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domingo, 20 de diciembre de 2020

PAPA FRANCISCO: LOS PESEBRES REALIZAN UNA CATEQUESIS DE FE AL PUEBLO DE DIOS

 



Los pesebres realizan una catequesis de fe al pueblo de Dios, 

dice el Papa

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco destacó que muchos pesebres “realizan una catequesis de fe al pueblo de Dios”. Así lo indicó este Domingo 20 de diciembre después del rezo del Ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

El Santo Padre recordó que este año la exposición “100 pesebres en el Vaticano” se lleva a cabo bajo la columnata que rodea la Plaza de San Pedro y señaló que “son muchos los pesebres que realizan una catequesis de fe al pueblo de Dios”.

Por ello, el Papa invitó a visitar los pesebres bajo la columnata “para entender cómo la gente trata de mostrar con el arte cómo nació Jesús” y añadió que los pesebres que están bajo la columnata son “una gran catequesis de nuestra fe”.

La iniciativa “100 pesebres en el Vaticano” es organizada por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización y será posible visitar la exposición en forma gratuita de las 10:00 a.m. a las 8:00 p.m. hasta el próximo 10 de enero.

El presidente de este Consejo Pontificio, Mons. Rino Fisichella, dijo previamente a ACI Prensa que la exposición “100 pesebres en el Vaticano” quiere ser “un signo de esperanza” en esta Navidad. 

En esta línea, Mons. Fisichella describió que “el pesebre nos relata la historia de Dios que se hace uno de nosotros porque nos ama y esto nos da la certeza de ir hacia adelante y de mirar al futuro con mayor serenidad”.

“El pesebre dice esperanza porque nos indica que Dios viene en medio de nosotros para dar sentido a nuestra vida”, indicó el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.

Por último, Mons. Fisichella señaló a ACI Prensa que el haber colocado los pesebres bajo la columnata de Bernini “destaca la belleza de la obra de arte que se conjuga con la sencillez de los pesebres que son también una expresión del arte popular, del arte que encuentra con la fantasía la capacidad de dejarse provocar por la belleza del misterio de Dios”.

“No olvidemos que la columnata de Bernini quiere representar también un gran abrazo y haber realizado aquí la exposición de los pesebres significa continuar el abrazo, la solidaridad, el amor y la cercanía que Dios tiene por los hombres”, concluyó el arzobispo.

ORACIÓN FAMILIAR PARA EL CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2020


 

Oración familiar para el Cuarto Domingo de Adviento 2020

Redacción ACI Prensa




Este cuarto domingo de Adviento se enciende la última vela de la Corona de Adviento como símbolo de que el Señor está cerca y viene a traernos la alegría de la paz. Aquí la liturgia para orar junto con María, quien es “Morada de la Luz”.

Se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá. Para iniciar la oración, las tres primeras velas deben estar encendidas.


TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la reconciliación. Encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza. Iniciemos la oración de esta semana cantando MORADA DE LA LUZ (u otro canto apropiado).


CELEBREMOS UNIDOS A LA VIRGEN MARÍA,

PORQUE ESTÁBAMOS CIEGOS Y NOS DIO A LUZ EL DÍA,

PORQUE ESTÁBAMOS TRISTES Y NOS DIO LA ALEGRÍA.


1. Mujer tan silenciosa y encumbrada, ahora más que el sol, recibes en tu vientre al mismo Dios, al que es tu Creador.


2. Lo que Eva en una tarde misteriosa buscando nos perdió, Tú, Madre, lo devuelves florecido en fruto salvador.


3. Tú que eres bella puerta del Rey sumo, Morada de la Luz, la puerta nos abriste de los cielos al darnos a Jesús.


LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas 1, 39-49:

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!»


MONITOR: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros e ilumine nuestra vida. En compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento mientras cantamos.

(Una persona enciende la cuarta vela mientras se entona el canto que se propone a continuación o uno apropiado).




HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado)

Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.

Un primer lucero se enciende

anunciando al Rey que viene

preparad corazones

allánense los senderos.

CORO

Crecen nuestros anhelos al ver

la segunda llama nacer

como dulce rocío vendrá

el Mesías hecho Niño.

CORO

Nuestro gozo hoy quiere cantar

por ver tres luceros brillar

con María esperamos al Niño

con alegría.

