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domingo, 31 de octubre de 2021
domingo, 27 de octubre de 2019
HALLOWEEN ¿CRISTIANISMO O PAGANISMO?
Halloween ¿Cristianismo o paganismo?
¿Lo debe celebrar un cristiano?
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net
No se puede negar que es divertido disfrazar a los pequeños de la casa y salir con ellos a pedir dulces por las calles, muchos de nosotros tenemos recuerdos gratos de las fiestas de Halloween en donde compartíamos dulces y echábamos mano de todo lo que estaba a nuestro alcance para confeccionarnos el mejor de los disfraces.
Halloween, ¿Lo debe celebrar un cristiano?
Pero no podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores. Desgraciadamente muchos cristianos han olvidado el testimonio de los santos y la importancia de rezar por los muertos y se dejan llevar por costumbres paganas para festejar con brujas y fantasmas.
"Halloween" significa (All hallow´s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
Raíces paganas de Halloween
Ya desde el siglo VI antes de Cristo los celtas del norte de Europa celebraban el fin del año con la fiesta de Samhein (o La Samon), fiesta del sol que comenzaba la noche del 31 de octubre. Marcaba el fin del verano y de las cosechas. El colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad.
Creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos volver a la tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndole a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Sin duda Samhein no es otro sino el mismo demonio que en todas las épocas busca implantar la cultura de la muerte.
Aquellos desafortunados también creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Para aplacarlos y protegerse se hacían grandes hogueras. Estas hogueras tuvieron su origen en rituales sagrados de la fiesta del sol. Otras formas de evitar el acoso de estos macabros personajes era preparándole alimentos, montando macabras escenografías y disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos sus miradas amenazantes.
¿Como sabía aquella gente la apariencia de brujas, fantasmas y monstruos?. Al no conocer al verdadero Dios vivían aterrorizados ante las fuerzas de la naturaleza y las realidades del sufrimiento y la muerte. De alguna forma buscaban desahogar aquella situación dándole expresión en toda clase de fantasías. Todo lo feo, lo monstruoso y lo amenazante que se puede imaginar en figuras de animales y seres humanos constituye la base para darle riendas libres a la imaginación del terror.
Mezcla con el cristianismo
Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.
Algunos inmigrantes Irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folklore popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde USA, Halloween se ha propagado por todo el mundo.
Algunas costumbres de Halloween
Trick or Treat
Los niños (y no tan niños) se disfrazan (es una verdadera competencia para hacer el disfraz mas horrible y temerario) y van de casa en casa exigiendo «trick or treat» (truco o regalo). La idea es que si no se les da alguna golosina le harán alguna maldad al residente del lugar que visitan. Para algunos esto ha sido un gracioso juego de niños. Ultimamente esta práctica se ha convertido en algo peligroso tanto para los residentes (que pueden ser visitados por una ganga violenta), como para los que visitan (Hay residentes que reaccionan con violencia y han habido casos de golosinas envenenadas).
La Calabaza
Según una antigua leyenda irlandesa un hombre llamado Jack había sido muy malo y no podía entrar en el cielo. Tampoco podía ir al infierno porque le había jugado demasiados trucos al demonio. Tuvo por eso que permanecer en la tierra vagando por los caminos, con una linterna a cuesta. Esta linterna primitiva se hace vaciando un vegetal y poniéndole dentro un carbón encendido. Jack entonces se conocía como "Jack of the Lantern" (Jack de la Linterna) o, abreviado, Jack-o-´Lantern. Para ahuyentar a Jack-o-´Lantern la gente supersticiosa ponía una linterna similar en la ventana o frente a la casa. Cuando la tradición se popularizó en USA, el vegetal con que se hace la linterna comenzó a ser una calabaza la cual es parte de las tradiciones supersticiosas de Halloween. Para producir un efecto tenebroso, la luz sale de la calabaza por agujeros en forma del rostro de una carabela o bruja.
Fiestas de Disfraces
Una fiesta de disfraces no es intrínsecamente algo malo. Pero si hay que tener cuidado cuando estas se abren a una cultura desenfrenada como la nuestra. Detrás de un disfraz se pueden hacer muchas cosas vergonzosas con impunidad. Con frecuencia se hace pretexto para esconderse y aprovecharse de la situación. Como hemos visto, los disfraces de Halloween tienen origen en el paganismo y por lo general aluden a miedo y a la muerte. Hoy día con frecuencia los disfraces se burlan de las cosas sagradas. Vemos, por ejemplo, disfraces de monjas embarazadas, sacerdotisas, pervertidos sexuales, etc. Nada de eso es gracioso y solo puede ofender a Dios.
Con el reciente incremento de satanismo y lo oculto la noche de halloween se ha convertido en la ocasión para celebrar en grande toda clase ritos tenebrosos desde brujerías hasta misas negras y asesinatos. Es lamentable que, con el pretexto de la curiosidad o de ser solo por pasar el tiempo, no son pocos los cristianos que juegan con las artes del maligno.
Jesucristo es la victoria sobre el mal
La cultura moderna, jactándose de ser pragmática y científica, ha rechazado a Dios por considerarlo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del alma, el hombre de hoy retrocede cada vez mas al absurdo de la superstición y del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio. No es de extrañar entonces que vivamos en una cultura de la muerte en la que millones de niños son abortados cada año y muchos mas mueren de hambre y abandono.
Es más fácil dejarse llevar por la corriente de la cultura y regresar al miedo, a la muerte y a un "mas allá" sin Dios porque, sin la fe, el hombre se arrastra hacia la necesidad de protegerse de fuerzas que no puede dominar. Busca de alguna manera con sus ritos exorcizar las fuerzas superiores.
Como católicos, profesamos que solo Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad de los largos inviernos espirituales del hombre. Solo Él nos protege de la monstruosidad de Satanás y los demonios. Solo Él le da sentido al sufrimiento con su Cruz. Solo Él es vencedor sobre el horror y la muerte. Solo Dios basta para quién ha recibido la gracia y vive como discípulo de Cristo. Ante Cristo la cultura de la muerte cede el paso al amor y la vida.
Te recomendamos: Alternativas a Halloween
Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos y la riqueza del festejo del Día de muertos . Se pueden hacer muchas celebraciones en torno al recuerdo de los santos.
Un ejemplo puede ser nuestro Proyecto: Fiesta de Todos los Santos
Los niños se pueden disfrazar de un santo favorito y aprenderse su vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. Los mayores pueden leer acerca de los santos, tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.
En algunas comunidades que aun se mantienen cristianas se puede renovar la costumbre de pueblos españoles de ir de puerta en puerta cantando, tocando instrumentos musicales y pidiendo dinero para las «ánimas del Purgatorio».
