domingo, 29 de septiembre de 2019

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA POR LA JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y REFUGIADO


Homilía del Papa Francisco en la Misa por la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
Redacción ACI Prensa
Foto: Captura de Youtube



El Papa Francisco presidió este domingo 29 de septiembre en la Plaza de San Pedro del Vaticano la Misa con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

En su homilía, a partir de la lectura del Evangelio de San Lucas en la que se narra la parábola del rico y del pobre Lázaro, el Papa pidió que se reflexione “sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran”.

“El Señor nos pide que reflexionemos sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran. ‘El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos’. Una verdad que provoca dolor. Este mundo, cada día es más elitista y más cruel con los excluidos”.

A continuación, la homilía completa del Papa Francisco:

En el Salmo Responsorial se nos recuerda que el Señor sostiene a los forasteros, así como a las viudas y a los huérfanos del pueblo. El salmista menciona de forma explícita aquellas categorías que son especialmente vulnerables, a menudo olvidadas y expuestas a abusos.

Los forasteros, las viudas y los huérfanos son los que carecen de derechos, los excluidos, los marginados, por quienes el Señor muestra una particular solicitud. Por esta razón, Dios les pide a los israelitas que les presten una especial atención.


En el libro del Éxodo, el Señor advierte al pueblo de no maltratar de ningún modo a las viudas y a los huérfanos, porque Él escucha su clamor (cf. 22,23). La misma admonición se repite dos veces en el Deuteronomio (cf. 24,17; 27,19), incluyendo a los extranjeros entre las categorías protegidas.

La razón de esta advertencia se explica claramente en el mismo libro: el Dios de Israel es Aquel que «hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama al emigrante, dándole pan y vestido» (10,18). Esta preocupación amorosa por los menos favorecidos se presenta como un rasgo distintivo del Dios de Israel, y también se le requiere, como un deber moral, a todos los que quieran pertenecer a su pueblo.

Por eso debemos prestar especial atención a los forasteros, como también a las viudas, a los huérfanos y a todos los que son descartados en nuestros días. En el Mensaje para esta 105 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el lema se repite como un estribillo: “No se trata sólo de migrantes”.

Y es verdad: no se trata sólo de forasteros, se trata de todos los habitantes de las periferias existenciales que, junto con los migrantes y los refugiados, son víctimas de la cultura del descarte. El Señor nos pide que pongamos en práctica la caridad hacia ellos; nos pide que restauremos su humanidad, a la vez que la nuestra, sin excluir a nadie, sin dejar a nadie afuera.

Pero, junto con el ejercicio de la caridad, el Señor nos pide que reflexionemos sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran. «El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos. Una verdad que provoca dolor. Este mundo, cada día es más elitista y más cruel con los excluidos.

Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados. Las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan.

Quienes padecen las consecuencias son siempre los pequeños, los pobres, los más vulnerables, a quienes se les impide sentarse a la mesa y se les deja sólo las “migajas” del banquete» (Mensaje para la 105 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado).

Así se entienden las duras palabras del profeta Amós, proclamadas en la primera lectura (6,1.4-7). ¡Ay de los que viven despreocupadamente y buscando placer en Sion, que no se preocupan por la ruina del pueblo de Dios, que sin embargo está a la vista de todos! No se dan cuenta de la ruina de Israel, porque están demasiado ocupados asegurándose una buena vida, alimentos exquisitos y bebidas refinadas.

Sorprende ver cómo, después de 28 siglos, estas advertencias conservan toda su actualidad. De hecho, también hoy día la «cultura del bienestar [...] nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, [...] lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia» (Homilía en Lampedusa, 8 julio 2013).

Al final, también nosotros corremos el riesgo de convertirnos en ese hombre rico del que nos habla el Evangelio, que no se preocupa por el pobre Lázaro «cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico» (Lc 16,20-21).


Demasiado ocupado en comprarse vestidos elegantes y organizar banquetes espléndidos, el rico de la parábola no advierte el sufrimiento de Lázaro. Y también nosotros, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, corremos el riesgo de no ver al hermano y a la hermana en dificultad.