CORO

Huyen las tinieblas al ver

cuatro llamas resplandecer

ya la gloria está cerca

levanten los corazones.

CORO

(Se pueden hacer alguna peticiones acudiendo a la intercesión de la Virgen María y respondiendo después de cada petición: POR INTERCESIÓN DE TU MADRE, ESCÚCHANOS SEÑOR.)


MONITOR: Oremos.

Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestra súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


TODOS: Amén.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 17 de diciembre de 2020

MEDITACIÓN DE ADVIENTO



 MEDITACIÓN DE ADVIENTO


Seguimos transitando el Adviento y nos motivamos con estas palabras del amado Benedicto XVI:


La espera es una dimensión que atraviesa toda nuestra vida personal, familiar y social (...). Se podría decir que el hombre vive mientras espera, mientras en su corazón la esperanza esté viva. (...) Nuestra "estatura" moral y espiritual se puede medir por lo que esperamos, según lo que esperemos. Cada uno de nosotros, por lo tanto, sobre todo en este tiempo que nos prepara para la Navidad, se puede preguntar: “¿Y yo qué es lo que espero? ¿Hacia qué, en este momento de mi vida, tiende mi corazón?” Esta misma pregunta se puede hacer a nivel de la familia, de la comunidad, de la nación (...). En el momento que precedió al nacimiento de Jesús, la expectativa del Mesías, es decir, un Consagrado, un descendiente del rey David, que finalmente liberaría al pueblo de toda esclavitud moral y política y que establecería el Reino de Dios, era muy fuerte en Israel. Pero nadie se hubiese podido imaginar que el Mesías nacería de una joven humilde como María (...). Aprendamos de ella, Mujer del Adviento, a vivir nuestra actividad diaria con un nuevo espíritu, con la sensación de profunda espera, que sólo la venida de Dios puede llenar.

LA VIRGEN MARÍA EN ADVIENTO



LA VIRGEN MARÍA EN ADVIENTO


 Virgen del Adviento, esperanza nuestra, de Jesús la aurora, del cielo la puerta.

Madre de los hombres, de la mar estrella llévanos a Cristo, danos sus promesas.

Eres Virgen Madre, la de gracia llena del Señor la esclava, del mundo la reina.

Alza nuestros ojos, hacia tu belleza guía nuestros pasos, a la vida eterna.

(Antonio Alcalde)

lunes, 14 de diciembre de 2020

DOS ACTITUDES QUE LOS FIELES DEBEMOS TOMAR EN ADVIENTO


 

Dos actitudes que los fieles debemos tomar en Adviento

Nos las señaló el Papa Francisco durante la meditación del Ángelus

Por: Redacción | Fuente: GaudiumPrress.org



En la meditación del Ángelus del primer domingo de Adviento, 2 de diciembre de 2018, el Papa Francisco señaló dos actitudes que en este tiempo litúrgico debe tener el fiel: salir de sí, para abrirse a los demás y a Jesús que llega, y una actitud de vigilancia y oración.

El Papa recordó qué es el Adviento y cuál es la aplicación en la vida del cristiano de este tiempo litúrgico eclesial: "En Adviento no vivimos sólo la expectativa de la Navidad, sino que estamos invitados a despertar la espera del glorioso regreso de Cristo, preparándonos para el encuentro final con Él con elecciones coherentes y valientes. En estas cuatro semanas estamos llamados a dejar atrás un estilo de vida resignado y rutinario, alimentando esperanzas y sueños para un futuro nuevo".

Estamos llamados también en Adviento, a dejar de vivir encerrados en nosotros mismos: "El sueño interior nace de girar siempre en torno a nosotros mismos y de quedar bloqueados en el encierro de la propia vida, con sus problemas, sus alegrías y sus dolores. Aquí yace la raíz del letargo y la pereza de que habla el Evangelio. El Adviento nos invita a un compromiso de vigilancia, mirando fuera de nosotros mismos, ampliando nuestras mentes y corazones para abrirnos a las necesidades de nuestros hermanos y al deseo de un mundo nuevo".

Si tenemos que vernos a nosotros mismos, en sobre todo en aquello que debemos cambiar, lo cuál también puede ser meditación en este Adviento: Hablando del Evangelio del día, señaló el Pontífice que "las palabras de Jesús resuenan particularmente incisivas: Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día [ndr. el día de nuestra comparecencia ante Cristo] no caiga de improviso sobre ustedes. [...] Estén despiertos todo el tiempo y oren incesantemente".


