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sábado, 10 de noviembre de 2018
miércoles, 16 de diciembre de 2015
CON MARÍA, HACIA MI PROPIA NAVIDAD
Con María, hacia mi propia Navidad
¡Ya pronto es Navidad! María me invita a caminar hacia Belén, no la dejes sola, esperando, en un recodo del camino...
Por: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Faltan pocos días para la Navidad aquí en mi ciudad. Ya has salido, junto a José, camino de Belén, Señora mía...
Preparaste amorosamente la ropita del pequeño, llevas todo lo que imaginas podrás necesitar. José organizó la logística del viaje, por donde ir, cuando parar, cuando llegar… cada uno en lo suyo, pero juntos. En el aire se respira “aroma de parto”.
¡Cómo quisiera acompañarte, Señora mía, en ésta, la más hermosa y decisiva peregrinación de la historia! ¡Cómo quisiera haber sido tan sólo uno de los perros que seguían al asno en su camino!...
Si tanto lo deseas, hija querida ¿Por qué entonces, no vienes con nosotros? …Vamos ... sin tanto preámbulo ¿Vienes?
Tu voz clara, tu mirada serena, tu perfume indescriptible, le preguntan a mi pobre alma aturdida por las cosas del mundo. Tantas veces te he olvidado, Señora, tantas veces te he dejado esperando y, aún así, tu amor de madre me invita a caminar hacia Belén.
- ¡Claro que sí, Madre querida!- te contesta mi voz en un hilo… quisiera llorar, reír... no sé… opto por seguirte.
Anochece. Nazaret ha quedado atrás. Se han detenido a descansar un poco. José junta un poco de leña para hacer fuego. Tú estás sentada tratando de cocinar algo… justo se cruza un animal del campo, José lo atrapa.
El Señor nos mandó una buena cena, hermosa mía te dice el esposo cuando llega con su trofeo de caza.
Él nos provee siempre, esposo mío, sabe nuestras necesidades, pero por sobre todo, nos provee el alma con fuerza de su amor.
Te recuestas un rato, estás cansada. Yo te observo a pocos pasos… José va por más leña... Miras el cielo... Le hablas a tu bebé:
“Mira amor, desde aquella estrella grande, que brilla, Papá nos mira... ¿La ves?... bueno, bueno, tranquilo, no saltes así.- te ríes, una lágrima te acaricia la mejilla y se pierde en el viento de la noche - Amor, falta poco para llegar. ¿Qué haremos cuando sea tu tiempo? ¿Dónde nacerás? Seguro Papá ya tiene todo preparado, yo no pregunto, soy su esclava, voy donde me mande. ¿Sabes amor? Ser su esclava no es como las esclavitudes del mundo, que ahogan y atan, ser su esclava es como tener alas... como... soñar sin límites. Ser su esclava es llenarse de paz, no temer, caminar confiada, saber que todo camino es trazado por sus manos, que toda circunstancia es Camino hacia el Padre. Duerme ahora, hijo mío querido ¿Sabes? Estoy impaciente por verte, por besarte, por abrazarte… pero ya habrá tiempo, ahora, hijo, ahora es tiempo de caminar...
José vuelve con más leña, prepara la cena, y te sirve una abundante y rica porción. El olor de la carne asada trepa el aire... comen alegres, riendo con recuerdos del pasado, soñando con el día del nacimiento…
De pronto, les sobresalta un ruido…
Quédate aquí quieta, veré lo que es...
Teme José a los asaltantes que podían haberse escondido entre las sombras ¿Qué podrían llevarles? Nada, pues nada tienen. El mayor de los tesoros estaba escondido en el seno purísimo de María.
No temas, querida, es sólo un animal vagabundo. Duerme, duerme ahora, hermosa mía, que el viaje aún no termina, y el día de mañana será largo.