Pero como cristianos no podemos permanecer indiferentes ante el drama de las viejas y nuevas pobrezas, de las soledades más oscuras, del desprecio y de la discriminación de quienes no pertenecen a “nuestro” grupo. No podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, ante la miseria de tantas personas inocentes. No podemos sino llorar. No podemos dejar de reaccionar. Pidamos al Señor la gracia de llorar, ese llanto que convierte el corazón ante estos pecados.

Si queremos ser hombres y mujeres de Dios, como le pide san Pablo a Timoteo, debemos guardar «el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tm 6,14); y el mandamiento es amar a Dios y amar al prójimo. No podemos separarlos.

Y amar al prójimo como a uno mismo significa también comprometerse seriamente en la construcción de un mundo más justo, donde todos puedan acceder a los bienes de la tierra, donde todos tengan la posibilidad de realizarse como personas y como familias, donde los derechos fundamentales y la dignidad estén garantizados para todos.

Amar al prójimo significa sentir compasión por el sufrimiento de los hermanos y las hermanas, acercarse, tocar sus llagas, compartir sus historias, para manifestarles concretamente la ternura que Dios les tiene. Significa hacerse prójimo de todos los viandantes apaleados y abandonados en los caminos del mundo, para aliviar sus heridas y llevarlos al lugar de acogida más cercano, donde se les pueda atender en sus necesidades.

Este santo mandamiento, Dios se lo dio a su pueblo, y lo selló con la sangre de su Hijo Jesús, para que sea fuente de bendición para toda la humanidad. Porque todos juntos podemos comprometernos en la edificación de la familia humana según el plan original, revelado en Jesucristo: todos hermanos, hijos del único Padre.

Encomendamos hoy al amor maternal de María, Nuestra Señora del Camino, a los migrantes y refugiados, junto con los habitantes de las periferias del mundo y a quienes se hacen sus compañeros de viaje.

LA JERARQUÍA ANGÉLICA


La jerarquía angélica
Descripción basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia


Por: Luis Rojas Puigcercós | Fuente: Catholic.net


Se suele enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía ,los coros de ángeles superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos ellos juntos forman la corte celestial.

I. Jerarquía Suprema:
– querubines
– serafines
– tronos

II. Jerarquía Media:
– dominaciones
– virtudes
– potestades

III. Jerarquía Inferior:
– principados
– arcángeles
– ángeles

Serafines

Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
Para apoyar esto, se puede leer Isaías 6,2.

Querubines

Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como los encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
Se habla de ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la carta a los hebreos (9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. San Dionisio interpreta los nombres de los diferentes grupos de ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio estos nombres se refieren a su ministerio: los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales; las virtudes son los encargados de hacer los milagros; las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas; las dominaciones son los que participan en el gobierno de las sociedades, y los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Ángeles

Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Arcángeles

Les podríamos llamar los "asistentes" de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

- Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quién como Dios". Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

- Arcángel San Gabriel: En hebreo significa "Dios es fuerte", "fortaleza de Dios". Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

- Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir "medicina de Dios". Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel Rafael sin saber que era un ángel enviado por el Señor. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.

Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

8 DATOS QUE TAL VEZ NO CONOCÍAS DE LOS SANTOS ARCÁNGELES


8 datos que tal vez no conocías de los Santos Arcángeles
Redacción ACI Prensa
Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel / Crédito: joelespinoza.blogspot.pe





Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de tres Santos Arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael y, por ello, te presentamos ocho datos que quizás no conocías sobre ellos.

1. Son los más cercanos a los humanos

Desde Pseudo-Dionisio Areopagita, Padre de la Iglesia del siglo VI, se suele enumerar tres jerarquías de ángeles. En la primera están los Serafines, Querubines y Tronos. Les siguen las Dominaciones, Virtudes y Potestades. Mientras que en la tercera jerarquía se encuentran los Principados, Arcángeles y Ángeles. Estos últimos son los que están más cercanos a las necesidades de los seres humanos.

2. Los arcángeles son también santos

La palabra “santo” (del griego ‘hagios’) significa “el que es sagrado”. No significa “ser humano santo”, sino que puede aplicarse a los santos que no son humanos.