Aquellos que hagan el esfuerzo por vivir su fe lograrán en la Fiesta de Todos los Santos recordar que todos somos llamados a la santidad. Podrán conocer la vidas maravillosas de los santos que les ayudarán a vivir el Evangelio. Encontrarán además grandes amigos que intercederán desde el cielo por su salvación.
lunes, 29 de octubre de 2018
HALLOWEEN ¿UN CATÓLICO PUEDE DISFRAZARSE Y PARTICIPAR?
Halloween ¿Un católico puede disfrazarse y participar?
Ante el cuestionamiento el P. Fortea precisó que la respuesta no es simple.
Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
A pocos horas de que en diversos países comiencen las celebraciones por Halloween, el famoso teólogo español y experto en demonología, P. José Antonio Fortea, se pronunció sobre si los fieles católicos pueden o no participar en las fiestas, disfrazarse y pedir dulces.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Fortea precisó que “la respuesta no es simple”.
“En sí misma, la celebración de esta fiesta tal como era hace cien años, doscientos años, no tenía nada de malo, y mucho menos en una sociedad tan cristiana como era la norteamericana hace 50 años se reducía a disfrazarse y a visitar las casas, nada más”.
En esa época, dijo, “los disfraces eran muy inocentes y bondadosos. Uno se disfrazaba de zanahoria, otro de sheriff, otro de bombero, no había nada de malo”.
Sin embargo, precisó, “lo que pasa es que hace ya unos decenios, esta fiesta empezó poco a poco a tomar unos aspectos más relativos a la brujería, a cosa de tipo escabroso, y los disfraces ya no eran disfraces inocentes –uno de piloto y otro de médico–, sino que cada vez eran disfraces más sangrientos, que tenían que ver con lo gore o con la brujería”.
El gore es un género de cine que abunda en imágenes sangrientas y el sufrimiento físico extremo.
“Entonces sí que ha habido una evolución de esta fiesta que ha sido muy negativa”, señaló el sacerdote, y advirtió que en Halloween “cada vez más lo que tiene que ver con la brujería va cobrando preponderancia”.
Pero que los niños se disfracen en Halloween, dijo, “no podemos decir taxativamente que es demoniaco, porque hay padres que realmente creen en Jesús, buenos católicos, que se limitan a poner un buen disfraz a su hijo, a una pequeña celebración en el colegio y ya está”.
“Hay que usar el sentido común”, dijo, y recordó que una madre perteneciente al Opus Dei le hizo la misma consulta.
“Está en un colegio de Madrid. Simplemente van a hacer una fiesta en el colegio, su hija tiene 6 años, todos se van a disfrazar de algo. Me decía: ¿hay algún problema en que mi hija de 6 años se disfrace de algo?”.
Para el P. Fortea, la madre, “aunque tiene el derecho de negarse a ello, tampoco vería yo algún problema en una cosa tan inocente”.
“Claro, hay otros casos en los que el disfraz es tremendamente monstruoso, lleno de sangre, de vísceras, de cicatrices, eso es desagradable, eso no lo veo moralmente neutro”, precisó.
A esta situación, el sacerdote añade que “la fiesta de Halloween los medios de comunicación cada vez más están derivándola hacia la brujería”.
“Yo creo que el sentido común nos hace ver que la fiesta de Halloween hoy por hoy sigue unos derroteros muy negativos, que no sabemos dónde van a acabar”.
“Pero si una madre quiere no destacarse y que su hija lleve un disfraz, yo no lo vería tampoco eso negativo”, dijo, pidiendo una vez más recurrir al “sentido común”.
¿Las películas de terror atraen demonios?
Consultado por si las películas de terror pueden provocar actividad demoniaca, el teólogo español precisó que “yo hablaría más bien de lo pecaminoso más que de los demonios, porque los demonios están en torno a nosotros, vienen de vez en cuando, nos tientan. Pero no están siempre en cada momento a nuestro lado”.
“Todo lo que es pecado los atrae, pero todo pecado, sea del tipo que sea”.
El P. Fortea indicó que “sí que hay películas que son verdaderamente desagradables, porque son gore, son películas que cualquier persona normal no puede sentir más que desagrado”.
“Y esto es lo que desde hace tiempo cada vez más gente siente atracción por la sangre y las vísceras y cuanto más espantosas sean las escenas, más disfrutan. Es algo social, aquí no vale para solucionar el problema con que alguien dé un sermón”.
El sacerdote lamentó que “es una sociedad la que va derivando hacia allí”.
“Yo creo que al final los que creemos en el Evangelio debemos intentar llevar una vida lo más acorde a lo que es lo natural, lo que Jesús quiere. Pero desgraciadamente nuestra capacidad, en la mayoría de los países, para influir en el camino que lleva es limitada y cada vez va siendo más limitada”.
“Pero hay que dejarlo claro: hay películas que, por su contenido sangriento, su carácter tan antinatural, tan lesivo de la dignidad que tiene la naturaleza humana, no deberían ser vistas. Y ciertamente podemos entrar en lo que es pecado”, advirtió.
martes, 31 de octubre de 2017
HALLOWEEN, UN CATÓLICO PUEDE DISFRAZARSE Y PARTICIPAR?
Halloween ¿Un católico puede disfrazarse y participar?
Ante el cuestionamiento el P. Fortea precisó que la respuesta no es simple.
Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
A pocos horas de que en diversos países comiencen las celebraciones por Halloween, el famoso teólogo español y experto en demonología, P. José Antonio Fortea, se pronunció sobre si los fieles católicos pueden o no participar en las fiestas, disfrazarse y pedir dulces.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Fortea precisó que “la respuesta no es simple”.
“En sí misma, la celebración de esta fiesta tal como era hace cien años, doscientos años, no tenía nada de malo, y mucho menos en una sociedad tan cristiana como era la norteamericana hace 50 años se reducía a disfrazarse y a visitar las casas, nada más”.
En esa época, dijo, “los disfraces eran muy inocentes y bondadosos. Uno se disfrazaba de zanahoria, otro de sheriff, otro de bombero, no había nada de malo”.
Sin embargo, precisó, “lo que pasa es que hace ya unos decenios, esta fiesta empezó poco a poco a tomar unos aspectos más relativos a la brujería, a cosa de tipo escabroso, y los disfraces ya no eran disfraces inocentes –uno de piloto y otro de médico–, sino que cada vez eran disfraces más sangrientos, que tenían que ver con logore o con la brujería”.
El gore es un género de cine que abunda en imágenes sangrientas y el sufrimiento físico extremo.
“Entonces sí que ha habido una evolución de esta fiesta que ha sido muy negativa”, señaló el sacerdote, y advirtió que en Halloween “cada vez más lo que tiene que ver con la brujería va cobrando preponderancia”.
Pero que los niños se disfracen en Halloween, dijo, “no podemos decir taxativamente que es demoniaco, porque hay padres que realmente creen en Jesús, buenos católicos, que se limitan a poner un buen disfraz a su hijo, a una pequeña celebración en el colegio y ya está”.