Te recuestas, Señora mía, cerca del fuego, José te cubre delicadamente con una manta. Te quedas dormida. Él te mira con ternura infinita. ¿Qué pensamientos estarán cruzando por su mente y su corazón en estos momentos? No quiero yo moverme, pues temo me vea José.
¿Te piensas quedar toda la noche tras una piedra? – el esposo voltea hacia mí y me mira con una mirada llena de paz, aunque no exenta de cierta preocupación.
- Yo… lo siento, no quería molestar… es que…
Lo sé ¿Olvidas que me cuenta todo? Ella te invitó a venir con nosotros en este viaje del 2009.
- ¿Qué dices José? ¿Cómo del 2009? ¿No es éste una especie de sueño donde yo los acompaño en un viaje realizado hace más de 2000 años?
Pues no, querida mía. Cada año, María y yo volvemos a viajar a Belén. Cada año es como si Cristo volviera a nacer. Sólo que su nacimiento no es físico… Jesús quiere nacer en el corazón de cada uno.
- Pero… no entiendo… hay mucha gente buena en el mundo, religiosos, sacerdotes, laicos, que también quisieran acompañarlos… ¿Cómo, entonces, viajan tan solos?
Porque éste, mi querida, es TU viaje hacia Belén, nadie puede hacerlo por ti. Éste es tu camino para dejar que Jesús nazca en tu alma. Éste es el viaje que debes hacer, a través de las montañas de tu corazón, debes cruzar los ríos de tu orgullo, que, aunque torrentosos, pueden cruzarse si te acompañamos. Debes soportar los vientos de la soledad y la tristeza. Debes enfrentarlos y vencerlos por amor a Jesús. ¿Comprendes ahora? .
Me quedo sin palabras. José es un hombre sabio, me explica lo que sucede con la sencillez de los grandes hombres. Estoy en el desierto de mi corazón, cuando amanezca… ¡Oh Dios! Cuando amanezca se mostrarán todos los valles, quebradas y torrentosos ríos de mi alma… ¡Qué vergüenza!. Mi corazón está tan lleno de pecados, que… no sé… quisiera salir corriendo pero ¿Adónde?. Ni siquiera hallaré un lugar donde esconder mi rostro...
¿Por qué quieres esconderte? preguntas, María querida, despertando de tu reparador descanso.
- Es que José me ha explicado… y temo que, al amanecer, no te guste lo que veas, Señora…
¿Y que se supone que veré?
- Mi corazón, que no es como yo quisiera, que hace el mal que no quiere y no hace el bien que desea, mi torpe corazón, tan lleno de culpas y olvidos para contigo.
Creo, hija mía, que no comprendes la verdadera dimensión del amor que Jesús tiene por ti- y colocas tu pequeña mano sobre el vientre abultado -Jesús estaba esperando a que tú desearas realizar este viaje, Jesús está esperando que tú te arrepientas de tus errores, pues Él es manantial de misericordia, Jesús espera que tú quieras recibirlo en tu alma. Para ello, busca el sacramento de la Reconciliación. Allí, verás cómo el paisaje de tu corazón se transforma, como los ríos se vuelven calmos, las quebradas se transforman en fértiles valles y el desierto de tu corazón se llena del perfume de su Amor. Jesús te llama, hija, te llama siempre. Desde su lastimado corazón, parte su pedido hasta el tuyo. El llamado es de Él, la decisión, tuya… indefectiblemente tuya… Ahora descansa, el día de mañana será largo.
Me recuesto cerca del fuego. No puedo dormir, mas bien no puedo dejar de llorar. Tanto me amas Jesús mío, que haces todo esto por mí, por cada ser humano, por todos, por todos. José me cubre con una manta… por fin me duermo.
Amanece. Tu esposo ha preparado un poco de pan para comer antes de reiniciar el viaje. Pan… me tiemblan las manos, lo recibo agradecida. Tiene el sabor del pan de la mesa de mi casa, el sabor conocido de las pequeñas cosas de mi vida.
