porque de Dios luz eres radiante 
en Cristo Muerto y Resucitado.

Ruega por nosotros, 
Virgen santa,
porque en Dios eres puente 
para llevarnos al cielo 
a nosotros pecadores.

Ruega por nosotros, 
Virgen santa,
porque de Dios eres Madre
cuando en ti se hizo Hombre 
y Cristo se embarcó para siempre
en el devenir de la historia.

jueves, 18 de agosto de 2016

NUNCA ME SIENTO SOLO


Nunca me siento solo
Rafael Ángel Marañón


Cuando pienso en María nunca me siento solo,
Que a su lado el doliente nunca conoce el dolo;
Tuve el alma muy fría, mas no me dejó solo, 
Y ahora voy con ella sin fin ni protocolo. 

Siento la paz del alma y sólida esperanza, 
Pues ya no hay más esfuerzo, sino divina holganza;
Sosiego sin angustia y voces de alabanza
Inmersos totalmente en la eterna alianza. 

Y para que a los sones de cítara vibrante, 
Sepamos que a los cielos seguimos adelante
Con paso aligerado y paz en el semblante, 
Pues la luz de María nos precede radiante. 

Es gozo y confianza, por que es feliz camino 
A la gruta velada, hacia el feliz destino 
De Cristo nuestra vida, abogado divino
Que sale a recibir al pobre peregrino. 

Y así todos en uno, al padre omnipotente,
Con amor sin fisuras, vestidos dignamente 
Por la sangre del hijo y su madre doliente, 
Marchamos hacia el Cielo morada permanente. 

jueves, 23 de junio de 2016

REINA DE DIOS

   

Reina de Dios
Alonso de Bonilla


Ser Reina del cielo vos,
Virgen, mucho os engrandece,
mas, pues Dios os obedece
yo os llamo Reina de Dios...
por esclava os sujetaste
del que eternamente reina,
y en el mismo punto reina
de su mismo amor quedaste.

Hoy Cristo reina por vos,
y así vuestro ser merece
que, pues Dios os obedece,
yo os llame Reina de Dios.

viernes, 20 de mayo de 2016

INMACULADA ERES, MARÍA


Inmaculada eres, María
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R



Belleza trasunta de Dios eres, 
derramada sobre el barro nuevo 
de la creación, María,
que hace del hombre un ser sagrado,
estética de luz difuminada desde un cielo conmovido,
cuando surges bella cual la aurora
que amanece desde las manos increadas 
y siempre creadoras del Dios que dice: 
hágase.

Y se hizo el mundo y surgió la vida
y surgiste tú, Mujer universal, María, 
donde no cabe más geometría 
que la del amor por Dios elaborada
cuando el Espíritu Santo aleteaba
sobre las aguas primordiales
para bañar de armonía tu concepción Inmaculada,
pensada en Mujer destinada 
a ser Madre del Dios increado
y del hombre por Él creado.

Eres, María, la Mujer por siempre gloriosa
venida al mundo en azul de cielo
como la paz a raudales derramada
que traspasa el alma con un rayo
de la luz increada del Dios
que al coronar de estrellas tu frente 
en el candor espléndido de tu ser
te hizo niña, mujer y madre.

Tu actitud de oración y súplica
es acuarela inmortalizada
en el fervor de los pueblos 
a tus plantas con humildad postrados.
Ternura es que alienta 
el amor y la confianza de tantos hijos
que al rezar te aclaman:
por Reina y Madre,
de cielos, tierra y corazones.

Iconografía santa eres, María, 
Tú, la siempre Inmaculada, 
enmarcada de azucenas
para embellecer la fragilidad 
de nuestro barro tan humano, 
que anhela recuperar su origen primigenio
hasta parecerse a la luz de los ángeles del cielo.

Y mientras con fervor los humanos 
el Ave María te rezamos
a tu alrededor aparecen cabecitas de querubes 
como volutas de incienso flotando en el espacio
para orlar tu imagen gloriosa
elevándose suavemente a la altura.

Un alborozo de alas en miniatura
hienden suavemente el aire
mientras tus labios absortos
parecen musitar una plegaria sencilla,
que es oración al Creador agradecida.

Admirados, te miramos, tú nos miras,
y al cruzarse nuestros ojos,
con temblor emocionado 
desde lo más hondo del anhelo,
el corazón prestadas toma las palabras
del Cantar de los Cantares,
para decirte con el cariño más sincero
salido del rincón más recóndito del alma: 
“Qué hermosa eres, María, amada mía,
qué hermosa eres”. 



jueves, 12 de mayo de 2016

YO TE SALUDO MARÍA


Yo te saludo María



Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo,
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.

Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
-aunque fuera un mensajero divino-
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.

Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz un hijo,
Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar
y cuidar si queremos hacer a Dios presente.

Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en la tormenta como en la bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.

Yo te saludo, María, hermana peregrina.
Camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe.

Florentino Ulibarri

jueves, 14 de abril de 2016

LA VIRGEN MARÍA CON EL NIÑO


La Virgen con el Niño 
Lope de Vega



La Niña a quien dijo el Ángel
que estaba de gracia llena,
cuando de ser de Dios madre
le trajo tan altas nuevas,
ya le mira en un pesebre,
llorando lágrimas tiernas,
que obligándose a ser hombre
también se obligó a sus penas.

¿Qué tenéis, dulce Jesús?,
le dice la niña bella;
¿tan prestos sentís, mis ojos,
el dolor de mi pobreza?

Yo no tengo otros palacios
en que recibiros pueda,
sino mis brazos y pechos
que os regalan y sustentan.

No puedo más, amor mío,
porque si yo más pudiera,
vos sabéis que vuestros cielos
envidiaran mi riqueza.

El niño recién nacido
no mueve la pura lengua,
aunque es la sabiduría
de su eterno Padre inmensa.

Mas revelándose al alma
de la Virgen la respuesta,
cubrió de sueño en sus brazos
blandamente sus estrellas.

Ella entonces desatando,
la voz regalada y tierna,
así tuvo a su armonía
la de los cielos suspensa. 

lunes, 11 de abril de 2016

NADA SOY



Nada soy 
Camilo Valverde Mudarra




Aunque tuviera las estrellas del firmamento,
practicara el don de lenguas
y conociese todos los misterios de la ciencia,
si no tengo caridad
soy címbalo que resuena, 
nada soy. 

Aunque conociera el Universo y su fundamento,
poseyera el poder de las olas
y supiese el arcano del Cosmos y su existencia
si no amo a la Virgen María
soy tormenta que truena,
nada soy. 

Sólo el amor de María
me hace persona buena
y ser el hombre que soy.

Sólo el amor de María
me hace ser lo que debo, 
un hombre sin detrimento, 
un alma de valía
un cristiano de consistencia 
con la Virgen voy,
hijo de María soy. 

viernes, 8 de abril de 2016

NO ME DEJES, MADRE MÍA


    No me dejes
        María Velázquez Dorantes


María virgen y madre ven a mí en mis nostalgias, en mis horas duras, en los momentos donde la locura me invade y el terror me hace temblar, en donde el miedo me atormenta y el fracaso me persigue, solo Tú bonita estrella, lucecita del mar puedes tocar mi corazón, para limpiarlo de toda mala razón.  

Mi celestial princesa, llena mis vacíos, no me dejes sola, no por favor. Que los hastíos de la vida que  absorban en dolor, que no me quiebre en mil pedazos, eres tú riqueza de mi alma.  

Madre no me dejes, no permitas que el mar me lleve a los oscuros de su abismos, tu eres la luz de la vida de los hombres, la luz que brillara eternamente… no me dejes en esta soledad, búscame en los bosques de la tristeza para conducirme a los valles del Altísimo, tú verdadero Hijo.  

Madre mía, no me dejes en la desesperación, llena cada nota de está canción que es prosa, que es verso, que tiene mi angustia reunida para entregártela solo a ti…  

No me dejes hoy que tan triste estoy, no me dejes mañana porque no sé si lo veré, no me dejes nunca.  

Hoy te pido valor y perdón estrella blanca, que con tú manto acaricias mi rostro mojado de lagrimas, y tus manos tersas  me saben a algodón, no me dejes María porque no sabría que hacer sin tú protección,  no me dejes…  

Maria no me dejes a solas por la noche,  toca mi vientre y hazlo sanar, tú conduces hasta Dios sin decir que nos llevas a la salvación, Maria ven y concéntrate en mi favor.

jueves, 17 de marzo de 2016

PEREGRINO CON MARÍA


Peregrino con María
Rafael Ángel Marañón




Sé que estaré a tu lado de una u otra forma, 
Dejando el fatigoso bregar de peregrino,
Gozando de tu amor sin código ni norma,
Habiendo ya llegado al fin de mi camino. 

Ya he dejado mis huellas en la arena del mundo
Y en el nombre de Cristo y en tu amparo María
Caminé en confianza con talante jocundo,
Sin temer las tormentas bajo tu tierna guía.

He creído seguro a pesar de mi culpa,
Pues siempre notaba que vivía protegido 
Por el amor profundo de María que no inculpa,
Y el poder infinito del Cristo prometido. 

He resistido siempre los ataques del mal 
Con el hijo bendito, el Cristo del Creador,
Dirigiendo mis ojos al agudo puñal, 
Que María sufriera sumisa a su Señor. 

