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martes, 20 de febrero de 2024
viernes, 13 de agosto de 2021
EXPLICACIÓN Y IMÁGENES DE LOS 7 SACRAMENTOS
¿Cuáles son los 7 Sacramentos de la Iglesia? Te los explicamos con caricaturas
Escrito por: Mauricio Montoya
Los Sacramentos son acciones de la Iglesia, que por medio de la acción de Cristo, edifican a la misma. El carácter sacramental es un sello espiritual conferido tanto por el bautismo como por la confirmación y el orden sacerdotal.
Por medio de este sello, el cristiano queda configurado con Cristo, participando de diversos modos en su sacerdocio y formando parte de la Iglesia. El carácter sacramental es indeleble, por lo cual solo se puede recibir una vez en la vida.
Los siete Sacramentos, no solo suponen la fe sino que la alimentan, fortalecen y expresan. En ellos, la Iglesia recibe un anticipo de la vida eterna. Hoy quisimos explicarte cada uno a través de caricaturas:
1. El bautismo
Es el primer sacramento de la iniciación cristiana. En razón de su nombre el rito central de este sacramento consiste en «sumergir» en el agua a quien se bautiza. Este sumergir en el agua es también un sumergir en la vida en Cristo, es decir que durante el bautismo la persona se une a la muerte y resurrección de Cristo y así se hace una nueva criatura. Esto es lo más importante de este sacramento, pues nos hacemos hijos de Dios por adopción en Cristo.
El bautismo se celebra en la Iglesia desde Pentecostés, llevando así la salvación a todos aquellos que han recibido el anuncio del Evangelio. Además este sacramento constituye el fundamento de la comunión con los demás cristianos, otorgando los dones del Espíritu Santo.
«Y acercándose Jesús les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues y enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». (Mt 28, 18-19)
2. La confesión
También conocido como el sacramento de la penitencia o reconciliación, es necesario ya que la vida nueva recibida en el bautismo, no suprimió la debilidad de la naturaleza humana ni la inclinación al pecado. Por esto Cristo ha instituido este sacramento, para la conversión de los bautizados que se han alejado de Él por el pecado.
Jesús instituye este sacramento cuando en la tarde de Pascua se muestra a sus apóstoles y les dice: «Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonéis los pecados les serán perdonados, a quien se los retuviereis, les serán retenidos». (Juan 20, 22-23)
Este sacramento consiste en la curación del alma que se encuentra enferma a causa del pecado, y se compone de dos elementos esenciales que son: los actos que lleva a cabo el hombre que se convierte bajo la acción del Espíritu y la absolución del sacerdote.
3. La Eucaristía
Es el sacrificio mismo del Cuerpo y la Sangre de Jesús. Fui instituida por Él mismo en la noche de la Última Cena con sus apóstoles, para perpetuar en los siglos el sacrificio de la cruz, confiando a la Iglesia, en memoria de su Muerte y Resurrección.
La Eucaristía es la fuente y el culmen de toda la vida cristiana, pues en ella está contenido todo el bien espiritual de la Iglesia, Cristo. La celebración eucarística se compone de dos momentos: la liturgia de la Palabra y la liturgia de la Eucaristía.
«Tomando pan se los dio diciendo: este es mi cuerpo que es entregado por vosotros, haced esto en memoria mía. Así mismo tomo el cáliz diciendo: este es el cáliz de la nueva Alianza en mi sangre que será derramada por vosotros». (Lucas 22, 19-20)
4. La confirmación
En Pentecostés, los apóstoles reciben el Espíritu Santo y anuncian las maravillas de Dios, luego comunican a los bautizados este mismo Espíritu, mediante la imposición de las manos. La Iglesia a lo largo de los siglos ha seguido viviendo de la fuerza del Espíritu y sigue comunicándolo a sus hijos.
Llamamos confirmación al sacramento por el cual se confirma y refuerza la gracia bautismal. Debe conducir al cristiano a una unión más íntima con Cristo, una familiaridad con el Espíritu Santo, su acción, sus dones y llamadas.
La parte fundamental del rito de este sacramento es la «Crismación», que es la unción con el Santo Crisma. Los efectos de este sacramento son: la especial efusión del Espíritu Santo, que otorga el crecimiento de la gracia bautismal, une más fuertemente con Cristo y su Iglesia, y fortaleciendo los dones del Espíritu en el corazón del hombre, le concede una fuerza especial para dar testimonio de la fe cristiana.