Nos ponemos en camino, hay viento, cuesta avanzar, José y yo caminamos, María viaja sobre el animal que parece muy feliz de transportar tan preciado equipaje. Hay demasiado viento, la arena casi nos ciega, apenas si podemos conservar el rumbo.
- ¡Debemos detenernos!- le grito a José.
¡Aquí no, avanzaremos hasta esas rocas y buscaremos refugio!
- ¡No lo lograremos, casi no se ve nada!
Déjate guiar, conozco el terreno, no temas, llegaremos ¿Ves? Igual actúas en las tormentas de tu alma, en lugar de dejarte guiar por Jesús, acampas en cualquier parte de tu dolor y te tapa la arena de la desesperación.
Llegamos por fin a las rocas, que ofrecían buen refugio. La tormenta pasó. José propone seguir el viaje. María está realmente agotada pero calla, sabe que no puede quedarse a la mitad del camino, ahora debe seguir, no hay regreso.
Anochece. Se pone frío. A lo lejos se divisa una fogata, José nos deja en buen resguardo y se acerca a ver si son confiables. Regresa emocionado.
¡Es Pablo, mi primo y unas familias más! Ellos también deben registrarse en Belén. Dicen que la ciudad esta atestada de gente. Eso me preocupa, pero ya veremos al llegar, ahora vamos, nos invitaron a compartir la cena.
José avanza con el animal. María prefiere caminar un poco. Le ofrezco mi brazo, y se apoya.
¿Ves hija? Muchas veces Dios nos pone buenos amigos, buenos consejeros en el camino, la decisión es nuestra, o quedarnos en la oscuridad de nuestra propia noche o arriesgarnos a avanzar un poco hacia aquellos que nos pueden ayudar.
La familia de José se muestra amable. María tiene una sonrisa encantadora y una voz tan exquisita que todos quedan muy admirados de ella y no dejan de felicitar a José por tan bella esposa.
Al amanecer seguimos caminando, José se despide de su familia, ya que ellos se quedarán en el campamento por unos días esperando a otros parientes.
Belén se dibuja nítido en el horizonte. La gente va y viene a causa del censo. Vamos llegando, cuando María le dice a José.
Esposo mío, ya es tiempo… el niño nacerá pronto…
Ayúdame a encontrar un sitio para el nacimiento me pide José- recuerda que debe ser digno de Él, no por el lujo sino por la sencillez, el amor, la generosidad y la predisposición para recibirlo
- Pero ¿Dónde encuentro ese sitio, José?
No lo sé, recuerda que estamos en tu corazón, tú lo conoces, al menos, deberías. Busca en tu corazón un lugar donde María pueda dar a luz.
El lugar que José me solicitaba debía estar libre de las espinas de mi egoísmo, protegido y al reparo de los vientos de mi ira, sin grietas, para que no le inundase la lluvia fría de mi falta de fe.
José me pide ese lugar... antes de ponerme a buscar haré caso del consejo de María, buscaré el sacramento de la Reconciliación.
María me despide…
Aquí estaremos esperando, hija querida, ve y encuentra ese lugar para Jesús. Dale esa alegría a mi Corazón Inmaculado, busca, hija, busca… estoy segura que ese lugar existe, pero debes encontrarlo por ti misma Recuerda, nadie puede hacer esa búsqueda por ti. Vamos, que Jesús espera…
Abrazo a mi Madre querida con todas mis fuerzas, beso sus hermosas manos. Abrazo a José, quien besa mi frente y murmura…
Confío en ti, sé que volverás, sé que no nos dejarás en espera. No te distraigas en el camino, no te distraigas, por fuerte que sea la tentación. Busca, hija, que el que busca encuentra.
- Gracias, gracias- y mi voz es un susurro ahogado por el llanto.
Los dejo, cada tanto giro el rostro para verlos, aún están donde les dejé, en un recodo del camino… debo encontrar el mejor lugar dentro de mi corazón. Queda poco tiempo. Debo encontrar ese lugar y venir por ellos para guiarlos...
