UN RATITO CON SAN JOSÉ
José, un padre cercano
Toda la vida de José está en función de Jesús. San José es el protector del mismo Dios y recibe la orden de poner en nombre de Jesús al Salvador (cf. Mt 1,21). San José conduce a María hacia Belén para que dé a luz al Salvador (cf. Lc 2,4-7) y es testigo, tanto de la adoración de los ángeles y los pastores (cf. Lc 2,8-20), como de los magos de Oriente (cf. Mat 2,11).
San José está presente en la circuncisión del niño (cf. Lc 2,21) y en la presentación en el templo (cf. Lc 2,22-39). Luego, San José, avisado por un ángel, lleva al niño Jesús y a María hacia Egipto huyendo de Herodes (cf. Mt 2, 13-18). Tras ser avisado por un ángel, José regresa con la Sagrada Familia de Egipto residiendo en Nazaret (cf. Mt. 2,19-23). José busca con María al Señor cuando se pierde en Jerusalén (cf. Lc 2,41-50). Finalmente, San José cuida a María Santísima y a Jesús en Nazaret (cf. Mt 2,22-23; Lc 2, 51-52).
San José fue un padre cercano, acompañando a Jesús en los primeros años de su vida terrena. Los padres de familia, como lo hizo San José, tienen que ser cercanos. El mejor amigo de un hijo debes ser su propio padre. Si un niño y un joven no encuentran en su padre a su mejor amigo, buscarán otros amigos que no siempre serán los mejores. Jesús encontró en San José a su mejor amigo. Esto nos enseña que padre e hijo están llamados a forjar una sólida amistad donde reine el diálogo sincero.
Un papá debe ser el primero en recibir las confidencias de sus hijos. Al mismo tiempo, un padre está llamado a dar consejos acertados de modo que siempre conduzca a su hijo hacia Dios.
Invito a los papás a rezar así: "San José, modelo de padre de familia, intercede por mí ante Jesús para que sea cariñoso y cercanos con mis hijos. Que así sea".