“Hay que usar el sentido común”, dijo, y recordó que una madre perteneciente al Opus Dei le hizo la misma consulta.
“Está en un colegio de Madrid. Simplemente van a hacer una fiesta en el colegio, su hija tiene 6 años, todos se van a disfrazar de algo. Me decía: ¿hay algún problema en que mi hija de 6 años se disfrace de algo?”.
Para el P. Fortea, la madre, “aunque tiene el derecho de negarse a ello, tampoco vería yo algún problema en una cosa tan inocente”.
“Claro, hay otros casos en los que el disfraz es tremendamente monstruoso, lleno de sangre, de vísceras, de cicatrices, eso es desagradable, eso no lo veo moralmente neutro”, precisó.
A esta situación, el sacerdote añade que “la fiesta de Halloween los medios de comunicación cada vez más están derivándola hacia la brujería”.
“Yo creo que el sentido común nos hace ver que la fiesta de Halloween hoy por hoy sigue unos derroteros muy negativos, que no sabemos dónde van a acabar”.
“Pero si una madre quiere no destacarse y que su hija lleve un disfraz, yo no lo vería tampoco eso negativo”, dijo, pidiendo una vez más recurrir al “sentido común”.
¿Las películas de terror atraen demonios?
Consultado por si las películas de terror pueden provocar actividad demoniaca, el teólogo español precisó que “yo hablaría más bien de lo pecaminoso más que de los demonios, porque los demonios están en torno a nosotros, vienen de vez en cuando, nos tientan. Pero no están siempre en cada momento a nuestro lado”.
“Todo lo que es pecado los atrae, pero todo pecado, sea del tipo que sea”.
El P. Fortea indicó que “sí que hay películas que son verdaderamente desagradables, porque son gore, son películas que cualquier persona normal no puede sentir más que desagrado”.
“Y esto es lo que desde hace tiempo cada vez más gente siente atracción por la sangre y las vísceras y cuanto más espantosas sean las escenas, más disfrutan. Es algo social, aquí no vale para solucionar el problema con que alguien dé un sermón”.
El sacerdote lamentó que “es una sociedad la que va derivando hacia allí”.
“Yo creo que al final los que creemos en el Evangelio debemos intentar llevar una vida lo más acorde a lo que es lo natural, lo que Jesús quiere. Pero desgraciadamente nuestra capacidad, en la mayoría de los países, para influir en el camino que lleva es limitada y cada vez va siendo más limitada”.
“Pero hay que dejarlo claro: hay películas que, por su contenido sangriento, su carácter tan antinatural, tan lesivo de la dignidad que tiene la naturaleza humana, no deberían ser vistas. Y ciertamente podemos entrar en lo que es pecado”, advirtió.
lunes, 30 de octubre de 2017
ES MALO CELEBRAR HALLOWEEN?
¿Es malo celebrar Halloween?
Hoy en día la fiesta de Halloween es una fiesta con elementos paganos y ligados a los muertos y lo monstruoso.
Por: Vicente Jara | Fuente: R.I.E.S. (Red Iberoamerican de Estudio de las Sectas)
La celebración cristiana de Todos los Santos, de donde deriva “All-Hallows-Evening”, o “All-Hallows”, el actual “Halloween”, es una fiesta cristiana que se celebra desde el siglo octavo. No obstante, hoy en día, la fiesta de Halloween es una fiesta con elementos que en nada remiten ya a la fiesta cristiana de Todos los Santos, sino que toma elementos paganos y ligados a los muertos y lo monstruoso. Por esta razón no es adecuado celebrar este tipo de fiestas, participar en ellas, o alentarlas, al ser un culto contrario al verdadero y único Dios, Señor de vivos y muertos, verdadero Señor de la naturaleza y de toda la creación.
1. ¿Tiene la fiesta de Halloween un origen pagano que fue posteriormente borrado por el cristianismo para introducir sus fiestas de todos los santos y de los fieles difuntos?
La verdad es que no, todo lo contrario. La fiesta fue cristiana en su origen. Halloween es una palabra que aparece por vez primera en el siglo XVI, en concreto en el año 1556, y es una variante escocesa de “All-Hallows-Evening”, o sea, la noche anterior al día “All Hallows”, que significa “Todos los Santos”.
Los movimientos neopaganos quieren hacernos creer que Halloween procede de la fiesta pagana de Samhain, una fiesta gaélico-celta, -cuya mención primera es del siglo X d. C- que se celebraba siguiendo los movimientos lunares. Nuestras fiestas cristianas siguen los calendarios provenientes del imperio romano, que son los que usamos, así el calendario juliano, o el actual, el gregoriano, que usamos en España y en muchos países de Europa desde el año 1582 (el resto de países se fueron adecuando a él en fecha posterior).
La fecha de esta fiesta celta, Samhaim, -que las corrientes neopaganas pretenden rescatar y decir que existía antes, y que es la base de las fiestas cristianas del 1 de noviembre (Todos los Santos) y colateralmente, la del 2 de noviembre (Todos los Fieles Difuntos)- se celebraban en fechas lunares. Así, para este año 2012 tendrían que buscar la siguiente luna llena al día que media entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno.
Es decir: la fecha entre el equinoccio de otoño, que cae el 22 de septiembre para el 2012, y el solsticio de invierno, que es el 21 de diciembre para el año 2012; siendo el día mitad el día 6 de noviembre. La lunación (luna llena) siguiente a esta fecha no ocurre hasta el 28 de noviembre. Esta fecha, 28 de noviembre, sería el día en que los celtas o neopaganos deberían tener en cuenta para su fiesta.
Así, los seguidores del neopaganismo no deberían usar la fecha solar del 1 de noviembre o de la noche del 31 de octubre anterior para celebrar sus fiestas, pues niegan sus propios calendarios usando fiestas que no les corresponden y son de origen cristiano.
2. ¿Tiene así la fiesta de Halloween un origen cristiano?
La fiesta de “All-Hallows-Evening”, o de “All Hallows”, que podemos traducir por “Todos los Santos” es una fiesta cristiana. Si bien no hay un origen celta ni pagano como acabamos de ver, tampoco lo hay romano, como a veces se dice, queriendo ligar esta fecha a la fiesta de la diosa romana Pomona, o del dios etrusco Vertumnus.
Será en torno al año 609 D.C., cuando la fiesta surgió, debido a la dedicación del antiguo Panteón romano, como iglesia cristiana, por parte del papa Bonifacio IV, dedicada al a Virgen María y a todos los Mártires. No obstante, la fecha inicial de la fiesta fue en el siglo VII el día 13 de mayo. Al parecer, la fiesta del 13 de mayo vendría a cristianizar la fiesta de Lemuria, festividad de los romanos.
S. Efrén el Sirio en el siglo IV atestigua que la Iglesia de Oriente celebraba en el día 13 de mayo la fiesta de Todos los Mártires, si bien también en aquellas regiones a veces se tomaba para ello el domingo tras Pentecostés o el Viernes Santo.