Los arcángeles eligieron estar del lado de Dios y rechazaron al diablo, por lo tanto, son ángeles santos.

3. Son mensajeros de anuncios importantes


La palabra Arcángel proviene de las palabras griegas “Arc” que significa “principal” y “ángel” que es “mensajero de Dios”. Al respecto, señala San Gregorio Magno:

“Hay que saber que el nombre de ‘ángel’ designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.

4. Hay 7 Arcángeles según la Biblia

En el libro de Tobías (12,15) San Rafael se presenta como “uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia”. Mientras que en el Apocalipsis (8,2) San Juan describe: “vi a los siete Ángeles que estaban delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas”. Por estas dos citas bíblicas se afirma que son 7 Arcángeles.

5. Solo conocemos tres nombres

La Biblia solo da el nombre de tres Arcángeles: Miguel, Rafael y Gabriel. Los otros nombres (Uriel, Barachiel o Baraquiel, Jehudiel, Saeltiel) aparecen en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en literatura rabínica.

Sin embargo, la Iglesia solamente reconoce los tres nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás pueden servir como referencia, pero no son doctrina.

6.  Gabriel significa “fortaleza de Dios”

En el Antiguo Testamento, San Gabriel Arcángel aparece en el libro sagrado de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo (Dn. 8:16), así como instruyéndolo en las cosas futuras (Dn. 9,21-27).  En los Evangelios, San Lucas (1,11-20) lo menciona anunciando a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista y a María (Lc. 1,26-38) que concebiría y daría a luz a Jesús.

San Gabriel Arcángel es conocido como el “ángel mensajero”, se le representa con una vara de perfumada azucena y es patrono de las comunicaciones y de los comunicadores porque trajo al mundo la más bella noticia con la Anunciación.


7. Rafael en hebreo es “Dios sana”

El único libro sagrado que menciona a San Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara, una mujer cuyos maridos fueron asesinados por el demonio Asmodeo.

De igual manera, San Rafael le indicó a Tobías cómo devolverle la vista a su padre. Por esta razón es invocado para alejar enfermedades y terminar felizmente los viajes.

8. Miguel significa “¿Quién como Dios?”

El nombre del Arcángel Miguel viene del hebreo “Mija-El” que significa “¿Quién como Dios?” y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes salvíficos y de amor del Creador.

San Miguel es mencionado por su nombre en tres libros de la Escritura: en el libro de Daniel se le describe como ‘uno de los principales príncipes’ en la jerarquía celestial; en Judas se dice que San Miguel había peleado con el diablo por el cuerpo de Moisés; y en Apocalipsis, San Miguel y sus ángeles son representados luchando contra el diablo y arrojándolos del cielo.

La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Se le suele representar con el traje de guerrero o soldado centurión poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo.

HOY ES LA FIESTA DE LOS SANTOS ARCÁNGELES MIGUEL, RAFAEL Y GABRIEL








Hoy es la fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel
Redacción ACI Prensa




El 29 de septiembre se celebra a los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, los cuales aparecen en la Biblia con misiones importantes de Dios.

San Miguel en hebreo significa “¿Quién como Dios?” y es uno de los principales ángeles. Su nombre era el grito de guerra en la batalla liberada en el cielo contra el enemigo y sus seguidores.


San Rafael quiere decir “Medicina de Dios” o “Dios ha obrado la salud”. Es el Arcángel amigo de los caminantes y médico de los enfermos.

San Gabriel significa “Fortaleza de Dios”. Tuvo la misión importantísima de anunciarle a la Virgen María que sería la Madre del Salvador.




San Gabriel Arcángel



"Fortitudo Dei" (Fortaleza de Dios), uno de los tres arcángeles mencionados en la Biblia. Sólo se registran cuatro apariciones de Gabriel:

En Dn VIII, explica la visión del carnero y del macho cabrío como presagiando la destrucción del Imperio Persa por el Macedonio Alejandro Magno, y que posterior a su muerte el reino sería divido entre sus generales. De uno de ellos nacería Antioco Epifanio.