La segunda actitud en este Adviento: Vigilancia y Oración

Es claro, no hay preparación adecuada para la venida del Salvador del mundo sin oración.

Dice el Evangelio de San Lucas: "Levántense y alcen la cabeza, porque su liberación está cerca". "Se trata de levantarse y orar volviendo nuestros pensamientos y corazones a Jesús que está a punto de venir. Nos levantamos cuando se espera algo o alguien. Nosotros esperamos a Jesús y queremos esperarlo en la oración, que está estrechamente ligada a la vigilancia", dijo el Papa Francisco.

domingo, 13 de diciembre de 2020

ORACIÓN FAMILIAR PARA TERCER DOMINGO DE ADVIENTO 2020

 


 

Oración familiar para el Tercer Domingo de Adviento 2020

Redacción ACI Prensa



Este Tercer Domingo de Adviento se suele encender la vela rosada de la Corona de Adviento porque se preanuncia ya la alegría mesiánica de que está cada vez más cerca el día de la venida del Señor.


Compartimos una liturgia familiar (oración) 

para encender la tercera vela.


Se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá. Para iniciar la oración, la primera y segunda vela deben estar encendidas.


TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Empecemos nuestra oración cantando VEN PRONTO SEÑOR (u otro canto apropiado).

1. ¡Oh Pastor de la Casa de Israel!,

trae a tu pueblo la ansiada salvación.

Verbo Eterno de la boca del Padre,

fuiste anunciado por labios de profeta.


¡VEN PRONTO, SEÑOR!

¡LLEGA, OH SALVADOR! (2v)

¡VEN, SEÑOR JESÚS!

¡VEN, LIBERADOR!

¡CIELOS, LLOVED VUESTRA JUSTICIA!

¡ÁBRETE, TIERRA,

HAZ GERMINAR AL SALVADOR! (2v)


2. El clamor de los pueblos se levanta.

Hijo de David, las naciones te esperan.

Queremos la llegada de tu Reino.

Ven a liberar del pecado a los pueblos.


3. Emmanuel, Salvador de las naciones,

eres esperanza del pueblo peregrino.

Sol naciente, esplendor de la justicia,

Tú nos salvarás con tu brazo poderoso.


4. Esperanza de una Mujer humilde:

Ella es la Virgen que pronto dará a luz.

Silenciosa, espera al Salvador:

llega ya la hora de la liberación.

MONITOR: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas:

"La gente le preguntaba: "Pues ¿Qué debemos hacer?"

Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, haga lo mismo". Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?"

Él les dijo: "No exijáis más de lo que os está fijado". Preguntáronle también unos soldados: "Y nosotros ¿Qué debemos hacer?"

Él les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada".

Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos diciendo: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga".

Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva".

MONITOR: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona. Cantemos

HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado)



Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo


Un primer lucero se enciende

anunciando al Rey que viene

preparad corazones

allánense los senderos


Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.


Crecen nuestros anhelos al ver

la segunda llama nacer

como dulce rocío vendrá

el Mesías hecho Niño.


Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.


Nuestro gozo hoy quiere cantar

por ver tres luceros brillar

con María esperamos al Niño

con alegría.


Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.


MONITOR: Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Entonemos un canto a María

Junto a ti María.

como un niño quiero estar,

tómame en tus brazos

guíame en mi caminar.


Quiero que me eduques,

que me enseñes a rezar,

hazme transparente,

lléname de paz.

 

Madre, Madre,

Madre, Madre.

Madre, Madre,

Madre, Madre.


Gracias Madre mía

por llevarnos a Jesús,

haznos más humildes

tan sencillos como Tú.

 

Gracias Madre mía

por abrir tu corazón,

porque nos congregas

y nos das tu amor.

 

MONITOR: Elevemos libremente nuestras intenciones a Dios. (Cada participante hará una petición voluntaria).

 

Recemos ahora un Padrenuestro, Ave María y Gloria.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 7 de diciembre de 2020

PAPA FRANCISCO: ÁRBOL DE NAVIDAD Y PESEBRE SON SIGNOS DE ESPERANZA

 


 

Papa Francisco: Árbol de Navidad y pesebre son signos de esperanza

Redacción ACI Prensa

 Foto: Lauren Cater / ACI Prensa



El Papa Francisco destacó que el árbol de Navidad y el pesebre “son signos de esperanza, especialmente en este tiempo difícil”.