Será el papa Gregorio III en el siglo VIII quien movió la fiesta desde el día 13 de mayo al día 1 de noviembre, ligada ahora a todos los Apóstoles, todos los Mártires y Confesores, y todos los Santos o Justos de la Iglesia, al dedicarles un oratorio en el actual emplazamiento de la Basílica de San Pedro, según algunos autores el día 1 de noviembre. Sea o no sea esa la fecha en la que ocurrió dicha dedicación, sabemos que el Pseudo-Beda afirmaba que ya a principios del año 700 en algunas zonas de las islas Británicas se celebraba la fiesta el día 1 de noviembre. Así, en Irlanda se celebraba el día 20 de abril.
El reconocimiento final y completo en su extensión, no sólo ya de la diócesis de Roma, llegaría con el papa Gregorio IV en el año 835 cuando pidió al rey-emperador Luis el Piadoso, hijo de Carlomagno, que marcara la fiesta en el día 1 de noviembre para todo el Imperio Sacro, posiblemente por influjo de las zonas británicas que ya lo celebraban ese día.
3. Entonces, y tras ver el modo paganizado como se vive hoy la fiesta de Halloween, ¿es malo celebrarla?
Halloween es una fiesta del paganismo, celebra cambios de estaciones, entrada en la oscuridad tras el paso por la mitad luminosa del año, también pretende protegerse ante los muertos, que pudieran cometer contra los vivos algunos actos malvados. Es fiesta así que une aspectos de magia, fertilidad, cambio de ciclo, agradecimiento por los meses luminosos del año, y petición de protección ante los meses de oscuridad.
Los practicantes en el neopaganismo han vuelto a una fiesta y a una religiosidad que de nuevo coloca al hombre dependiente de la naturaleza creada. Alejándose de la religión cristiana que muestra a Dios como Señor de la Creación y a su Hijo Jesucristo, Dios y hombre verdaderos, como ante quien todo se somete, no hacen sino volverse a la oscuridad y a los miedos de las antiguas religiones. Los cristianos debemos de llevarles con nuestras palabras y actos la Buena Noticia de que Cristo, la Luz verdadera, ilumina todo lo existente, incluido el sentido del hombre, y Dios es Providencia y Padre nuestro.
No obstante, la mayoría de quienes viven esta fiesta lo hacen por influjo grupal, social, por el peso de los medios televisivos… en definitiva, por la cultura del momento, alentada por el consumismo y sus métodos de marketing. Pero hemos de ser consciente de qué celebramos y en qué participamos, pues todo acto en el ser humano es importante, también nuestro ocio y nuestros momentos celebrativos. Somos para la gloria de Dios.
Cuando se trata de niños, muchos se disfrazan porque todos lo hacen en colegios, en el barrio, o en la fiesta infantil. Para un niño pequeño que se deja llevar por lo que ve y le dicen en el colegio o en el ambiente, culpa no hay. Sí en los adultos, principalmente de sus padres, que debieran vigilar en qué celebraciones participan sus hijos, las cuales inciden en aspectos de horror, miedos, sangre, monstruos y elementos del imaginario gore y satánico. Todo ello modelará la personalidad del niño.
Como decía en el año 1985 el entonces cardenal J. Ratzinger, “la cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación del miedo a los demonios que ha traído el cristianismo. Pero si esta luz redentora de Cristo llegara a extinguirse, el mundo recaería en el terror y la desesperación con toda su tecnología, no obstante su gran saber. Existen ya signos de este regreso de fuerzas oscuras, mientras en el mundo secularizado aumentan los cultos satánicos”.
martes, 24 de octubre de 2017
sábado, 29 de octubre de 2016
viernes, 28 de octubre de 2016
EL PROBLEMA EN HALLOWEEN NO ESTÁ EN LOS DISFRACES O EN LOS DULCES, SINO EN GLORIFICAR EL MAL
El problema en Halloween no está en los disfraces o en los dulces, sino en glorificar el mal
El P. Vincent Lampert, exorcista y párroco en la Arquidiócesis de Indianápolis, lo afirma
Por: Mary Rezac | Fuente: ACI Prensa
El P. Vincent Lampert, exorcista y párroco en la Arquidiócesis de Indianápolis, afirmó en diálogo con ACI Prensa que los padres deben recordar los orígenes cristianos de Halloween y hacer una celebración consecuente en la Víspera de Todos los Santos “en vez de glorificar al mal”.
"En última instancia, no creo que haya nada malo con que los niños se pongan un traje, se vistan de vaquero o Cenicienta y pasen por el barrio pidiendo dulces. Es una diversión sana”, dijo el P. Lampert.
El sacerdote aseguró que el peligro radica en los trajes que glorifican el mal deliberadamente e infunden miedo, o cuando las personas pretenden “obtener poderes especiales” a través de la magia y brujería, inclusive por mero entretenimiento.
"En el libro de Deuteronomio, en el capítulo 18, se habla de no intentar consultar a los espíritus de los muertos, tampoco a los que practican magia, brujería o actividades afines. Aquello sería una violación de un mandamiento de la Iglesia, al colocar otras cosas por delante de la relación con Dios".
"Y ese sería el peligro de Halloween. Que de alguna manera Dios se pierde en todo esto, que la connotación religiosa se pierda y finalmente la gente glorifique el mal", añadió.
También dijo que es importante recordar que el diablo y los espíritus malignos no tienen ninguna autoridad adicional en Halloween, aunque lo parezca.
"El diablo actúa por lo que la gente hace, no porque este haga algo por sí mismo. Tal vez por la forma en que se celebra ese día, en realidad se invita a que el mal entre a nuestras vidas", dijo.
Finalmente el P. Lampert aseguró que una de las mejores cosas que los padres pueden hacer es utilizar Halloween como un momento de aprendizaje y explicar a los niños “por qué ciertas prácticas no conducen a nuestra fe e identidad católica”.
Por otro lado, Anne Auger, una madre católica de tres niños proveniente del estado de Winsconsin en Estados Unidos, dijo a ACI Prensa, que si bien deja que sus niños se disfracen y pidan dulces, siempre verifica las casas por donde pasarán y así evitar aquella que están decoradas “con cosas temibles”.
"El año pasado una persona llegó a la puerta vestido como un lobo demoníaco. A veces las personas se visten como brujas y puedo entender eso, pero esto fue un nivel completamente nuevo, tan diferente a cuando éramos pequeños".
También aseguró que los padres deben enseñar a sus hijos el significado de Halloween, siempre en relación al día de Todos los Santos.
"Les decimos que estamos teniendo una fiesta porque celebraremos a los santos en el cielo, y es por ello salimos a pedir dulces”, añadió.
Kate Lesnefsky, otra madre católica, con niños entre las edades de 3 y 16 años, también les permite que elijan sus trajes para pedir dulces, siempre y cuando no infundan miedo o tengan aspecto demoníaco.