En el capítulo IX, luego de que Daniel había rezado por Israel, leemos que "aquél varón Gabriel se me acercó en rápido vuelo" y le comunicó la misteriosa profecía de las "setenta semanas" de años que deben pasar antes de la venida de Cristo. En el capítulo x, no queda claro si es que el ángel es Gabriel o no, pero de cualquier manera podemos atribuirle la maravillosa descripción de los versículos 5 y 6. En N.T. predice a Zacarías el nacimiento del Precursor, y a María la Madre de Nuestro Salvador.

Es el ángel de la Encarnación y del Consuelo, y en la tradición cristiana Gabriel es siempre el ángel de la misericordia mientras que Miguel es más bien el del juicio. Al mismo tiempo, incluso en la Biblia, es de Gabriel, el poder del ángel de Dios, y es importante notar la frecuencia con la que tales palabras como: "grande", "pueda", "poder", y "fuerza" aparecen en los pasajes referidos anteriormente. Los judíos parecen haber insistido particularmente en este rasgo del carácter de Gabriel, y es recordado por ellos como el ángel del juicio, mientras que Miguel es llamado el ángel de la misericordia. Así, atribuyen a Gabriel la destrucción de Sodoma y de las huestes Senaquerib, sin embargo también lo recuerdan como el ángel que enterró a Moisés, y como el enviado a marcar la figura Tau en la frente del elegido (Ez, 4). En literatura judía posterior se consideraba que los nombres de los ángeles tenían una eficacia peculiar, y el Museo Británico posee unos recipientes con inscripciones de sortilegios en Hebreo, Arameo y Sirio en las que aparecen los nombres de Miguel, Rafael y Gabriel. Estos recipientes fueron encontrados en Hillah, lugar de Babilonia, y constituye una interesante reliquia de la obsesión judía. En literatura apócrifa cristiana los mismos nombres aparecen, cf. Enoc, IX, y el Apocalipsis de la Virgen María.


Como ha sido recalcado, Gabriel es mencionado sólo en dos oportunidades en el Nuevo Testamento, pero no es razonable suponer con la tradición cristiana que es él quien se apareció a San José y a los pastores, y también que fue él quien "fortaleció" a nuestro Señor en el jardín (cf. El himno para Laudes del 24 de Marzo). Gabriel es generalmente llamado sólo arcángel, pero la expresión usada por San Rafael, "yo soy el ángel Rafael, uno de los siete que asistimos delante del Señor" (Tob XII, 15) y las propias palabras de San Gabriel, "Yo soy Gabriel que asisto a la vista de Dios" (Lc, 1, 19), han llevado a algunos a pensar que estos ángeles deben pertenecer al mayor rango; pero esto se explica generalmente refiriéndose a su rango como el mayor de los mensajeros de Dios, y no ubicándolos entre los Serafines y Querubines (cf. St. Tomás, I, Q. CXII, a.3; III, Q. XXX, a.2, ad 4um).

Fuente: Enciclopedia Católica




San Rafael Arcángel



El nombre de este arcángel (Raphael = “Medicina de Dios” o “Dios ha obrado la salud”) no aparece en las Escrituras Hebreas ni en el Septuagenario; solamente en el Libro de Tobías. Aquí aparece primero disfrazado en forma humana, como el viajero acompañante del hijo de Tobías, llamándose a si mismo “Azarías el hijo del gran Ananías”. La historia de esta travesía esta llena de aventuras, y en ella es visible la influencia protectora del ángel que se muestra de diferentes maneras, incluyendo la atadura “en el desierto del alto Egipto” del demonio quien previamente había matado a siete esposos de Sara, hija de Raquel, y que es pintorescamente relatada en Tobías.

Luego del retorno y la curación de la ceguera de Tobías, Azarías se hace llamar “el ángel Rafael, uno de los siete que se paran ante el Señor” (Tob., xii, 15. Cf. Apoc., viii, 2). De estos siete “arcángeles” que aparecen en la angelología del Judaísmo post-exilio, solo tres, Gabriel, Miguel y Rafael son mencionados en las Escrituras canónicas. Los otros, de acuerdo al Libro de Enoc (cf. xxi) son Uriel, Raguel, Sariel y Jerahmeel, mientras que de otras fuentes apócrifas obtenemos los nombres de Izidkiel, Hanael y Kepharel, en vez de los últimos tres en la lista anterior.