Al finalizar el rezo del Ángelus dominical, el Santo Padre dijo a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro que ya llegó el árbol de Navidad y que están preparando el pesebre.

En esta línea, el Pontífice recordó que en muchas casas se preparan “estos dos signos natalicios” para “la alegría de los niños… y también de los grandes” y añadió que “son signos de esperanza, especialmente en este tiempo difícil”.

Por ello, el Papa pidió no detenerse en el signo “sino ir al significado, es decir, a Jesús, al amor de Dios que nos ha revelado, para ir a la bondad infinita que hizo brillar sobre el mundo”.

“No hay pandemia, no hay crisis que pueda apagar esta luz. Dejemos que entre en nuestros corazones y extendamos nuestra mano a quien está más necesitado. Así Dios nacerá de nuevo en nosotros y entre nosotros”, advirtió el Papa.

Finalmente, el Santo Padre deseó a todos un feliz domingo y pidió por favor: “no se olviden de rezar por mí”.

domingo, 6 de diciembre de 2020

PAPA FRANCISCO EXPLICA 2 CLAVES DE LA CONVERSIÓN EN ADVIENTO QUE NOS PREPARAN A LA NAVIDAD

 



 Papa Francisco explica 2 claves de la conversión en Adviento que nos preparan a la Navidad

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco explicó que el Adviento “es un camino de conversión” que nos prepara “para recibir al Señor en Navidad” por lo que describió los dos aspectos principales de este itinerario de conversión.

Así lo indicó el Santo Padre este Domingo 6 de diciembre antes del rezo del Ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

En primer lugar, el Pontífice señaló que “la conversión implica el dolor de los pecados cometidos, el deseo de liberarse de ellos, el propósito de excluirlos para siempre de la propia vida” y añadió que “para excluir el pecado, hay que rechazar también todo lo que está relacionado con él: la mentalidad mundana, el apego excesivo a las comodidades, al placer, al bienestar, a las riquezas”.

En segundo lugar, el Papa Francisco dijo que “el otro aspecto de la conversión es la búsqueda de Dios y de su reino. El abandono de las comodidades y la mentalidad mundana no es un fin en sí mismo, sino que tiene como objetivo lograr algo más grande, es decir, el reino de Dios, la comunión con Dios, la amistad con Dios”.

Sin embargo, el Santo Padre reconoció que “esto no es fácil, porque son muchas las ataduras que nos mantienen cerca del pecado: inconstancia, desánimo, malicia, mal ambiente y malos ejemplos”.

Por ello, el Papa destacó el ejemplo de San Juan el Bautista que fue “un hombre austero, que renuncia a lo superfluo y busca lo esencial”.

En esta línea, el Pontífice comentó el pasaje del Evangelio de San Marcos de la Liturgia de este segundo Domingo de Adviento (Mc, 1,1-18) que presenta la figura de San Juan el Bautista quien “señaló a sus contemporáneos un itinerario de fe similar al que el Adviento nos propone a nosotros, que nos preparamos para recibir al Señor en Navidad” pues se trata de “un camino de conversión”.

De este modo, el Santo Padre recordó que en la Biblia la palabra conversión “quiere decir, ante todo, cambiar de dirección y orientación; y, por tanto, cambiar nuestra manera de pensar” y agregó que “en la vida moral y espiritual, convertirse significa pasar del mal al bien, del pecado al amor de Dios”.

“Es lo que enseñaba el Bautista, que en el desierto de Judea proclamaba ‘un bautismo de conversión para perdón de los pecados’. Recibir el bautismo era un signo externo y visible de la conversión de quienes escuchaban su predicación y decidían hacer penitencia. Ese bautismo tenía lugar con la inmersión en el agua, pero era inútil sin la voluntad de arrepentirse y cambiar de vida”, subrayó.

En este sentido, el Papa advirtió sobre la tentación de pensar que “es imposible convertirse de verdad, y en lugar de convertirnos del mundo a Dios, corremos el riesgo de quedarnos en las ‘arenas movedizas’ de una existencia mediocre”.

“¿Qué podemos hacer en estos casos? En primer lugar, recordar que la conversión es una gracia que hay que pedir a Dios con fuerza. Ninguno puede convertirse por sí mismo. Nos convertimos verdaderamente en la medida en que nos abrimos a la belleza, la bondad, la ternura de Dios. Dios no es un mal padre, es tierno, nos ama mucho, como el buen pastor…”, afirmó.

