miércoles, 28 de mayo de 2014

ORACIÓN A SANTA MARÍA, POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS


ORACIÓN A SANTA MARÍA 
POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS
San Juan Pablo II



Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario
y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo,
participando íntimamente de sus dolores,
acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,
para que las semillas esparcidas durante el Jubileo
sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros.

Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.
Alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento
de la prueba y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro "sí",
seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande.

Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar
sean para nosotros y para nuestros seres queridos,
prenda de un renovado empuje en la vida cristiana,
para que en la contemplación del Rostro de Cristo Resucitado
encontremos la abundancia de la misericordia de Dios
y la alegría sin fin del Cielo.
Amén!


IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA


Imágenes de la Virgen  María.
Leticia Soberón Mainero


Incontables artistas a lo largo de la Historia han dedicado muchas horas, recursos materiales, esfuerzos e imaginación para plasmar en pintura o escultura a María de Nazareth. Imaginan, llevados por el amor y la veneración a la madre de Dios, a una mujer de rostro joven, dulce, proporcionado y bello. Con estos rasgos desean manifestar la santidad de esta mujer única. 

Nosotros, que acudimos confiados a la intercesión de María, contemplamos estas imágenes y nos sirven de apoyo a la oración. En ellas vemos señalada su amorosa maternidad para con todo seguidor de Cristo. 

Pues bien, esta belleza artística es sólo una representación. Es como el dedo que señala la luna: nos hace mirar el cielo y no debemos quedarnos mirando al dedo. Es ella, María, que tras su asunción a los cielos, intercede por nosotros. Lo más importante no es si la imagen muestra una mujer hermosa; en María lo fundamental es su santidad. Las maravillas que el Señor ha obrado en ella. Su docilidad a Dios Padre, su fidelidad única a Jesús; la hondura de su amor en el Espíritu Santo. 

Por ello podemos encontrar, en la vida cotidiana, otras imágenes de María, más perfectas y más valiosas que las mejores tallas de madera, o los mejores óleos de nuestras iglesias. Mujeres jóvenes, maduras o ancianas, dóciles al Paráclito. Mujeres que aman, perdonan y rezan por los enemigos de Dios y del género humano. Que perseveran en el amor cristiano a todos, a veces con gran heroísmo que queda oculto para muchos. 

Incluso pecadoras, cual la Magdalena , pero arrepentidas, penitentes, y por ello asistidas por la Gracia de Dios. 

Mujeres que van al mercado, arreglan sus casas, trabajan en oficinas o colegios, o asisten a los vecinos. O las que, exhaustas ya y cargadas de años, siguen siendo luz y ternura para quienes les rodean. 

Son imágenes, no hechas por mano del hombre, sino por el mismo Dios que obra maravillas en las personas abiertas a Él. 

Ojalá veneremos también estas otras imágenes de María, más hermosas que las de alabastro o pintadas en lienzos. Son personas vivas y, además, tienen en sí la Gracia de Dios por el Bautismo y los otros Sacramentos. Esta Gracia es la que hermosea el alma verdaderamente y su belleza se refleja hasta en la expresión. 

INVOCACIONES A LA VIRGEN MARÍA


Invocaciones a la Virgen María


Ave, Tú por quien resplandecerá la dicha.
Ave, Tú por quien se renueva la creación.
Ave, iniciada en los misterios de una inefable voluntad.
Ave, fe de acontecimientos que requieren silencio.
Ave, oh puente que de la tierra hace pasar al cielo.
Ave, Tú que inefablemente generaste la luz.
Ave, terreno que germina abundancia de misericordia.
Ave, porque haces reflorecer el jardín de delicias.
Ave, incienso que haces escuchar las súplicas.
Ave, propiciadora del mundo entero,
Ave, benevolencia de Dios por los hombres.
Ave, confianza de los hombres en Dios.
Ave, de los Apóstoles vez perenne.
Ave, de los mártires invencible valor,
Ave, luminoso signo de la gracia.
Ave, Tú por quien fuimos revestidos de gloria.
Ave, rayo de místico día.
Ave, Tú que iluminas los iniciados en los misterios de la Santísima Trinidad.
Ave, alegría de todas las generaciones.
Ave, flor de pureza.
Ave, corona de fortaleza.
Ave, que en Ti resplandece el tipo de la resurrección.
Ave, morada del Dios infinito.
Ave, columna de la virginidad.
Ave, iniciadora de espiritual plenitud.
Ave, Tú que revistes corno esposas
a las almas santas.
Ave, fulgor que ilumina las almas.
Ave, de la Iglesia irremovible torre.
Ave, arca revestida de oro por el Espíritu Santo.


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