En cuanto a las funciones atribuidas a Rafael, tenemos un poco más que su declaración a Tobías, que cuando el último estuvo ocupado en su trabajo de misericordia y caridad, él (Rafael) ofreció sus plegarias al Señor, ya que él fue enviado por el Señor para curar a Tobías de su ceguera y para sacar a Sara, la esposa de su hijo, de las garras del demonio. La categoría judía de los arcángeles es reconocida en el Nuevo Testamento (I Thess., iv, 15; Judit, 9), pero solo Gabriel y Miguel son mencionados en nombre. Sin embargo, muchos comentadores identifican a Rafael con el “ángel del Señor” mencionado en Juan 5. Esta conjetura se basa en la importancia del nombre y en el rol de curación atribuido a Rafael en el Libro de Tobías. La Iglesia asigna la fiesta de San Rafael el 24 de octubre. Los himnos del Oficio llaman a su poder de curación y a su victoria sobre el demonio. Las enseñanzas del primer Nocturno y de las Antífonas del Oficio completo son tomadas del Libro de Tobías, y las enseñanzas del segundo y tercer Nocturno de los trabajos de San Agustín, viz. para el segundo Nocturno un sermón de Tobías (sermón I en el quinceavo domingo), y para el tercer, una homilía del verso de apertura de Juan, v. La lectura bíblica en la Misa es tomada del capítulo 12 de Tobías, y el Evangelio de Juan 5:1-4, refiriéndose a la piscina llamada probática, donde la multitud de enfermos yacía esperando la agitación del agua, ya que el “ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera”. Así las conjeturas hechas antes por los comentadores son confirmadas por la Liturgia oficial de la Iglesia.

Fuente: Enciclopedia Católica



San Miguel Arcángel


(Hebreo “¿Quién como Dios?”)

San Miguel es uno de los principales ángeles; su nombre era el grito de guerra de los ángeles buenos en la batalla librada en el cielo en contra delenemigo y sus seguidores. Su nombre se encuentra cuatro veces en la Escritura:

(1) Daniel 10,13-21: Gabriel le dice a Daniel, cuando él le pide a Dios que le permita a los judíos volver aJerusalén: "El Ángel (B.D., príncipe) del Reino de Persia me ha hecho resistencia… pero Miguel, uno de los Primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda… Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro Príncipe.”

(2) Daniel 12: el Ángel, hablando del fin del mundo y del Anticristo dice: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo."

(3) En laepístola católica de San Judas 1,9: “En cambio el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés, etc.” San Judas alude a la antigua tradición judía de una disputa entre San Miguel y Satanás sobre el cuerpo de Moisés, un relato de lo cual también se puede encontrar en el libro apócrifo de la asunción de Moisés (Orígenes, "De principiis", III.2.2). San Miguel escondió la tumba de Moisés; sin embargo Satanás al destaparla, trató de seducir al pueblo judío al pecado del culto a los héroes. San Miguel también custodia el cuerpo de Eva, de acuerdo a la “Revelación de Moisés” (“Evangelios Apócrifos”, etc., ed. A. Walker, Edimburgo, p.647).

(4) Apocalipsis 12,7: “Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.” San Juan habla del gran conflicto al final de los tiempos, que refleja también la batalla en el cielo al principio de los tiempos. De acuerdo a los Padres a menudo hay controversia sobre San Miguel en la Escritura donde no se menciona su nombre. Dicen que él era el querubín que estuvo en la puerta delparaíso, “para guardar el camino del árbol de la vida” (Gén. 3,24), el ángel a través de quien Dios publicó el Decálogo para su pueblo escogido, el ángel que se puso en el camino para estorbarle aBalaam (Núm. 22,22 ss.), el ángel que puso en fuga al ejército de Senaquerib (2 Ry. 19,35).

Según estos pasajes bíblicos, latradición cristiana le da a San Miguel cuatro oficios:

• Pelear contra Satanás.

• Rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo, especialmente a la hora de la muerte.

• Ser el campeón del pueblo de Dios: los judíos en la antiguaLey, los cristianos en el Nuevo Testamento; por lo tanto él era elpatrón de la Iglesia, y de la orden de caballeros durante la Edad Media.