Al día siguiente lleva a sus hijos a la Misa por Todos los Santos, y la familia lo usa como una oportunidad para hablar sobre lo que significa la muerte y la santidad.
"Tengo una hermana que murió cuando tenía 19 años. Entonces hablamos de diferentes personas que sabemos que están en el cielo, de mis abuelos o de los diferentes santos" dijo Lesnefsky.
jueves, 27 de octubre de 2016
HALLOWEEN, UNA FIESTA PAGANA?
Halloween - ¿Una fiesta pagana?
¿Cómo se inició realmente la celebración de Halloween?
Por: P. Jorge Luis Zarazúa Campa, fmap | Fuente: ApostolesDeLaPalabra.org
No basta señalar que hay oscuridad; se necesita encender una vela, encender una luz que pueda iluminarnos en medio de la incertidumbre. Es lo que pretendemos con este sencillo trabajo sobre los orígenes históricos de Halloween.
La divulgación de la celebración de Halloween en los países de América Latina, suscita cada año largas controversias, aún entre agentes de pastoral. Algunos piensan que se trata de algo satánico y otros lo consideran inocuo.
Por eso es importante conocer el desarrollo histórico de Halloween, eliminando los mitos que circulan en nuestros días y que no nos ayudan a afrontarlo adecuadamente desde la pastoral evangelizadora de la Iglesia. Como católicos, debemos optar por la verdad histórica, sin caer en la tentación de reforzar los mitos, por más difusión que tengan en las redes sociales y en la súper carretera de la información.
Al mismo tiempo, es importante aprovechar estas circunstancias para proponer la fe, en primer lugar a los católicos comprometidos.
En realidad, los días cercanos a Halloween son importantísimos por la esperanza que siembran en el corazón del católico, animándole a buscar la santidad y a solicitar la intercesión de los santos, al mismo tiempo que se practica la solidaridad cristiana, orando por los fieles difuntos.
Se trata de aspectos que se están oscureciendo en la espiritualidad cristiana. En efecto, por lo general, la escatología está ausente en la catequesis y en la predicación homilética. Por eso hay mucho desconcierto en torno a las realidades últimas, especialmente las así llamadas postrimerías: la muerte, el juicio, el infierno y la gloria.
Si nosotros dejamos de hablar de la inmortalidad del alma y la vida eterna, no hay que sorprendernos de que la cultura posmoderna nos hable de inmortalidad mediante la piedra filosofal, el vampirismo y las prácticas ocultistas.
Ojalá que seamos más sensibles a estos temas, para que no perdamos a las nuevas generaciones, que tanto necesitan del Evangelio.
Para purificar esta celebración es importante corregir numerosos mitos en torno a sus orígenes, que no corresponden a la verdad histórica. Sólo así podemos recuperar su sentido más auténtico y aprovecharla como un momento muy especial para la evangelización y la catequesis, contribuyendo también a la purificación de la religiosidad popular.
Si a la Evangelización, no al proselitismo
La verdad los hará libres. Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo, el Amén (Ap 3, 14), el Verdadero (1Jn 5,20).
Por eso, en el anuncio del Evangelio, un discípulo de Cristo no puede recurrir nunca a la mentira, ni siquiera a las medias verdades.
Es importante recordar, a este respecto, las palabras de Nuestro Señor:
"Conocerán la verdad y la verdad los hará libres". (Jn 8,32)
El fin nunca justifica los medios
He aquí un criterio de discernimiento que debemos tener siempre presente: el fin nunca justifica los medios. Cuando hacemos esto en el campo del anuncio del Evangelio, salimos del ámbito de la evangelización y entramos en el más burdo proselitismo.
Pues bien, en mentiras y medias verdades se incurre frecuentemente al hablar de la fiesta de Halloween, atribuyéndole un origen celta y, por lo tanto, pagano, o, incluso, hablando de un posible origen satánico. Además, se afirma que al participar en diversas formas de celebración de Halloween, especialmente disfrazándose para pedir dulces o dinero, ya se está participando en rituales satánicos, que llevarán a quien participe a iniciarse en el mundo del satanismo, abriendo espacios a Satanás y sus secuaces, y fortaleciéndolos en su lucha contra Dios y la humanidad.
Una cosa es cierta: que haya podido originarse entre los celtas no lo hace necesariamente satánico.
Por otra parte, cuando se habla de Halloween también aparecen prejuicios e, incluso, expresiones de xenofobia, particularmente cuando se ataca la celebración de Halloween porque, supuestamente, proviene de los Estados Unidos de América. Se llega así a una descalificación de la sociedad norteamericana, rechazando a priori su cultura, sin matices y sin el debido discernimiento.
Recorrido histórico - del rechazo a Halloween
El rechazo a la celebración de Halloween ha pasado por diversas etapas. He aquí un breve recorrido histórico.
Origen anglosajón
Hace algunas décadas, cuando se empezó a difundir con más fuerza la celebración de Halloween en los países de América Latina se señalaba que era una fiesta de origen anglosajón, una fiesta eminentemente norteamericana. Se le rechazaba siempre por motivos culturales.
En México se empezó a reivindicar, en contraposición a Halloween, la celebración mexicana del Día de Muertos, por su origen prehispánico.
El dilema era "¿Halloween o Día de Muertos?". Nunca se mencionaba un origen satánico de Halloween sino que se rechazaba Halloween por proceder de los Estados Unidos de América, teniendo como base el nacionalismo mexicano, que promueve la exaltación de lo prehispánico y el rechazo de lo extranjero, empezando por lo español y lo norteamericano.
Desde entonces se empezaron a multiplicar los altares de muertos en casas, escuelas, colegios y plazas adyacentes a los palacios de gobierno, y se empezó a darle mayor difusión a lugares como San Andrés Mixquic y Janitzio. Era, y sigue siendo, una forma de resistencia cultural frente al imperialismo norteamericano.
Origen celta
Sin embargo, desde hace algunos años se dice que el origen de Halloween está en la cultura celta, lo que evidentemente es un anacronismo, pues el nombre mismo de Halloween es cristiano, católico, como se verá a continuación, pues significa Vísperas de Todos Santos.
Halloween, o Hallowe-en, significa Víspera de Todos los Santos. El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos se llamaba All Hallows Day. Hallow en inglés antiguo viene a ser como "que es venerado o santificado" (en la actualidad se le llama All Saints Day). La partícula Eve es una abreviatura de evening -víspera-, así que la Víspera de Todos los Santos es All Hallows’ Eve, que en inglés antiguo se contrae en Hallowe-en.
Conviene decir que la religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos. Hoy en día, cierta retórica que apela a lo céltico se utiliza con fines políticos, para reforzar las identidades nacionales en algunas regiones de Europa.