Sé que lo hallaré, no será fácil, deberé limpiarlo, asearlo y acondicionarlo. Llenarlo de amor y de fe. Pediré al Padre incremente mi fe… haré oración, seguiré los caminos del Adviento…
Dios jamás defrauda a los que en él depositan sus mejores sueños. Recuerdo que desde setiembre vengo pensando cómo hacer de ésta una Navidad especial... Dios me escuchó, María me escuchó, me invitó a caminar hacia Belén, nos invita a todos, no la dejemos sola, esperando, en un recodo del camino...
____________________
NOTA de la autora:Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna.
lunes, 5 de enero de 2015
lunes, 8 de diciembre de 2014
LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Y LA NAVIDAD
La Santísima Virgen y la Navidad
Ella es la Mediadora ante el Mediador que es Jesucristo nuestro Señor
Por: P. Andrés García Torres | Fuente: Parr. Asunción de Nuestra Señora (Navalcarnero, España)
El tiempo de Adviento en el que nos encontramos nos pone a la Virgen como intercesora y como modelo. Con la Iglesia podemos decir que es el tiempo propiamente Mariano y viene muy bien por lo tanto en pleno Adviento la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. En esta fiesta de la Virgen vemos a Nuestra Señora aplastando la cabeza de la serpiente. Ella, por un privilegio muy especial, ha sido preservada del pecado original heredado de nuestros primeros padres en el Paraíso, Adán y Eva, con el que todos nacemos y que se nos borra con el Bautismo, aunque no las consecuencias que es la concupiscencia y que en palabras del Apóstol San Pablo podríamos decir que "hago el mal que no quiero hacer y el bien que quiero hacer tanto me cuesta". Y esta realidad tan trágica todos la experimentamos.
El Adviento nos pone a la Virgen como modelo: "La Virgen esperó con inefable amor de madre" (prefacio II de Adviento). Sobre todo en los últimos días del Adviento la Virgen aparece como la creyente que espera la llegada del Mesías, en Ella encontramos cumplidos los anhelos y deseos de todos los justos y santos del Antiguo Testamento que esperaban con gozo la venida del Salvador.
Es por tanto el papel de la Virgen en la "Historia de la Salvación" muy esencial, no accidental como dicen los protestantes, sino esencial como afirma la Iglesia Católica.
Y vemos esto ya desde las primeras páginas del Génesis, el capítulo III donde se nos narra la historia terrible del pecado original, allí vemos como Dios, una vez que Adán y Eva han pecado no nos abandona a nuestra propia suerte, sino que al momento nos promete un Salvador, cuando dice a la serpiente (al Diablo): "Pongo perpetua enemistad entre ti y la Mujer (la Virgen), entre tu linaje y el suyo, Ella (la Virgen) te aplastará la cabeza, mientras que tú no la dañaras en el talón". Este texto fundamental es lo que los Santos Padres de la Iglesia han llamado el protoevangelio, porque allí Dios ya nos presenta su plan salvador y en este plan la Virgen ocupa un papel esencial y principal.
Al respecto podemos recordar las Apariciones de la Medalla Milagrosa o de Guadalupe de México donde la Virgen aparece "aplastando la cabeza de la serpiente", una imagen muy Bíblica.
Con este artículo, en las puertas de la Navidad, quiero demostrar lo que sería la CORREDENCION UNIVERSAL DE MARIA Y LA MEDIACION DE MARIA, LA VIRGEN ES MEDIANERA UNIVERSAL DE TODAS LAS GRACIAS.
Todo el Antiguo Testamento está lleno de imágenes y figuras que son representaciones de la Santísima Virgen:
- El pozo de Jacob
- La Zarza que arde sin consumirse en el Sinaí
- La vara de Moisés
- El Arca de la Alianza
- La Torre de David
Las Santas mujeres del Antiguo Testamento también son representaciones de la Virgen, destacándose en cada una de ellas algún aspecto de la intercesión de María para con el Pueblo de Dios:
- Sara
- Judit
- Rhut
- Rebeca
- Esther
- Abigail
Todo el Antiguo Testamento va preparando al Nuevo en imágenes, figuras y representaciones, sobre todo los datos esenciales. Como María es esencial en la Nueva Economía de la Salvación que nos trae Nuestro Señor Jesucristo, su presencia espiritual en el Antiguo Testamento es latente.