• Llamar de la tierra y traer las almas de los hombres a juicio (signifer S. Michael repraesentet eas in lucam sanctam, Offert. Miss Defunct. "Constituit eum principem super animas suscipiendas", Antiph. off. Cf. El Pastor de Hermas, III, Simil. 7, 3).

Las opiniones varían en cuanto a su rango en la jerarquía celestial.San Basilio (Hom. de angelis) y otros Padres Griegos, tambiénSalmeron, Bellarmine, etc., ubican a San Miguel sobre todos los ángeles; dicen que se le llama “arcángel” porque es el príncipe de los demás ángeles. Otros (cf. P. Buenaventura, op. cit.) creen que es el príncipe de los serafines, el primero de los nueve órdenes angélicos. Pero, de acuerdo a Santo Tomás (Summa, Ia:113:3) él es el príncipe del último y más bajo coro, los ángeles. La liturgia romana parece seguir a los Padres Griegos; lo llama Princeps militiae coelestis quem honorificant angelorum cives. El himno delBreviario Mozárabe ubica a San Miguel incluso sobre los veinticuatro ancianos. La liturgia griega lo llama Archistrategos, "general altísimo" (cf. Menaea, 8 nov. y 6 sept.).

VENERACIÓN

Habría sido natural para San Miguel, defensor del pueblo judío, ser el defensor de los cristianos, dándoles la victoria en la guerracontra sus enemigos. Sin embargo, los primeros cristianos reconocieron a algunos mártires como sus patrones militares: San Jorge, San Teodoro, San Demetrio, San Sergio, San Procopio, San Mercurio, etc; pero a San Miguel le dieron el cuidado de sus enfermos. En Frygia, el lugar donde fue venerado por primera vez, su prestigio como sanador angelical obscureció su interposición en asuntos militares. Él fue desde los primeros tiempos el centro delverdadero culto a los santos ángeles. La tradición relata que en los primeros tiempos San Miguel hizo surgir un manantial medicinal en Chairotopa, cerca de Colosas, donde todos los enfermos que se bañaban allí, invocando a la Santísima Trinidad y a San Miguel, se curaban.

Más famosos aún son los manantiales que se dice San Miguel hizo surgir de la roca en Colosas (Chonae, la actual Khonas, en el Lico). Los paganos dirigieron un arroyo contra elsantuario de San Miguel para destruirlo, pero el arcángel dividió la roca con un trueno, para darle un nuevo lecho a la corriente, y santificó para siempre las aguas que venían de la quebrada. Los griegos afirman que esta aparición tuvo lugar a mediados del siglo I, y celebran una fiesta en conmemoración de esto el 6 de septiembre (Analecta Bolland., VIII, 285-328). También en Pitia en Bitinia y en todas partes de Asia, los manantiales termales eran dedicados a San Miguel.

De la misma manera en Constantinopla, san Miguel era considerado el gran médico celestial. Su santuario principal, el Michaelion, estaba en Sosthenion, casi 50 millas al sur de Constantinopla; ahí se dice que el arcángel se le apareció al Emperador Constantino. Los enfermos dormían en esa iglesia de noche, esperando una manifestación de San Miguel; allí su fiesta se celebraba el 9 de junio. Otra famosa iglesia estaba dentro de los muros de la ciudad, en los baños termales del Emperador Arcadio; ahí la sinaxis del arcángel se celebraba el 8 de noviembre. Esta fiesta se propagó por toda la Iglesia Griega, y las Iglesias de Siria, Armenia y Alejandría también la adoptaron; ahora es la principal fiesta de San Miguel en el Oriente. Se pudo haber originado en Frigia, pero su estación en Constantinopla fue las Termas de Arcadio (Martinov, “Annus Graeco-slavicus”, 8 nov.). Otras fiestas de San Miguel en Constantinopla eran: 27 de octubre, en la iglesia “Promotu”; 18 de junio, en la iglesia de San Julián, en el Foro; y el 10 de diciembre en Athae.