Según algunos investigadores, lo celta es, en gran parte, lo que ha sido inventado a partir de la información arqueológica y los datos de fuentes clásicas y medievales, sumando representaciones imaginarias.
Entre las mentiras o medias verdades sobre Halloween podemos decir lo siguiente: se habla frecuentemente de la fiesta de Halloween como una fiesta en honor de una divinidad denominada Samhain, relacionada con la muerte. Pues bien, no existía en la mitología celta una divinidad con este nombre. La etimología de esta palabra es gaélica y significa “fin del verano”.
Samhain era una festividad que se celebraba buscando la luna llena que sigue al día que media entre el equinoccio de otoño (entre 22 y el 23 de septiembre de cada año) y el solsticio de invierno (entre el 21 y el 22 de diciembre de cada año), por lo que no se celebraba necesariamente en una fecha fija, el 31 de octubre, sino que la celebración podía realizarse en ese arco de tiempo descrito anteriormente.
Como ejemplo podemos mencionar que en 2012 la fiesta de Samhain debió celebrarse el 28 de noviembre, en 2013 debió celebrarse el 17 de noviembre y en 2014 debe celebrarse el 6 de noviembre.
Con relación a los druidas, de acuerdo con el historiador Ronald Hutton, “podemos saber virtualmente nada con certeza acerca de los antiguos druidas, así que -aunque sin duda existieron - fungen más o menos como figuras legendarias” (Ronald Hutton, The Druids: A History, Continuum International Publishing Group, Limited, 2007, p. xi).
Así que es difícil describir a los druidas, con fundamento histórico, yendo por los pueblos y por el campo en la víspera del 31 de octubre recogiendo ofrendas para Satanás, llevando disfraces y máscaras puestas, además de faroles, bolsas para la ofrenda y bastones de punta afilada, como afirman algunos en su agresiva propaganda anti-Halloween.
La conexión satánica
Más recientemente se alude a Halloween como una festividad satánica y llega a hablarse de numerosos sacrificios humanos, especialmente de bebés y niños, y se insiste en que se multiplica en esa fecha la celebración de misas negras.
La referencia a Halloween como una fiesta eminentemente satánica se encuentra en “La biblia satánica”, escrita por Anton LaVey, quien inició la Iglesia de Satanás el 30 de abril de 1966, ideando múltiples ritos oscuros y escogiendo la fecha de sus principales fiestas satánicas: la fecha del propio cumpleaños de cada satanista, la noche de los Walpurgis (entre el 30 de abril y el primero de mayo de cada año) y el Halloween (entre el 31 de octubre y el primero de noviembre de cada año) [cfr. Anton Szandor LaVey, La biblia satánica, Ediciones Roca, México, DF, 1975, 109-111].
Evidentemente, LaVey incurre en su libro en los mismos errores de los que atribuyen a Halloween un origen celta y druida, aunque llega a señalar los motivos por los cuales los satanistas celebran estas fiestas. En el caso de celebrar como principal fiesta satánica el propio cumpleaños el motivo es el siguiente: “Cada hombre es un dios si opta por reconocerse a sí mismo como un dios. Por lo tanto, el satanista celebra su propio cumpleaños como la fiesta más importante del año” (p. 109).
Con relación a las dos otras fiestas, LaVey las seleccionó porque, según opinión corriente, son fechas de festivales paganos con motivos agrícolas, lo que no implica que sean de origen satánico. Las otras fiestas giran en torno a los solsticios y equinoccios, que marcan el primer día de las estaciones.
Según los datos recabados, considero que hay que distinguir entre la fiesta de Halloween, que tiene orígenes folclóricos muy interesantes, como se verá a continuación, y los rituales satánicos que celebran las sectas satánicas en ésta y en otras fechas. No están necesariamente interrelacionados.
La mercantilización y el influjo del cine de Hollywood
Sin duda, lo que más ha contribuido a la difusión de Halloween es el enfoque comercial que se le ha dado a esta celebración. En efecto, aunque inició con muchas de las características que conocemos, en la segunda mitad del siglo XIX, la fiesta de Halloween comenzó a celebrarse masivamente en los Estados Unidos hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas.
La proyección internacional de Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión. En 1978 se estrenó en Estados Unidos y en el mundo entero la película "Halloween", dirigida por John Carpenter y protagonizada por Jamie Lee Curtis y Donald Pleasence. El guión del film fue escrito por John Carpenter y Debra Hill.
El film narra la historia de Michael Myers, un enfermo psiquiátrico -encerrado por haber asesinado a su hermana mayor- quien, tras 15 años internado en una clínica mental, se fuga y busca repetir su crimen con su hermana menor. Esta cinta dio inicio al subgénero de Cine de terror llamado "slasher", en el que la trama gira alrededor de sanguinarios asesinatos cometidos por algún villano enmascarado, generalmente teniendo como víctimas a adolescentes. En realidad esta película es muy poco gráfica en la violencia que presenta, sobre todo comparada con los posteriores exponentes del género.
Hoy en día hay fiestas de Halloween en discotecas, bares, casas particulares, empresas y escuelas, promociones en centro comerciales, decoraciones en casas, locales comerciales, supermercados, aparadores y demás ramos de la actividad comercial. Hoy las tarjetas de crédito suman compras de disfraces terroríficos, calabazas para decoración, muñecos y demás productos Halloween. También numerosos niños se disfrazan para pedir dulces y dinero en las calles y de casa en casa.
El origen histórico de Halloween
Nos basaremos en un artículo muy interesante, titulado “Truth about Halloween. Halloween: The Real Story!” y escrito por el padre Augustine Thompson, OP, en la revista Catholic Digest, publicada en octubre de 1961.
Según el padre Thompson, los orígenes del Halloween son cristianos, con una visión muy norteamericana.
Es cierto, señala el padre Thompson, que los celtas de Irlanda y Bretaña celebraban un festival a finales de octubre y principios de noviembre, al igual que los hacían casi todos los últimos días de otros meses, teniendo presentes las fases de la luna, pero la celebración de Halloween que conocemos se fue modelando paulatinamente en Estados Unidos a partir de la inmigración irlandesa hacia Estados Unidos en el siglo XVIII y, particularmente, a partir de 1845, periodo que se conoce como la Gran hambruna irlandesa (1845-1849).
Solemnidad de Todos los Santos
La fiesta de Halloween cae en el último día de octubre porque es la víspera de la festividad católica de Todos Santos.
Esta fiesta en honor de todos los santos se solía celebrar el 13 de mayo ya desde el siglo IV, pero el papa Gregorio III en el año 741, la cambió al primero de noviembre, día en que se dedicó la Capilla de todos los santos en San Pedro en Roma. El siguiente siglo, el papa Gregorio IV mandó que la Fiesta de todos los santos se celebrara en todo el mundo cristiano, llegando así a Irlanda.