No quiero más casuísticas, ni anhelo otro destino, 
Que en Cristo y en María yo tengo mi poder;
Ande ebrio este mundo su paso mortecino,
Que a nadie más yo quiero amar o pretender. 

miércoles, 9 de marzo de 2016

A NUESTRA SEÑORA...


A Nuestra Señora 
Juan del Encina 





¿A quién debo yo llamar
vida mía,
sino a ti, Virgen María?

Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nos
y tú nos haces vivir.
Nunca me verán decir
vida mía,
sino a ti, Virgen María.

Duélete, Virgen, de mí,
mira bien nuestro dolor,
que este mundo pecador
no puede vivir sin ti.
No llamo desque nací
vida mía,
sino a ti, Virgen María.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención;
no hay otra consolación,
vida mía,
sino a ti, Virgen María.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan preciosa que libró
todo el linaje humanal.
¿A quién quejaré mi mal,
vida mía,
sino a ti, Virgen María?

Tu sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz;
tu pariste nuestra luz, 
Dios de ti nacido fue.
Nunca jamás llamaré
vida mía, 
sino a ti, Virgen María.

¡Oh clara virginidad, 
fuente de toda virtud,
no ceses de dar salud
a toda la cristiandad! 
No te pedimos piedad,
vida mía,
sino a ti, Virgen María.

RETRATO DE MARÍA

Retrato de María
Rafael Ángel Marañón


No podemos vivir sin tu mirada,
Tu voz y tu llamada; es la brisa 
De tu rostro en quietud; es tu sonrisa
La que trae para todos alborada.

Y vamos tras tu diáfana llamada
Que al buen Jesús nos lleva, y que sumisa
Y en serena actitud, humilde avisa
Hacia el trono de luz, subir la grada.

Con santa voz mi corazón bendiga 
Tu paz, amor, modestia y gravedad,
Y avance confiado en tu piedad

¡Id a Él!, es tu espléndida cantiga;
Él es, vuestro motivo de alegría;
Y a Él vamos contigo, fiel María.

martes, 23 de febrero de 2016

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


Oración a la Virgen
Emma-Margarita R. A.-Valdés
 



 
Virgencita mía,
mi amiga del cielo, 
mi Madre adorada,
mi dulce consuelo.

Hoy, como otros días,
te llamo y te ruego
perdones mis faltas,
perdones mis miedos,
el olvido ingrato
de favores viejos,
y mi frialdad...
¡es débil el cuerpo!

Hoy, como otros días,
acudo a tu encuentro,
sabes lo que sufro,
sabes lo que siento,
y si no conviene
cumplir mi deseo
puedes, Virgencita,
mitigar mi duelo.
Yo me acerco a ti,
de quien todo espero,
porque eres mi reina
mi Madre en el cielo.

Y hoy, como otros días,
tu abrazo está abierto,
yo siempre rogando,
siempre recibiendo
de tu caridad...
sin seguir tu ejemplo,
¡perdón, Virgencita,
por mi atrevimiento!.

Sé que tú me amas,
tú sabes te quiero,
y espero de ti,
por tu amor sincero,
ese amor que dio
a tu hijo en precio,
atiendas mis súplicas,
escuches mis ruegos,
y nos des la paz
y al final el cielo.

lunes, 1 de febrero de 2016

LA MÁS PURA Y MÁS PERFECTA


La más pura y más perfecta
Fray Iñigo de Mendoza


iOh Reina muy soberana,
Madre del Verbo divino,
Estrella de la mañana,
Triaca de la manzana
que dio el primero venino!

Tú de tan lino cendal
al Rey del cielo vestiste,
que en el vientre maternal 
de la culpa original
todo el tiempo careciste.

Tu mejor de las mejores,
de la Trinidad electa
para prima de primores
para licor de licores
la mas pura y mas perfecta.

Excelente, singular,
Divino templo sagrado, 
nacida, sola sin par,
para sanar y soldar
la caída del pecado.

Tu, Señora, de contino 
eres remedio sobrado,
todo el bien de ti nos vino.
tú nos abriste el camino 
que Eva tuvo cerrado. 

LA MADRE PIADOSA


La Madre piadosa
Himno, Liturgia de las horas





La Madre piadosa estaba 
junto a la cruz y lloraba 
mientras el Hijo pendía; 
cuya alma, triste y llorosa, 
traspasada y dolorosa, 
fiero cuchillo tenía. 
  
¡Oh cuán triste y cuán aflicta 
se vió la Madre bendita, 
de tantos tormentos llena! 
Cuando triste contemplaba 
y dolorosa miraba 
del Hijo amado la pena. 
  
