lunes, 9 de septiembre de 2019

QUIERES APRENDER A PERDONAR?

¿Quieres aprender a perdonar?
7 consejos para aprender a perdonar


Por: Pbro. Marcos Alejandro Mancera Ruiz | Fuente: PildorasdeFe.net



A veces tenemos que exigir disculpas a los demás y en otras ocasiones darlas nosotros mismos, son situaciones de la vida en que todos estamos envueltos, puesto que todos tendemos a tener errores.
Pero ¿eres de las personas que no logran deshacerse del pasado, no olvidan, no perdonan, no conocen la compasión, son duras ante la ofensa más mínima, se aferran al resentimiento durante mucho tiempo e incluso toda su vida, alimentando sentimientos negativos? Entonces estás atado a un rencor que te tiene paralizado.

Replantea tus juicios

En lugar de pasar a la siguiente página, le estás dedicando buena parte de tu energía mental y emocional a recordar ofensas, daños e injusticias (reales o imaginarias) de las que has sido objeto, manteniéndolas vivas en ti. Es como si te pasaras la lengua por una muela cariada constantemente, sintiendo las punzadas de dolor, en vez de reparar la lesión dental.

Favorece tu sistema inmune

Sé sincero contigo mismo(a) y contesta esta pregunta: ¿en verdad quieres dejar ese asunto atrás? Si respondiste que sí, entonces necesitas liberarte de tus propias ataduras y aprender a perdonar. Porque librar a los demás de tu desprecio tiene virtudes terapéuticas que te hacen sentir bien. A diferencia del odio que fomenta la depresión, el estrés y el malestar debilitando tu sistema inmunológico, el amor, la tolerancia y la alegría favorecen tu bienestar, fortaleciendo tus defensas inmunológicas.

Tacticas para logra el perdón

En el fondo sientes que no tienes la capacidad de perdonar, puedes aprenderla e incluso potenciarla.


Y para ayudarte a conseguirlo, te damos estas 7 técnicas que te ayudarán a lograr reconciliarte, olvidar y ser consciente de por qué estás eligiendo ese camino:

1.- Comienza por perdonarte a ti mismo

Reflexiona un poco en que nadie es totalmente bueno ni malo, tanto tú como el resto de las personas reaccionan de acuerdo a como están programadas mentalmente, a lo que han aprendido o se les ha inculcado.
Pero todas las personas quieren en última instancia ser felices. Si eres tolerante con tus propias culpas y fallas del pasado, si entiendes y aceptas tus sombras psicológicas, estarás en mejor disposición de hacerlo con los demás.

2.- Saca tu disgusto fuera.

Es preferible exteriorizar tu enojo en el momento en que ha sido provocado, en vez de guardártelo. Pero tampoco excedas la impulsividad ciega o la ira irreflexiva.
El dicho de que “lo que se queda adentro se pudre” es bastante cierto en el caso del rencor.

3.- Aprende a relativizar.

Haz un ejercicio de atención consciente y concédele a cada suceso la importancia que merece. Frecuentemente reaccionamos con exceso ante cosas pequeñas, cuando la mayoría de las cosas no son tan importantes como para no merecer perdón.
Para llegar a esta conclusión, ponte en la situación del otro, seguro que verás las cosas de otra manera.

4.- Identifica tus emociones.

¿Sentimiento de humillación, decepción, tristeza? Toma conciencia de lo que ocultas tras tu máscara de cólera, esto te ayudará a liberarte de ella, al comprender que “el culpable” ha despertado una zona de sufrimiento que ya existía dentro de ti mismo(a).

5.- Descubre la intención del otro.

Encontrar la verdadera motivación de tu ofensor y las razones profundas de su conducta, te llevará a ser más condescendiente con él y a verlo como víctima de sus propios errores y carencias, en lugar de verlo como verdugo.
Por ejemplo, una persona que ofende a otra en público, en realidad puede ser insegura y estar intentando autoafirmarse.

6.- Admite tu responsabilidad. 

¿Sin ninguna justificación has puesto demasiadas expectativas en alguien? ¿Has sido poco claro (a) al expresarle tus objetivos o necesidades?
Reconoce tu parte de responsabilidad en el asunto, y la próxima vez habla con claridad y directamente, evitando los malentendidos o suposiciones.

7.- Facilita la reconciliación.

Ante un problema, siempre lo mejor es acercarte a la otra persona para comunicarse. Es importante elegir bien el momento, sentarse a hablar con calma y sin prisas y expresarle que te importa al otro.
Ten siempre una postura conciliadora para aclarar el conflicto y resolver la discusión sin resentimientos. Al final, muchos se dan cuenta de que tal vez, habría sido mejor, hacer frente directa y conscientemente a la experiencia del dolor.
Afrontar un sufrimiento de manera adecuada es la clave para conseguir la paz interior
Perdonar es poner a un prisionero en libertad y descubrir después que ese prisionero... ¡ERES TÚ!

Oración para aprender a perdonar

Tú sabes, Señor, lo que me cuesta perdonar.
Tú sabes, Señor, lo que siento en mi interior.
No puedo perdonar, se me hace muy difícil lograrlo.
Pero Tú sabes que sí quiero hacerlo, porque Tú me lo pides.
Quiero romper con esa atadura que me impide avanzar y ser feliz.
Perdóname Señor, porque no he sabido hacerlo.
Con tu ayuda y tu gracia se que podré y así lo deseo.
Amén

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 10 DE SEPTIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Martes de la 23ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 10 de septiembre de 2019



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 6-15

Hermanos:

Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded según

Arraigados en él, dejaos construir y afianzar en la fe que os enseñaron, y rebosad agradecimiento.