Por eso tengo que afirmar que los protestantes cuando se acercan a las Sagradas Escrituras, como dirá San Pablo de los Judíos, "hasta hoy tienen una venda que les impide comprender el sentido de la Escritura Sagrada". Se nota que falta en ellos la inspiración del Espíritu Santo, inspiración que tiene la Iglesia Católica y que han vivido los Santos, por eso los Santos Padres de la Iglesia cuando nos hablan de estas representaciones del Antiguo Testamento de María, es un gozo y una delicia el leerlos.
Pero vamos al Nuevo Testamento. Podemos empezar con la Encarnación. Si analizamos, oramos y reflexionamos sobre el texto de San Lucas donde aparece lo que sería la vocación de la Santísima Virgen en el anuncio del Arcángel San Gabriel, vemos como el Fiat, el Sí de María ha sido la causa de la Encarnación del Señor. Nunca estuvo tan pendiente el plan de Dios, y el plan más esencial, del consentimiento de un ser humano, que en este momento, por eso es algo impresionante. María Santísima aparece como la Virgen que le dice Sí a Dios y para todos nosotros este episodio Sagrado tiene que ser un referente constante. En este pasaje lucano como en ningún otro sitio aparece la Corredención de María.
El Evangelio en otras ocasiones nos hablará de María; cuando van los pastores y los Magos para adorar al Niño Dios se nos dirá: "lo encontraron con María su madre" o "María su Madre lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre". Esto no aparece porque sí, nada en la Sagrada Escritura aparece porque sí, tiene una clara finalidad, destacar el papel principal y esencial de María.
En dos ocasiones nos dirá San Lucas que "María guardaba todo esto y lo meditaba en su Corazón". Aquí va apareciendo lo que hoy Dios, sobre todo por medio de las apariciones de Fátima, ha querido destacar en la Iglesia: la devoción al Inmaculado Corazón de María. El Ángel de Fátima dice a los pastorcitos: "Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María". Y la Virgen dirá a los pastorcitos: "Los que difundan la devoción a mi Corazón Inmaculado serán como flores puestas por mí, para adornar el Trono de Dios" (¡Qué imagen más bonita¡)
En otros lugares y muy importantes se nos dirá que María -siempre acompañada de "su titulo": su Madre-, estaba junto a Jesús.
Pero es sobre todo el Evangelista San Juan, -el que descansó en el pecho del Maestro y escucho como ninguno los latidos de su Divino Corazón-, el que nos pone a la Virgen al principio del Evangelio, en Caná de Galilea, y nos presenta a la Virgen haciendo algo que hasta ahora ningún humano había conseguido: ADELANTANDO LA HORA DE DIOS. Jesús dice: "Mujer todavía no ha llegado mi hora..." Y al poco tiempo la Virgen indica: "Haced lo que El os diga..." Y Cristo por indicación de su Madre hizo su primer milagro.
Tiene una clara finalidad el que San Juan empieza a narrar la vida pública de Cristo con la Virgen y termina con la Virgen, cuando en la Cruz nos dice: "Junto a la Cruz estaba su Madre... Y en esas últimas palabras, cuando el Señor dice a San Juan: "He ahí a tu Madre", nos convertimos todos -en la persona de San Juan- en sus hijos. Y luego dice a la Virgen: "He ahí a tus hijos y Ella, se convirtió en Nuestra Madre.