Y, ¿cuál hombre no llorará, 
si a la Madre contemplara 
de Cristo, en tanto dolor? 
¿Y quién no se entristeciera, 
Madre piadosa, si os viera 
sujeta a tanto rigor? 
  
Por los pecados del mundo, 
vió a Jesús en tan profundo 
tormento la dulce Madre. 
Vió morir al Hijo amado, 
que rindió desamparado 
el espíritu a su Padre. 
  
¡Oh dulce fuente de amor! 
hazme sentir tu dolor 
para que llore contigo. 
Y que, por mi Cristo amado, 
mi corazón abrasado 
más viva en él que conmigo. 
  
Y, porque a amarle me anime, 
en mi corazón imprime 
las llagas que tuvo en sí. 
Y de tu Hijo, Señora, 
divide conmigo ahora 
las que padeció por mí. 
  
Hazme contigo llorar 
y de veras lastimar 
de sus penas mientras vivo; 
porque acompañar deseo 
en la cruz, donde le veo, 
tu corazón compasivo. 
  
¡Virgen de vírgenes santas! 
Llore yo con ansias tantas 
que el llanto tan dulce me sea; 
porque su pasión y muerte 
tenga en mi alma, de suerte 
que siempre sus penas vea. 
  
Haz que su cruz me enamore 
y que en ella viva y more 
de mi fe y amor indicio; 
porque me inflame y encienda, 
y contigo me defienda 
en el día del juicio. 
  
Haz que me ampare la muerte 
de Cristo, cuando en tan fuerte 
trance vida y alma estén; 
porque, cuando quede en calma 
el cuerpo, vaya mi alma 
a su eterna gloria.

LA LLAVE DE MARÍA


La llave de María 
Rafael Ángel Marañón




Mi alma que está angustiada 
De ansia de amor y verdad, 
Acude a ti fiel María 
Para a Jesús con piedad 
Ver en la noche estrellada 

Que la luz de tal aurora 
Es por demás tan brillante 
Como al sol a mediodía, 
Para mirarla radiante 
Si no vienes tú, Señora. 

De albahacas en derroche 
Se adorna tu trono azul, 
Que igual que el de Cristo guía 
Y reverbera de luz 
Para orientarme en la noche. 

A tal dechado de gloria 
Quiero acercarme esforzado, 
Y en tal mérito confía 
Mi alma en humilde estado 
Hasta alcanzar la victoria 

Gracias Santa Virgen Madre 
Por llevarme hacia Jesús 
Que eres la segura vía 
De tu mano y de su cruz 
Hacia Dios y eterno Padre. 

domingo, 17 de enero de 2016

LA BODA DE CANÁ


La boda de Caná 
Emma-Margarita R.A. -Valdés



La caricia del mar vuelve a tu playa,
regresa del desierto a Galilea
donde habitas, María, en tu atalaya.

Su visita enardece la marea
maternal de tu cálida dulzura
que en abrazos de espuma se recrea.

Trae la brisa apacible de la altura,
la sal de su oceánica mirada, 
te invade su oleaje de ternura.

Su fama, en la región, fue pregonada
y viene acompañado de un cortejo
de hermanos en la fe por su llamada.

Vais a Caná, a una boda, a un festejo
distinto del desierto y del ayuno,
y el pueblo está asombrado, está perplejo.

Que Él es el Rey de reyes piensa alguno, 
otro que un impostor aventurero.
El secreto está en Dios que es trino y uno.

Es hijo de José, del carpintero,
nacido en una gruta de Belén,
que ejerció en Nazaret de humilde obrero.

Su modestia es la causa del desdén.
¿No saben que su ciencia ha deslumbrado
a los doctores de Jerusalén?.

La boda, preparada con cuidado,
atrae a mucha gente para ver
a Jesús, el magnífico invitado.

Ante los novios sientes el deber
de que la fiesta acabe felizmente
y no falte lo que ha de menester.

Para ti, observadora, es evidente
que el vino se ha acabado, te entristeces
y acudes a tu hijo omnipotente.

No pides, insinúas. Le enterneces.
Tú le informas con fe: "no tienen vino".
Él será experto en dar panes y peces.

Te responde mostrando tu destino,
llamándote "mujer". Te hará en la Cruz
"mujer-madre" del hombre peregrino.

Declarar no es su hora es su actitud,
pero tú, designada mediadora,
consigues el favor en plenitud.

¡Haced lo que Él os diga!. Sin demora.
Tus órdenes acatan los sirvientes,
es mandato de madre y de señora.

Jesús dice, llenad los recipientes
de agua hasta los bordes y llevad
a probar este vino a los presentes.

Fue por tu mediación, tu caridad,
este primer milagro del Mesías
que esclareció su gloria, su deidad,
y adelantó futuras alegrías.

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