Cuidado con que haya alguno que os capture con esa teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres, fundada en los elementos del mundo y no en Cristo.

Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud.

Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo.

Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo

Palabra de Dios.


Salmo
Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11

R/. El Señor es bueno con todos.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás.. R/.

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañasR/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según San Lucas (6, 12-19):

Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles.
A Simón, a quien llamó Pedro,
y a su hermano Andrés;
a Santiago y Juan,
a Felipe y Bartolomé,
a Mateo y Tomás,
a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;
a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy martes, 
10 de septiembre de 2019
CR


Para vivir con Él

Qué bien se organiza la vida Jesús. Y sin recurrir a muchos proyectos, papeles, documentos o reuniones. Lo tiene claro y elemental: ora, vive con su comunidad de discípulos y sale a la calle a evangelizar, predicando el Evangelio y haciendo bien a la gente. Así de sencillo, así de fecundo.

Gráficamente, podemos distinguir dos planos, el monte y el valle. El monte es, ante todo,  el lugar de la oración, de dirigirse al Padre, de momentos de amistad y de encuentro. Y sin prisas, “paso la noche entera”. En este clima, cuando llega la luz del día, elige a los suyos, a los doce. Gente sencilla, pobre, con escasos recursos personales, tocados de cierto nacionalismo excluyente. Hasta figura el traidor, el Iscariote, que le entregará al enemigo. Luego, poco a poco, los irá cambiando; su presencia, constante y activa, los trasformará. Desde luego, derribando fronteras y murallas para abrirlos a un destino universal. “Con ellos”, con estos apóstoles, bajará al valle. Aquí se escenifica la secuencia: Está Cristo, el Maestro; los apóstoles, el círculo más íntimo; luego, el grupo de discípulos; por fin, el pueblo entero, incluso venidos de lejos, los extranjeros de Tiro y Sidón. Solo falta ya comenzar la actividad evangelizadora: predicar y sanar, con la “fuerza que salía de él y curaba a todos”.

Miramos la escena, y lo tenemos fácil, -parece- a la hora de discernir cómo hemos de componer nuestra vida. Pues, no. Resulta terriblemente arduo y laborioso dar unidad a nuestra vida: saber conjugar la oración, el vivir con los más cercanos y derramarse en actividad, haciendo el bien a todos. La dispersión nos puede; hacemos muchas cosas, pero no somos fecundos, nos falla la raíz. Por lo menos, no nos engañemos y tomemos conciencia de ello. Afirmemos de corazón que “estar con Él”, la adoración, el trato íntimo -como en Jesús- es lo primero; aquí nos alimentamos y tomamos fuerza para lograr algo que ofrecer, algo que decir y la manera de hacerlo. Tengamos confianza: Jesús nos ha elegido, es gesto de amistad personal. Él lo hará todo en nosotros y a través de nosotros.

EL PAPA FRANCISCO CONCEDE INDULGENCIA PLENARIA POR ANIVERSARIO DE CORONACIÓN DE VIRGEN DE GUADALUPE


El Papa concede indulgencia plenaria por aniversario de coronación de Virgen de Guadalupe
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
 Foto: David Ramos / ACI Prensa.



Con ocasión del 125 aniversario de la Coronación de la imagen de la Virgen de Guadalupe, el Papa Francisco ha concedido la indulgencia plenaria a los fieles que participen en la Santa Misa en su santuario, en Ciudad de México.

El anuncio lo realizó el 8 de septiembre a las 9:00 a.m. (hora local) el rector de la Basílica de Guadalupe, Mons. Salvador Martínez Ávila. El decreto fue leído por el P. Juan de Dios Olvera Delgadillo, canónigo del santuario mariano.

En el decreto, el Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Iglesia, destacó que la indulgencia es concedida por “especial mandato en Cristo” del Papa Francisco.

De acuerdo al documento pontificio, “el día que los fieles elijan, habiendo asistido al Santo Sacrificio, con verdadero espíritu de arrepentimiento y caridad, y participando en el Sagrado Rito, se les concede la Bendición Apostólica, con la correspondiente Indulgencia Plenaria, lucrada según las acostumbradas condiciones de confesión sacramental, comunión Eucarística y oración por las intenciones del Romano Pontífice”.

El año jubilar se celebrará desde el 8 de septiembre de 2019 hasta el 12 de octubre de 2020, fecha en que se cumplen los 125 años de la coronación pontificia de la imagen original de Nuestra Señora de Guadalupe.

El Cardenal Piacenza determinó además que “los fieles laicos que por una razonable circunstancia no participen físicamente en los sagrados ritos, pero que participando a través de los medios de comunicación de la radio o televisión, reciban devotamente la Bendición Papal y tengan la recta intención, puedan recibir y lucrar plenamente de acuerdo a las normas jurídicas, la Indulgencia Plenaria”.

La indulgencia plenaria se puede obtener para uno mismo o para el alma de una persona fallecida.

En diálogo con ACI Prensa, el P. Juan de Dios Olvera Delgadillo, doctor en Teología, explicó que “todo pecado tiene una pena eterna y al mismo tiempo tiene una pena temporal. Cuando una persona se confiesa se le perdona la pena eterna, pero queda pendiente la pena temporal”.

Esta pena temporal, dijo, “es el motivo por el cual las almas van al Purgatorio”, y se disminuye habitualmente durante la vida “con el ofrecimiento de nuestras penalidades de nuestra vida, con una enfermedad sufrida con fe, cualquier penalidad que te venga por ser buen cristiano”.

La indulgencia plenaria borra totalmente esta pena temporal, indicó, pues “es el perdón de nuestro purgatorio hasta donde va ahorita”.

BIENVENIDOS





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