La noche anterior a la fiesta de todos los santos se celebraba una vigilia llamada en inglés All Hallows Eve o Halloween. En esos días, Halloween no tenía un significado especial ni para los cristianos ni mucho menos para los desaparecidos paganos celtas. Recordemos que algunas festividades litúrgicas son precedidas por vigilias, entre las que destacan la vigilia de Navidad (Nochebuena), la de Año Nuevo, la Vigilia Pascual y la Vigilia de Pentecostés.
Día de los Fieles Difuntos
En el año 998, San Odilón, abad del poderoso monasterio de Cluny en el sur de Francia, agregó una celebración el día 2 de noviembre. Era un día de oración para las almas de los fieles difuntos. Esta festividad llamada día los fieles difuntos, se esparció de Francia al resto de Europa.
Así pues, la Iglesia tenía festividades para aquellos que están en el Cielo y aquellos que se purifican en el Purgatorio. ¿Qué hay de aquellos que se encuentran en otro lugar, es decir, en el Infierno? Al parecer los aldeanos católicos irlandeses se preocuparon por las desafortunadas almas en el infierno. Después de todo, si hacemos a un lado las almas del infierno cuando celebramos a aquellas del Cielo y del Purgatorio, tal vez aquellas sean tan infelices que nos puedan causar problemas. Así se volvió costumbre golpear cazos y sartenes la víspera de Todos los santos para que los condenados supieran que no habían sido olvidados. Así, por lo menos en Irlanda, todos los muertos fueron recordados aunque a los obispos y presbíteros no les simpatizaba mucho el Halloween y nunca instituyeron en el calendario eclesiástico un Día de todos los condenados.
El inicio de la costumbre de disfrazarse
Pero esa no es aún la celebración de Halloween que conocemos. Las tradiciones para esta festividad se centran en vestirse con disfraces rebuscados, lo cual no es de origen irlandés. La costumbre de disfrazarse más bien nació en Francia durante los siglos XIV y XV. El Medioevo tardío sufrió ataques repetidos de la peste bubónica o peste negra, llamada la muerte negra y con ella perdió la mitad de su población. No es de sorprender que los católicos de este periodo tuvieran más interés en la otra vida.
Se decían más misas en el Día de Todos Santos y de los Fieles Difuntos, y se diseñaron representaciones artísticas para recordar a todos de su mortalidad. A estas representaciones las conocemos como la Danza de la muerte o Danza macabra, la cual era comúnmente pintada en las paredes de los cementerios y mostraban a la muerte conduciendo una cadena de gentes: papas, reyes, damas caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc., a su tumba. A veces esta danza se presentaba el propio Día de los Fieles Difuntos, como un retablo viviente con personas vestidas con las ropas de los diferentes estados de la vida.
Pero los franceses se disfrazaban el Día de los Fieles Difuntos, no en Halloween; y los irlandeses que tenían Halloween, no se disfrazaban. El cómo es que ambas celebraciones se mezclaron, probablemente ocurrió en las colonias británicas de Norteamérica durante el siglo XVIII, cuando los irlandeses y los franceses se comenzaron a casar entre sí, y se popularizó más a partir de 1845, cuando inició la inmigración más amplia de irlandeses a los Estados Unidos. El enfoque irlandés en el infierno le dio a las mascaradas francesas un giro más macabro.
Origen del “trick or treat”
Pero como todo niño y joven sabe, disfrazarse no es el punto, el punto es obtener el botín más grande posible. Entonces, ¿de donde viene la frase trick or treat? (dulce o broma).
Trick or treat es tal vez, la adición más peculiar y americana al Halloween, y es una contribución inadvertida de los católicos ingleses y aun del protestantismo británico.
Durante el periodo penal de 1500 a 1700 en Inglaterra, los católicos no tenían derechos legales. No podían tener puestos públicos, y eran sujetos de multas, cárcel y pesados impuestos. Decir misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.
Ocasionalmente, los católicos ingleses resistieron, a veces de formas insensatas. Uno de los actos más insensatos de resistencia fue el complot para hacer volar, usando pólvora, al rey protestante James I y a su parlamento. Se suponía que esto dispararía una insurgencia católica en contra de los opresores. El mal concebido complot de la pólvora fue sofocado el 5 de noviembre de 1605, cuando el hombre que cuidaba el polvorín, un descuidado converso llamado Guy Fawkes, fue capturado y arrestado. Fue colgado, y el complot se disolvió.
El 5 de noviembre, Día de Guy Fawkes, se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, y así lo sigue siendo. Durante los periodos penales, bandas de celebrantes se ponían máscaras y visitaban católicos locales a la mitad de la noche, demandando cerveza y pasteles para su celebración: ¡trick or treat!
El día de Guy Fawkes llegó a las colonias americanas con los primeros colonizadores ingleses. Pero para cuando llegó la Revolución norteamericana, el viejo rey James y Guy Fawkes habían sido olvidados. Sin embargo el trick or treat era demasiada diversión como para olvidarlo, así es que eventualmente se cambió al 31 de octubre, el día de la mascarada franco irlandesa. Y en América trick or treat no se limitaba a los católicos.
La mezcla de varias tradiciones inmigrantes que conocemos como Halloween se había convertido en una tradición en los Estados Unidos para principios del siglo XIX. Hasta los años 80 del siglo XX permanecía desconocida en Europa, aún en los países en los que se originaron algunas de sus costumbres.
Por otra parte, hay otras fuentes de la práctica de pedir de casa en casa. En efecto, esta tradición se remonta al siglo IX, en el que los cristianos iban de pueblo en pueblo a mendigar “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas. Mientras más grande fuera la cantidad de pasteles recibidos, mayor era el número de oraciones que rezarían por los fieles difuntos del benefactor.
Esta costumbre estaba extendida en otros países con características propias. En la tradición portuguesa a partir del siglo XV ha existido la costumbre de pedir el “pão-por-Deus” (pan en nombre de Dios). La petición la hacen los niños el 1 de noviembre y el 2 de noviembre el pan recolectado se distribuía, al finalizar la misa para pedir por los fieles difuntos, entre los pobres de la comunidad. A veces se ponía el pan convenientemente cubierto frente a la puerta de la propia casa para que pudieran tomarlo las personas que lo necesitaran para sí o para entregarlo a algún necesitado.
En México está la costumbre de pedir de casa en casa y en las calles, utilizando esta frase: “¿Me da mi calaverita?”, “¿Me da para mi calaverita?” y “¿No me da pa mi calaverita?”.
Y, ¿qué hay de las brujas?
Pues, son una de las últimas adiciones a la fiesta de Halloween. La industria de las tarjetas de felicitación las agregó a finales del siglo XIX. Halloween ya tenía ánimas, así que, ¿por que no darle un lugar a las brujas en las tarjetas de felicitación? Las tarjetas de felicitación de Halloween no tuvieron éxito, (aunque ha habido un resurgimiento reciente de popularidad), pero las brujas se quedaron como parte de la decoración y los disfraces.