Y para esto, el Santo Padre recomendó acudir a María Santísima, a quien el 8 de diciembre celebraremos como la Inmaculada Concepción, para que “nos ayude a desprendernos cada vez más del pecado y de la mundanidad, para abrirnos a Dios, a su palabra, a su amor que regenera y salva”.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Marcos 1,1-8

1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

2 Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino.

3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, 4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.

5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

6 Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre.

7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

EL EVANGELIO DE HOY SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO - 6 DE DICIEMBRE DEL 2020



 Lecturas de hoy Domingo 2º de Adviento - Ciclo B

Hoy, domingo, 6 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (40,1-5.9-11):

«Consolad, consolad a mi pueblo, –dice vuestro Dios–; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»

Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–.»

Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.»


Palabra de Dios



Salmo

Sal 84,9ab-10.11-12.13-14


R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación


Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»

La salvación está ya cerca de sus fieles,

y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.


La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo. R/.


El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

la salvación seguirá sus pasos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (3,8-14):

No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables.


Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,1-8):

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»


Palabra del Señor




«Apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión»


Hoy, cuando se alza el telón del drama divino, podemos escuchar ya la voz de alguien que proclama: «Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas» (Mc 1,3). Hoy, nos encontramos ante Juan el Bautista cuando prepara el escenario para la llegada de Jesús.

Algunos creían que Juan era el verdadero Mesías. Pues hablaba como los antiguos profetas, diciendo que el hombre ha de salir del pecado para huir del castigo y retornar hacia Dios a fin de encontrar su misericordia. Pero éste es un mensaje para todos los tiempos y todos los lugares, y Juan lo proclamaba con urgencia. Así, sucedió que una riada de gente, de Jerusalén y de toda Judea, inundó el desierto de Juan para escuchar su predicación.

¿Cómo es que Juan atraía a tantos hombres y mujeres? Ciertamente, denunciaba a Herodes y a los líderes religiosos, un acto de valor que fascinaba a la gente del pueblo. Pero, al mismo tiempo, no se ahorraba palabras fuertes para todos ellos: porque ellos también eran pecadores y debían arrepentirse. Y, al confesar sus pecados, los bautizaba en el río Jordán. Por eso, Juan Bautista los fascinaba, porque entendían el mensaje del auténtico arrepentimiento que les quería transmitir. Un arrepentimiento que era algo más que una confesión del pecado —en si misma, ¡un gran paso hacia delante y, de hecho, muy bonito! Pero, también, un arrepentimiento basado en la creencia de que sólo Dios puede, a la vez, perdonar y borrar, cancelar la deuda y barrer los restos de mi espíritu, enderezar mis rutas morales, tan deshonestas.

«No desaprovechéis este tiempo de misericordia ofrecido por Dios», dice San Gregorio Magno. —No estropeemos este momento apto para impregnarnos de este amor purificador que se nos ofrece, podemos decirnos, ahora que el tiempo de Adviento comienza a abrirse paso ante nosotros.

¿Estamos preparados, durante este Adviento, para enderezar los caminos para nuestro Señor? ¿Puedo convertir este tiempo en un tiempo para una confesión más auténtica, más penetrante en mi vida? Juan pedía sinceridad —sinceridad con uno mismo— a la vez que abandono en la misericordia Divina. Al hacerlo, ayudaba al pueblo a vivir para Dios, a entender que vivir es cuestión de luchar por abrir los caminos de la virtud y dejar que la gracia de Dios vivificara su espíritu con su alegría.


Fr. Faust BAILO

(Toronto, Canadá) 

ORACIÓN FAMILIAR PARA EL SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO 2020

 


 

Oración familiar para el Segundo Domingo de Adviento 2020

Redacción ACI Prensa



Este domingo se enciende la segunda vela de la Corona de Adviento como signo de la preparación interior que cada uno realiza para recibir a Jesús con un corazón reconciliado. Aquí la Oración Familiar para encender la segunda vela y pedir al Señor que venga al hogar.

Se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá, y seguir la oración que se presenta  a continuación.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas:

"En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso será recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios".

MONITOR: Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar preparados interiormente para la venida de Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos ayude a disponernos cada vez mejor para su venida.

