Juventud de María
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R.
Era María muy joven
tan joven como la vida
y todo le maravillaba.
Era como la espiga dorada
en medio de los trigales
y las rojas amapolas.
De azul intenso vestían
los cielos de Nazaret
lejos quedaba el invierno.
Trinos nuevos ensayaban
cada día los jilgueros
alegrando la enramada.
Alondras de vuelo grácil
jugaban entre las nubes
con amor de atardeceres.
María aprendía la lección
del vivir de cada día
escrita en la Creación.
De estrellas fulguraba el cielo
entrada que era la noche
aromada de jazmines.
Y al amanecer del nuevo día
balidos de recentales
salían de las majadas.
Embebida en el salmo del paisaje
infantil plegaria cada día rezaba
al Dios que habita en los cielos.
De este modo tan sencillo
pasaban los días felices
de su joven existencia.
Hasta que de pronto el Señor
de su Gracia la colmó
y en su seno virginal
el Verbo de Dios se encarnó.