Jack-o-lantern
Igualmente en el siglo XIX, folkloristas mal informados agregaron el Jack-o-lantern (la linterna hecha con una calabaza ahuecada y tallada). Pensaban que el Halloween era de origen pagano y druida. Las lámparas hechas con nabos (no calabazas) habían sido parte de los antiguos festivales celtas de las cosechas, así que fueron trasladados a la celebración americana del Halloween. Conviene recordar que el origen de la calabaza es América y fue introducida a Europa vía España hasta el siglo XVI, por lo que difícilmente pudieron utilizarla los celtas en la edad del hierro. Más tarde se sustituyeron los nabos por las calabazas por la practicidad de vaciarlas de su contenido y de hacerles los cortes necesarios para dejar pasar la luz de las velas que se colocan en su interior. Como puede notarse, no hay ningún origen satánico en este adorno clásico de Halloween.
Vampiros, hombres lobo y otros monstruos
Estos disfraces se han añadido en el siglo XX por obra y gracia del cine de Hollywood, que ha convertido la fiesta de Halloween en una noche de terror, aprovechando obras literarias como Drácula, de Abraham “Bram” Stoker (1847-1912), Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley (1797-1851), entre otros clásicos del género, y las leyendas de Europa central sobre vampiros y hombres lobos. También ha influido el énfasis en la mercantilización de la celebración de Halloween, que lleva a adornar los espacios con toda clase de motivos tenebrosos y a disfrazarse de manera tétrica.
Descubrir el verdadero significado
La próxima vez que alguien clame que Halloween es un truco cruel para atraer a los niños, adolescentes y jóvenes a la adoración satánica, sugiero que les cuente el verdadero origen del All Hallow Eve y les invite a descubrir su verdadero significado cristiano, junto con las dos fiestas católicas mayores y más importantes que le siguen: la solemnidad de Todos Santos (1 de noviembre) y la fiesta litúrgica de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
Como hemos visto hasta ahora, los orígenes del Halloween no son satánicos, ni incluyen de suyo rituales satánicos. La costumbre de disfrazarse no implica participar en rituales satánicos, como se dice a menudo. Pedir dulces y dinero no es una costumbre satánica ni es una forma de participar en rituales satánicos, como se repite con insistencia digna de mejor causa.
¿Es lícito a un católico participar en la Fiesta de Halloween?
Es una pregunta ineludible. ¿Qué decir al respecto? Depende de las circunstancias. Los niños, adolescentes y jóvenes pueden participar en las fiestas que se organizan en los colegios, si se hacen con el debido orden, en un clima de sano esparcimiento y una convivencia adecuada.
En otros ámbitos, especialmente en los festejos que hacen los adolescentes, jóvenes y adultos, hay que tener en cuenta las recomendaciones de san Pablo, particularmente las siguientes:
Reconozcan el momento en que viven, que ya es hora de despertar del sueño: ahora la salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día se acerca: abandonemos las acciones tenebrosas y vistámonos con la armadura de la luz. Actuemos con decencia, como de día: basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas. Revístanse del Señor Jesucristo y no se dejen conducir por los deseos del instinto. (Rom 13, 11-14)
Las acciones que proceden de los bajos instintos son manifiestas: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordia, sectarismos, celos, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Les prevengo, como ya los previne, que quienes hacen esas cosas no heredarán el reino de Dios. (Gal 5, 19-21)
Esto no sólo debe tenerse presente en Halloween, sino también en la forma en que se realizan las Posadas, la manera en que se celebra Navidad, Año Nuevo, la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Día del Amor y la Amistad, incluyendo las fiestas patronales y las fiestas familiares con motivo de bautismos, matrimonios, cumpleaños, etc., que nunca deben ser un pretexto para los más variados excesos en la bebida, la comida y el ejercicio desenfrenado de la sexualidad.
¿Entonces puede un católico participar en la celebración de Halloween? Este tema es muy controvertido por los mitos tan difundidos sobre Halloween y su supuesta conexión con el satanismo y su aparente origen en la cultura celta, una cultura pagana de la edad de hierro. Hay cristianos que celebran Halloween disfrazándose para pasar un rato de sano esparcimiento con la familia y los amigos, mientras salen a pedir dulces e, incluso, dinero.
Otros cristianos están plenamente convencidos de que Halloween es una fiesta satánica, establecida desde hace tres mil años para adorar y entrar en contacto con espíritus malignos.
Como hemos visto, hay mucha información distorsionada sobre Halloween que influye en numerosos cristianos. De ahí la importancia de difundir información veraz y oportuna que permita tener criterios de discernimiento seguros para tomar las decisiones más adecuadas. Ese es precisamente el objetivo de este folleto.
He aquí un modesto intento por presentar algunos criterios.
Como telón de fondo debemos tener esta convicción: Halloween no es una fiesta de origen pagano ni tiene necesariamente en sus orígenes una conexión con el satanismo. Es una festividad de orígenes cristianos que debemos recuperar, dándole su sentido auténtico.
Disfrazarse no implica participar en rituales satánicos.
Hay que evitar el consumismo inmoderado, sin dejarse arrastrar por los vaivenes de la moda.
Hay que tener cuidado con el gusto por lo tenebroso, por lo tétrico, como son los disfraces de vampiros, brujas, demonios, hombres-lobo…
Se puede motivar el uso de disfraces que no sean tétricos. Se está difundiendo en el mundo secular la costumbre de disfrazarse con trajes de princesa, payasos, vaqueros, superhéroes, etc. Y en el mundo cristiano está cada vez más extendida la práctica de vestirse de ángeles, personajes bíblicos y santos.
Hay que recordar que uno de los eventos que los niños más esperan cada otoño es el Halloween. Como hemos visto, se trata de una celebración que, aunque no inició en nuestro entorno cultural, muchos mexicanos la han adoptado sólo como una noche divertida por la facilidad con que se consiguen todo tipo de dulces y golosinas y porque es posible utilizar disfraces.
Recomendaciones prácticas
Si sales con tus hijos a pedir golosinas, asegúrate de que vayan en grupos y acompañados por adultos responsables.
Es oportuno llevar una linterna y ponerle cinta reflejante a los tenis, a la espalda del disfraz y a la bolsita en donde recibirán los dulces. Así resultará más fácil identificarlos entre la multitud.
Hay que caminar solamente sobre las aceras o banquetas.
Decirle a los niños lo importante que es no correr para no perderlos de vista.
Usar máscaras y disfraces que no arrastren ni bloqueen la visión.
No tocar en casas muy oscuras. Más bien, hay que elegir las casas que están decoradas, pues quiere decir que ellos están preparados para la llegada de los niños.
No entrar a las casas.
Determinar un número específico de cuadras por caminar.
Una vez en casa, los padres deberán examinar los dulces para desechar los que no se vean seguros y racionar el número de golosinas que los pequeños se comerán por día.
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