 (Se deja un momento de silencio)

MONITOR: Mientras encendemos la segunda vela de nuestra corona cantemos:

HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado)

(Una persona enciende la segunda vela mientras se entona el canto, de ser posible durante la segunda estrofa)


Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.

Un primer lucero se enciende

anunciando al Rey que viene

preparad corazones

allánense los senderos.

Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.

Crecen nuestros anhelos al ver

la segunda llama nacer

como dulce rocío vendrá

el Mesías hecho Niño.

Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.

MONITOR: Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios Padre y respondamos a cada una de ella: VEN SEÑOR JESÚS.

LECTOR: Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica que se prepara para la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación.


VEN SEÑOR JESÚS

Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad.


VEN SEÑOR JESÚS

Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo".


VEN SEÑOR JESÚS

Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivamos el amor mutuo y nos preparemos para la venida de tu Hijo.


VEN SEÑOR JESÚS

Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del Reconciliador.


VEN SEÑOR JESÚS (se pueden añadir otras peticiones)

MONITOR: Acudamos a nuestra Madre para que nos obtenga abundantes gracias que nos ayuden a prepararnos, de la misma manera como Ella lo hizo, para recibir al Señor Jesús. Recemos junto un Ave María. Terminemos este momento de oración cantando LOS CIELOS Y LA TIERRA.

LOS CIELOS Y LA TIERRA EN TI SE ENCONTRARÁN,

MARÍA, DULCE ABRAZO QUE EL HOMBRE Y DIOS SE DAN.

1. Las viejas profecías que hablaban del Señor nutrían la esperanza de Israel: la flor que nacería de tierra virginal, un Hijo que sería el Emmanuel.

2. Quien hizo las estrellas al Ángel te envió, que fueras Madre suya te pidió. Dios Todopoderoso no quiso renunciar al gozo de acunarse en tu querer.

3. Los magos y pastores que fueron al portal hallaron en tus brazos a Jesús. Sabemos que a tu lado lo vamos a encontrar lo mismo en la alegría que en la Cruz.

MONITOR: Madre de la Esperanza…

TODOS: Ruega por nosotros.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 3 de diciembre de 2020

MEDITACIÓN DE ADVIENTO

 



 Meditaciones de Adviento


Considera como Dios, después del pecado de Adán, dejó pasar cuatro mil años antes de enviar a la tierra su Hijo para redimir al mundo. Y mientras tanto ¡Oh! ¡Qué tinieblas de ruina ocupaban la tierra! El verdadero Dios no era conocido ni adorado sino en un ángulo del mundo apenas. Por todo reinaba la idolatría, siendo adorados por dioses los demonios, las bestias y las piedras. Pero admiremos en esto la sabiduría divina, qué difirió la venida del Redentor para hacerla al hombre más digna de agradecimiento; la difirió, para que se conozca mejor la malicia del pecado, la necesidad del remedio y la gracia del Salvador. Si luego de haber pecado Adán hubiese venido Jesucristo, se habría estimado poco la grandeza del beneficio.

Agradezcamos, pues, la bondad de Dios por habernos hecho nacer después que ya se ha cumplido la grande obra de la Redención. Ved llegado ya el tiempo dichoso que fue llamado la plenitud de todos ellos, por el lleno de la gracia que el Hijo de Dios vino a comunicar a los hombres por medio de la Redención. El Ángel embajador es enviado a la ciudad de Nazaret a la Virgen María, para anunciarle la venida del Verbo, que quiere encarnarse en su seno; la saluda, la llama llena de gracia y la bendita entre las mujeres.

Ella, la elegida por Madre del Hijo de Dios, la humilde Virgen se turba al oír estas alabanzas; mas el Ángel la anima, y le dice que ha hallado gracia delante de Dios, esto es, aquella gracia que traía la paz entre Dios y los hombres, y la reparación de la ruina ocasionada por el pecado. Le advierte después el nombre de Salvador, que debe imponerle a este su Hijo, y que era al mismo tiempo Hijo de Dios, que debía redimir al mundo y reinar sobre los corazones de los hombres.

Miremos finalmente como María acepta el ser Madre de tal Hijo al pronunciar aquellas palabras: «hágase en mí según tu palabra.» Fiat mihi secundum verbum tuum. «El Verbo eterno toma carne y se hace hombre:» et Verbum caro factum est. Demos gracias a este Hijo, y démoslas también a esta Madre, que al aceptar serlo de un tal Hijo, acepta al mismo tiempo ser madre de nuestra salvación, y juntamente Madre de dolores, resignándose desde luego al anuncio de los que había de padecer, por ser madre de su Hijo, que venía a padecer y morir por los hombres.