Los cristianos de Egipto, pusieron al río que les daba la vida, el Nilo, bajo la protección de San Miguel; adoptaron la fiesta griega y la celebraban el 12 de noviembre; el día 12 de cada mes, celebraban una conmemoración especial al arcángel, pero el 12 de junio, cuando el río comenzaba a crecer, guardaban como feriado de obligación de la fiesta de San Miguel “por la crecida del Nilo”, euche eis ten symmetron anabasin ton potamion hydaton.

En Roma, el Sacramentario Leonino (siglo VI) tiene el "Natale Basilicae Angeli via Salaria", 30 de septiembre; de las cincoMisas para la celebración, tres mencionan a San Miguel. El Sacramentario Gelasiano (siglo VII) da la fiesta S. Michaelis Archangeli, y el Sacramentario Gregoriano (siglo VIII), Dedicatio Basilionis S. Angeli Michaelis, 29 de septiembre. Un manuscritotambién añade aquí “via salaria” (Ebner, "Miss. Rom. Iter Italicum", 127). Esta iglesia de la Via Salaria estaba a seis millas al norte de la ciudad; en el siglo IX fue llamada Basilica Archangeli in Septimo (Armellini, "Chiese di Roma", p. 85), la cual desapareció hace doscientos años. En Roma también se le dio a San Miguel el rol de médico celestial. De acuerdo a unaleyenda (¿apócrifa?) del siglo X, él se apareció sobre los Moles Hadriani (Castel di S. Angelo), en el 650, durante la procesiónque realizó San Gregorio en contra de la pestilencia, lo cual hizo cesar la plaga. El Papa San Bonifacio IV (608-15) construyó en los Moles Hadriani una iglesia en honor a él, a la que llamó St. Michaelis inter nubes (in summitate circi).

Bien conocida es la aparición de San Miguel (c. 494 o 530-40), como se relata en el Brevario Romano, el 8 de mayo, en su famoso santuario en el Monte Gárgano, donde le fue restaurada su gloria original como patrono de la guerra. Los lombardos de Sipontum (Manfredonia) le atribuyen su victoria sobre los griegos napolitanos, el 8 de mayo de 663, a su intercesión. En conmemoración de esta victoria la iglesia de Sipontum instituyó una fiesta especial en honor del arcángel, el 8 de mayo, que se ha esparcido por toda la Iglesia Latina, y ahora es llamada (desde el tiempo de Pío V) "Apparitio S. Michaelis", aunque originalmente no conmemoraba la aparición, sino la victoria.

En Normandía San Miguel es el patrón de los marineros en su famoso santuario de Mont-Saint-Michel, en la diócesis de Coutances. Se dice que apareció ahí en el año 708, a San Auberto, obispo de Avranches. En Normandía su festividad "S. Michaelis en periculo maris" o "en Monte Tumba", se celebraba universalmente el 18 de octubre, el aniversario de la dedicaciónde la primera iglesia, 16 de octubre del 710; la fiesta luego se confinó a la Diócesis de Coutances. En Alemania, luego de su evangelización, San Miguel reemplazó para los cristianos al diospagano Wotan, a quien se consagraron muchas montañas, por ende las numerosas capillas de San Miguel en toda Alemania.

Se dice que los himnos del Oficio Romano fueron compuestos por Rábanus Mauro de Fulda (m. 856). En el arte San Miguel es representado como guerrero angélico, armado con un casco, espada y escudo (frecuentemente la armadura presenta la inscripción en latín: Quis ut deus), parado sobre el dragón, a quien a veces clava con una lanza. También sostiene un par de balanzas en donde pesa las almas de los difuntos (cf. Rock, “The Church of Our Fathers”, III, 160), o el libro de la vida, para demostrar que él toma parte en el juicio. Su fiesta (29 de septiembre), en la Edad Media era celebrada como un feriado de precepto, pero junto con otras fiestas fue gradualmente abolida desde el siglo XVIII (ver fiestas eclesiásticas). El Día de San Miguel, en Inglaterra y otros países, es uno de los días trimestrales regulares para el ajustamiento de rentas y cuentas; pero ya no es notable por la hospitalidad con que se celebraba antes. En algunas parroquias (Isle de Skye) tenían una procesión en este día y preparaban un pastel, llamado la hogaza de San Miguel.