«Cuando los apóstoles oyeron cómo había recibido Samaria la Palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan, los cuales bajando, oraron sobre ellos para que recibiesen el Espíritu Santo, pues aún no había venido sobre ninguno de ellos. Solo habían sido bautizados en el nombre del señor Jesús. Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo». (Hechos 8, 14-17)
5. El matrimonio
La celebración de este sacramento por el cual se bendice la unión de un hombre y una mujer, se da por medio de una celebración pública en presencia del sacerdote o diácono, y los testigos. El momento central de este sacramento es el consentimiento de los novios, donde reconocen su amor y prometen su fidelidad, donde se crea un vínculo perpetuo y exclusivo.
«En cuanto a los casados, el precepto no es mío sino del Señor, que la mujer no se separe del marido y si se separa que no vuelva a casarse, y el marido que no repudie a la mujer». (1 Corintios 7, 10-11)
6. Orden sacerdotal
Es el sacramento por el cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles continua siendo ejercida hasta el fin de los tiempos. Este sacramento, confiere por un don singular del Espíritu Santo la potestad sagrada al servicio del pueblo de Dios en nombre y con la autoridad de Cristo.
Este sacramento se confiere por la imposición de manos sobre la cabeza del ordenado por parte del obispo, quien pronuncia la solemne oración consagratoria. «Les constituyeron presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos, orando y ayunando y los encomendaron al Señor». (Hechos 14, 23)
7. La unción de los enfermos
Este sacramento junto con la penitencia, conforman el grupo de los sacramentos de curación o sanación. La Iglesia ha recibido de Cristo el mandato de curar a los enfermos y es por esto que con la oración de intercesión y con la unción con el óleo, les acompaña y asiste en el sufrimiento.
Este sacramento lo puede recibir cualquier fiel que comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez. El momento esencial del rito de este sacramento es la unción con el óleo de los enfermos por un sacerdote.
«¿Alguno entre vosotros está enfermo? Que haga llamar a los presbíteros de la Iglesia y oren sobre él, ungiéndole con el óleo en el nombre del Señor». (Santiago 5,14)
domingo, 10 de enero de 2021
5 COSAS QUE TAL VEZ NO SABÍAS DEL BAUTISMO CATÓLICO
5 cosas que tal vez no sabías del Bautismo católico
Redacción ACI Prensa
“Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”, dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CCI 1213).
Te presentamos 5 cosas que tal vez no sabías de este sacramento, puerta para los otros sacramentos, en la víspera de la celebración de la Solemnidad del Bautismo del Señor.
1. Jesús mismo fue bautizado y el bautismo se inició con los Apóstoles
La periodista, bloguera y oradora católica Marge Fenelon comenta en un artículo del National Catholic Register que “Jesús fue y es el Rey de reyes, Dios-Hombre y el Todopoderoso mismo. No tenía absolutamente ninguna necesidad de ser bautizado. Él es la salvación y él mismo no la necesita. En la Cruz, la sangre y el agua que brotaban de su costado son ‘tipos de Bautismo y Eucaristía, sacramentos de vida nueva’, como dice el Catecismo (CCI 1225)”.
“Aún así, Jesús insistió en que Juan lo bautizara (a pesar de la resistencia del Bautista). Jesús le dijo: ‘Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia’. (ver Mt 3:14) ¡Qué ejemplo para todos nosotros!”.
“Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, san Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: ‘Convertíos [...] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo’ (Hch 2,38)”, indica el Catecismo en el numeral 1226.
San Higinio, pontífice aproximadamente entre los años 138 al 142, instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos para que guíen a los pequeños en la vida cristiana.
2. Tiene varios nombres
Bautizar, del griego “baptizein”, significa “sumergir” o “introducir dentro del agua”. Esta inmersión simboliza “el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él” (CCI 1214).
Este sacramento también es llamado “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, así como “iluminación” porque el bautizado se convierte en “hijo de la luz”.
San Gregorio Nacianceno decía que es “Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios”.
3. Se renueva cada año
“En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo solo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana” (CCI 1254).
Fenelon indica también en su artículo que “el bautismo de Jesús, de hecho, el bautismo en general, me asegura la promesa de Dios de salvación para quienes lo buscan. Dios sabe, literalmente, que ciertamente lo busco. La Iglesia llama al bautismo el ‘lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo’. ¡Eso es realmente algo maravilloso para reflexionar!”.
4. Un no bautizado también puede bautizar
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1256) que “son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono (cf CIC, can. 861,1; CCEO, can. 677,1). En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar (cf CIC can. 861, § 2) si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria”.
“La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf 1 Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf Mc 16,16)”(CCI 1253).
5. Es un sello único y permanente
“El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf DS 1609-1619). Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado” (CCI 1272).
Fenelon recuerda asimismo que “junto con el bautismo, se me dio una misión y no soy la única. A todos los bautizados se les ha encomendado la misión de difundir la Buena Nueva de Jesucristo hasta los confines de la tierra y bautizar a todos los pueblos”.
“Traer a otros a la Iglesia no es una opción; es una obligación”, remarcó.