(San Alfonso María de Ligorio)

domingo, 29 de noviembre de 2020

PAPA FRANCISCO: DIOS TE HARÁ ESPERAR, PERO NO TE DECEPCIONA



Papa Francisco: Dios te hará esperar, pero no te decepciona

POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa

Foto: Vatican Media



El Papa Francisco reflexionó este domingo 29 de noviembre durante el rezo del Ángelus en el Vaticano sobre el Adviento, que da inicio precisamente hoy.

El Papa recordó que el Adviento es una preparación de la Navidad y, por lo tanto, “es un tiempo de espera y de esperanza”.

Subrayó que “para un cristiano, lo más importante es el encuentro continuo con el Señor. Estar con el Señor. Y así, habituados a estar con el Señor de la vida nos preparamos al encuentro, a estar con el Señor en la eternidad”.

“Este encuentro definitivo”, continuó el Obispo de Roma, “vendrá al final del mundo y viene cada día para que, con su gracia, podamos cumplir el bien en nuestra vida y en la de los otros. Nuestro Dios es el ‘Dios-que-viene’. No os olvidéis de esto”.

Francisco hizo hincapié en que “Dios es un Dios que viene, que viene continuamente: ¡Él no decepciona nuestra espera! El Señor no decepciona nunca. Nos hará esperar, tal vez. Nos hará pasar algún momento en la oscuridad para madurar nuestra esperanza, pero nunca decepciona. El Señor siempre viene. Siempre está a nuestro lado. A veces no se hace ver, pero siempre viene”.

Dios, señaló, “vino en un momento concreto de la historia, y se ha hecho hombre para tomar sobre sí nuestros pecados. La fiesta de la Navidad conmemora esta primera venida de Jesús en un momento histórico”.

“Vendrá también al final de los tiempos como juez universal. Y viene también en una tercera modalidad: viene cada día a visitar a su pueblo, a visitar a cada hombre y mujer que lo acoge en la Palabra, en los Sacramentos, en los hermanos y en las hermanas”.

El Pontífice también recordó que “Jesús, nos dice la Biblia, está en la puerta y llama. Está en la puerta de nuestro corazón y llama”. A continuación, el Papa se dirigió a los fieles y preguntó: “¿Sabes escuchar al Señor que llama, que ha venido hoy para visitarte, que llama a tu corazón con una inquietud, con una idea con una inspiración? Vino a Belén, vendrá en el fin del mundo, pero cada día viene a nosotros. Estad atentos, escuchad lo que tenéis en el corazón cuando llama el Señor”.

También se refirió al actual momento de pandemia y el sufrimiento que causa en muchas personas. “La espera confiada del Señor hace encontrar consuelo y valentía en los momentos oscuros de la existencia”, como el actual. “¿Y de dónde nace esta valentía y esta apuesta confiada? Nace de la esperanza. Y la esperanza no decepciona. Es la virtud que nos lleva adelante mirando al encuentro con el Señor”.

Por eso, en este momento más que en ningún, conviene recordar que “el Adviento es una llamada incesante a la esperanza: nos recuerda que Dios está presente en la historia para conducirla a su fin último y a su plenitud, que es el Señor Jesucristo. Dios está presente en la historia de la humanidad, es el ‘Dios con nosotros’. Dios no está lejano, está siempre con nosotros, hasta el punto de que muchas veces llama a la puerta de nuestro corazón”.

“El Señor camina a nuestro lado para sostenernos. El Señor no nos abandona nunca; nos acompaña en nuestros eventos existenciales para ayudarnos a descubrir el sentido del camino, el significado del cotidiano, para infundirnos valentía en las pruebas y en el dolor”.

“En medio de las tempestades de la vida, Dios siempre nos tiende la mano y nos libra de las amenazas. Esto es bello”.

El Papa concluyó: “María Santísima, mujer de espera, acompañe nuestros pasos en este nuevo año litúrgico que empezamos, y nos ayude a realizar la tarea de los discípulos de Jesús, indicada por el apóstol Pedro: dar razones de la esperanza que hay en nosotros”.

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