Fuente: Enciclopedia Católica

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 29 DE SEPTIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Hoy, domingo, 29 de septiembre de 2019


Primera lectura
Lectura de la profecía de Amós (6,1a.4-7):

Esto dice el Señor omnipotente:
«¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sion,
confiados en la montaña de Samaría!
Se acuestan en lechos de marfil,
se arrellanan en sus divanes,
comen corderos del rebaño y terneros del establo;
tartamudean como insensatos
e inventan como David instrumentos musicales;
beben el vino en elegantes copas,
se ungen con el mejor de los aceites
pero no se conmueven para nada por la ruina de la casa de José.
Por eso irán al destierro,
a la cabeza de los deportados,
y se acabará la orgía de los disolutos».
Palabra de Dios


Salmo
Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/.Aleluya

V/. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

V/. El Señor abre los ojos al ciego,
Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.

V/. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 
(6,11-16):

Hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.
Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos.
Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él honor y poder eterno. Amén.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):


En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 
29 de septiembre de 2019

Fernando Torres cmf


¿Qué hacemos con Lázaro?

      La parábola del evangelio de hoy es una de las más conocidas. Tanto que forma parte de la cultura popular el recuerdo de aquel personaje andrajoso que solicitaba limosna a las puertas de la casa del rico. Hoy sigue habiendo muchos Lázaros que piden limosna a las puertas de nuestras casas opulentas, ricas y bien guardadas. Son los inmigrantes que vienen de países pobres en busca de un salario que les permita vivir dignamente. Son los que piden por la calle o a las puertas de nuestras iglesias. Son las muchas personas que acuden a los servicios sociales del Estado, del ayuntamiento o de la misma Iglesia en busca de ayuda para pagar el recibo de la luz o para comprar los alimentos necesarios. 

      También, ¡cómo no!, sigue habiendo muchos ricos que banquetean sin pensar en lo que sucede más allá de las puertas de sus palacios, de sus casas. Es más. La mayoría se ha provisto de un buen servicio de seguridad que no permite a los indeseables –entre los que se incluyen a los pobres naturalmente– traspasar los límites de sus hermosas viviendas. Hay gente que dispone de unos recursos difícilmente imaginables para la mayoría de las personas. 

      Posiblemente la mayoría de nosotros no pertenecemos ni a uno ni a otro grupo. No estamos entre los “Lázaros” de este mundo. Podemos disponer de lo mínimo y un poco más, a veces hasta bastante más. Pero tampoco nos parecemos al rico de que habla la parábola ni a esos ricos de nuestro mundo que frecuentan unos ambientes donde nosotros mismos seríamos vistos como “andrajosos Lázaros”. A partir de ahí podemos pensar que la parábola no tiene nada que decirnos. Sencillamente no se dirige a nosotros. En todo caso, hasta nos sentiríamos más cerca del sufrido Lázaro. Nos ha tocado trabajar mucho y hemos sacado poco. Esperamos que en el otro lado nos toque una buena vida. Pensamos que más bien nos tocará estar con Lázaro en el seno de Abrahán. 

      Pero las parábolas siempre exageran un poco la realidad. Y la exageran para que la entendamos mejor. En la oposición entre el rico y Lázaro comprendemos mejor que no podemos vivir una vida en la que miremos apenas a “mis” propios intereses y preocupaciones. Lázaro son los pobres andrajosos que a veces vemos por las calles. Pero Lázaro es cualquier persona que cerca de nosotros está necesitada de cariño y atención. En muchas ocasiones no se trata de dar dinero sino de ofrecer nuestro tiempo, nuestra compañía, una palabra de aliento, de comprensión. Vivir en cristiano significa abrir los ojos para ver allá de mis intereses y deseos, de lo que me gusta. Vivir en cristiano es interesarme por mi hermano hasta dar la vida por él. Exactamente como Jesús hizo.



Para la reflexión

      ¿Procuro informarme de lo que les sucede a mis hermanos y hermanas, tanto cercanos como lejanos? ¿Cómo me solidarizo con ellos? ¿Qué hago para ayudarlos?

BUENOS DÍAS




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