San Justino dirá que en un árbol nacimos para el pecado y la muerte (el del Paraíso), en otro árbol hemos nacido para la vida: el árbol de la Cruz. Por Eva nos vinieron las desgracias, por la Virgen nos viene la vida. Aquí está recordando lo que dice San Pablo en la carta a los Romanos: "Por un hombre (Adán) entró en el pecado en el mundo y con el pecado la muerte, por otro hombre (Cristo) ha venido la salvación y la Vida".
El mismo San Pablo en la carta a los Gálatas dice algo fundamental cuando indica: "Al cumplirse la plenitud de los tiempos envió Dios a su hijo nacido de Mujer..."
Y otro dato curioso a tener en cuenta nos lo pone el Apocalipsis cuando nos presenta a la Mujer coronada de estrellas que vence al Diablo (representación de la Virgen). No es casualidad que el primer libro de la Biblia (Génesis) y el último libro de la Biblia (Apocalipsis), hablen de la Virgen y de la misma manera: aplastando la cabeza de la serpiente.
Ésto es, a grandes rasgos sobre la Escritura Santa, pero podíamos hablar de la Historia de la Iglesia y ver como la Virgen no se ha desentendido de nosotros, desde su Asunción a los Cielos intercede por el pueblo peregrino. La Virgen ha acudido en momentos claves de la historia del pueblo de Dios, sobre todo cuando ha existido grave peligro para la fe y los pastores han inculcado mucho la devoción a la Virgen, podemos recordar bondades muy especiales de Nuestra Señora: El Pilar de Zaragoza, Guadalupe de México... Y sobre todo en el siglo XIX las apariciones que han preparado lo que podía ser una "Era Mariana" en palabras de San Juan Bosco. Este Santo nos habla del papel fundamental que Dios ha asignado a la Virgen en momentos muy difíciles para la Iglesia, momentos que se pueden identificar con los que estamos viviendo, pero también momentos de muchos santos. Podemos recordar las apariciones de la Medalla Milagrosa, Lourdes... y sobre todo en el siglo XX Fátima, la aparición culmen de la Santísima Virgen, donde se cumple el puro Evangelio, donde aparece resumida toda la doctrina cristiana perfectamente esbozada y diseñada.
Yo cuando llevo peregrinos a Fátima de mi parroquia aprovecho y de alguna manera son como unos ejercicios espirituales, ya que visitando los lugares y meditando en todo el mensaje de la Virgen, aparece todo muy claro y resumido: la Stma. Trinidad, la Eucaristía, la Virgen, la Iglesia, los Sacramentos, el Papa, San José, los Angeles, el Cielo, el Infierno, el Purgatorio, la virtud, la penitencia, la caridad cristiana, el apostolado, la paz, los Mandamientos, la paz, etc. Además Fátima ha sido confirmada con el Cielo por el estupendo milagro solar visto por 70.000 personas y recogido por los periódicos anticlericales y masones de la época, estos medios no dan explicación y desde entonces hubo muchas conversiones y Portugal cambió totalmente. El influjo benéfico de Fátima se ha sentido en la Iglesia ampliamente y la beatificación de los Pastorcitos ha sido como la corona del mensaje de la Virgen.
En el Adviento también recordamos a San Juan Bautista como el precursor que mostró al Señor Jesucristo como el Mesías, el Papa Juan Pablo II en Fátima ha comparado la voz del Bautista con la de la Virgen en Fátima que llama a mostrar los caminos del Señor a nuestro mundo, que actualmente experimenta una angustia y ansiedad como nunca ante la fuerza que ha adquirido el pecado, y a la vuelta a Dios contrita y humilde mediante una buena penitencia.
Por todo esto y mucho más podemos afirmar sin dudas el papel esencial y capital de la Virgen en la Historia de la Salvación, su Mediación Universal y su papel Corredentor, Ella es la Mediadora ante el Mediador que es JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR EL UNICO SALVADOR DEL MUNDO AYER, HOY Y SIEMPRE.
P. Andrés García Torres
Vicario Coadjutor
Parroquia Asunción de Nuestra Señora
Navalcarnero - España
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